Un Rockcuerdo Para Mariel Marnai

Esta serie de artículos está dedicada a músicos de rock nacional que ya no están entre nosotros. En esta oportunidad nos referiremos a Mariel Marnai, vocalista de las bandas Los Suitos, Cifra, Argot y Macbeth. El artículo está compuesto de una pequeña biografía y una parte fundamental: gente del ambiente del rock cercana a Mariel que contribuyeron especialmente para este artículo respondiendo seis preguntas. Para el Rockuerdo de Mariel, contamos con el aporte especial de su esposo, Tony Aversa (Vade Retro, Pelo, Titanic III, 111, Polenta, Axis, Alvacast, Ilegal, Macbeth, Narval), Ernesto Sclavo (diseñador, ilustrador gráfico, periodista cultural, investigador histórico), Gabriela Aguiar (Darkprincess Eskol) (Entre Rejas, Agathor, Amaduzia, soprano del Coro del SODRE), Martiniano Olivera (ADN, Zero, Macbeth, Sally Spectra, Polaroids, Crvcera), Enrique Domingo (Territorios, Axis, Macbeth, Hielo Seco, Narval, Sicarios Del Amor, Nocivo), Jorge Camero (Pelo, Attica, Luz Roja, C.A.S., Ilegal, Abxtracta) y Marcel Loustau (diseñador gráfico, fotógrafo).


Mariel Marnai nace un 24 de agosto de 1964. Una decidida vocalista que comienza su carrera en una banda llamada Los Suitos, en compañía de otra vocalista femenina. Este tandem pasaría luego a desempeñarse en otra banda, Cifra. Terminada la etapa de esta banda, su próximo destino fue Argot, ahora como vocalista solista. Ilegal sería el siguiente grupo que contaría con su aporte, compartiendo los vocales con Daniel Alfonso, para finalmente desembocar en Macbeth, la que sería su última banda y donde la artista pudo desplegar todo el potencial cultivado hasta ese momento.

Los Suitos – Foto cedida por Tony Aversa

Esta rápida cronología no es respetuosa de los tiempos en que se dieron los acontecimientos. Tampoco es representativa del duro camino que las bandas de rock nacional debieron recorrer en la décadas del los años ’80s y ’90s, con todas las dificultades que se recuerdan aún hoy en día. Y ni que hablar del rol de una vocalista femenina en el duro ambiente del rock nacional post dictadura, con el “agravante” de cantar en géneros aún más duros, como el heavy metal.

argot (Club defensor – 15/12/87) – Foto cedida por Tony Aversa

Coraje y valentía era lo menos que se necesitaba en aquella época para enfrentar a un público que no estaba preparado para una escena donde una mujer interpretara heavy metal con la calidad que Mariel lo hacía, respaldada por una potente y experimentada banda como lo era Macbeth. Su cuidada puesta en escena, su presencia y destacada voz, por momentos hacían olvidar a los presentes que estábamos en un medio muy pobre como era el del rock en esos años. Rock pobre no sólo en recursos, sino también por las características propias de su juventud, por lo cual se le permitían varias carencias, algo habitual. Por esta razón, cuando algo bueno surgía, se destacaba rápidamente. Y fiel a la idiosincrasia uruguaya, indirectamente proporcional resultaba su reconocimiento.

Según cuenta Ernesto Sclavo, supo aprender y cultivarse con Socorrito Villegas, docente de muchos cantantes de aquella época de diferentes estilos y estéticas, y también fue alumna de la foniatra Sara Dufou (docente de Teatro El Galpón y de la Escuela Nacional de Arte Lírico)

Sobre sus influencias musicales, nos cuenta Tony: “Variadísimas, amante de la buena música. David Coverdale, Robert Plant, Dio, Scorpions. Conocedora muy profunda del rock argentino de la época de las súper bandas. Amaba a Charly García. Escuchaba a Lita Ford, Patricia Sosa. Le gustaba la parafernalia del heavy metal y las poses de las bandas. Se fijaba mucho en la parte escénica y aconsejaba a toda la banda. Tenía muy buen oído”. También “le tenía mucho respeto a Psiglo y a la figura de Ruben Melogno como cantante”, aporta Ernesto.

La pareja conformado por Mariel y Tony supo recorrer muchísimos toques de bandas locales e internacionales. Era habitual verlos en conciertos de otros grupos, no sólo de metal, algo que le costaba un poco a otros integrantes de bandas por esa época.

FotoS cedidaS por Tony Aversa

En cuanto a registros de sus aportes a las distintas bandas, como suele suceder en esos años, hay bastante pocos. Antes de Macbeth, se tiene conocimiento sólo de algunos demos, vaya uno saber perdidos por dónde y hace cuánto. El primer registro oficial se da en la ensalada nacional de heavy llamada Brigada Metálica. Momento justo de la transición de Ilegal hacia Macbeth, la banda registra dos temas: “Utopía” donde canta Mariel, y “Madelón” cantado por Daniel Alfonso, ambos escritos por Jorge Camero, líder de Ilegal y presente en la grabación haciéndose cargo de las guitarras. Completaban la formación de Macbeth para esa grabación, Tony Aversa en bajo, Andrés “Oso” Liguori en batería y Mario Davrieux en teclados. Esta ensalada fue editada en cassette y vinilo en 1989. Macbeth también tiene oportunidad de registrar “Cruzar la línea” para una ensalada denominada Latinos Metálicos.

Llega el año 1993 y Ángel Atienza, a través de Perro Andaluz, les brinda la oportunidad de grabar lo que a la postre sería el único registro totalmente de la banda, con su última formación: Mariel Marnai (voz y coros), Tony Aversa (bajo y coros), Enrique Domingo (guitarras y coros), Martiniano Olivera (teclados y coros) y Pablo Morales (bateria y percusión). Otros datos de la grabación: coros en “Amor en la oficina”: María Noel Domingo y Nahir Russi. Conversación telefónica: Sandra Arévalo y Daniel Figares. Músico invitado: Carlos Di Sevo. Fotografía: Quique Weitzner. Diseño gráfico y arte final: Rodolfo Fuentes. Producción ejecutiva: Ángel Atienza.

Foto cedida por daniel renna

Los temas fueron todos compuestos por Mariel, Tony y Enrique, y fueron los siguientes:

Vuelve a donde perteneces – Séptimo ángel
Desatándome – Cruzar la línea – La tierra de Graciela
La historia de Patsy Grant – Amor en la oficina
Invisible presión – Espíritu de Led
Signos vitales (R.A.M.) – Macbeth

Fue grabado en el estudio de Washington Carrasco y Cristina Fernández, y fue editado justo en el tiempo en que en Uruguay estaba apareciendo el cd y se dejaba de usar el cassette. Los altos costos de editar en disco compacto en ese momento determinó que sólo se pudiera sacar en cassette. Según nos cuenta Tony, tenían más aspiraciones con respecto al sonido que finalmente se consiguió. También aporta otros recuerdos: “Estando en el estudio surgió la idea de hacer el tema «Signos vitales» a dos voces femeninas. Se le hizo la propuesta a Cristina Fernández, que en principio fue un sí, pero después no se dio. Teníamos mucha expectativa, pero no se enganchó con un buen sonidista y la producción no fue muy buena. El estudio era excelente, pero faltaba quien pudiera interpretar nuestra música y nuestro sonido”.

1993 – Fotos cedidas por Tony Aversa

Mariel fallece tempranamente, el 12 de febrero del 1999, truncando su vida y su carrera. Tanto ella como su banda tenían mucho más para dar en un camino que (nuevamente) estaba comenzando. Si bien al rock nacional le esperaría una dura década por delante como fue la de los ’90, la ausencia de una vocalista referente como lo fue Mariel Marnai seguramente lo tornó aún más difícil para quienes quedaron en el ruedo.

Para quienes tuvimos el privilegio de verla en vivo varias veces, serán recuerdos imborrables de una época bisagra de nuestro rock, empapados por una nostalgia añejada con la certeza de que fuimos testigos presenciales de las virtudes de una de las mejores vocalistas que dio el rock nacional.

Pasado un tiempo, en algún momento se pensó retomar Macbeth con la voz de Gabriela Aguiar. Tony cuenta algo de esto más adelante en este mismo artículo, y Gabriela nos comenta al respecto: “Cantar los temas de Mariel es difícil porque es cantar con un sentimiento, y homenajear a una persona que ya no está, es una responsabilidad grande. Me hubiera encantado que surgiera el proyecto, que luego no se puedo concretar, pero yo siempre estoy dispuesta. Si me dicen “¿querés cantar para homenajear a Mariel?”, obvio que sí, estoy en el primer lugar”.

“Cuando hay buenos vocalistas es difícil, porque no se puede copiar. Cada vocalista tiene sus características, pero respetando la esencia de lo que el artista quiso transmitir o los momentos delicados de las canciones, sus sentimientos, se puede hacer; obviamente con las características de cada uno”.

“Más que orgullosa y agradecida si en algún momento me llamaran para grabar algún tema o hacerlo en vivo, lo que fuera en honor a Mariel. Estoy súper agradecida, sería un gran honor para mí”.

 

CONOCIENDO A MARIEL

Tony: A Mariel la conocí a través del ambiente del rock, dado que ella tocaba en una banda que se llamaba Cifra. Una vuelta la vi en un concierto, creo que en el Club Atenas. Ella cantaba con otra vocalista y me llamó poderosamente la atención. Estamos hablando del año ’84-’85, por ahí. Luego la vi con Argot, en épocas coincidentes en las que yo estuve en Alvacast. Hasta ahí la conocía como alguien que va a ver una banda. Sé que anteriormente ella estuvo con la misma cantante con que estaba en Cifra en una banda que se llamaba Los Suitos, que no tenía tanto perfil de rock, era más de jazz y rock argentino. En Cifra yo conocía al bajista, Gonzalo, y en Argot al guitarrista, Juan Carlos Novo. Donde conocí a Mariel personalmente fue en la banda Ilegal, que fue la antecesora de Macbeth. En Ilegal el líder era Jorge Camero, guitarrista con el que yo había tocado en otras bandas anteriormente, como ser Pelo, en comienzos de los ’80. En Ilegal cantaba Mariel y Daniel Alfonso. También tocaba los teclados Mario Davrieux, que fue luego bajista de Sórdromo, y el batero Andrés Liguori, que le decían el Oso. Siendo compañeros de banda con Mariel, un día la invité a salir, y de ahí para adelante. Nos casamos, tuvimos un hijo, seguimos tocando e hicimos una linda trayectoria con Macbeth. Luego ella falleció de cáncer.

Gabriela: A Mariel la conocí en aquella época a través de la banda Macbeth. No tuvimos muchas oportunidades de cruzarnos, pero ella era una gran referente de la música acá, del metal. Sí tocamos en un mismo evento, pero creo que en diferentes días, en el Desconcierto II. Yo estaba una banda de la cual formaba parte, que se llamaba Entre Rejas, y también estaba Macbeth. Andábamos en la vuelta siempre, pero en su momento no tuve la oportunidad de tener un acercamiento muy grande con Mariel.

Jorge: Fue de la manera más inesperada para mí, ya que se dio en su lugar de trabajo, que era una casa de créditos en ese momento. Como solía hacerlo cuando tenía para pagar mis deudas, entré y cuando me iba retirando se me acerca una chica esbelta, rubia, sonriente en uniforme (y ahí ya pensaba que debía más plata) pero muy asertiva me dijo: ¿Tu sos Jorge Camero, guitarrista… (y me mostró mi curriculum, prácticamente) lo que me dejó sorprendido. Me dijo que ella era cantante y que siempre quiso cantar el estilo que yo hacía en ese momento, y que teníamos un conocido en común (Coco Fernández, increíble persona y músico). Le pasé mi teléfono y coincidentemente era el número que la casa de créditos tenía anteriormente. Risas de por medio, ahí nace una etapa enriquecida por su talento.

Foto cedida por Tony Aversa

Martiniano: Una más de las varias rarezas que afloraron al final de la dictadura en el Montevideo de 1985 fue una suerte de aluvión de jóvenes entusiastas que, literalmente, invadieron el Conservatorio Universitario (luego Escuela Universitaria de Música y actualmente Facultad de Artes de la Universidad de la República). Con formaciones académicas previas diferentes y desparejas, algunos efectivamente inscriptos y otros simplemente «colados» como oyentes, con más actividad en los espacios entre clase y clase que en las propias clases, esa generación dio el empujón que faltaba para que el Conservatorio empezara a ser un ámbito más abierto y vivo musical y culturalmente. Mariel y yo fuimos dos de esos jóvenes entusiastas. Así y ahí nos conocimos.

Enrique: La conocí a través de Tony. Ya tenían un tema editado en Brigada Metálica y quisieron formar Macbeth con otra integración.

Ernesto: Fui al festival Parque Rock-Dó, tocaba con la banda Argot. Tenía muy buena voz, timbre y TONO… una presencia en el escenario totalmente avasallante, y además pasaba por arriba de todos los gritos y tonterías que le gritaban. Era una mujer que como música era de armas tomar: «con los ovarios en la punta de las botas»… Patricia Sosa (La Torre) vivió esas mismas experiencias en la Argentina de inicios de los 80’s… Aquí, el Uruguay postdictadura, en el cual además de la grisura absoluta del país, era la actitud machista hacia la mujer en todos los planos de la vida del país de los mediados años 80’s.

Marcel: A Mariel, junto a todo Macbeth, los conocí en un viaje al 4º Festival de Rock Latinoamericano en la ciudad de Rivera. Ellos tocaban junto a otras bandas y fuimos todos en un ómnibus contratado por el evento. Macbeth junto a Alvacast eran las bandas de metal que tocaban en dicho festival. Recuerdo que ambos grupos iban al fondo del ómnibus. Al regreso nos pusimos a charlar y me pidieron que les sacara algunas fotos y quedamos en contacto por las fotos del recital. A partir de ahí estuve trabajando con ellos un buen tiempo; iba a los ensayos, a los recitales y hasta fui manager.

 

MARIEL COMO PERSONA

Tony: Tendría muchas cosas para decir. Era una persona con identidad propia, expresiva, flexible, tolerante, laburante, inteligente, cuidaba mucho la imagen de ella y de la banda, muy profesional. A pesar de que nosotros nunca pudimos vivir de la música, ella era sumamente profesional y exigía a los que estaban con ella de la misma manera. A su vez era muy flexible, capaz de entender una sugerencia a la hora de cantar o con una letra, porque también escribía, componía. Como persona era muy agradable, compañera. Como todas las personas tenía momentos buenos y malos, pero tenía muy claro cómo eran los funcionamientos de las bandas. Siempre fue una más, no tenía privilegios por ser dama, ni estaba por debajo de los demás, siempre a la misma altura.

Marcel: Mariel era una mujer preciosa, tanto en su exterior como en su interior. Con mucha sensibilidad, dulzura. Recuerdo que siempre estaba mediando entre toda la banda, se preocupaba realmente por cómo estaba cada uno. También era muy soñadora, recuerdo charlas donde te hablaba de cómo le gustaría que fueran las cosas con Macbeth, de saltos gigantescos (grandes conciertos, mucho público, etc.). La verdad es que tenía una dulzura tremenda al momento de hablarte, de tratarte.

Martiniano: Mariel fue una persona muy apasionada y soñadora. Siempre la movieron más sus ilusiones y proyectos que la vida diaria; le puso el cuerpo a sus ideas y nunca bajó los brazos tratando de concretarlas. Muy sensible y afectuosa; para mí fue sumamente agradable conocerla y haber hecho música juntos.

Enrique: Una persona sensible, apasionada y desprendida. Si quería a alguien, le daba todo, así se quedara sin nada. Y si tenía que defender algo, era con uñas y dientes.

Jorge: Talentosa, radiante, contagiosa, asertiva, bella con alma.

Gabriela: Como persona, me parece que era muy sensible, por su forma de cantar, sobre todo. Muchas veces a los cantantes nos delata nuestra voz, la forma de cantar nos delata la sensibilidad, y para mí tenía una sensibilidad muy grande, lo que transmitía en las canciones tenía un sentimiento muy grande. Y eso supongo que lo expresaría también en su vida cotidiana, por lo cual fue un gran valor para todo, para lo que es la música y como artista, porque las cosas se deben dar ambas: el artista con su talento pero también la persona con valores, de bien, sencilla, sensible. A veces no se da, pero en este caso creo que sí. No hay que olvidarse que en los años ’90 y un poquito antes, en lo que era la escena uruguaya, no habíamos muchas mujeres cantando dentro de lo que era el rock. Estaba Mariel, andaba yo en la vuelta con Entre Rejas, estaba otra chica de La Incandescente Blues Band (Paula Francolino) y paramos de contar; alguna chica de otra banda, pero no habíamos muchas. Tengo un buen recuerdo de Mariel de ese entonces.

Ernesto: Desgraciadamente, no la traté mucho, pero sí fui unas cuantas veces a verla. No era para nada común ver mujeres cantando rock, y más del duro en el Uruguay de entonces. Y además hacerlo con la calidad musical que ella poseía. Mariel se comía el escenario con su presencia escénica y su voz. Y mirá que Macbeth era una locomotora de hard rock en todos los aspectos.

 

MARIEL COMO MÚSICA

Gabriela: La definiría como excelente vocalista, de una fineza extraordinaria en su canto, de una delicadeza muy grande. Las canciones siempre tenían ese vuelo elevado, porque la voz de Mariel era muy dulce y totalmente afinada. Considero que fue una referente importantísima, y lo es hasta el día de hoy para todas las mujeres vocalistas. Escuchar lo que Mariel cantaba en ese entonces, era toda una innovación para nuestro país. La considero algo muy bueno, realmente, muy buena como música en interpretación, con su voz hermosa, con una dulzura muy grande. Como música la considero una persona excelente.

Jorge: Única, determinada, ambiciosa (en el buen sentido), extremadamente capaz.

Martiniano: Ella entendía que la música era un lenguaje sublime y que el rock es una expresión cultural que tiene a la música como eje; por eso sentía que un músico de rock, debe ser principalmente un buen músico. Así condujo su carrera musical. Lamentablemente creo que su obra no ha sido suficientemente conocida, pero los que la conocimos sabemos lo rigurosa que fue con respecto a la técnica vocal y lo cuidadosa que fue en ese aspecto tanto al grabar como al actuar en vivo. Ese cuidado de la técnica no era algo común entre la mayoría de los rockeros uruguayos de su generación.

macbeth (circo de montevideo – 19/12/88) – Foto cedida por Tony Aversa

Tony: Como comenté, en Cifra cantaba con otra vocalista, en Argot sola y en Ilegal con Daniel. Ella tuvo que lidiar con el machismo del público, porque había gente que se desubicaba. Ella se producía muy bien, se vestía como una dama. Atributos musicales tenía muchos. Musicalmente pensaba como pensamos los músicos, cuando hablábamos de música y de componer, hablábamos el mismo idioma. Era una persona que mentalmente para la música era muy abierta, escuchaba desde rock argentino hasta metal, de Charly García a David Coverdale, Dio. Le gustaba mucho Lita Ford. Su aporte musical fue muy bueno en el sentido que, desde que empezó a cantar, buscó la manera de instruirse y mejorar. Inclusive cuando estábamos en la mejor época de Macbeth, que ya había adquirido cierto nivel en su forma de cantar, en la vocalización, ella tomaba clases con una profesora de canto y entendida en fonoaudiología llamada Sara Dufou, que trabajaba para El Galpón. Mariel no sabía tocar instrumentos, pero entendía perfectamente las notas. Lamentablemente nadie le ha hecho ningún homenaje, no se la recuerda. En la mayoría de los libros de rock que se han escrito acá, parece que todo comienza a suceder en el año ’84 en este país, y eso es una mentira muy grande. Antes del ’84 había muchas bandas y músicos, y ella era una de ellos. El año pasado, cuando se hizo la batalla de las bandas de metal para ir al Wacken, Ernesto Sclavo, cuando hizo la presentación de Amaduzia, donde la cantante es Gabriela Aguiar, él dijo que era en representación de las cantantes femeninas que hubo en el rock y metal uruguayo, recordando a Mariel. Es cierto que no hay grabaciones buenas que puedan mostrar el caudal que ella tenía, pero hay unas pistas que están en dos ensaladas de metal que están bastante bien. Deberían haber muchas más mujeres en el rock, ella era una de ellas. Gabriela, por ejemplo, era la cantante de Entre Rejas. Hace un par de años apareció un sello brasileño y nos hicieron una propuesta a Macbeth: el tipo tenía una ensalada de metal que le había llegado a Brasil, y había empezado a contactar con las bandas que estaban en esa ensalada, porque quería reeditarlas. Le dimos pila de material, porque quería hacer un disco triple de Macbeth en honor a Mariel, pero lamentablemente nunca se llegó a concretar. Lo lamento por Mariel, porque el homenaje era para ella. Inclusive habíamos pensado retomar Macbeth con Gabriela Aguiar, que es soprano en el SODRE y tiene una voz excelentísima. Le habíamos hecho escuchar las canciones que había grabado Mariel, y nos había dicho que no eran tan fáciles de cantar. Mariel las había hecho con corazón y no tanto conocimiento técnico, pero Gabriela nos dijo que era muy difícil de cantar, que si lo tenía que cantar, lo tenía que estudiar.

Ernesto: Vi dos etapas de Mariel, la de Argot y la de Macbeth. La diferencia era notable y ella había crecido ya mucho como música cuando paso a Macbeth. Además, había progresado mucho como cantante: una afinación exacta, tempo, un fiato envidiable que le daba un gran tono, tanto en las frases suaves como en el ataque, presencia. Una cantante que estaba para mucho más todavía. Me quedé con las ganas de sugerirle que hiciera «Dreamboat Annie» o «Barracuda» de Heart. La escuchaba y la imaginaba cantando en ese nivel fácilmente en el futuro cercano.

Enrique: Me escuchaba mucho cuando opinaba de detalles en la voz. Arreglando canciones, muy abierta, no se cerraba.

Marcel: Era una voz increíble, a mí me impresionaba cuando cantaba. Creo que si hubiera tenido otras oportunidades, que no las había en esos momentos, ella hubiera llegado a muchísimo más. Arriba del escenario perdía de cierta manera esa dulzura y se convertía en una fiera. Tenía ese don del escenario.

 

SU APORTE AL ROCK

Ernesto: Fue una pionera, una adelantada a su tiempo como mujer, como cantante, como música, en un país muy diferente al de hoy, en el cual el papel de la mujer en la sociedad uruguaya es mucho más visto y protagonista en todos los aspectos. Había muy pocas chicas en los escenarios del rock uruguayo post dictadura. Mariel y Gabriela Aguiar (Entre Rejas, hoy corista de la OSSODRE y en Amaduzia) eran de las pocas. Luego aparecería Erika Herrera y Paula Francolino en el palo del blues.

Enrique: Una voz bellísima. A ella la encasillaban como La Torre, y me peleaba con quien dijera algo así, ya que era muy auténtica y personal. Su estilo no se basaba en reproducir a otra colega compositora. Y el glam de una gurisa que quería todo visualmente perfecto. Un antes y un después de Mariel con respecto a subir algo a un escenario.

Marcel: Para mí el aporte fundamental que hizo Mariel en ese momento fue el de poner una voz femenina sobre un escenario en un género que en el ámbito local era totalmente machista. Eran contadas las mujeres que en los ’80 se subían al escenario a cantar o tocar rock en el Uruguay, y que yo recuerde, en el metal era la única.

macbeth (parque rock-dó – 15/8/88) – Foto cedida por Tony Aversa

Jorge: Sin dudas subió la vara en cuanto a los estándares de la época, y creo que no le llegan a los talones todavía. Desde mi punto de vista, algo muy bueno y necesario.

Tony: El aporte es significativo desde cierto punto de vista, yo diría a nivel espiritual. Es como que fue una guía para otras chicas que vinieron posteriormente. Hoy en día me encuentro con gente, o aparece en las redes, que dice que estuvo en nuestros ensayos o que nos fueron a ver y que a partir de que la vieron a ella, les vinieron ganas de cantar, de hacer una banda de rock. Obvio que en los años 80’ y ’90 quedaron muchas cosas ocultas que sucedieron en el rock uruguayo. Musicalmente, creo que la gran marca de Mariel fue Macbeth. Su personalidad, de mostrarse como rockera, impresionaba un poco. Recuerdo que Enrique Pereyra en su programa en El Dorado, “Rock hasta el mediodía”, le hizo una entrevista y él quedó dado vuelta de la cabeza por las cosas que ella respondía o cómo las respondía. Estaba muy bien plantada para la época, porque era medio raro una vocalista mujer. Nosotros pisamos todos los escenarios que pudimos, y ella aportó todo lo que tenía. También acompañó a Omar Herrera. Estuvimos en el programa de Omar Gutiérrez, y nos llevó a festival que había en San José, y ella ganó como la mejor voz del festival. Ella también tenía una posición política para la época, claramente de izquierda, y la banda apoyaba eso, porque estábamos todos más o menos en la misma línea. Tocamos en muchos Comités y para las campañas del Frente y de los Desaparecidos. Como decía el cantante y guitarrista de La Chancha Francisca, desde el punto de vista de cómo veía él a Macbeth con Mariel a la cabeza: el heavy pulcro. No está esa línea dentro del metal, pero él la inventó en el momento. Y creo que ése fue el aporte más bien de Mariel, el heavy pulcro, que con su voz angelical dejó esa marca.

Gabriela: Su aporte fue el que hacemos las mujeres que nos metemos en el mundo del rock, que a veces parece que fuera solamente de hombres. Es el aporte de la fuerza, de la perseverancia, el aporte de mostrar que las mujeres también podemos cantar metal y podemos cantar rock, que lo podemos hacer de forma muy buena, de una forma profesional, responsable, seria. El aporte que dejó fue muy grande, porque de esa época no hay casi registros de vocalistas mujeres, por lo tanto es fundamental. Nosotros tenemos que tener ciertos referentes, y para mí, ella como mujer vocalista, el aporte grande fue el de estar en una banda de metal y ser la vocalista, presencia, imagen, voz, todo. Esa forma de cantar tan dulce, por momentos con mayor fuerza, para mostrarnos que la mujer podía cantar en el metal uruguayo, o podía cantar hard rock, punk o cualquier tipo de música. Yo desde otro lado, lo vivía con Entre Rejas, que era más bien un hard rock. Mariel lo hizo desde el punto de vista del metal y fue fantástico. El aporte que nos dejó fue todo eso, esa perseverancia y el material que dejó grabado, las canciones y la forma de cantar y de interpretar.

Martiniano: Insisto, su obra ha sido menos conocida de lo que me hubiera gustado, pero creo que «EL» aporte central y gigante de Mariel al rock uruguayo fue ser la primera cantante líder y «front-woman» de un grupo de rock pesado acá, incluido el rock pre-dictadura. Aún al día de hoy, son contadas con los dedos las mujeres al frente de una banda uruguaya de rock. Más allá de su gusto por la música en general, Mariel jamás pensó en ponerse a cantar otra cosa que no fuera rock y lo hizo con energía, pasión y talento. Fiel a un estilo que por aquellos tiempos cultivaba en Argentina Patricia Sosa desde La Torre o años después en Europa Tarja Turunen. Acá fue pionera en un camino que luego han transitado cantantes como Gabriela Aguiar (Entre Rejas), Mariana Acosta (Dr. Rocka) o Betina Sánchez (Nameless).

 

LAS ANÉCDOTAS

Jorge: Hubo una época en mi vida de músico en la que probé en otros estilos, y uno de ellos fue tocar con la banda La Dama de Blanco, la que fundamentaba su estilo en la vocalista (Lía). Yo siempre tuve el rock en las venas y me costó mucho acostumbrarme a su canto, y siempre discutía con ella de que le pusiera «huevos» a cantar. Un día mi banda Ilegal tocaba en el club Colón, entre otras, y la vocalista era Mariel (que tiró el techo del club con su vozarrón) y al finalizar el toque se me acerca Lía, la vocalista que cité antes, y me dice textualmente «ahora entiendo lo que decías con ponerle huevos a cantar».

Martiniano: En 1992, la grilla del segundo sábado de la Semana de la Cerveza en Paysandú, tenía a nuestra banda Macbeth en el escenario principal, como número inmediatamente anterior al número central que en esa ocasión eran los argentinos Vilma Palma e Vampiros. Durante la tarde, estuvimos recorriendo la avenida principal de la ciudad y sucedió que cada pocos metros, varias personas nos paraban para pedirnos autógrafos e incluso sacarse alguna foto, para luego irse muy contentos de haber estado con sus ídolos de Vilma Palma. Amablemente Mariel les explicaba que éramos integrantes de Macbeth y no de Vilma Palma, tarea que no fue nada fácil ya que a medida que pasaba el tiempo era cada vez más gente la que nos abordaba. En un momento, nosotros (sus compañeros de Macbeth) le dijimos: «Mariel, está más difícil explicar y que te entiendan que firmar el autógrafo y sonreír para la foto». Igualmente Mariel no desistió en su actitud. A las dos cuadras, agotada, nos dice «¿Saben qué?… tienen razón». Y allá seguimos, calle abajo por 18 de Julio hacia el río, firmando autógrafos y siendo Vilma Palma por quince minutos.

Tony: Particularmente nos gustaba tocar en salas de teatro, porque además acompañábamos nuestras actuaciones con ciertas vestimentas. Hubo un momento en que usábamos unas capas negras; teníamos toda una parte muy cuidada de imagen. Tocamos dos o tres veces en El Tinglado, y ahí nos acompañaban las historias trágicas de Macbeth. Aunque nunca pasó nada raro, siempre había ruidos extraños detrás del telón. Después, una vez que tocamos en el Festival de la Cerveza en Paysandú cuando todavía no estaba el anfiteatro, compartíamos escenario con Níquel, que lo representaba Enrique Pereyra. Después de nosotros tocaba Níquel, con toda la gran pompa de la banda de rock uruguayo, y nosotros éramos como desconocidos. Cuando bajamos del escenario, Enrique nos dice: “Pah, está bravo subir al escenario detrás de uds. Níquel no quiere subir a tocar”. Nosotros teníamos buena relación con los Níquel, pero esta anécdota nos regocijaba el ego. No éramos ningunos tontos, trabajábamos como profesionales aunque no lo éramos. Hubo otra anécdota ese mismo día: mientras Mariel estaba cantando, en una parte instrumental, se fue atrás del escenario porque se le rompió un elástico de una calza negra que tenía puesta. No recuerdo mucho cómo lo solucionó, pero los mismos Níquel le dieron una mano para que volviera a subir al escenario y estuviera en condiciones.

Ernesto: La segunda vez que vi a Mariel en un escenario, fue con Macbeth, en la «La Casona pub» a mediados de los años 90’s. Yo trabajaba en la sección «Cultura» del diario La República y Jorge Yuliani, editor del suplemento Tiempo Libre, me recomendó la banda. En la foto reconocí a Mariel y a Martiniano Olivera (ex tecladista de Zero). Le comenté de esto a Jorge Camero (guitarrista de Attica, Ilegal) y me habló bien de la banda. Fui a verles y llegué temprano: estaban probando sonido y reconocí a Tony Aversa, el bajista «suplente» de Alvacast. El guitarrista Enrique Domingo se puso a tocar «Stairway to heaven» de Led Zeppelin. Cuando Mariel empezó a cantar me erizó los pelos del brazo: era como escuchar a Ann Wilson de Heart cantando ese clásico de la gran banda. Robert Plant decía que Ann Wilson era la mujer que cantaba mejor «Rock & roll» de Zeppelin.

Foto cedida por Marcel loustau

Gabriela: En realidad no tengo anécdotas con Mariel, porque nunca tuve esa oportunidad; me hubiera encantado tener una anécdota para contar, porque supongo que si la hubiera conocido bien, nos hubiéramos llevado bien y quizás podríamos haber cantado juntas y hubiera estado buenísimo, o quizás salir a tomar algo y conversar de lo que es la vida, la música, el metal, el rock, y darnos para adelante como mujeres vocalistas. Pero me queda el recuerdo de una vocalista uruguaya excelente.

Enrique: Estábamos tocando en El Tinglado y se tropezó y cayó. Yo la había mirado y estaba parada cantando, no vi cuando pasó. Cuando vuelvo a mirar, la veo en el piso en una pose de Gatúbela, y pensé que era parte del show. En realidad se había caído, pero la letra nunca se interrumpió, se siguió como si nada.

Marcel: Recuerdo que estaba preocupada por mi soltería. Y luego de los ensayos de los sábados, a la hora de las pizzas, se ponía a conversar conmigo y me hablaba de sus compañeras de trabajo. Al final estuve un tiempo saliendo con una de ellas, y eso a ella la puso feliz.

 

UN MENSAJE PARA MARIEL

Gabriela: Si pudiera mandarle un mensaje ahora, le diría gracias por su valentía, por su fuerza, por su legado al metal uruguayo, por ser una mujer que dio para adelante, que luchó por sus sueños, que trabajó para ello, y que nos dejó canciones hermosas. Y por eso le agradezco, porque yo he escuchado mucho el material de Macbeth y me encanta Mariel como vocalista uruguaya, y la considero totalmente una referente. Lamentablemente a veces en Uruguay no se valoran los referentes o personas que han sido importantes en la música. Yo creo que Mariel tiene un lugar muy muy grande en el rock nacional, en el metal; y yo le digo gracias. En la gente está, porque el artista deja en la gente sus canciones. Pero quizás un libro, o contando cosas sobre su vida, reeditando sus canciones, mostrándole a la gente lo que había hace 30 años atrás, sería muy bueno. A Mariel le diría “gracias” y “me hubiera gustado conocerte en persona”. Le diría también que las mujeres en la música en Uruguay somos guerreras porque tenemos que luchar para que nos reconozcan, para que valoren el potencial. Entonces esto que se está haciendo ahora, me parece genial.

Martiniano: El mundo sigue girando torcido, pero aún hay muchas cosas buenas por hacer y disfrutar: «How I wish you were here».

Enrique: Cuando toco la guitarra, siempre en algún momento miro hacia arriba y le mando mis mejores notas.

Marcel: Gracias por haberla conocido, por todo lo que dio, por su amistad, su música. Se le extraña.

Jorge: Hola Mariel, ¿tenés banda?, porque realmente me encantaría tu voz y tu talento en mi música.

Ernesto: Mariel… Hoy viendo a todas las cantantes de buena calidad como Carolina Pérez Etchandy (Crystal Gates), María J. Souza Albano (Euphocordia), Betina Sánchez (Nameless) y otras, te diría que su paso por la música y el rock uruguayo no fue en vano, que fue una pionera y avanzada a su tiempo. Que su apuesta por cultivarse como cantante y como música era la opción más correcta, que su visión contraria a «el aguante y el cheque en blanco del apoyo incondicional al rock nacional postdictadura» era la correcta: un músico debe formarse permanentemente.

Tony: Es la pregunta más difícil de todas. Yo me resisto a enviar un mensaje. Las personas que se van y con las que uno tiene un sentimiento, y que además como en este caso que tenemos un hijo en común, Mariel es como un ángel de la guarda. Hay momentos en que como que está ahí. Tal vez el mensaje o la frase para cerrar sería “yo sé que siempre estás ahí”. El recuerdo y esa sensación están.

Ariel Scarpa