Un Rockuerdo Para Wilson Negreyra

Esta serie de artículos está dedicada a músicos de rock nacional que ya no están entre nosotros. En esta oportunidad nos referiremos a Wilson Negreyra, percusionista de varias bandas, como ser Los Terapeutas y Níquel, entre otros proyectos. El artículo está compuesto de una pequeña biografía y una parte fundamental: gente del ambiente del rock cercana a Wilson que contribuyeron especialmente para este artículo respondiendo seis preguntas. Para el Rockuerdo de Wilson, contamos con el aporte de Alberto “Mandrake” Wolf (Los Terapeutas), Daniel Figares (periodista), Jorge Nasser (Níquel), Gonzalo Gravina (Los Terapeutas), Daniel Jacques (Los Terapeutas, Los Traidores), Roberto Rodino (Pólvora en Chimangos, Níquel, Peyote Asesino, Los Traidores, Campo, Santullo, Luciano Supervielle, Monalisa, entre otros) y Enrique “Garza” Sosa (Luz Roja, Níquel, Automática).

Wilson Negreyra nace el 20 de noviembre de 1960 en Montevideo. Definido por todos quienes lo conocieron como un excelente amigo y persona que cuidaba y sabía cultivar sus amistades, era un ser franco, abierto y dispuesto siempre a sumar no sólo en lo musical sino también en el relacionamiento. Sin lugar a dudas, se puede definir a Wilson como una de las personas más queridas del ambiente musical, que supo aportar su arte a grandes bandas como Los Terapeutas y Níquel, aparte de sus contribuciones con otros varios artistas. Indudablemente estamos hablando de un gran percusionista y cantante que supo dejar su profunda huella.

También todos quienes lo conocieron coinciden en que Wilson era una enciclopedia de la música popular uruguaya e internacional, literalmente. No sólo manejaba un gran volumen de información sino que siempre estaba dispuesto a compartirla.

La figura de Wilson en quienes aportaron para este artículo cobra dimensiones de suma importancia, destacando su perfil como un gran ser humano, una persona muy querible que gravitó en cada uno de los que lo rodearon. Verán en sus relatos que en más de una oportunidad y a pesar del dolor manifiesto de la pérdida, se lo recuerda con una sonrisa. Eso dice mucho.

Cuenta Daniel Figares que, como buenos amigos, también tenían sus juntadas “depres”. Daniel comparte el recuerdo de que eran tan melómanos que habían adoptado el tema de que, cuando se encontraban, escuchaban Bob Dylan o Mateo, porque sino podían divagar y estar millones de horas escuchando millones de músicas distintas, y lo que querían era hablar entre ellos, verse y compartir la vida, cosa que al decir de Daniel, “por suerte, hicimos”. “Era un oso bueno. Enorme como un oso, pero bondadoso”, agrega.

En lo que tiene que ver con Sólo Rock, tuve oportunidad de entrevistarlo junto a Los Terapeutas para nuestro número 35 de mayo de 1990. La impresión que me quedó fue la misma en la que todos coinciden: un tipazo.

Wilson fallece 24 de febrero de 2022. Queda para el recuerdo su querible ser y su personalidad, así como la sintética frase que lo definía y que sigue resonando hasta el día de hoy: paz y swing.

 

Conociendo a Wilson

Mandrake: Con Wilson nos conocimos en el barrio a muy temprana edad, entre los 7 y los 8 años Los dos vivimos en lo que es Pocitos Nuevo, lo que antes se llamaba La Mondiola. No me acuerdo cómo empezamos a interactuar, pero creo que fue algo como “me gusta la música”, una cosa así. Yo tocaba el piano y él tocaba la guitarra, y a los dos nos gustaban Los Beatles. De ahí en más empezamos a ir a la casa de uno y de otro a escuchar música y nos metimos a full. Creo que después empezamos a estudiar guitarra juntos con Jorge Gadea, un guitarrista peruano del barrio. Y de ahí fue una amistad de toda la vida, tanto musical como humana.

Roberto: Wil era, ya en el ’87, muy conocido en el ambiente musical y no le temblaba el pulso ni tenia pruritos para acercarse a felicitar a alguien aunque no lo conociera o fuera muy joven. Yo fui uno de sus felicitados en un toque. Ahí mismo le conté que hacía unos pocos días había estado parado atrás de él en el concierto de Opa en el Teatro de Verano de ese año, donde gritaba muy emocionado y tiraba data a los cuatro vientos.

Daniel Figares: Teníamos un amigo en común, que era Quique Pereyra, el legendario conductor de Rock Hasta El Mediodía en Eldorado. Wilson era muy amigo de Quique y yo también. El ya estaba en la escena del rock participando de las bandas y de la escena del rock nacional. Ya era un músico conocido con Los Terapeutas y después con Níquel, que fue la época en que lo conocí más, pero ya nos conocíamos y nos tratábamos. Cuando murió Quique fue lo que nos terminó de unir más en el dolor de la pérdida.

Jorge: Lo conocí por el año ’81 cuando vine a hacerle una nota a Jaime Roos. En ese momento él estaba en Europa y ahí conocí a su mamá, que me presentó a su primo, que era Wilson. Ahí cuando nos conocimos comprobamos que los dos éramos hinchas de River, conocí a su familia y fue instantáneo, nos hicimos amigos.

Daniel Jacques: Fue en el año 1985 en el primer ensayo con Mandrake, con el grupo que después serían Los Terapeutas.

Enrique: Lo conocí en la sala de ensayo Pez de Plata que tenía Alejandro Roca, el que tocaba con Los Terapeutas, a fines de los ’80 o principios de los ’90. Ahí empezamos a conocernos en una primera instancia. Luego llegamos a tocar juntos y logramos una amistad mucho más profunda. Por otro lado, él era amigo de Omar Herrera, y como éramos muy amigos con Omar, nos veíamos por ahí.

Gonzalo: Lo conocí en los primeros años ’80 cuando todos estábamos arrancando la vida musical. Wilson integraba un hermoso grupo llamado Vendaba, junto a otros grandes músicos y amigos.

Wilson como persona

Daniel Figares: Lo definiría como el mejor amigo que puede tener una persona. Un tipo leal, bondadoso, súper humilde, súper divertido y súper profundo. Un gran tipo, un amigo leal de esos que jamás te va a dejar tirado. Un caballero, también, hay que decirlo. La caballerosidad, la bondad, el don de gente son características que definen a Wil ampliamente. Además con su capacidad mnemotécnica, que ya es famosa, con unos amigos nos llevó a llamarlo Wilpedia, porque realmente sabía todo lo que tenía que ver con memorabilia y datos de la historia del rock, el candombe y la música, la televisión y la cultura popular y hasta del fútbol, en el cual era darsenero loco. El tipo realmente era un súper dotado, tenía un don natural mnemotécnico. Fue columnista de mi programa en temas históricos de memorabilia y cultura popular de televisión y radio, de moda y todo lo que tuviera que ver con la cultura popular. Él sabía datos, pelos y señales de todo, y de la música, ni que hablar.

Daniel Jacques: Muy buena persona. Aparte de amigo personal, amigo de mi familia.

Enrique: Wilson era un tipo de los que hay pocos hoy en día y son muy difíciles de encontrar. Primero que nada, un tipo con el cual te encantaba ir a hablar con él de lo que fuera, de música o de otras cosas. Era un tipo muy sabio, y cuando hablábamos de música era la biblioteca viviente del rock uruguayo. Yo tenía un video club y me especializaba en videos de música. Había un video que se llamaba Show de las Guitarras donde tocaban los capangas, y había una banda atrás con unos morenos que yo no sabía ni quiénes eran y supuse que nadie sabía quiénes eran. Y un día hablando con Wilson de ese video, me dice: “Sí, son fulano y mengano, que tocaron con éste y con el otro”. Sabía todo, el tipo. Le preguntabas lo que quisieras y él sabía. Y sabía todos los pormenores, todos los chismes del backstage de todos los personajes del rock uruguayo. Wilson trabajó con Jaime Roos, con Mandrake, con Níquel, tenía una trayectoria importante. Desde eso a tocar en los ómnibus para ganarse la vida. Un tipo con muchísima humildad y siempre apoyando. Lo que le pedías, si podía, él estaba. Recuerdo que cuando arrancamos con Automática hicimos el primer show en el planetario y lo llamé y le pregunté si se sumaba, y el tipo vino con toda la caterva de cosas. Ensayos, cantaba, todo pero no como un invitado, se lo tomaba como personal. Cuando se sumaba era parte de ese proyecto aunque fuera por un rato. De ahí, después muchas veces tocó con nosotros. Te cuento otra: cuando Jorge Nasser me llama para tocar en Níquel yo trabajaba en la X FM con May Puchet, que era la pareja de Wilson. Cuando le comento a él que me había llamado Jorge, me tiró piques y “vamo’ arriba”. Era un tipo adorable, la verdad. De los que, vuelvo a repetir, te encontrás pocas veces en tu vida.

Gonzalo: Como persona, muy cariñoso y demostrativo; un amigo generoso y solidario.

Jorge: Wilson era un ser de luz, un ser mágico con una personalidad avasallante. No podía pasar inadvertido, era una energía que irradiaba donde estuviera. Un ser humano portentoso, un músico y un sibarita de la música, también, un gran gustador de la música.

Mandrake: Era una persona muy pasional, que lo abarca a él en todos sus sentidos. También era un tipo muy observador. Con cualquier persona con la que él hablaba sabía cómo ponerlo contento, porque sabía encontrar las cosas buenas de los tipos con los que hablaba. Y tenía una memoria que parecía un elefante. Menos mal que trabajaba para los buenos en aquella época (se ríe); me refiero a la época de la dictadura. La verdad que tenía una memoria más que una computadora. Era una persona muy generosa con los amigos. Pero más que nada, era un tipo muy pasional.

Roberto: Un ser humano puro, genial. Completo, talentosísimo, muy generoso. Alma y corazón gigantes.

Wilson como músico

Jorge: Creo que es EL percusionista del rock uruguayo. En su momento en los ’70, estaba Chichito Cabral, y después él, por lejos. Aparte, fue el primero que conectó con la costa oeste. Su gran ídolo era Ray Cooper, el famoso percusionista de Eric Clapton y de una cantidad imponente de bandas. Níquel fue la primera banda en introducir la percusión a nivel importante así con un gran percusionista como él. Así que fue un pionero.

Daniel Jacques: Muy buen músico también, aparte de percusionista, cantante y guitarrista.

Enrique: El músico va de la mano de cómo es como persona. Si tenés a un tipo que es un hijo de puta y es músico, seguramente lo que el tipo toque no te llegue tanto. Wilson era la antítesis de eso, era un tipo que despertaba una alegría desde su kiosco, digamos, con todos sus artilugios de percusión que tenía. Generaba, más que eso, una energía grupal que era impresionante. Si estabas con un grupo de gente que usualmente llegabas a un nivel de disfrute, venía Wilson y ’ta. Tocando tiraba para arriba permanentemente de una forma que te llevaba con él. Y entre tema y tema, todo tipo de cuentos y de anécdotas que te morías de la risa. Era imponente, un tipo espectacular. Ojalá todas las bandas tuvieran un Wilson para llegar a niveles de buena onda que uno no conoce, y la buena onda te lleva a generar buena música y buen material. Creo que Wilson era un tipo que te llevaba a eso, a generar cosas buenas.

Mandrake: Como músico era un tipo muy fino. Si bien todos lo conocemos como percusionista, era particular: era un percusionista de canciones. Wilson escuchaba todo tipo de música y no se limitaba. Todos los percusionistas que conozco, generalmente lo único que les importa es el ritmo. A Wilson lo que le importaba era la canción; era fanático de las canciones. Creo que es el único percusionista que conozco era fanático de Crosby, Stills, Nash and Young. Todos sus discos y de los solistas los tenía recontra manyados. Me refiero a que salía un poco del tópico de los percusionistas, que generalmente van para el ritmo y no para el lado de la canción. Y Wilson tenía mucha sutileza. Además de tocar muy bien la percusión, tocaba la viola fenómeno. Tenía un ritmo y un swing bárbaros. Terrible como cantante y en coros. Como compositor mostró algunas cosas que están súper interesantes. Era medio pelotudo; yo le decía: ¿Por qué no componés?, si tenés una cantidad de cosas”. Tenía un montón de cosas a medio hacer que no sé porqué no las desarrolló. Era un tipo muy distinto de los percusionistas tradicionales.

Roberto: Como músico reflejaba todo lo que te comenté en la anterior pregunta. Donde él tocaba siempre pasaba algo de esa cosa inexplicable.

Gonzalo: Especialista mayormente en la ejecución de instrumentos de percusión, también excelente cantante y compositor, con pocas composiciones propias conocidas, pero seguro que habían más.

Su aporte al rock

Gonzalo: Hizo enormes aportes a la música en general, más allá de exclusivamente el rock, porque tenía ductilidad para interpretar cualquier estilo musical. Poseía un conocimiento y erudición poco común en materia musicológica, y lo compartía permanentemente y de forma generosa.

Jorge: Tenía un gran talento y un gran conocimiento como para colorear de una forma adecuada sin ir demasiado, sin llevarlo demasiado a lo latino, sin traerlo demasiado al Uruguay, pero que a la vez, hubiera un toque latino, un toque uruguayo, de candombe o lo que fuere, pero con una sutileza tremenda. Yo creo que ese es su gran aporte al rock, y lo hace un percusionista realmente único.

Daniel Figares: Su aporte al rock fue ser uno de los percusionistas en la tradición de Chichito Cabral. Para mí fue como el último gran -hasta el momento- percusionista de rock. Era un tipo que representaba al rock por más que él siempre fue muy candombero, que evidentemente lo fue. Después hizo un gran trabajo con Gravina con el espectáculo Canciones Escondidas, una cosa que tiene que ver con la historia de la música y el candombe, la música popular uruguaya, que es increíble. Pero él siempre estuvo decantado más con Los Terapeutas y con Níquel, y me acuerdo de esa época en que usaba sus bandanas y tocaba rock and roll. Me alucina. Es un tipo que me parece que, como Chichito Cabral, retomó la presencia del percusionista. Hay excelentes percusionistas en Uruguay antes, durante y después, pero algunos están dedicados a otros géneros.

Daniel Jacques: Su aporte fue darle más matices rockeros al candombe.

Enrique: Aportaba cultura musical, buena onda, historias no vividas, pormenores. Era el encargado de transmitir la historia del rock de este país. Él tenía una banda con Gravina y tocaba tipo lados B de discos de Mateo y cosas de ésas. Un tipo muy culto en ese sentido. Era un tipo para que estuviera onda Dolina, una cosa así, para que estuviera contando todo lo que sabía. No sé si le transmitió algo al rock uruguayo, pero supongo que con todo lo que irradiaba le llegó a mucha gente, y eso ayudó a que las cosas fueran de determinada manera.

Mandrake: Yo creo que se cagaría de risa si leyera esta pregunta. Él y toda la banda nuestra, nunca nos aferramos a un solo estilo como si eso fuera la Biblia. La música fluctúa por todos lados: en el rock, el jazz, el candombe, el soul; suscribirlo sólo al rock es muy infantil. La música va mucho más allá de un solo género. Si te referís a Los Terapeutas y a Níquel, creo que era el percusionista perfecto para las dos bandas, porque las dos bandas hacen canciones. Cuando tocó con Mateo o con el Choncho, se supo adaptar perfectamente a cualquier estilo musical siempre porque escuchaba la canción. Creo que su aporte fue acompañar al compositor con el que estuviera tocando, de una forma que ayudaba a hacer el arreglo de la canción más allá de su instrumento, también, que eso es muy importante.

Roberto: Su aporte fue decisivo en muchos aspectos. Eso por su gran comprensión de la música, más allá de estilos y épocas. Era un gran unificador de músicos y personajes increíbles, de los que pudimos disfrutar gracias a él. Sin olvidar que puso la percusión en el rock, algo que no era común en esa época. Reubicó la percusión en el mapa, luego de que se hubiera interrumpido la generación de enormes bandas como Tótem, por ejemplo, sin perder de vista que Hendrix, en Woodstock, ¡tenía un conguero…!

Las anécdotas

Daniel Jacques: Hay miles. La más graciosa que recuerdo, es en un recital de Psiglo con Níquel en Atlántida. Acarició al cantante y se quedó, sin querer, con el peluquín en la mano.

Enrique: Anécdotas, miles, y todas muy graciosas porque siempre tenía las mejores historias. Una vuelta, cuando existía Luz Roja con la formación con Ale Fontaina cantando y Níquel tocó en el Teatro de Verano con la formación con el Loncha, Wilson y los históricos, Jorge habla con Wilson y se cranea hacer el último tema del show de Níquel sumando a todo Luz Roja. Fueron dos baterías, dos bajos, cuatro guitarras, dos tipos cantando y la percusión. Wilson estaba a los gritos, no podía creerlo, y me decía: “Esto es un hecho cultural”. ¿Y sabés qué?, no salió en ningún lado, nadie lo mencionó. Cosas de este país que pasan. Creo que fue la primera vez que toqué con Wilson y lo tenía atrás mío. Lo miraba y el tipo se reía a carcajadas porque era bastante increíble lo que estaba pasando en ese momento. Creo que fue demasiado y nadie lo supo explicar (se ríe) ni siquiera en alguna revisión de algún diario o un pasquín. Anécdotas de mucha alegría, de mucha risa; Wilson era sinónimo de reírse. Caía a tu casa y eran charlas imponentes, desde boludeces a cosas profundas de cada uno. Una vez estuvimos grabando casi toda una noche para el disco debut de Automática y él participó tocando el cencerro en un tema. Estuvimos horas y lo grabamos en cinta. Fue increíble, nos cagábamos de risa.

Gonzalo: Acompañando juntos a un conocido grupo uruguayo, en una actuación en el interior, al otro día del show un diario local comentó el espectáculo de una forma un poco contraria animosamente, declarando que «el percusionista (Wilson) estaba pintado, y el tecladista (yo) vino a pasear…».

Jorge: Son tantas anécdotas que no se me ocurre una en particular. Su vida eran anécdotas permanentes, era un anecdotario caminante. En los ensayos ahora cuando estábamos en la vuelta de Níquel era imponente cuando abría el anecdotario: sabía vida y obra de todos los músicos uruguayos. Era especialista en poner nombre a las cosas, nombretes que después le decíamos todos el mismo nombre. Entonces, por ejemplo, a la sala de ensayo que teníamos ahora le había puesto Complejo Belarmino porque era en la calle Belarmino y era como si fuera un complejo de fútbol.

Mandrake: Anécdotas con Wilson tengo de toda la vida. Como estamos hablando de música, te cuento. Ahora se va a reeditar el disco Candombe Del No Sé Quién Soy, que lo va a sacar Little Butterfly en vinilo. Estuve escuchándolo y me llamó la atención un tema que se llama “Subliminalmente panteísta”. Me acuerdo que es un tema muy delicado que casi grabamos en primera toma, en un disco que fue grabado como en 30 horas. Cuando estábamos en el estudio -creo que no lo habíamos tocado en vivo ese tema- yo me quedé mirando a Wilson las cosas que metía y pensé: “Qué bueno que está”. Jamás me hubiera dado cuenta que podía venir por ahí. En un momento metió una campana, y cuando vi que lo iba a hacer pensé: “Pah, ¿qué va a hacer?”. Después la mezclamos más bajo, porque en el estudio sonaba como si fuera una iglesia, y parecían como gotas de lluvia y quedaba perfecto con la canción. Y le pregunté: “¿Cómo se te ocurrió eso?”. Me dijo: “Me acordé del tema “Construção” de Chico Buarque». Me llamó la atención tremendamente cómo asoció musicalmente esos dos mundos totalmente distintos y lo bien que quedó en esa canción.

Daniel Figares: Tenemos millones. Cuando Eduardo Mateo muere en 1990 estaba preparando un espectáculo con Los Terapeutas. Creo que lo que habría que destacar es que él fue el primero que notó que Mateo tenía hinchada la panza, que después fue el cáncer que le ocasionó la muerte. A partir de los comentarios de Wil fue que Mateo fue al Clínicas, con el desenlace inevitable.

Roberto: La verdad es que compartimos escenario menos tiempo de lo que nos hubiera gustado. Conocía cada detalle de la historia de la música uruguaya y sus nombres. En el show que hicimos con Níquel en el Teatro de Verano en el 2021, me fui a su tarima a tocar un cencerro mientras Fran Nasser tocaba la bata de «Timón». Mientras tocábamos se me acercó y me dijo: «Esta pareja de backs es Paolo y el Tano Gutiérrez».

Un mensaje para Wilson

Daniel Figares: Si pudiera enviarle un mensaje ahora, sería que lo adoro. Siempre lo adoré, siempre lo quise. Creo que él evidentemente lo sabía y desde luego que me sentí querido por él como un hermano del alma, un alma gemela. Realmente fui afortunado en conocerlo. Cuando el otro ya no está y uno lo recuerda, me quedo con la sensación de no haberle dicho más en vida todo lo que lo quería. Pero igual sé que no es necesario porque nos adorábamos uno al otro y la verdad que con él se ha ido un pedazo mío. Un grande Wilson Negreyra. Que Dios lo tenga en la gloria.

Daniel Jacques: Que esté bien y que nos volveremos a encontrar.

Enrique: Con Wilson nos veíamos poco en los últimos tiempos. El último año que estuvo con nosotros fue cuando nos vimos más porque coincidimos en la formación de Níquel. Increíblemente los dos tocamos en Níquel pero en diferentes momentos. Si lo marcás como fútbol, era como tener un central allá atrás que no dejaba pasar a nadie y empujaba hacia delante. Cuando venían los últimos temas, se arrimaba a mi micrófono con un elemento de percusión y cantaba conmigo. No sabría qué decirle a Wilson. Lo que sí puedo decir es que es un tipo del que se extraña mucho su presencia. El primer show sin Wilson con Níquel fue en Sala Magnolio y fue increíble, porque pese a que no estaba, parecía que estaba y como que te llevaba de atrás. Parecía que la sombra de él la veías por todos lados. Confirmamos que la cosa seguía funcionando y no te digo que sin él, porque él sigue estando. También fue una reafirmación para nosotros como banda, por el hecho de que en esos primeros shows sin Wilson si la cosa no funcionaba, creo que no hubiéramos seguido. Funcionó, y creo que fue porque fue en homenaje a él. Había que estar ahí y hacer las cosas bien porque era lo que Wilson hubiera dicho: “Muchachos, no aflojen”. Lo único que podría decir es que espero que esté en paz y que esté tocando con Mateo y con toda la gente que componen la historia de la música uruguaya y que no está hoy en este momento, porque él era un tipo muy orgulloso de la música de este país. Espero que esté con los grandes, con Fattoruso, con Mateo y con tantos otros. Es una persona que se extraña mucho y se va a seguir extrañando. Pérdidas de ese tipo cuestan, cuestan mucho.

Gonzalo: Le diría que está presente como siempre y que sus ocurrencias y chistes son constantemente evocados.

Jorge: Que venga que lo estoy esperando, como siempre. Que si por ahora no puede venir, no pasa nada, pero que venga, por favor, que lo estoy esperando para sentirme muy bien (se ríe).

Roberto: ¡Que se lo extraña mucho, que puede estar tranquilo que dejó todo bien plantado!

Mandrake: Esto va a parecer medio loco lo que te voy a decir, pero yo hablo todos los días con él. De repente hay momentos en que veo una situación y yo la comento con él. En los últimos tiempos capaz que no nos veíamos mucho, porque él se fue a vivir a Solymar y cada cual estaba en su viaje y en sus cosas. Pero pasaban cosas y yo me acordaba de él. Y de repente nos encontrábamos o hablábamos por teléfono. Los dos pensábamos las mismas cosas de una misma situación y nos matábamos de risa. Y me sigue pasando lo mismo. Lástima que no lo vea, que no lo encuentre, que no hable por teléfono. Espero su llamada. Pero le comento todo lo mismo, comento todos los días con él cuando pasan cosas así. A veces me cuesta mucho pensar que ya no lo voy a ver más, porque yo lo siento al lado mío todo el tiempo.

Ariel Scarpa