Lo del sábado 7 de diciembre no fue sólo un concierto, fue una fiesta. La fiesta del punk rock nacional de la mano de su más importante y longevo representante, como lo es La Sangre de Verónika. Fabián Vázquez, Andrés Burgueño y Hugo Gutiérrez se dieron y nos dieron el gusto de disfrutar de un espectáculo memorable, que quedará en el registro eterno del rock nacional.
Tábanos fue la banda elegida para que abriera la noche de Montevideo Music Box. Los argentinos tuvieron un desempeño muy bueno, a la altura de lo que nos tienen acostumbrados los grupos de la orilla de enfrente del río. Por supuesto, punk rock. Tocaron alrededor de media hora, que estuvo llena de buenas canciones, con buena energía sobre el escenario. Una actuación redonda que sirvió para ir calentando motores.
Poco después, subía La Sangre al escenario, y abajo el ambiente ya estaba templado por los fanáticos de la banda que habían venido dispuestos a disfrutar al máximo. Y eso fue lo que pasó, una fiesta total disparada por la mecha encendida por el trío punk uruguayo. Una explosión de principio a fin, una energía arrolladora que la banda expulsó desde el escenario, que fue recibida por el público y devuelta de la forma habitual. El pogo sólo paró en los segundos que separaron los temas, cuando esto ocurría, afirmando ese ida y vuelta que la banda logra y que todos esperamos.
En cuanto al repertorio, es imposible que tocaran todos los éxitos de tan extensa carrera, pero la elección estuvo muy buena, dejando a todos los concurrentes satisfechos, sin lugar a dudas. Seguramente todos quisimos que esto siguiera y siguiera, pero algún final tenía que tener, y “Mugre y furia” fue el encargado del broche de oro. El sonido general del espectáculo estuvo muy bueno, al igual que las luces.
Aparte de las impecables ejecuciones y de la fuerza de los temas, este festejo sirvió de excusa para que La Sangre presentara varias sorpresas. Fue así que vimos desfilar a Ismael Cuevas, Gabriel Soria, Gerado Morán, Víctor Nattero y Fabián “Hueso” Hernández. Ismael le dio un buen apoyo a la banda en cada uno de los temas en que tocó. Gerardo aportó voces, con la calidad habitual. Gabriel participó con una entrega y un entusiasmo muy contagiosos. Víctor tranqui e impecable, como siempre. Y la doble sorpresa del Hueso, participando en “El sepulturero” y en una magnífica versión de “Torturador”, mítico tema de Los Estómagos. Ver al Hueso volver a tocar el bajo con un tema tan significativo fue impactante. No sólo porque a los que vimos a Los Estómagos nos retrotrajo a esa época de alguna manera, sino porque esto fue un presente magnífico, en ambas acepciones de la palabra: un regalo y actual. Todas estas participaciones y varios videos más los pueden ver al pie de este artículo.
Fieles a su costumbre, y como no podía se de otra manera, la fiesta fue una mancomunión entre el punk rock de la banda y la combustión del público. Todo hecho por ellos mismos.
Ariel Scarpa