El Umbral: El Valor de la Propuesta

Alejandro Núñez, guitarrista y cantante de El Umbral, se presentó para el rockportaje a esta banda de extensa carrera en el panorama local. El rock fue el pilar de la entrevista, como es habitual, pero con una mirada distinta, y con conceptos más que interesantes para comenzar este 2019. La banda está integrada en la actualidad por Alejandro Núñez en voz, guitarra y teclados, Federico De Luca en bajo y coros, y Mauri Ávila Furtado en batería y coros.

SR: 20 años de la banda, ¿no?, ahora en 2019.

Alejandro: Ya estamos por cumplir, porque en realidad manejamos la fecha del 30 de mayo de 1999, pero ese fue el primer show. El Umbral en realidad se formó el 13 de enero de 1999.

SR: 20 años de punk, de rock, de pop… ¿de qué más?

Alejandro: Para mí El Umbral es una banda de punk, pero tiene una cantidad de condimentos de otros géneros musicales. De repente, el formato acústico le sienta bien, pero no es lo que nosotros elegimos hacer. Empezamos en ese formato, pero se fue endureciendo la propuesta en el sentido auditivo. En las letras del primer disco, yo tuve unos planteos personales donde apelaba mucho a los simbolismos y a las metáforas en los textos, pero se diversificaba mucho la interpretación de la canción, y eso no me gustaba. Siempre me importó mucho el tema del sentido de la canción. Para mí la letra está a la par de la música.

SR: ¿Y cuál es el mensaje a lo largo del tiempo?

Alejandro: Es variado. A grandes rasgos, El Umbral es una banda social y, hasta cierto punto, combativa, pero no desde un lugar negativo ni nihilista. Para mí, puede ser hasta socialista, como los Clash. Si tuviera que indicar la banda del punk que más identifica a El Umbral, son los Clash. No tanto a nivel auditivo sino de los contenidos, ya que nosotros siempre buscamos una especie de revolución, siempre tiende a pinchar al otro para la discusión y la reflexión.

SR: Es más positivo que el “no future”.

Alejandro: Sí, sí. Yo no creo en un “no future”, siempre hay “future” (risas). Siempre se puede hacer algo. El error de los seres humanos a veces es pensar que podemos cambiar todo de un plumazo. Incluso en mi trabajo de docente llevo adelante eso de que aportando pequeños granos de arena, uno ve que no es en vano el trabajo del profesor.

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SR: ¿En qué medida te parece que el rock hoy puede apuntar a cambiar las cosas?

Alejandro: Creo que la gente no está utilizando el rock para eso ahora.

SR: ¿Y para qué lo está utilizando?

Alejandro: Lo está dejando de lado. Puede pasar que el rock retome fuerza, pero para eso la gente tiene que sentirse representada por el rock. La gente por sí misma no está muy conmovida, es una sociedad aletargada, no enfoca su fuerza en los problemas que tiene que atacar. La gente está manejada absolutamente por líderes o por mecanismos.

SR: ¿Y cómo se mete el rock ahí para hacer un aporte diferencial?

Alejandro: Ayer me dijeron que era un iluso y un utópico (risas). Y a mí me encantó que me dijera eso. Para mí la utopía es lo que mueve al ser humano. Mi propuesta a través de El Umbral, si uno lo ve desde determinados lugares, nunca tuvo grandes logros, pero para mí sí los ha tenido. Cuando hago una canción y logro el resultado expresivo que pretendía, yo ahí ya me siento feliz, aunque no vaya nadie al recital.

SR: Hacés un aporte y lo comunicás.

Alejandro: Yo lo paso por un filtro de calidad mío, y por eso tengo canciones que han dormido en un cajón 20 años. “La grieta del olvido”, del último disco es una de ellas, y vi que se podía aplicar en la actualidad.

SR: Si comparás el rock nacional de hace 20 años atrás con la actualidad, ¿qué ha cambiado?

Alejandro: Cambió mucho. El rock nacional de antes, aunque yo no lo viví plenamente porque yo vine un poquito después, es de donde nosotros tenemos grandes influencias. Siempre lo que quisimos fue continuar el trabajo que habían empezado otros, bandas como Neoh 23, Séptimo Velo, Los Estómagos, Los Traidores, Zero, no tanto a nivel de sonido pero sí a nivel de contenidos, porque consideramos que esa música estaba llena de contenidos. Calculo que en esa época habría bandas que llegaban al éxito y bandas que no tanto. Pero creo que el rock uruguayo era uno solo, o sea, era monolítico. Y ahora hay varias trincheras, hay división.

SR: ¿A nivel de…?

Alejandro: La división tiene que ver con el poderío de las bandas. Hay franjas. No se hablaba del under en los ’80, estoy seguro.

SR: Porque era todo under.

Alejandro: Sobre finales de los ’90, había cierto vestigio de eso, porque nosotros en muchas fechas compartimos escenario con La Tabaré, Trotsky Vengarán, con un montón de referentes. El Umbral fue evolucionando, pero hace años que se nos cerraron esas puertas. Yo le atribuyo eso, un poco, a la llegada del Pilsen Rock.

SR: ¿En qué sentido?

Alejandro: Hay músicos de nuestra escena que lo considera positivo. Yo no considero negativo que se hagan festivales, pero sí considero que fueron impulsados por sectores empresariales que representaban las bandas y por políticos. Y entonces empiezan a jugar muchas cosas. Yo invitaría a la gente a anotar, de todas las bandas que tocaron en todas las ediciones del Pilsen Rock, cuántas dejaron de tocar. Nosotros nunca pudimos acceder a ninguno de esos festivales, pero existíamos cuando se hicieron y seguimos tocando. Yo creo que el 80% de las bandas que tocaron en el Pilsen Rock, no existen más. Y pienso que eso está diciendo algo. ¿Eran propuestas realmente representativas? Obviamente que había bandas enormes, históricas, pero después había una cantidad de bandas que fueron de poco trayecto. No les achaco dejar de tocar, porque es un país muy difícil, pero uno piensa que La Sangre de Verónika, que tiene 30 años tocando, nunca estuvo en un festival, pero siguen tocando. Los festivales no son manejados con visión artística.

SR: Ahí hay un manejo comercial y con algún tipo de fin político o social.

Alejandro: Muchos intereses, pero no los artísticos. En la última edición de Montevideo Rock, y de las bandas de nuestra escena, que son una cantidad y que son excelentes, ninguna estuvo. Y había bandas que estaban debutando ahí. Eso afecta el resultado, lo digo sin ir en contra de nadie. Porque es una oportunidad para poder desarrollar al rock. Pienso que si los organizadores tienen esa poca visión artística, la oportunidad se está perdiendo. Tiene que haber un equilibrio. Si hay una banda como La Sangre de Verónika, tienen que darle una oportunidad, porque seguramente vaya mucha gente a apoyar a esa banda. Y la característica del público de La Sangre o de El Umbral, es que es gente de rock, con sentimiento rockero y con la ética rockera. Creo que el perfil del público, más que la cantidad, también hay que mirarlo. Están dejando de lado la escena subterránea, la etiqueta under que nos pusieron, que en realidad se usa mucho para menospreciar las propuestas. A mí no me gusta mucho hablar del under, porque te etiquetan como un cuadro chico, y para mí la música es una sola.

SR: Hay un montón de bandas muy buenas que no terminan de emerger.

Alejandro: Aparte es un problema no emerger, porque no te deja profesionalizar del todo. Nosotros tocamos en algunos festivales, pero fue fuera del Uruguay. Es interesante, porque nosotros salíamos de tocar acá en boliches en un sótano para 20 personas, y una vez tocamos para más de 2.000 personas en Argentina, o para 700 ó 500 personas. Tuvimos que hacernos profesionales de golpe. Pero hay bandas que nunca tienen esa posibilidad, por eso considero que El Umbral es privilegiado, porque pudo salir del país, además de tocar en el interior.

SR: Los espectáculos grandes no convocan público estrictamente rockero. ¿Una idea con buena intención sería acercar el rock al público que no es rockero?

Alejandro: Para mí sí, pero la propuesta de rock tiene que tener un contenido atrás.

SR: ¿Contenido musical y letrístico?

Alejandro: Sí, una propuesta, la que sea. Que sea fuerte, que llame la atención y que llegue. Que el cantante le llegue a la gente, que eso no se da a veces por más técnicamente buenos que sean los músicos. Tiene que haber un contenido atrás, porque sino se transforma en un circo; nos está pasando eso. Y que no quede tan en el anonimato el músico, porque está pasando que la gente va a los festivales pero no sabe ni quién toca.

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SR: ¿Se puede revertir?

Alejandro: Nosotros estamos haciendo un documental, que en realidad apuesta, no sé si a revertir, pero a abrir otras puertas, que haya otra visión. Que la gente sepa, y que quede un registro de que existieron otras propuestas, no las que legitimaron los medios. Eso es un gran problema, los medios legitiman el arte, y la gente considera que ésas son las mejores propuestas. Está bueno que se consuman las bandas grandes, pero también estaría bueno que se recupere un poco el indagar. Y para generarlo, hay que educar. Nos adormecieron con tanta información.

SR: ¿El Umbral tiene una receta para la permanencia?

Alejandro: Esa pregunta está en el documental (risas). Esto es un adelanto, porque lo digo en el documental: nos dimos cuenta que íbamos a desaparecer, y empezamos a tomar las riendas con la cuestión de grabar. Si no hubiésemos aprendido a grabar, habríamos desaparecido. Tuvimos que aprender a grabarnos nosotros, porque económicamente no nos daba. Para nosotros, tener una banda, es poder desarrollar la propuesta. Y eso no sólo se hace tocando en vivo, también hay que grabar canciones, porque grabar es ese momento, después se pasa. Ya teníamos eso como ideología, de grabar como sea. Por eso tenemos algunas dificultades técnicas en las grabaciones, pero la filosofía era “hagámoslo como sea”. Pienso que si un músico no graba, se empieza a estancar.

SR: Hay una evolución desde el primer disco, “Despertando del Silencio” (2001), al último, “Todo Sigue Igual” (2018).

Alejandro: Las letras dejaron de ser tan simbólicas; trabajé desde la conciencia para que fueran cada vez más directas.

SR: Es un proceso a la inversa, porque generalmente se empieza por letras directas.

Alejandro: Es que El Umbral hizo varios procesos inversos. El sonido se va endureciendo también.

SR: ¿Cada vez más punk?

Alejandro: Y sí. El primer disco tiene canciones folk, con armónica; eso fue eliminado. Ahora la propuesta es como más combativa. Y si uno ve la banda en vivo, cada vez es más fuerte.

SR: ¿Los tiempos lo requieren, quizás?

Alejandro: Pienso que sí. El disco se llama “Todo Sigue Igual”, pero es un juego de palabras, porque si le ponemos una coma en el medio, puede ser “Todo Sigue, Igual”. A lo que apunta es eso, a que nosotros vemos la sociedad como un poco estancada, o retrocedida en algunos aspectos, y creyéndose que hemos avanzado. También el disco tiene muchas connotaciones políticas, porque consideramos que el uruguayo es muy político pero es muy político partidario, y El Umbral es una banda política pero no es política partidaria. Eso nos ha jugado mucho en contra.

SR: El punk es político.

Alejandro: Sí, sí. Esto se debate últimamente, pero nosotros que somos hijos lejanos del punk inglés, y en Uruguay yo no sé qué tan inglés es el punk que tenemos hoy en día. Porque hay punk, pero es más americano. A nosotros nos ha costado encajar, porque además somos hijos de Nirvana, entre otras cosas, y no suena a algo armado. Tenemos ese complejo de colonia en que tiene que sonar a algo que ya existe.

SR: Si bien el estilo de El Umbral es punk, eso no los limita creativamente.

Alejandro: Es que nosotros no creemos en las etiquetas. Nos definimos punk, pero tiene que ver con adónde apunta la propuesta a nivel de letras. Va a seguir siendo punk aún si es acústico, no es un tema estético.

SR: No es necesaria una guitarra distorsionada.

Alejandro: No. Es que hoy en día hay como una confusión de pensar que si me subo con una guitarra distorsionada, estoy haciendo punk; y yo no estoy tan de acuerdo con eso. Lo estético es una de las patas de la mesa, pero no puede ser la mesa entera. La propuesta tiene que tener algo local; por ejemplo, mi mamá de chico me llevaba a escuchar a Zitarrosa o a Viglietti, y si algo nace de ahí, yo no lo puedo obstruir. El rock uruguayo de los ’80 tiene unos condimentos que son casi autóctonos. Y ése es el sonido del rock uruguayo para mí. En los ’90 hubo un intento de resistir todo eso.

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SR: Pero ahora hay una especie de revisionismo.

Alejandro: Hay un arrepentimiento. Alguien se está dando cuenta de que algo malo pasó, como que el rock pegó una bajada muy grande.

SR: ¿Y “adónde nos conduce eso”, dijera Peluffo?

Alejandro: Tengo una visión positiva entorno a lo que veo salir de esta escena de los subterráneo. Lo que tenemos que hacer nosotros es juntarnos, que lo estamos haciendo. La mayoría de las bandas subterráneas estamos muy unidas, que no sé si pasa arriba. Sabemos que es lo único que nos va a hacer sobrevivir. Puede haber muchas carencias, pero sos libre.

SR: Eso es una gran ganancia; estamos libres de crear porque no hay intereses de los medios o de las discográficas en tener ingerencia.

Alejandro: Hay algo bueno en todo esto, y es que están muriendo las discográficas. No vamos a estar todos en igualdad de condiciones porque eso no existe, pero por lo menos no nos van a bloquear en las radios por pautas pagadas. En la ley que está por salir, habría que ver muy detalladamente qué dice, porque el 30% puede agrandar la franja de la música uruguaya, pero no hacer que empiece a haber más ingresos para las bandas de acá. Puede hacer más grande la distancia, en realidad. Debería haber un artículo para la música independiente.

SR: ¿Tienen interés de salir del circuito under?

Alejandro: Siempre quisimos salir del under. Y te digo más, no está diseñada esta propuesta para ser under, porque sería como una contradicción. Cuanta mayor cantidad de gente nos escuche, mejor; porque lo que queremos transmitir, consideramos que es importante.

SR: Ya tienen el quinto disco en la calle. ¿Cómo sigue esta historia para El Umbral?

Alejandro: En el 2019 vamos a terminar este documental que estamos haciendo, que habla de este camino que hemos recorrido. Le vamos a mostrar a la gente algunas de las cosas que hemos vivido y algunas de las cosas que pensamos.

SR: ¿Tiene nombre el documental?

Alejandro: Se llama Desde el Mismo Lugar. El nombre tiene que ver no con que estamos estancados sino con que estamos posicionados.

SR: ¿Alguna novedad que quieras compartir?

Alejandro: A la salida del documental va a haber una presentación o algo. Ahora estamos ensayando con el primer baterista. Tenemos como dos Umbrales, el nuevo y el viejo. Dividimos el set: uno es tercer, cuarto y quinto disco, y el otro los dos primeros discos.

SR: ¿Algo para agregar?

Alejandro: Que no aflojen las propuestas, hay que fortalecerlas, y encontrarle a cada una un sentido convincente. Con eso las bandas vamos a avanzar.

Ariel Scarpa

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