Un Rockuerdo Para “Yuyo” Carlos Canaveris

Esta serie de artículos está dedicada a músicos de rock nacional que ya no están entre nosotros. En esta oportunidad nos referiremos a Carlos Canaveris, más conocido como “Yuyo”, vocalista y bajista de Sádica. El artículo está compuesto de una pequeña biografía y una parte fundamental: gente del ambiente del rock cercana a Yuyo que contribuyeron especialmente para este artículo respondiendo seis preguntas. Para el Rockuerdo de Yuyo, contamos con el aporte de Daniel Renna (periodista), Fernando Tenreiro (Sádica, Molotov, Corazón Salvaje), Leonardo Lamela (Sádica, Alvacast, Seth, Seism, Heaven’s Cry y TMM), Néstor Porto (Apollyon, Mórbida, Sádica, Arsenal, Sátrapa, Desideratum (proyecto solista desde 1993 hasta 2010), Vértebras, Cuchilla Grande, Aplanadora, Cadáveres Ilustres), Luis D’Angelo “Peruano” (Alto Voltaje, Chopper, Charrúa, Capricornio), Rafael Del Campo (LSD, 9-28, Cadáveres Ilustres, Los Inadaptados de Siempre).


A pesar del poco tiempo que Yuyo estuvo entre nosotros, su paso dejó una huella que se recoge en los detallados comentarios de quienes participan en este artículo. Se lo destaca como una persona de bien, rebelde pero en una buena, con calidez humana en sus relaciones. Y también se lo reconoce como un compositor de letras que marcaron una época clave, como fue el rock nacional de la década del ’80.

Integrante de la Cooperativa del Molino, su banda Sádica supo acompañar toda la movida que generaron junto a las demás bandas que la integraban, sobresaliendo por la energía puesta en sus recitales, la potencia de su música y la crudeza de sus letras, donde destacan “Mi testamento” y “Rompe las leyes”, por sólo nombrar dos de los más recordados.

Según recuerda su mejor amigo, Rafael Del Campo, además de Sádica, Yuyo integró las bandas Gato Negro (Yuyo en bajo y voz, Sergio Maestri en guitarra y Fernando Tenreiro en batería) y Angkor Vat. Rafa lo recuerda como un “apasionado por su bajo Vargas”. “Escuchaba de todo: thrash, death metal; bandas como Exploited, Iron Maiden, UDO, Accept, Wendy O. Williams, Plasmatics, Riff, V8, Mötley Crüe, Ratt, Twisted Sisters, Motörhead, Megadeth, Sex Pistols, Clash, Van Halen, W.A.S.P., Whitesnake, Scorpions, Def Leppard, Judas Priest. Todos esos discos los conocí en su cuarto”.

Aparte de su interés en la música, Rafael recuerda que también le gustaba el dibujo, la pintura y la fotografía, y que también jugaba waterpolo siendo más joven. “Siempre prolijo, le gustaba llevar buena ropa en su onda, jeans de buena marca, championes y botas igual”. “Se cuidaba el pelo de manera increíble. Yo lo jodía siempre: “¡¡¡Sos peor que una mina!!!”, le decía”.

Fernando Tenreiro contribuyó a este artículo no sólo con sus comentarios sobre Yuyo, sino también aportando dos videos exclusivos de Sádica. Uno en vivo en el teatro del Anglo y otro de un ensayo. Ambos son unas joyas que nos damos el lujo de compartir con uds.

Por su parte, Daniel Renna nos brinda profusos detalles sobre Yuyo. Los próximos párrafos fueron cedidos por él para este artículo, y los transcribimos tal cual los recibimos.

“Conocía al Yuyo de la Barra del Parque Posadas. Teníamos varios amigos en común, y la hermana de Fernando Tenreiro, el baterista de Sádica, había sido compañera mía en 1983. Recuerdo que venía a clase con montones de pins de los Sex Pistols, lo que da pistas de lo que vendría años después. Eran grupos muy reducidos, muy lejos de cualquier idealización posterior sobre Brigadas Metálicas, cosa que nunca existió como tal. Nos juntábamos a intercambiar cassettes y letras de canciones. En ese grupo estaba El Pachorra, cantante de Nostradamus, Quique Ramis (luego sustituto de Leo García en Zero), Marcelo Pedroso (Viuda Negra, etc.). El embrión de Sádica vino de ese lugar y esa época. Sí es muy cierto que Sádica fueron los primeros en hacer el crossover con el punk. Teníamos peleas con los punks todo el tiempo. Sádica hacían canciones de los Sex Pistols y de The Exploited. Era la banda que seguía el grupúsculo punk de la Brigada Destroy. Tenían una imagen sensacional, con un guitarrista que destacaba a kilómetros como Leo Lamela. Los vi varias veces a finales de los 80’s. Recuerdo perfectamente sus canciones: “Basura”, “Seccional”, “Solo”, “Montevideo”, “Somos Mortales”, “Rompe Las Leyes”, y por supuesto, “Mi Testamento””.

“Recuerdo un show con Paddock y Delirium Tremens en el Club Shangrila, en febrero de 1989. Yo tenía mucha amistad con Delirium Tremens (ellos organizaban el show) y terminé haciendo las luces para todas la bandas, además de cubrir el show para Sin Tregua. Me acuerdo que el control de luces estaba al costado del escenario, y se me acercó el Yuyo, me dijo que le gustaba mucho como hacía las luces, y me pidió que se las hiciera a Sádica. Ellos tenían canciones mucho más rápidas que Paddock y Delirium Tremens, por lo que pude usar flashes para los temas más thrash. A él le encantó”.

Fotos cedidas por Daniel Renna

“Cuando Leo Lamela fichó por Alvacast -creo recordar que a principios de 1989- fue como si Peñarol o Nacional te contrataran. Alvacast tenía un disco publicado, tocaban en Argentina y Chile, estaban en los grandes festivales, y se codeaban con gente como Zero, los Estómagos o Traidores. Fue EL fichaje del metal uruguayo. El estreno se dio para la recopilación “Brigada Metálica”, en la que ya Leo participaba con Alvacast, y éstos a su vez hacían coros en los dos temas de Sádica que allí aparecían: “Rompe Las Leyes” y “Mi Testamento.” Yuyo siguió con Sádica unos meses más en 1989. Tocaron junto a los argentinos Dr. Jekyll y los chilenos Massacre, que fue la presentación de la recopilación “Brigada Metálica”. Pude verlos en esos dos shows”.

“A principios de 1990, nadie pensaba que “Mi Testamento” sería algo premonitorio. Ni siquiera era la canción más notoria de “Brigada Metálica”. La discusión entonces eran los dos temas de Alvacast que eran matadores, porqué no estaba Cross, que tenían unas maquetas increíbles entonces, o la ausencia de Alto Voltaje, que venían pisando fuerte. En cualquier caso, Yuyo se había unido a Angkor Vat, ya que el bajista Pablo Van Lagat estaba iniciando Inner Sanctum”.

“Me enteré de la muerte del Yuyo por el Peruano, con quien él tenía mucha amistad, además de la conexión como bajistas. Allí “Mi Testamento” pasó a tener otra dimensión, terrible y profética. El velorio del Yuyo reunió a casi todo el mundo de la escena metálica de Montevideo de los primeros 90’s. Fue una situación intensísima. Recuerdo perfectamente el féretro, en el que el Peruano puso su pin de bajo dentro. Hablamos muchísimo de música con Gustavo Dell, de Angkor Vat; incluso recuerdo hasta haber vivido un perturbador juego de seducción, en medio de todo aquel terrible drama. Muy bizarro. De alguna manera, flotaba en el aire el reverso vital, el sentirse aferrado a la vida cuando se tienen 20, 25 años”.

Imágenes cedidas por Daniel Renna

“Viví dos episodios muy extraños relacionados con la muerte del Yuyo. El primero, fue el encuentro en la parada del bus en la avenida General Flores con un tipo que conocía del Liceo 18, al que no veía hace años. Nos ponemos al día, y me empieza a contar que iba en un ómnibus que chocó con un Buggy, el auto en el que iba el Yuyo. El segundo es más raro aún. Yo iba mucho a Buenos Aires, y mi tío vivía en el barrio de Flores. Me cuenta que en el bar que frecuentaba en la Plaza General Pueyrredón, había un padre uruguayo, que había perdido a su hijo en un accidente de tráfico en Montevideo. Era el padre del Yuyo. El hombre, al que pude conocer, iba a todos los shows de Chopper entonces, y era una imagen devastadora. No puedo imaginar el dolor de ese hombre. Él estuvo allí, al menos por unos meses”.

La vigencia de las letras de Yuyo se extiende hasta hoy, y se continúa en versiones, como la que hace Chopper de «Mi testamento». Compartimos a continuación este tremendo homenaje.

 

Conociendo a Yuyo

Fernando: A Yuyo lo conocí en ’83 en el liceo IBO. Me lo presentó otro colega, Sergio Maestri, y enseguida nos hicimos amigos. Todos estábamos aprendiendo a tocar un instrumento, Sergio tocaba la guitarra, el Yuyo el bajo y yo la batería. Nos gustaba la misma música, así que al poco tiempo estábamos intentando tocar algo. Tuvimos una primera banda, Gato Negro, con otra gente del barrio, entre ellos Pablo Pitetta, con los que tocamos una sola vez en una kermesse de un colegio de monjas. Vivíamos todos cerca, en los alrededores del Prado. A la vuelta de la casa del Yuyo vivía Rafa del Campo, su mejor amigo. En su garage pasaron LCD, Cadáveres Ilustres, 9-28, Andy Adler, entre otros. A la vuelta de mi casa ensayaba Horus (el Pachorra, el Funfu) que luego sería Nostradamus. También estaban los Ogara y los Pitetta; había bastante movimiento, rock, blues, hard rock, punk en el barrio, y eso nos influyó a todos. Todo esto a pesar de la dictadura. Entre el ’84 y el ’85, Leo, mi primo, entró en la banda. Sergio lo dejó y así fue como nació Sádica. Como no teníamos lugar fijo de ensayo, garroneábamos ensayos a todas las bandas que podíamos, ya que aprendías de otros que ya tenían mejores instrumentos, pedales equipos y experiencia.

Rafael: Con Yuyo vivíamos a tres cuadras pero no nos conocíamos… Tengo dudas cuál fue la primera instancia en que tomamos contacto. Una, recuerdo que fue por una compañera de clases de liceo, Adriana Muñíz, la cual también vivía en el barrio. Gonzalo Rovira, que también vivía en la misma calle, Loreto Gomensoro. Él jugaba waterpolo en Olimpia y de allí creo que era el vínculo. Luego de entrar en contacto y salvando diferencias musicales, teníamos mucho en común, como el gusto por el diseño gráfico; él ya era egresado y me impulsó mucho a seguir esa carrera. Y teniendo nuestras diferencias, formamos una dupla genial. Empezamos a improvisar juntos batería y bajo conectado a un combinado General Electric en casa, intentando temas de Riff y otros. “Mal Romance” es uno que marcó esas vivencias y aún me acompaña siempre. Conocerlo en sí, llevó años… llegamos a una enorme amistad. Nos juntábamos todos los días y saliendo todos los finde con Marcel Núñez, luego vocalista de 9-28, gran persona que también conocí gracias a él. Nos íbamos a Buenos Aires apenas podíamos, viajes flash de finde; llegar e irse a tomar el tren a ver a Pappo en barrios alejados del Centro, inolvidable. Compartíamos muchos vinilos y allí en su altillo conocí mucho material de bandas de metal. Viajábamos a La Floresta con nuestras parejas casi todos los finde que podíamos.

Leo: Lo conocí por medio de Fernando (batero de Sádica, quien es mi primo). Yo creo que tenía como 12 años cuando lo conocí por primera vez. Y luego, bueno, cuando Fernando me propuso de tocar con ellos.

Néstor: En el año 1987, en la feria de Villa Biárritz, conocí a Yuyo. Pero a la banda ya la conocía. Apareció con Fernando Tenreiro, el baterista, buscando un guitarrista para Sádica, porque se habían quedado sin guitarrista ya que Leo había pasado para Alvacast. Siempre nos juntábamos en Villa Biárritz con otra gente y algunos músicos a intercambiar discos, a hablar de música y a tomar alguna que otra cosita, también. Cuando ellos aparecieron justo habíamos varios violeros ahí juntos, y como que nadie quiso agarrar el fierro caliente, y yo dije “yo voy, ¿dónde es?”. Me dijeron: “el lunes nos juntamos en la calle El Cairo y Centenario”, que era la sala de ensayo de Orgasmo Rosa, que era la casa del Vasco, el bajista de Orgasmo Rosa. Los locos le prestaban los equipos y ensayaban ahí. Yuyo era un poco mayor que yo, yo tendría 17 y él como 23.

Peruano: Lo conocí en un concierto en el Club Colón. Era un concierto en que tocaban varias bandas de thrash, que eran de las primitivas bandas de thrash. Estamos hablando de antes del año ’90, porque yo todavía estaba tocando en Alto Voltaje. Fue en ese concierto que vi a Sádica por primera vez. Luego de su show, me acerqué a conocerlos. Conocía un poco a Fernando Tenreiro, el baterista, y me presentó a su primo, Leonardo Lamela, que era el guitarrista en ese momento, y a Yuyo. Con él tuve el mejor acercamiento en ese momento. Me llamó la atención que él tenía un bajo muy similar al mío, que era también un bajo de luthier, como el mío que era peruano, y eran el mismo modelo, casi del mismo color. Eso fue de las primeras cosas que hablé con él.

Fotos cedidas por Fernando Tenreiro

 

Yuyo como persona

Néstor: Era un tipo muy pacífico. Hacía sus jodas, como todos en ese momento, pero muy tranquilo. Un loco que no se metía con nadie, que trataba bien a todo el mundo. Jamás había un problema de parte de él. Tenía buena disposición para todo. Con Yuyo yo me llevé bárbaro siempre. Inclusive cuando dejé Sádica, lo encontré al tiempo en el Circo y me comentó que había sacado el Gordo de Fin de Año. Estaba re contento con eso. Pensaba poner un video club, y al tiempo se compró el Buggy. Una vuelta lo encontré por el Prado (yo iba a hacer un curso de fotografía y video en la Casa de la Cultura y él vivía por ahí) y estaba con el Buggy. Me dijo “’perá que te arrimo”, y me alcanzó hasta 18. Íbamos hablando, y me acuerdo que le llegué a comentar lo de la seguridad del auto ése, pero él estaba copado. Íbamos a hacer unas cosas juntos, porque le había pasado un material con unos ejercicios, porque él quería mejorar técnicamente en el bajo. Lo iba a incorporar a un proyecto que yo tenía para hacer un thrash más complejito, más estilo Megadeth, Testament, como me gustaba a mí, e iba a tocar con nosotros, pero lamentablemente no se dio.

Peruano: Tuve la suerte de hacerme amigo de Yuyo. Yuyo era un tipo bastante introvertido, no era muy expresivo. Era un tipo muy dócil, muy tranquilo, muy sereno. Nunca lo vi perder los papeles, ni siquiera molestarse mucho. Era un tipo con una tolerancia bastante amplia, pero era muy entusiasta y en eso coincidíamos mucho. Casualmente, mi primer acercamiento con Yuyo fue para juntarnos a producir conciertos, y de hecho me fue de gran ayuda en hacer el primer concierto de heavy metal en Las Piedras, donde tocamos con Sádica, Alvacast y Alto Voltaje. Era un tipo que se prestaba mucho para todo lo concerniente a producir un show y promocionarlo. Prestaba todo su tiempo libre para hacer afiches, volantes, repartirlos, pegarlos, buscar lugares donde tocar. Después de ese concierto en Las Piedras, de hecho hicimos otros varios conciertos más. Era un tipo muy agradable, muy sincero, con sentimientos muy honestos, muy honesto con sus propuestas, muy firme en sus convicciones a pesar de su juventud. Un tipo con una visión muy positiva para ser tan hardcore musicalmente, quizás. Era un tipo con muchas capacidades, porque componía y escribía para la banda, un tipo que tenía bastantes cosas en la cabeza.

Rafael: Siendo objetivo y sin duda alguna, Yuyo era un ser muy especial. Dedicado a lo que le gustaba, poniendo todo su empeño. Súper querido por colegas de laburo. Persona súper sensible dentro de esa imagen dura; familiero con su madre, tía y hermanas Karina y Mónica. Supo querer con el alma. Cordial con gente súper mayor, por ejemplo con mi viejo, capaz de charlar horas. Un tipo de paciencia de oro, siempre dispuesto a dar una mano en todo. De pensamiento amplio y rebelde pero siempre pisando la tierra. Y sobre todo, divertido. Un tipo muy cuidadoso con su aspecto, súper prolijo.

Fernando: El Yuyo era un buen tipo, un buen amigo, divertido y sensible, con un lado oscuro como todos, que reflejaba en sus letras. Él nunca se propuso ser cantante, de hecho probamos a mucha gente, entre ellos a Víctor, que luego sería cantante de Graf Spee; en esa época era hippie. Como nadie nos convencía, el Yuyo empezó a cantar para poder armar los temas. A Leo y a mí nos gustaba como cantaba, así que se quedó de cantante-bajista.

Leo: Yo lo veía como un rebelde / pacifista. Al mismo tiempo me parecía una persona un poco “obscura” pero muy humana, si así se puede decir… Yo creo que el Yuyo no le hubiera echo mal ni a una mosca… pero creo que él se sentía (como muchos) reprimido por el sistema. Y la música le permitía exprimirse.

Fotos cedidas por Fernando Tenreiro

 

Yuyo como músico

Peruano: Como músico y como bajista era muy honesto. Él no pretendía ser un músico talentoso, virtuoso; él apuntaba muy a la base firme y a la honestidad de lo que quería hacer. Él sabía que su propuesta no pretendía muchas cualidades musicales, pero sí una firmeza y una honestidad con lo que tenía que tocar, y lo hacía muy bien. Era muy sólido en sus bases y sus riffs, y creo que eso era buena parte del éxito que tuvo Sádica en su ambiente y en su propuesta musical.

Rafael: Como músico, súper creativo. Con cultura musical. Escuchaba de todo. Divertido en los ensayos. Letras tan sinceras que te mueven actualmente la realidad en la que creés vivir.

Fernando: Como músicos propiamente dicho, creo que no aportamos mucho, excepto Leo que era realmente bueno. Creo que el aporte de Yuyo como músico fueron sus gustos musicales y sus pensamientos para aquella época, tratar de emular esa música y las letras de la banda, que eran casi todas suyas.

Leo: Mmm… ¿definir a alguien como músico? Yo lo veía como alguien que trabajaba mucho y quería mejorar como músico. Creo que la vida no le dejó tiempo para que él pudiera desarrollarse más como músico.

Néstor: Como músico era más bien básico. El loco tocaba el bajo sencillo, sin mucha complicación. Le gustaba mucho V8 y Slayer, pero no quería mucha complicación en un principio. Cantaba él, porque habían probado cantantes con Sádica y no les habrían gustado, por lo que ellos me contaron. Hacía lo que podía, porque no tenía la gran voz, tampoco. Pero las letras estaban buenas, decían las cosas que había que decir en ese momento y rendía para lo que la banda quería en ese momento.

Fotos cedidas por Rafael Del Campo

 

Su aporte al rock

Fernando: Tocamos por primera vez en mayo del ’86 en el Templo del Gato y no lo recuerdo muy bien, pero no había muchas bandas que intentaran tocar thrash metal en Uruguay en aquella época. Cuando Leo dejó la banda para irse a Alvacast, el Yuyo se lo tomó mal, más que nada porque nos había costado tanto curro haber conseguido lo poco que habíamos conseguido. Parecía el final, pero entró en la banda Néstor Porto y más tarde sería sustituido por Carlos Visconti, con el que tocamos por última vez en el ’89 en el Circo de Montevideo. En el ’89 yo dejé la banda y Yuyo decidió disolver la banda y se unió a Angkor Vat.

Néstor: Para mí que el aporte al rock fueron las letras, sin duda. El estilo se escuchaba en el momento y muchos gurises los seguían. Yo estuve de los dos lados del mostrador: los vi tocar y después toqué con ellos, entonces charlaba con los demás. A mí el estilo no me gustaba en un principio porque era muy simple, muy básico, pero tenían llegada a la gente por las letras. Los tipos como estaban abajo del escenario, subían y tocaban, no había ninguna propuesta tipo “me cambio de ropa”. Era una cosa más tirando a punk, hardcore, que un thrash elaborado estilo Megadeth. A la banda la encontraba más bien básica, con un guitarrista, Leo que era muy bueno, pero que era más bien pirotécnico con un estilo más Van Halen y que no pegaba con la banda, para mi gusto. Cuando yo ya estaba ensayando y tocando con ellos, Yuyo me dijo una vuelta: “Me gusta más como tocás vos en el sentido que coincide con la banda”, no es que uno toque mejor que el otro. Como te dije, los gurises los seguían mucho. Me acuerdo que en el Defensor, en un festival de muchas bandas, había un lote de gente. Con Sádica abrimos esa noche y los gurises estaban a full con ellos. Los seguía mucha gente. Cuando tocamos en Buenos Aires también nos pasó lo mismo, no nos conocían y sin embargo el estilo y las letras tenían su llegada en ese momento. Y yo creo que también por la simpleza de la banda. Era una época donde estaba surgiendo mucho el thrash y ver que así como estábamos abajo subíamos a tocar, tenía más llegada a la gente que una banda que tenía otro tipo de escenografía o aprontes o propuesta más elaborada, hablando de la parte escénica.

Peruano: El aporte de Yuyo con Sádica me parece que fue el de un hardcore muy potente, muy pesado, sólido, con una temática muy directa que no era pesimista; era bastante positiva para ser tan hardcore. Pienso que le dio al rock uruguayo en general un matiz bastante distinto. De hecho, no escuché otra vez algo como Sádica dentro del estilo hardcore o thrash que tenían ellos. Me parece que sentaron la base de algo bastante particular y honesto.

Leo: Debe de haber aportado más de lo que yo pienso, pues yo era muy pendejo cuando lo conocí y cuando empecé a tocar con él. El Yuyo, como Fernando, andaban en la vuelta bien antes de que yo apareciera en el circuito, digamos. Se me hace difícil contestar pues me fui muy joven de Uruguay.

Rafael: Hizo un click. Logrando con Sádica y sobre todo junto al power de Lamela y Fernando en la bata, luego ya con Néstor Porto, una amalgama entre lo que era el heavy rock y un thrash que no existía acá, que atrajo al público punk junto al metalero. Rompió esa barrera idiota que existía. Incluso gente de mi barra, amantes rancios del punk, viajábamos siempre a sus toques, no importaba la distancia.

Fotos cedidas por Fernando Tenreiro

 

Las anécdotas

Rafael: Anécdotas, jaja, miles. En uno de nuestros viajes a Buenos Aires, siempre vía marítima, nos comimos terrible tormenta. El barquito no salía y todo el mundo expectante; recuerdo que tenía una barra circular en el medio. Al final arrancó y salimos; era una matraca aquello y sin asientos. En eso pasa uno de la tripulación y nos dice: chicos, para no marearse tomen gin tonic. No la pensamos y le entramos parejo. Al llegar al puerto aquello era Sodoma y Gomorra. Corrimos al hotel de siempre, al Florida, y de allí al tren, rumbo a encontrarnos con su amiga argentina, y de allí volando a ver a Pappo. ¡¡¡Casi 1:40 horas de tren y cuando llegamos se había suspendido!!! Terminamos en un pool de mala muerte y luego de vuelta al tren y a la calle Florida, cinco hamburguesas de por medio y al hotel. Finalizó la vuelta. Los más lindos recuerdos eran las vueltas los domingos de verano desde La Floresta a Montevideo con su novia Cecilia y mi novia. En su Buggy rojo descapotable, la ruta repleta y a 20 km por hora, pero todo nos importaba poco, la vida nos sonreía aún. Bronca me daba en invierno, sábado de madrugada, que todos se dormían y manejaba yo. Esa me la debe.

Fernando: La mejor anécdota divertida que recuerdo ahora mismo, es cuando Alto Voltaje organizó un concierto de metal junto a Alvacast en Las Piedras y nos invitaron. Yo tenía un cráneo humano que me había regalado una amiga de mi hermana que estudiaba medicina y se ocurrió ponerlo con un palo en la batería. Entonces al Yuyo se le ocurrió hacer unas antorchas: llevaba unos palos, telas, alambre y una lata de aceite quemado de coche. Creo que las otras bandas no tenían ni idea. Las armó detrás del escenario. Salimos los primeros y encendimos las antorchas. A la mitad de la actuación subió todo loco, creo que fue el Coco, a decirnos que teníamos que quitar las antorchas, que el local estaba lleno de humo y la gente no paraba de toser.

Leo: Supermassive black hole… te cuento algo cuando me acuerde…

Néstor: Pah, un montón. Recuerdo cuando fuimos a tocar a Buenos Aires, que era mi primera vez allá y tocando. Había hablado que yo iba con Fernando en ómnibus, que en aquel momento salía de la Plaza Cagancha, y Yuyo iba en Alíscafo porque salía más tarde de trabajar. Como yo viví toda la vida en Flor de Maroñas, tenía pocos ómnibus y trayecto largo, y llego tarde, como toda la vida. El ómnibus no estaba y dije “¿ahora qué hago?”. Vuelvo a mi casa y lo llamo a Yuyo. Me dice: “¿Ya llegaste?”. “No, estoy en casa”. “¿Cómo que en casa?”. “Perdí el ómnibus”. “No, boludo, ¿cómo vas a perder el ómnibus?”. Resulta que cambio el pasaje y voy en Alíscafo con él, en sala de fumadores siendo que yo no fumaba. A los piñazos, un desastre el viaje. Yo le tenía que comprar una guitarra a Carlitos Visconti, que fue el que entró en Sádica cuando yo me fui. Yo no tenía guitarra, me la prestaban allá los de Dr. Jekyll. Hicimos dos fechas en Buenos Aires y en La Plata. Yo llevaba una fundita para comprar la guitarra, y le dije a Yuyo cuando estábamos en viaje hacia allá. Entonces él me dijo que se tenía que volver antes por el laburo, pero me dijo que si me quedaba solo en la calle, preguntara dos veces, y si las respuestas coincidían, era seguro. Llegamos de noche, y vimos que salían unos locos con un paquete de comida en la mano, y era Fernando con los de Dr. Jekyll, que los encontramos de pedo. Tocamos esa noche en un teatro en la zona de Belgrano, si no me equivoco. Creo que abrió Murdock, después Dr. Jekyll y cerrábamos nosotros. Estábamos en un costado del escenario viendo a Dr. Jekyll y se empezó a poner caldeado. Le gritaban a los dos grupos. Nosotros nos mirábamos y pensamos “acá nos matan”. Subimos a tocar y arrancamos con el primer tema y la gente durita mirándonos. Estábamos los tres peludeando, dándole duro y de repente un loco se tira arriba de otro en la primera butaca y se empiezan a dar. No me olvido más de un pinta en muletas al que le faltaba una pierna y que queda en el medio. Al de muletas lo suben al escenario y empieza a agitar. Se armó un quilombo con todos agitando y nosotros dijimos “buenísimo”. Veníamos bárbaro y nos apagan la luz. El tipo del teatro sube a hablar porque estaban moviendo los equipos. Nos dan la chance de un tema más y tocamos dos. Estuvo fabuloso. Después la gente habló con nosotros y nos dijeron que nos estaban esperando, que les había gustado y que no se imaginaban que era así. Al otro día en La Plata, lo mismo, con buena recepción. Yuyo se vuelve y yo me quedo solo en Buenos Aires, ya que Fernando se había quedado en la casa del cantante durmiendo hasta tarde. Fui a buscar la guitarra para Carlitos, y no sólo pregunté dos veces, sino que pregunté tres, y así y todo terminé en el Delta de El Tigre. Otra cosa que me pasó fue que un día estoy arreglando unos parlantes en casa y me vino a la cabeza él. Y al instante viene mi vieja y me dice: “Están pasando un accidente en la televisión. ¿No es tu amigo, el que tocaba contigo?”. Y cuando voy a ver, era Yuyo. Increíble. No me olvido más, me quedó grabado eso, porque fue una cosa insólita.

Peruano: Anécdotas tengo muchas. Juntos hicimos una cantidad de kilómetros buscando sitios donde tocar, para hacer conciertos juntos. Yuyo y yo organizamos un concierto en el Cerro de Montevideo. Trajimos una banda de Argentina que se llamaba Dr. Jekyll, y fue una producción que hicimos prácticamente los dos juntos. Nos vinculamos con mucha gente del ambiente político de izquierda que estaba en ese momento en la lucha contra la ley de caducidad, y tuvimos que aceptar que el concierto fuera en apoyo al voto verde, que era aquel voto tan importante contra la ley de amnistía, a cambio de que nos cedieran el local para tocar, que fue el antiguo teatro del Cerro. Tengo muchas cosas para contar, pero la que tengo más latente fue aquella última conversación con él, en la que me pedía mi consejo para tomar la decisión de entrar en Angkor Vat, porque se le había presentado la oferta de cubrir el puesto de bajista, ya que Sádica estaba medio desarmado. Yo le di para adelante, lo convencí de que sería una banda en la que él podía seguir desarrollándose, porque la banda ya tenía un recorrido hecho, una popularidad, y él podría ser de gran aporte para esa banda. Después de esa conversación, a los dos días, me encontré con él, muy contento, porque había entrado a la banda y ya estaba ensayando. Nos preparábamos para hacer un concierto con Chopper, Angkor Vat y algunas bandas más. Casualmente él estaba en el Buggy que acababa de comprar, muy contento por las dos cosas. Fue la última vez que lo vi, que hablé con él, porque el accidente fatal fue la noche siguiente. Ese es el recuerdo más vivo y latente que tengo, de verlo a él feliz, contento de estar en una banda que le servía y le gustaba, haber cumplido el sueño de comprarse el Buggy que tanto quería y soñaba con tener, y muy agradecido conmigo de haberlo aconsejado en tomar ese rumbo para seguir su carrera musical. Ese es el recuerdo que me llevo de él: el tipo feliz con su vida, sus actividades, con su novia Cecilia, a la cual también estimo mucho, y mantenemos vivo ese recuerdo de él.

Fotos cedidas por Fernando Tenreiro

 

Un mensaje para Yuyo

Néstor: Le diría que las letras de la banda ahora seguirían tan vigentes como en aquel momento, porque lamentablemente la sociedad no sólo no mejoró sino que empeoró.

Rafael: Tengo que devolverte tus rapidograph. Tengo dos en el escritorio. Espero encontrarte y seguir charlando. No pudimos despedirnos acá, salí solo del hospital y me tomé una grappa miel en un bar de 8 de Octubre que tanto nos gustaba. Salud, Canaveris.

Peruano: El mensaje que me gustaría dejarle a Yuyo es que agradezco la oportunidad de haberlo conocido, de haberme llevado un amigo para siempre, de que ese amigo se fue de esta vida contento con lo que estaba haciendo, y me siento orgulloso de haberlo ayudado a haberse sentido así. Aquella canción que escribió, “Mi testamento”, tenía mucho de cierto en lo que él sintió cuando la escribió, y su vida fue un ejemplo de convicción. Entonces, el mensaje que le doy es que Chopper y el Peruano Luis D’Angelo seguirán recordándolo, tocando esa extraordinaria canción que él escribió, que se llama “Mi testamento”.

Leo: ¡Quedate donde estés! ¡¡¡Esto esta cada día peor!!!