Hugo Gutiérrez, como todos saben, es el batero de La Sangre de Verónika y compañero en nuestra revista digital, siendo el responsable de 8:08 La Columna Que Atrasa. Una entrevista que tuvo muchos motivos y que resulta especial para nosotros. La proximidad del festejo de los 30 años de La Sangre sirvió como disparador para este rockportaje con un referente del rock subte y hecho a pulmón, del hacelo vos mismo. Sus logros y los de su banda tamizados en esta nutrida nota.
SR: Bueno, 30 años de La Sangre. ¿Cómo lo están viviendo?
Hugo: Empezamos a ver que somos producto del legado musical del hermano mayor. En el año ’81 yo vivía en Pando, y el primo mayor de un amigo era Esteban “Cabeza” Lafargue, baterista de The Vultures, que fue el embrión de Los Estómagos. El primer acercamiento que tuve al punk fue gracias a él, que me cantó a capella una canción de Vultures, “Una aplanadora me atropelló”, que después continuó en el repertorio de Los Estómagos de la primera época, más conocida como “La aplanadora”. No fueron ni los Sex Pistols ni los Ramones, fue una canción de The Vultures. En el año ’84 vengo a Montevideo a vivir con Andrés, mi primo y vocalista de La Sangre, que escuchaba la misma música que yo. Fabián es hermano de Fernando (Vázquez) que nos conocíamos del barrio y de Libertad Condicional, que fue una banda importante de los ’80. Fabián escuchaba la música que le pasaba Fernando y la cultura rock, que involucraba los fanzines y las revistas under. Eso hoy no se da, y no es un detalle menor; creo que amerita un análisis sociológico. El hecho de escuchar música se ha vuelto más individual, más personalizado. Antes el legado del hermano mayor era más importante. Tenía el efecto de un acercamiento precoz a la cultura rock, que fue lo que La Sangre tuvo. En mi caso, ese acercamiento marcó mi vida. El hecho de estar hablando esto contigo hoy, 30 años después, lo certifica.
SR: Mirando en retrospectiva, entonces, ¿qué significan para uds. estos 30 años?
Hugo: Es muy bueno llegar de esta manera que lo hicimos, transitamos un camino al costado, a pie y descalzos.
SR: Y demostrando que se puede.
Hugo: Sí, que es uno de los grandes objetivos de la banda, demostrar a la gente que si nosotros pudimos formar nuestra banda, lo puede hacer cualquiera. Y que fue un poco lo que nosotros tomamos de la generación Graffiti, por ejemplo, que a su vez lo tomaron del punk neoyorkino o londinense. Ver a Los Estómagos, Los Traidores, ADN o Neoh 23 en las primeras épocas me imagino que tenía la misma significancia que ver a los Ramones en el CBGB en el ’74. Salías de ahí diciendo “esto está buenísimo, y lo mejor es que yo me puedo animar a hacerlo”.
SR: Llegan a este 2019 con un tremendo espectáculo.
Hugo: Sí. Vamos a tocar bastante, y habrá un lugar para tributar a pilares de la escena rock uruguaya de la generación Graffiti. Va a estar Víctor Nattero, con el que vamos a rendir pleitesía a Traidores con “Juegos de poder”, y se va a sumar Ismael Cuevas, que fue nuestro bajista del año ’92 al ’95. Con Fabián “Hueso” Hernández, de Los Estómagos, vamos a tocar “El sepulturero”: Fabián en el piano y se va a sumar Víctor a hacer una viola, y también va a estar Ismael, que fue el que compuso el arreglo de guitarra del tema. Y después llega el homenaje a Estómagos, en donde también va a participar el Hueso haciendo algo que hace 30 años que no hace. A buen entendedor, pocas palabras (risas). Desde que se bajó del escenario del Cine Cordón el 25 de agosto del ’89, no lo volvió a hacer. Una responsabilidad y un compromiso tremendo, pero después de mucho ensayo logramos un buen punto.
SR: ¿Piensan grabar o filmar?
Hugo: Sí, seguro vamos a grabar un disco en vivo, que hace 30 años que estamos buscando. La gente también va a poder participar, porque va a haber micrófonos en el público. Todo el show va a ser la producción más grande que hemos tenido en estos 30 años, con una pantalla gigante donde se van a pasar documentos, videos, parte del documental de los 30 años e imágenes inéditas. Y aprovechamos a “El sepulturero” para rendir tributo a nuestro amigo Renzo Teflón, que seguramente va a estar ahí desde algún lado. Estamos contentos, porque cuando uno celebra 30 años se puede olvidar de los inicios o de la gente que a uno le hizo formar su banda, de la inspiración constante. Nos pareció que era el momento para rendir tributo a Estómagos y Traidores, que fueron muy importantes, porque quizás si ellos no se hubieran separado, nosotros no nos hubiéramos formado. Porque cuando empezamos nos quedamos sin bandas para ver en vivo, lo que no es un detalle menor. La banda que nos llenó un poco el espacio fue La Tabaré, sobre todo con las operetas, que te volaban la cabeza: La Ópera de la Mala Leche, ¿Qué te Comics-te?, Putrefashion. Era tremenda la carga viral de esas operetas. De los ’90 destaco eso y los Gallos Humanos, el proyecto del Hueso, que fue sumamente original.
SR: Este toque de los 30 años es el broche de oro de un año excelente para La Sangre. Pasaron muchas cosas este 2019.
Hugo: Arrancamos con el video de “El sepulturero”, que era algo que teníamos pendiente, con la participación del Hueso. Después seguimos teloneando a Vibrators, una banda legendaria del punk londinense original. Luego vino el disco homenaje, que fue tremendo. Escuchar las canciones en la piel de otros músicos fue algo maravilloso, y demostrar un poco también que el objetivo estaba cumplido: muchas de las bandas que participan, sobre todo a nivel local, eran público de La Sangre. Fueron fieles a los cánones del punk, el hecho de poder hacer cosas con pocos recursos, sin la necesidad de una instrucción musical previa, que no es propiedad del punk: si lo rastreás, está el situacionismo, el surrealismo, el dadísmo y llegás a la concepción de arte de Nietzsche, que lo expresó en “Humano, demasiado humano”, de 1878. A nivel musical, fue el género que lo puso arriba de la mesa, y creo que es la importancia y la lectura que hay que darle al género. Porque esa característica lo hace ser sumamente inclusivo. No he visto más mujeres con roles protagónicos que en el punk. También trans, homosexuales, personas con capacidades diferentes. A veces me duele cuando veo algunos colectivos atacar a ciertas bandas del género o al contenido de alguna letra. No hay que quedarse con el árbol si no con el bosque. Retomando los hechos del año, estuvo la presentación del documental. Fue un trabajo de Andrés Valdenegro en la compaginación, donde ayudó un montón de gente, aportando material, también. Fue exhibido en el Cine Universitario, pero va a haber más proyecciones. Después la idea va a ser subirlo a YouTube.
SR: Y para empezar el 2020, teloneros de La Polla. ¿Cómo surge y cómo impacta en la banda?
Hugo: Sí, tremendo. Estaba la posibilidad cierta, pero había que confirmarla. Imaginate, al lado de los cassettes de los Pistols y los Ramones, estaban los de La Polla, junto con el Graffiti, los de Los Estómagos, Los Traidores. Es un hecho especial, porque son 40 años de esa banda, en donde las canciones que van a tocar son básicamente de los primeros tres discos y siguen con una vigencia total. A tal punto que Evaristo dijo que no pensaba cambiarle ni un punto ni una coma. Ahí también tenemos pensado tributar a Estómagos y a Traidores, quizás para acercarlos a las nuevas generaciones y demostrar nuestro agradecimiento.
SR: Hablando de vos, en particular, ¿se puede decir que sos un especialista del punk?
Hugo: Y… soy un coleccionista de vinilos de ese género musical que me cautivó. Eso te lleva a un trabajo de investigación que por ahí es más exhaustivo que el académico.
SR: Vos trascendiste el hecho de ser coleccionista: viajaste a Londres, hiciste contactos, la gente esencial del punk que ha visitado Montevideo ha estado en contacto contigo; sos bastante más que un coleccionista.
Hugo: Sí, sí, pero lo importante acá es el hecho de que el coleccionismo es como una adicción. Hay que saberlo manejar porque a veces te perdés en la vorágine. Lo que son los vinilos de rock uruguayo de los ’80, que era lo que me interesaba, me llevó treinta y pico de años pero logré conseguir las gemas que había. En cuanto al punk tengo más que nada algunas cosas puntuales que a nivel internacional, por ahí, son muy buscadas. Y de ahí a veces viene el contacto con gente de otros lugares.
SR: Y contactos con gente representativa del movimiento, también, en Londres. ¿Cómo llegás a esa gente?
Hugo: El puntapié de eso fue Duncan Reid, de The Boys. Increíblemente me invitan a un programa de radio en Buenos Aires, El Jardín Eléctrico, porque habíamos participado en el mítico compilado Invasión de 2009. Pasaron un especial de una hora y pico de La Sangre. The Boys había sido telonero de los New York Dolls el año anterior, y había hecho contacto con la gente del programa. Justo el día que yo estuve, Duncan Reid lo estaba escuchando desde Londres y le llamó la atención la melodía de las canciones. Al otro día se comunica con la radio y le pregunta por la banda. A los días me aparece a mí un mensaje de Duncan Reid. Ahí me entero que vienen The Boys en el 2011 y van a tocar en Buenos Aires y en San Pablo. El contacto nace ahí. Coincidió que teníamos una plata para cobrar en AGADU, y propuse usarla para ser los anfitriones de The Boys, cumplir el sueño de poder ver por primera vez una banda original UK punk en Montevideo. Ellos quedaron sumamente agradecidos. Ahí se genera una gran amistad con Duncan Reid. De hecho, él graba un disco solista y le pone a un tema “Montevideo”, que tiene un video con imágenes acá en Montevideo y en Londres. Todo esto al margen de la prensa, porque no se enteró nadie. En el 2013 tocaron acá en un mismo escenario dos leyendas británicas, Duncan Reid y TV Smith (de The Adverts), y no apareció en la agenda de ningún medio local, y sí en la agenda de la Intendencia de Montevideo, porque lo habían declarado visitante ilustre.
SR: Fue como un trampolín a contactarte con más gente.
Hugo: Sí. Duncan Reid también canta un tema en el disco que nos produjo Renzo Teflón, siendo el primer músico inglés en grabar en un disco uruguayo. Y por intermedio de él, ese disco, sobre todo “El Sepulturero”, es difundido en un programa de Manchester por Stephen Doyle, mítico conductor radial de Salford City Radio, en su programa Sonic Diary. Y después, al viajar, yo tenía varios contactos como coleccionista e hice una recorrida por las disquerías y lugares que ya no quedan. Lo de Don Letts fue increíble, porque habíamos hablado por mail donde yo le había hecho una nota. Y un sábado a la mañana me lo encuentro en la feria de Porto Bello. Lo miro y digo “pero éste es Don Letts” (risas). Para en un puesto de vinilos, me le arrimo y me pongo a revolver y le saco conversación. Terminó recomendándome vinilos, hablando de los Clash, una cosa demencial.
SR: También te tocó pasear a Johnny Rotten por Montevideo.
Hugo: También; ésa fue cuando vino con PIL, porque le arrimé para que me firmara los dos libros que tenía publicados hasta ese momento. Estaba con Rambo, que oficia de seguridad, y yo lo saludé. A Johnny le gustó eso, que lo hubiera identificado. Me preguntó un lugar para comer pescado, y lo terminé llevando a un lugar en la ciudad vieja. Y después a través de coleccionistas de una revista japonesa, tengo la posibilidad de entrevistarlo vía mail unos meses después. Con Iggy Pop también; me firmó un vinilo raro. Un amigo en Londres me dijo la hora que salía el vuelo y me fui al aeropuerto. Llevé el vinilo y fue levantarlo nomás y el loco vino solo (risas).
SR: ¿Y a Evaristo qué le vas a llevar a firmar?
Hugo: El Salve y Revolución de época. Él es muy de contar anécdotas, la transmisión oral está genial.
SR: ¿El 2020 cómo viene respecto a tus proyectos personales y del grupo?
Hugo: En cuanto a la banda, arrancamos el 9 de febrero en el ANTEL Arena, que era impensado. En lo particular, me hubiera gustado que fuera en el Velódromo, pero va a tener su gustito. Para ese show vamos a incorporar a Ismael Cuevas en una segunda guitarra, y seguramente lo sigamos haciendo para shows grandes que posiblemente puedan llegar a venir de ahora en más. No vamos a adelantar nada, pero seguramente seamos soporte de alguna banda internacional importante. A nivel personal, está la columna 8:08, que sigue atrasando y cada vez atrasa más (risas). Y agradecer a la gente de Radio Pasillo, que fueron los que me propusieron esa idea medio loca de leer un texto en la radio. Me consiguieron una bandeja de vinilos, porque lo quería hacer tal cual era mi proyecto, pasar música del formato físico y no MP3. Eso le dio otro color, una sección con una duración importante. Eso se graba como paquetes enlatados y lo levantaron de un montón de radios, hasta llegar a Cemento Radio, que fue una sorpresa total. También en Pando, que para mí es muy significativo, que la FM Del Molino y Wilson Mondelo, el Gallego compañero de escuela, esté pasando la columna.
SR: ¿Y el libro?
Hugo: Eso quedó ahí. Está todo: la tapa, el prólogo escrito por Renzo Teflón. El libro se llama Una Hora Sangrando Bajo el Agua, y es una revisión de textos de La Sangre que escribí yo. El disparador es una frase de un dadaísta de Cabaret Voltaire. Los textos revisados se van enganchando por un hilo conductor. Se había conseguido el contacto con Enrique Symns, que había escrito algo para nuestro disco Somos Vuestro Semen, y escribió una cosita en la solapa del libro. Eso está ahí y en algún momento saldrá. Quedó en la computadora, con el diseño gráfico de la tapa de Gabriel Cianciaruso, que fue el que diseñó Somos Vuestro Semen, tan polémico disco, que al día de hoy Spotify se niega a subirlo. No quiere decir que no lo haga en algún momento, estamos en eso, quizás con algún cambio en la tapa (risas) pero correrá por cuenta de ellos, no por nosotros.
SR: ¿Querés agregar algo?
Hugo: Agradecer a toda la gente por estos 30 años de aguante, ya que en realidad el cariño del público fue el combustible que nos hizo llegar hasta acá. Nuestro público es sumamente fiel, porque la banda no tiene prácticamente difusión.
SR: Es un premio a la permanencia.
Hugo: Sí, a la permanencia, y por ahí a la coherencia y la constancia.
SR: Prueba viviente de que sí se puede.
Hugo: Seguir transmitiendo el objetivo primario, que es demostrar que las ideas vienen primero y la técnica después.
Ariel Scarpa