La realización de El Mercado de Música Uruguay Musical nos puso a la mano entrevistar a los responsables de eventos de intercambio entre Chile y Uruguay: Rudy Matus, director y presidente de la Fundación Marea Rock, junto a Pablo Ruiz, programador del Festival Marea Rock, y Marcelo Godoy, director del Festival Fluvial de Valdivia, Chile. Los temas fueron cómo se organizan ellos, resultados de las experiencias, sus opiniones sobre el mercado musical y las bandas uruguayas, entre muchos otros. Los invitamos a leer un reportaje distinto pero muy interesante.
SR: ¿Cuál es el vínculo con Uruguay y cuándo se inicia?
Rudy: Se inicia en el 2015 por la ida a Chile de la banda La Chancha Francisca con la versión La Chancha Playera. Llegan a Santiago y en un programa del Ministerio de Cultura, que se llama Escuelas de Rock, nos llaman a Valdivia para informarnos. Les decimos que vengan a Valdivia para conseguirles un bar para tocar. Buscamos alimentación y traslado y vinieron. Comenzamos a conversar y resulta que había un festival, que ya llevaba una o dos versiones, que era Bandaz en Red, y yo ya tenía este festival Marea Rock y en ese entonces era presidente de la Asociación Músicos de Rock. Empezamos a ver que las cajas de los festivales eran muy similares; la diferencia es que nuestra ciudad tiene 240.000 habitantes, siendo eminentemente universitaria. Nos invitan a ir con una banda a Uruguay, y buscamos una que estaba en la vuelta, que era Newton Jones, y finalmente en 2015 vinimos a Bandaz en Red. Yo vine como tour manager, para conocer y observar. Me pareció interesante que nos alojaran a todos en el mismo lugar y poder interactuar con gente de Brasil. Vimos la oportunidad de hacer un intercambio permanente con Uruguay y empezamos a venir todos los años. En 2016 viene Fuma y Baila, 2017 vengo yo a tocar, 2018 repite Fuma y Baila, 2019 la Fiesta del Río. Yo venía todos los años, porque ya se empieza a generar una amistad. En 2017 pudimos recibir bandas de acá. La primera fue Radical, después Bestia Zen. En 2019 teníamos previsto a Black Smoke, pero ocurre el estallido social en Chile. Ahí tuvimos que suspender, porque está financiado por el Estado. Ahora ya estamos pensando en retomar el intercambio en 2022.
De izquierda a derecha: Rudy Matus, Pablo Ruiz y Marcelo Godoy
SR: ¿Cómo se estructura esa financiación desde el Estado?
Rudy: Es un universo de cosas. En el caso nuestro, es un festival ideado por mí canalizado a través de esta organización con algunos financiamientos municipales particulares. Hay un programa formativo que se llama Escuelas de Rock y Música Popular, del Ministerio de Cultura, y gestionamos que el festival fuera parte del proceso formativo, dándole un cupo a bandas o solistas en el festival. El objetivo es la promoción de la música de mi ciudad en la ciudad para las autoridades. Al comienzo era más basal en términos de instrumentación y de creación de canciones, pero hoy ya va en un proceso que es más de gestión, de profesionalización en el buen sentido de la palabra, pero básicamente gestión técnica, con manejo de redes. Cuando logré hacer eso en 2015 – 2016, me quedó chico y comencé a hacer intercambio entre festivales. Empezaron a venir bandas de Arica y bandas del festival iban para allá. Y ahora tengo todos los años una banda del festival acá en Uruguay y una banda de acá que va al festival.
Marcelo: En el caso nuestro, es un festival distinto. Con Rudy somos de la misma ciudad, donde hay un esfuerzo por desarrollar el territorio con dos pilares: uno es el turismo de interés especial, y otro es la industria creativa. Con Rudy nos abocamos a desarrollar un proyecto que se llamaba Polo Musical Valdivia, que era más bien una hoja de ruta. Ahí había hitos que cumplir, entre los que estaba tener estos festivales fortalecidos y que fueran hitos dentro del territorio. Contribuimos al sector independiente en un primer intento por institucionalizarlo. Con la fundación Marea Rock estamos cumpliendo esos objetivos. Establecimos una alianza con Oliver News, pensando en crear un festival que sirviera de evento de internacionalización del nuevo talento para su desarrollo. Traemos compradores que comparten conocimiento en el área formativa, generamos redes y ruedas de negocios. La lógica de crecimiento es público – privado – universitario. Hay una alianza con una universidad de Chile, se generan bajadas de aportes públicos. Hay un aporte importante de una agencia que se llama Pro Chile, que tiene que ver con la exportación de productos y servicios chilenos, y ellos traen compradores. Hay aporte del Ministerio de Cultura un año sí y otro no; hay algunos aportes del Gobierno local y la participación de los privados a través de los sponsors de marcas o la participación de delegaciones, porque el festival se abrió con el tiempo a delegaciones tanto del país, que compran secciones del programa para que en sus territorios hagan sus propias curatorías y que vengan con la cosa armada a vender, así como vienen delegaciones de otros países que hacen lo mismo: convocan internamente, presentan sus proyectos y ellos vienen ya organizados a aprovechar esta oportunidad de red que tenemos.
SR: ¿El apoyo del Estado es económico o participa de alguna manera en la organización?
Marcelo: Depende del caso.
Rudy: Hoy por hoy el financiamiento es casi completo, y por ser un programa de Estado, hay una suerte de facilitación de espacios públicos. Hay una alianza de confianzas de que el festival sea propio de nuestra organización. Básicamente está 100% financiado por el Estado.
Marcelo: En el caso nuestro, estábamos en un 70 público – 30 privado al inicio y ahora estamos 50 – 50.
SR: ¿Hay una dinámica de compra y venta de shows en Chile?
Marcelo: Hay un desarrollo del sector más o menos organizado, orgánico, que se ha ido construyendo con el tiempo. Se ha expandido el concepto de industria creativa que se instaló con tanta fuerza desde el aparato público. Se ha asumido que para trabajar en el campo de la música es importante tener equipos de trabajo. Nosotros crecimos haciendo los 360° de gestión, y poco a poco hemos comenzado a profesionalizarnos. Ahora hay más agencias de booking, más managers, y eso hace que la escena crezca, también, y participen otros profesionales, desde abogados, contadores, fotógrafos a diseñadores. La escena en Chile ha crecido los últimos 10 – 15 años, hablando del sector independiente. Hemos creado pequeñas empresas e instituciones como fundaciones y corporaciones para que esto funcione.
SR: ¿Cómo se desarrolla Marea Rock?
Rudy: Marea Rock ha pasado por todos los formatos. Originalmente era un festival al borde del río, que es el único río navegable que atraviesa una ciudad en Chile. Al ser el festival al borde del río, genera un impacto más bonito. Valdivia es una de las ciudades más lluviosas de Chile, y a veces hemos tenido que hacer el festival dentro de un teatro. Cuando fue Bestia Zen lo tuvimos que hacer dentro de una discoteca.
SR: ¿Qué participación tienen las bandas emergentes en los festivales?
Marcelo: En el caso de Fluvial, hay modalidades de participación que se definen por dos vías. Una es la convocatoria. En un año normal, por mayo o junio se abre un slot para que bandas de cualquier parte de Chile presenten su proyecto, que deben cumplir con estándares de exportación: que tenga un fonograma, un presskit. El slot es para 10 bandas emergentes. En la última convocatoria participaron como 600 proyectos para quedar 10, nomás. Hay muy alto interés pero los espacios son acotados. La otra modalidad tiene que ver con los grupos de trabajo, que compran slots. Se organizan sellos, por ejemplo, y se preocupan de asegurar una participación en la programación. Pueden ser bandas emergentes chilenas, uruguayas, mexicanas, canadienses, australianas.
Rudy: En el caso de Marea Rock, como generalmente es de la escena musical de la ciudad y es una ciudad chica, se me han quitado las ganas de hacerlo emergente, porque algunas bandas tienen 8 o 10 años y circulan en el sur de Chile, y no les interesa mucho o no entran en la lógica de ir a conquistar la capital. Marea Rock es de bandas emergentes en el sentido que no tiene bandas estelares.
SR: Ambos tiene el rol de músico y el de productor. ¿Cómo llevan ese tema?
Marcelo: Nos metimos en líos porque partimos por eso. Abarcamos un proyecto editorial con un par de amigos y fundamos un sello para resolver una brecha editorial. Después nos dimos cuenta que había una brecha de redes, y después vimos una brecha de espacios de encuentro. Muchos otros comenzaron a ver brechas y comenzaron a trabajar para reducirlas. Por lo general, uno nunca tiene la capacidad de resolverlo solo, son todos ejercicios principalmente asociativos, independiente de si el modelo es público – privado, privado exclusivamente o articulaciones con universidades. Hay muchas horas que se empiezan a dedicar a la gestión por sobre la creación, y finalmente uno termina trabajando la música desde otro ángulo, siendo que el punto de partida fue ser músico.
Rudy: Yo vengo de la incipiente escena de metal de Valdivia, que comienza en el año ’90 – ’91 – ’92, donde tocaba la batería y toqué con bandas importantes de thrash metal. Nosotros queríamos ver la posibilidad de organizar a las bandas de metal. Yo estudié para biólogo marino y fui secretario de la Asociación de Clubes de Deportes Submarinos. Ahí entendí la lógica organizativa y corporativa. Y empecé a pensar: “¿Y si armamos esto pero para la música?”. Paralelamente, otros metaleros que estudiaban Derecho, también tenían esa idea. Nos juntamos y armamos la Asociación de Músicos de Rock, y hoy por hoy tiene 21 años.
SR: ¿Qué opinión tienen de la industria musical uruguaya?
Marcelo: Históricamente hablando, Uruguay tiene una importante producción cultural. Es un país que nosotros respetamos mucho. En mi caso estoy viniendo desde hace cinco años y he comenzado a conocer la escena y gestores como Gabriel Brikman, comunicadores como Demian Caula, gestores como Sebastián Silva y organizaciones como fans de la música. Hay un entramado que está creciendo. Hay productos artísticos muy muy buenos. Si siguen a este ritmo, creo que Uruguay se va a consolidar con sus talentos, porque hay de sobra. Me parece que estas instancias como en la que estamos ahora (se refiere al Mercado de Música Uruguay Musical 2021) ayuda a que los músicos y gestores comiencen a tender nuevos caminos. Algo que está creciendo pasa más allá de sus fronteras, y creo que están con un desafío bastante importante ahora porque están entrando a ese nivel, de buscar alianzas para poder expandirse, que sin dudas son nutritivas para todos los que participamos en estos intercambios. Creo que también tienen una importante identidad en el Río de la Plata con toda la tradición de la murga y el tango, y tienen una posibilidad bien relevante de posicionarse con sus particularidades. Hay camino para hacer, sin dudas, pero hay una base cultural súper importante, que es un valor que nosotros apreciamos mucho.
SR: ¿Qué les ha parecido la participación de las bandas uruguayas a nivel de música y producción en sus festivales?
Rudy: Esta red de festivales tiene un escenario principal en Valparaíso, que es donde está la sede del Ministerio de Cultura. Ahí también han venido bandas uruguayas. Fue raro, porque el Director de Escuelas de Rock vino por acá y ahí da la posibilidad de que vayan a Chile, y por eso me los tiraron, en el buen sentido de la palabra, para Valdivia, porque tienen confianza conmigo. Conversé con Seba, y luego compartimos escenario con mi banda, Bock, y Radical, la banda de Gabriel. Los niveles de gestión son súper francos, directos y honestos y se retroalimenta en función de la experiencia nueva. Puede ser poco relevante para los medios, pero como dijo Gabriel, cuando un músico que ha tocado en su país se sube a un avión para ir a tocar a otro lado, cuando vuelve a su país, es otro. Independientemente de la repercusión que tenga el festival.
Marcelo: Eso lo he vivido como músico cuando he venido con mi banda Fuma y Baila. Gracias a que las escenas se están conociendo, ya teníamos fans acá cuando vinimos a la Fiesta del Río. Está comenzando a fortalecerse una maquinaria de comunicación y de producción que no existía hace cinco años atrás. Cuando los colegas vayan a Chile ya saben que habrá un soporte, producción y comunicaciones, y los festivales los van a recibir.
Rudy: Siempre ese carácter internacional, aunque sea en una escala muy chiquita, es internacional, y ya está.
SR: De las bandas y músicos que han tenido la oportunidad de ver, ¿qué evaluación hacen con respecto a si les está haciendo falta desarrollar algo para dar un salto?
Rudy: Yo vengo del palo del metal y del hard rock. Las sonoridades de las bandas son distintas entre Chile y acá. Aquí el rock en general tiene una influencia mucho más británica del nivel de distorsión. Y parece que el rock y metal del Pacífico es mucho más gringo, yanki, el sonido valvular es otro. Pero la calidad, el contenido lírico y el uso de la palabra, les vuela la cabeza a los de Chile. La capacidad del uso del lenguaje, es mucho más rica, aunque en Chile hay exponentes muy buenos.
SR: ¿Cómo nos ven a nivel de gestión?
Marcelo: Falta fortalecer un mayor circuito de intermediadores o de gestores. Hay que robustecer un poquito más las comunicaciones. En Chile también adolecemos de esto. Hay que tener medios independientes que puedan ayudar a regar estos nuevos sonidos. Faltan gestores, managers, agencias de booking, tour managers. Es importante comenzar a mirar más allá de Uruguay, porque las opciones de desarrollo están en todo el mundo.
SR: ¿Se está instrumentando el pase verde en Chile? ¿Uds. qué opinan?
Rudy: Allá se llama pase de movilidad. Las industrias de grandes espectáculos se fueron abajo y asumieron el llamado a la gente de comercio, básicamente restoranes y hotelería. Se robusteció esa idea de la necesidad de que haya un pase, más que para salvar a la industria del arte y el espectáculo, para el sector turístico, que a ellos les parece que da mucho más trabajo que el aparataje de la industria musical. Las asociaciones gremiales de producción de espectáculos grandes, que están a otra escala donde básicamente es negocio, dejaron que el pase fuera aceptado. Generaron un concepto de actividades presenciales, y para que las haya junto a la recuperación económica, tiene que haber algo, y lo único que nos ofrecen es el pase de movilidad. En las actividades artísticas en espacios reducidos, es un temazo. Finalmente fueron los espacios regionales, las comunidades más chicas que siempre abrieron un poco más precariamente, y la precariedad no fue porcentualmente tan violenta.
Marcelo: Imponen restricciones para los espectáculos grandes. Hay excepciones, como para espectáculos al aire libre, donde se puede tener un aforo mayor. Pero si hay una persona que no tiene ese pase de movilidad, los aforos se reducen drásticamente. Afecta a la audiencia y a los artistas que no se quieren vacunar.
SR: ¿Hay algo que quieran agregar?
Rudy: Están las conferencias, pero es importante que se puedan generar estas vinculaciones más transversales. Una cosa es lo que genera Cooparte, a quienes agradezco porque sino no estaría aquí, que tiene una forma de ver la actividad artística que parece ser más de promoción y social. Pero también está el componente de la producción y venta de productos de los artistas. Cuesta hacer esos cruces. Estas organizaciones tienen que nutrirse y hacer esas alianzas estratégicas para aprovechar la instancia para todos. Y mientras que no hayan medios que no sean los involucrados, es difícil que se rompa esa burbuja, porque finalmente es lo mismo que ocurre con los shows de música: tocas para los mismos. Hay que construir con confianza.
Marcelo: Yo quiero hacer una invitación a los colegas uruguayos a que colaboremos y sigamos construyendo y fortaleciendo los caminos que ya hemos iniciado. Que sepan que en Chile cuentan con aliados, con amigos que también estamos interesados en hacer que la cordillera no sea un obstáculo. Es una invitación para que sigamos compartiendo y construyendo juntos. Invitamos a los artistas a que formen grupos de trabajo y que planifiquen. Hay caminos posibles. Estamos en las redes sociales y nos pueden ubicar allí, escribirnos y avanzar en estos temas.
Rudy: La idea siempre fue asegurar un espacio para una banda valdiviana a cambio de recibir otra. El compromiso de intercambio no es con la banda, es con la institución, que en este caso fue con el festival Bandaz en Red. Para nosotros el festival, en el fondo, es algo más corporativo, mientras que acá el festival está muy bien desarrollado pero es parte de una serie de actividades que tiene Agremyarte. Ellos son quienes deciden a quién mandan.
Ariel Scarpa