Brikman: Copado con la «Distorsión»

Gabriel Brikman: Copado con la «Distorsión»

Hoy entrevistamos a Gabriel Brikman, músico, productor, periodista, con muchos años de trayectoria siempre vinculado al rock nacional. Su visión y claridad conceptual nos revelan elementos válidos para comprender el significado de su aporte.

SR: Hablemos de tus comienzos como músico.

Gabriel: Mi bautismo de salir a tocar con una banda fue “Gato Negro”, el 2 de febrero de 1987. Éramos unos atrevidos, sabíamos que tenías que enchufar la guitarra y nada más. La primera vez que tocamos, el batero no llevo nada, queríamos tocar y nada más, éramos unos inconscientes (ja, ja, ja).

SR: ¿Quedó algo de esa época?

Gabriel: Sí. Quedaron un par de canciones vivas, tal vez si en algún momento vuelvo a tocar, las utilice. De hecho tengo un proyecto en carpeta que ya tiene nombre, “G”. La idea es recorrer mi vida artística, quiero probar que es mi misma genética musical que ha ido migrando por bandas.

SR: ¿Radical no va más?

Gabriel: No es mi intención seguir con Radical. Musicalmente yo me morí. El último show fue el 2 de junio en Bluzz, estuvo buenísimo, la banda se tocó todo. Ese día entreviste a Radical, fui con el móvil de RNU (Emisora Del Sur) y hablé con Rodrigo (vocalista de Radical) y me sirvió para tomar la decisión. Fueron muchos años tocando y a su vez gestionando, y eso es absolutamente estresante.

SR: Pero a vos te gusta gestionar.

Gabriel: Me encanta gestionar, me encanta producir artísticamente, y me encanta tocar. ¿Pero cuál es el problema?. Que los tres aspectos se fusionaron y el tipo que tenía que disfrutar tocando estaba preocupado por gestionar, producir, y el intérprete quedó en último lugar y ahí es donde digo que estoy muerto.

SR: ¿Y eso afecta también lo musical?

Gabriel: Estoy como con 17 años, descubriendo bandas, me estoy nutriendo de cosas y me dan ganas de tocar. Hacer el programa me permite, desde un lugar diferente, conectarme con mis pares, brindarles un espacio, entender su trabajo. Mi programa es el de un músico recibiendo a otro músico. Es la guarida para todo ese rock que no tiene salida en los medios.

SR: Contanos algo más del programa.

Gabriel: Trabajé muchos años en radio, pero nunca había hecho aire. Estar al aire lleva un proceso de ablandamiento, y estoy en eso. Los programas tienen mucha producción y están todos los capítulos colgados para escucharlos. “Distorsión”, va sábados y domingos de 19 a 20 horas y sirve para difundir la otra música del Uruguay. Intento darles un espacio a esas bandas que están en un momento fermental, que pueden llegar a ser importantes, pero que precisan un lugar donde mostrar su arte. Lo único que no acepto son bandas de covers, las llamadas tributo, porque considero que no tiene ningún valor artístico.

SR: ¿En la palabra Distorsión englobás todo lo que rodea al rock?

Gabriel: De alguna manera es una marca maldita, porque la mayoría de las bandas que usan la distorsión no son populares, pero lo utilizamos como un concepto, que es integrador.

SR: Estás brindando un espacio diferente.

Gabriel: Yo me paro en el lugar del artista. Creo que el orden es, el artista, el medio y el público. Pero a veces el medio toma tanta notoriedad que se vuelve la vedette, porque es venerado por el público y por el artista. Entonces cada uno debe cumplir con su rol. El programa tiene varias misiones a la vez. Una es facilitar que el músico le llegue a la gente, educando y mostrando a la audiencia un panorama lo más amplio y justo posible.

SR: ¿Qué criterio utilizás para elegir los entrevistados?

Gabriel: Hay varios criterios. Prefiero estrenar que repetir cosas pasadas. Los entrevistados pueden ser por temas, o por la fuerza de lanzamientos. El programa tiene reglas; por ejemplo, si hay un disco para estrenar, le otorgo una hora completa, si hay un festival de bandas o un video para presentar, habiendo tiempo en agenda, le doy un bloque.

SR: ¿Filtrás los temas que estrenás?

Gabriel: Yo no paso lo que me gusta, ni dejo de pasar lo que no me gusta. Tengo que ser un fertilizador de mentes, no un selector. No se nace con un gen que te dice, te van a gustar los Beatles, es adquirido. El programa es como un universo ideal, yo le doy espacio al que trabaja, no al que me gusta. En la imperfección también hay belleza. Por ejemplo, el black metal tiene que sonar mal, es así. A la audiencia no sólo le ofrecemos entretenimiento, también arte, cultura.

SR: ¿Lográs que se sientan cómodos hablando de músico a músico?

Gabriel: Sí, de eso se trata. Es uno de los pocos programas en que se pregunta sobre los fierros, que son parte de la génesis de esta música. Con esos equipos, con esos instrumentos producen su arte. Hablamos de las guitarras, de los pedales, de los lugares donde grabaron, etc. La canción es la síntesis de todo esto.

SR: ¿Como productor estás trabajando en algo?

Gabriel: Sí. Pero no es de rock. Estoy produciendo el disco de “Borgia”, una banda electro-gótica. Tiene un aire a Depeche Mode, pero lo estoy llevando a algo más vintage, más ochentero. Yo también tengo esa faceta, me encanta producir. Lo que pasa es que ahora estoy muy focalizado en la radio.

SR: Contanos acerca del acuerdo con un sello de Argentina.

Gabriel: “Distorsión” hizo un acuerdo con un sello argentino. Cuando ese sello organiza toques con sus bandas, nos reserva un lugar para una banda nuestra, uruguaya. Entonces, distorsión arma convocatorias pero no elige, yo no soy jurado. Abro la puerta, y ellos, los argentinos, eligen a quién llevan. Ya fue “Dawnfall XV” banda de metal, que anduvo muy bien y ahora llevaron a “Alpha”.

SR: ¿En qué momento está el rock nacional?

Gabriel: Creo que hay muchos “rock nacional”. Tenés la movida de las bandas convocantes. Son las bandas que no precisan de nadie para tocar, que han conectado con un público al que le gusta el rock, pero que no es militante, no carga con un estrés, y no lo digo peyorativamente. Creo que esas bandas trabajan bien, se han encaminado profesionalmente. Con respecto a las bandas de menor convocatoria, hay un problema de comunicación entre ellos, el vaso comunicante que hay son las salas de ensayo. Pero son como templos de discreción, porque no hay lobby entre bandas. Entonces «Distorsión» plantea ese lobby. Queremos juntarlos, que se conozcan, que organicen recitales en conjunto, bandas de metal, punk, ¿por qué no?

SR: ¿Qué música escuchan las nuevas generaciones?

Gabriel: Ahí tenemos un problema. El rock para nosotros es una decisión de vida, pero ¿cuál es nuestro debe?, el sembrar. Está haciendo falta continuidad cultural. El rock tiene que observar el modelo de “Murga Joven”. También hay países en donde hay escuelas de rock y acá se podrían implementar. Quienes vivimos el rock veneramos cosas viejas, y nos cuesta ir en busca de cosas nuevas, perdimos la fascinación. En aquella época cuando salía un disco nuevo, lo buscábamos y quedábamos fascinados con él, y hoy eso se perdió. Hay una cantidad de canciones de los ochenta que nos marcaron a fuego, por algo se sigue festejando la noche de la nostalgia. El público de rock es cada vez más viejo. Igualmente el rock se propaga, crece, se desarrolla; sino seguiría siendo Bill Haley.

SR: ¿Una banda de metal en Uruguay, puede llegar a ser popular?

Gabriel: Lo que pasa es que si una banda de black metal fuera popular como La Vela Puerca, estaríamos con problemas sociológicos, (ja ja ja) ¿se entiende?. A medida que te vas metiendo más adentro del barrio y más lejos de la avenida, las calles son más oscuras. Lo mismo pasa con la música.

SR: ¿Los medios están un poco más abiertos que antes para las bandas?

Gabriel: Lo que pasa es que hubo décadas de ninguneo de los medios. Algunas veces le quitaban el lugar de relevancia al artista y se ponían ellos, eso es lo que llamo una subversión. En mi caso no me puedo poner de estrella con mi par, con un músico igual que yo.

SR: ¿Qué bandas te están gustando?

Gabriel: Estoy descubriendo mucha cosa. A ver, me gusta “La Memoria”, tiene buenos músicos y una propuesta muy bien construida. “Alpha”, con una idea más nueva, hacen metal core. No sé, hay muchas cosas para escuchar.

SR: ¿Qué opinión tenés acerca de los cambios abruptos de artistas hacia otros géneros?

Gabriel: Lo celebro. El músico tiene la libertad de componer lo que quiera. ¿Le vas a prohibir a Peluffo que cante tangos? (ja ja ja). En algunos casos, en donde se requiere de mucho despliegue como los géneros extremos, seguramente el físico pasa factura, entonces hay tendencia a bajar un poco las revoluciones. Además el músico es un viajero, tiene que cambiar el paisaje. Eso lo aplaudo.

SR: Hubo grandes bandas en la historia de la música. ¿Hoy podemos encontrar alguna con ese sello de grandes?

Gabriel: No, lo que pasa es que el modelo de las grandes empresas discográficas se cayó. Hoy es una empresa de tecnología de datos, en la cual cogestiona con el artista. Entonces la moda impuesta por una corporación ya no existe. Hoy entramos en un mundo de posibilidades infinitas, en donde hay que investigar. Les puedo mencionar una banda que encontré, se llama “Rings of Saturn”, que hacen aliencore. Si te gusta el rock, te van a llevar a una frontera. Usan guitarras de ocho cuerdas, son extraterrestres.

SR: ¡¡Cuántas veces usamos la palabra rock!! ¿Qué tan amplia la utilizás?

Gabriel: La palabra rock es un comodín. Surgió como respuesta a la música negra. Ha generado su propia contradicción. Pero les respondo como yo la entiendo, es esa chispa de rebeldía, de descubrir algo nuevo, de vértigo, de llegar a los límites. Fue un lugar de riesgo pero terminó siendo un lugar común. ¿Te acordás cuando los mayores te decían que eso no era música? Creo que hay rock en muchos lados y tal vez no suenan a rock.

SR: Gracias por tu tiempo y tu aporte a la causa.

Gabriel: Escuchen el programa, y para que el rock siga vivo hay que contárselo a las nuevas generaciones.

Tremenda entrevista con un aportador de arte e ideas con conceptos claros y bien definidos. Un guitarrista importante que recorrió un largo camino en bandas como Chopper y Radical, también como director de Pentagram, su productora, y ahora al frente de un programa en Radio Difusión Nacional, que lo tiene locamente enamorado. Que siga la “Distorsión”

Ariel Scarpa y Winston Estévez