Peyote Asesino: Regreso Con Todo

El Peyote Asesino es una de esas grandes bandas de rock uruguayas que marcó una época cuando surgió en nuestro medio. Siendo punta de lanza en su propuesta musical, supieron jalonar su trayectoria con impactantes actuaciones en vivo, refrendadas en dos discos que nunca dejaron de sonar hasta la actualidad. Su vuelta a los escenarios fue motivo de festejo de sus seguidores de aquella primera época y de los que nunca los habían visto en vivo pero que tenían sus discos. Ese regreso fructificó en una nueva arremetida peyotera, con el aporte de nuevas canciones que hoy se han transformado en un disco de inminente lanzamiento. En esta actualidad, conversar con Fernando Santullo y Carlos Casacuberta, era más que necesario.


SR: El regreso del Peyote es paulatino. Al principio hubo unos conciertos ocasionales y después se aumentó la frecuencia. Luego aparecieron los temas nuevos y ahora próximamente, un disco. ¿Cómo fue pasar por esas etapas?

Carlos: Es un proceso en el que vamos probando, prueba y error. Entre nosotros tenemos una historia muy larga, anterior. Algunos de nosotros nos conocemos desde que éramos adolescentes y transitamos por ese período inicial de la banda en los ’90. Fue muy profundo el hecho de aprender millones de cosas juntos, de hacer muchas cosas juntos por primera vez. En la vida del Peyote hubo una exigencia muy grande. De inmediato nos pusimos sobre nuestros hombros tareas muy complejas y muy difíciles. Teníamos esa cosa intensa y una experiencia que fue difícil y que fue lo que en definitiva llevó a que la banda se disolviera al final de los ’90 y que no pudiéramos seguir, sostener en nuestros hombros o llevar adelante nuestro trabajo juntos en la creación musical, en tener una banda que toca, que tiene un público, que tiene una relación regular con la gente. Eso se perdió. Pasó todo el tiempo que podemos llamarle como de curación o de duelo, donde la gente pudo procesar sus razones, sus propias vidas individuales. Por ejemplo, Fernando tuvo una hija, que es una cosa muy importante; distintas afirmaciones de la vida de cada uno. Hicimos muchísimas cosas que no habíamos hecho antes. Entonces el regreso necesariamente fue, por un lado, darnos cuenta que seguíamos teniendo todas esas cosas en común. Me acuerdo que una vez le escribí una carta a Fernando que decía que detrás de todas estos problemas y desacuerdos, como que el afecto prevalece, lo que realmente somos. Yo en ese momento estaba pasando por una situación personal muy embromada, entonces Fernando, con el que hacía pila que no teníamos contacto, apareció y me hizo una manifestación muy fuerte de afecto y de simplemente estar ahí. Me acuerdo de ese momento como que me dio una pista de por dónde podían ir las cosas. Pero al mismo tiempo, cuando después retomamos, ese retomar es lento y es gradual. Como que vamos probando. ¿Viste cuando vas a una casa y vas prendiendo luces? Vas de a poco. Y eso fue lo que nos pasó, que hemos estado un tiempo. Primero tocar, contar cuatro y que la banda empiece a sonar, y esa sorpresa de que todo que eso pareciera que estuviera guardado intacto, como que resucitó. Realmente fue como medio sobrenatural: el Peyote podía tocar y no te sentías raro tocando esas canciones. ¿Y por qué era eso? Todos pensamos en cosas distintas. Un poco que esa música había estado latente, porque si la hubiéramos gastado durante 15 o 20 años de estar tocando todos los fines de semana “Perkins”, por ejemplo, cuando tocamos en el año ’99 y volvimos en el 2009, habían pasado exactamente 10 años y eso no se había gastado. Estaba fresco en nuestra actitud y nuestra capacidad de poder tocar esas canciones. El segundo paso fue pasar a decir “bueno, no sólo vamos a tocar aquellas canciones, sino que vamos a poner en juego nuestra capacidad de hacer cosas juntos”. Las cosas que hacemos juntos son muy especiales, son muy distintas de las que nos saldrían si cada uno se pone a hacer música por su lado. Son muy propias de nosotros y fue una segunda etapa de empezar a darle un lugar a eso dentro de nuestras vidas que tienen millones de otras cosas. Este segundo momento es el que estamos viviendo ahora.

Fernando: Hay una parte que es verdad, esos 10 años que pasaron en el medio, fueron 10 años en que esa música no la tocamos, no la gastamos. Pero también fueron 10 años en que esa música tuvo una trayectoria que no tuvo nada que ver con lo que nosotros hacíamos o dejábamos de hacer con ella. Tuvo una trayectoria en la gente. De alguna manera, un disco que estaba descatalogado o por lo menos agotado como estuvo Terraja durante 15 años o algo así, esas canciones y las del primer disco también, habían logrado quedarse en la gente. O sea, la gente se apropió de esas canciones. Fue una cosa muy rara, porque el Peyote en los ’90 era un fenómeno que estaba creciendo pero no dejaba de ser una cosa que estaba claramente dentro de la música alternativa. Y después de 10 años de no haber hecho nada, la siguiente cosa que hizo el Peyote fue cerrar el Pilsen Rock, que fue una cosa muy extraña y muy impresionante para nosotros. Lo que contaba Carlitos, contar cuatro y sentir que la banda estaba, no sólo intacta, sino que la clase de energía que teníamos originalmente, estaba ahí. Porque no nos habíamos aburrido de esas canciones ni nos habíamos cansado. Eso fue como el primer momento. Después, cuando volvimos en 2016 y que empezamos a tocar con cierta regularidad, también nos planteamos, “bueno, ¿queremos ser una banda de la noche de la nostalgia o podemos tener cosas para decir en el presente?”. También eso fue un proceso, no fue soplar y hacer botellas. Hacer canciones nuevas implica recuperar métodos, procedimientos, dinámicas, justamente por lo que dice Carlos, que el objeto final, canción Peyote Asesino, es un bicho muy distinto de lo que nosotros hacemos por nuestra cuenta. Entonces, recuperar esos métodos, tampoco fue inmediato, fue una cosa gradual. Primero intentamos componer todos juntos, tipo en vivo, cosa que nunca antes habíamos hecho, y salieron un par de ideas pero nunca terminaron de ser canciones del Peyote justamente por esa cuestión medio esotérica que tienen las canciones del Peyote, que no sabés exactamente cómo vas a hacer una canción, pero te das cuenta al final que es una canción del Peyote. Con esas primeras cosas que hicimos no nos ocurrió. Lo que hicimos fue ir recuperando de a poco el viejo proceso de composición que tenían las canciones del Peyote.

SR: La falta de continuidad como que parece haber generado expectativa en quienes los habían visto antes. Pero también hay una gran cantidad de gente nueva que se subió a seguir al Peyote en esta nueva etapa, reconociendo además los trabajos anteriores. ¿Qué piensan que cautiva al nuevo público?

Carlos: Es difícil de saberlo, porque pienso que el proceso está en sus inicios. Recién hemos estrenado algunos temas; hicimos el experimento de “Bailando samba” y ya ahora como más firme tenemos la estrategia que hace todo el mundo ahora, que es ir sacando tema por tema. Sacamos “Vos no me llamaste” y “La tumba de los crá”, y la verdad que lo que recogemos es bueno. El hecho de la pandemia, que nos pega justo en el momento en que estamos queriendo salir, tiene un aspecto que es que son toques que hemos hecho con aforo con situaciones muy especiales. Nosotros en ningún momento estuvimos expuestos a la idea de que la gente estuviera sentada y haciendo chau con la manito. Es una banda de pogo, de tocar para gente muy cerca de nosotros. Todo eso ha sido diferente. Capaz que no hemos conectado todavía con la gente que escucha al Peyote. Nosotros estábamos convencidos, y lo seguimos pensando, que el Peyote es una banda que llega a muchos lados. Me acordaba el otro día que en la película Aparte, de Mario Handler, hay unos chiquilines que entran y salen del INAU, y tienen problemas de todo tipo en un barrio alejado de Montevideo con mucha pobreza, y juegan un partido de fútbol, y cuando termina y están en la vuelta con una caja de vino, uno empieza a rapear “Guacho”. Como que el Peyote había estado en muchos lugares, y ahora me parece que nos falta un poco llegar a esos lugares. Entiendo lo que vos decís, que estamos llegando más allá de nuestra generación y más allá de lo que nosotros decíamos en la canción “Cama biónica”: el muro de Avenida Italia. Me parece que todavía tenemos que hacer ese proceso, no está saldada esa gestión.

Fernando: Una cosa que es importante: a veces uno, cuando se va haciendo viejo, desprecia un poco los festivales masivos. Estos festivales muchas veces son la oportunidad que tiene un montón de gente de ir a ver música que de otra manera le resulta muy difícil. En un festival tipo Montevideo Rock, con una entrada a $200, abrís la experiencia del show musical a una cantidad de gente que de repente no puede pagar una Trastienda o una Sala Del Museo, o que directamente le resulta difícil trasladarse. Yo creo que la pandemia, en todo ese aspecto que tiene que ver con poder mostrar la música de una manera más fluida y más amplia, se ha visto medio acotado. Por eso también, más allá de lo que decía Carlitos de que la estrategia de difusión es ir sacando singles, también hemos ido como intentando estirar la cosa de forma de que cuando vayamos a presentar el disco, poder hacerlo de una manera más masiva y no en los canales acotados que tenemos, que son los que han pintado durante la pandemia.

Carlos: Y tenemos que volver a tocar por $200. Eso está claro. Tenemos que volver a esa entrada que la gente puede pagar con gusto. Ha estado un poco restringido todo, no hemos podido ir a esos shows que son grandes.

Fernando: Íbamos a ir al último Montevideo Rock y se canceló justo un día antes por la pandemia.

SR: Ahora con lo que pasó con el espectáculo en Punta del Este se repiensa un poco todo.

Carlos: Sí, la verdad que todo el mundo quedó como muy shockeado por las condiciones de inequidad, en el sentido de que todos nosotros estamos deseando poder tocar en condiciones de apertura. Estaría bueno que a partir de ese paso en falso se revisen todos los criterios y tengamos posibilidad de tocar para todos.

SR: Hay una vigencia innegable del Peyote. ¿Por qué les parece que se da?

Carlos: Creo que una cosa que tiene que ver es que de alguna forma, en su momento, la música del Peyote estaba ligeramente adelantada por lo menos de cara al público masivo. Estaba en cierto sincro con algunas músicas alternativas que estaban empezando a estallar. El momento masivo de toda esa música llega unos años después, cuando el Peyote ya estaba disuelto. Lo de la vigencia tiene un poco que ver con eso y tiene un poco que ver también con haber grabado un disco como Terraja, que tiene una calidad de producción tan alta que lo hace atemporal en muchos sentidos. Es un disco que lo escuchás al día de hoy y no suena como un disco viejo, más allá de las canciones. Creo que hay canciones que han aguantado mejor que otras el paso del tiempo. Pero también creo que en el Peyote siempre hubo una vocación como muy cosmopolita (la palabra no me gusta mucho, pero bueno) en el sentido de estar haciendo al mismo tiempo canciones contundentes con estribillos coreables y también se estaban juntando un montón de referencias que tenían que ver con el under en ese momento, y que sólo aparecieron años después. Creo que la vigencia tiene que ver con eso, con canciones que de alguna forma prendieron en el gusto de la gente y con cierta vocación cosmopolita y vanguardista que hacía que algunos elementos que usábamos en Peyote, siguieron funcionando muchos años después cuando esas cosas se pusieron de moda.

Fernando: Yo te podría agregar que el Peyote tiene una vinculación muy directa con algo muy vago, muy difícil de definir, que es la música uruguaya, y que Gustavo Santaolalla fue el primero en hacérnoslo ver, que nosotros estábamos procesando influencias como el rock alternativo o todo el impacto del hip hop que venía de los ’80 y que era toda una revolución en el mundo de la música popular, cuya influencia sigue hasta hoy. Había muchísimos movimientos muy desarrollados. Al mismo tiempo, nosotros teníamos una capacidad de levantar cosas que nos venían del barrio, de la música, de los hogares de nuestros padres, de la música popular uruguaya, del candombe beat.

Carlos: Hasta de los candombailes.

Fernando: Seguro. Teníamos esa posibilidad. Y Gustavo Santaolalla nos decía que el Peyote valía no sólo porque era capaz de procesar y traducir, sino porque era capaz de acercarse a una cosa totalmente local. En nuestras canciones aparecía Avenida Italia, como decíamos, y aparecían las expresiones, el fútbol y el Pepe Sasía, las cosas que tienen que ver con el lenguaje, con las anécdotas y con la manera de ver las cosas.

Carlos: Con cierta identidad local, también.

Fernando: Me parece que por ahí el Peyote se agarra, también, porque no es alguien que te está haciendo una propaganda de algo que, de algún modo, ya está en el mainstream y que los artistas originales lo van a hacer mejor que vos. El Peyote tuvo una cierta originalidad.

SR: Que sigue existiendo, ¿no? Porque parece no existir distancia entre el viejo Peyote y el nuevo.

Carlos: Es verdad. Siempre estás como condenado, porque si hacés algo demasiado parecido, dicen “pah, qué viejos anquilosados, hacen lo mismo que hace 20 años”. Si hacés algo totalmente distinto, dicen “ja, éste se está haciendo el vivo, quiere hacerse el loco, el moderno”: Siempre te van a criticar. En algún momento nos planteamos hacer algo que nosotros podamos sentir que es el Peyote, y punto.

Fernando: Llegar conceptualmente a eso, fue liberador, en el sentido que dijimos que si había que superar al Terraja, poner esto o sacar lo otro, no podés crear con libertad si estás pensando en todas las cosas que estás obligado a poner o sacar en una canción o en una banda. Entonces el camino fue decir “al diablo todo eso, vamos a hacer unas canciones que decimos esto es Peyote”. ¿Por qué? No te puedo decir exactamente porqué es Peyote, pero es Peyote. De hecho, cuando tocamos los temas nuevos en los shows, internamente no tenemos la menor duda de que es el Peyote.

Carlos: Te cuento una cosa que fue muy potente. Nosotros en cierto momento le mostramos el disco nuevo a Santaolalla. Gustavo lo escuchó y mandó un audio donde decía: “Éste es el mejor”. Y yo me quedé… ¡pah! Estaba pasando por el hecho de que el disco anterior lo hizo él. Me quedo con esa visión.

Fernando: Un detalle más: yo creo que en el nuevo material aparecen todos los peyotismos pero también aparecemos quienes somos nosotros ahora, que no es la misma gente que hace 20 o 25 años cuando hicimos los discos del Peyote. Lo que sería impostado o artificial sería querer hacer exactamente eso. Eso ya no lo podés hacer ni sería bueno que quisieras hacerlo. Si te concentrás en hacer algo idéntico a lo que hiciste hace 25 años, parece que no te hubiera ocurrido nada interesante en los últimos 25 años. Todos hemos hecho un montón de otras cosas en lo artístico y en lo personal, y hasta en lo afectivo. No teníamos claro que era eso lo que iba a salir, pero sí teníamos claro que no queríamos tampoco esconder nada de lo que nos ha pasado en los últimos 25 años.

SR: Hay una cosa de mucho valor con lo que están haciendo, porque regresar con el repertorio anterior, casi cualquier banda puede hacerlo. Pero otra cosa es volver con temas nuevos y sobre todo con un disco completo. ¿Qué los impulsó a todo eso?

Carlos: Como dice el dicho, en algún momento vimos que podíamos. Contactar con esa idea de que podemos y que estaría bueno, nos fue llevando. La verdad que los proyectos llevan muchísimo tiempo y dedicación y gente que trabaje. También hay que conseguir recursos. Esa especie de organización que es muy demandante, sólo la ponés en juego cuando te tenés una cierta fe de que lo que tenés entre manos vale la pena. Ahora ese momento terminó, el disco está ahí y que cada uno confíe en sus orejas. Pero en ese momento, es como vos decís, hubo un momento en que fue: “¿Nos tiramos al agua? Vamos, vamos, vamos”.

Fernando: Juan insiste a veces con una cosa, y tiene razón. Él dice que toda la vuelta de Peyote tiene que ver con la existencia de una demanda del lado del público. Cuando volvimos al Pilsen y luego metimos dos Teatros de Verano, nos dimos cuenta de que había un montón de gente interesada en esa música. Cuando estás tanto tiempo en el mundo de la música como nosotros hace que estamos, te das cuenta que no siempre es fácil lograr que la gente se interese en lo que estás haciendo. Muchas veces laburás, sacás discos, le ponés tu mejor intención y el impacto que tenés es muy acotado. Entonces en un momento fue como decir que el Peyote es una herramienta expresiva súper poderosa que le interesa a un montón de gente. El paso natural era intentar crear algo a partir de esos mimbres y esas canciones. Por supuesto no sabés si lo que va a salir va a estar bien o mal; uno siempre cree que el mejor disco es el que está por hacer, sino te dedicarías a otra cosa. Creo que uno de los impulsos es decir que el Peyote es un proyecto que le interesa a un montón de gente y nos da la chance de tener una plataforma para hacer cosas interesantes, y al final depende sólo de nosotros que sean interesantes posta para nosotros y para un eventual público. Creo que es un poco esas dos cosas, porque podríamos hacerlo en el sentido de que internamente las estrellas se había alineado en lo compositivo y todo eso, pero también porque había un público que estaba interesado en el proyecto aunque habían pasado un montón de años desde que sacamos los discos. Yo diría que esos son suficientes estímulos como para conseguir recursos, tiempo, armar el equipo y ponernos a grabar. Todo eso pasó en 2019 – 2020, que terminamos de hacer el disco.

Carlos: Nos terminó de correr la pandemia. Estábamos en el borde pero ya como dentro del lado de la pandemia.

SR: ¿Qué nos pueden contar que trae el nuevo disco, aparte de los avances que ya vimos?

Carlos: Te voy a hacer tema por tema…

Fernando: No, no, no cuentes el orden (risas).

Carlos: Bueno, el disco es todo un misterio (risas).

Fernando: El disco sale el 5 de noviembre. Y esta semana vamos a sacar un nuevo video clip (NR: el clip ya está disponible acá).

Carlos: Ariel, vos estás al tanto de que sacamos “Bailando samba”, “Vos no me llamaste” y “La tumba de los crá”. Ahí ya tenés tres en diez.

SR: Son diez temas, por lo que veo.

Carlos: Sí, son diez. Ahora el tema que viene se llama “Es lo que hay”.

Fernando: Ya salió como single pero nunca le hicimos una promoción ni un lanzamiento oficial.

SR: Lo escuchamos en La Trastienda.

Fernando: Sí, lo hemos tocado. De hecho, un criterio que hemos asumido es el de incorporar las canciones nuevas al repertorio habitual; primero, para irlas aprendiendo (risas) porque una cosa es cuando grabás el disco y después ir a defenderlo en vivo. Así las vamos aceitando, viendo qué cosas funcan en vivo y qué cosas hay que mejorar. Respecto al disco, hay una cosa que me parece interesante y que no lo dijimos nosotros. Cuando le mostramos el disco a Nacho Benedetti, que es un director de video clips que ha hecho clips para No Te Va Gustar, AFC y un montón más, dijo: “Me encanta porque es el disco que les dio la gana hacer”. Lo que decía es que era un disco que él no notaba que tuviera el menor cálculo respecto a esto que yo decía de que “hay que ponerle esto, hay que sacarle lo otro, hay que tener cuidado de que no se parezca, o no sé qué”. Todas esas cosas en un momento las tiramos al diablo, dijimos que no importaban. A Nacho le daba la impresión de que era un disco que sencillamente la banda había tenido las ganas de hacer, con esas canciones, y no había otra cosa que no fuera la lógica artística interna del proyecto lo que estaba visible ahí.

SR: ¿Podremos encontrar en el disco música variada y letras en la temática de los discos anteriores, por ejemplo?

Fernando: Con respecto a las letras, no estoy tan seguro. Sí lo que hay es el personaje que tiene que ver con una cosa rara que nos pasa con Carlos cuando nos juntamos a hacer letras. Siempre aparece un espíritu mucho más jodón y mucho más lúdico de lo que hacemos después cada uno por su cuenta, que a veces parecemos medio amargados o sensibles, que está muy bien. Pero en Peyote es como que aflora otra cosa mucho más de juego y de buscar retruécanos y cosas que fonéticamente funcionen bien y que transmitan cierta clase de malestar o incomodidad. Hablo del Peyote como si fuera una entidad externa, pero en realidad es un poco una entidad externa. Es un personaje que ninguno de nosotros es por separado, y que te habilita a decir cosas que en la vida real no dirías, porque es un personaje como medio de comics. De hecho el nombre de el Peyote Asesino vino de un personaje de comics que tiene una cosa como medio arrabalera. Y el personaje del Peyote tiene un poco eso. Y eso funciona y combina bien con la clase de collage musical que hace el Peyote.

Carlos: Es una cosa muy ácida, a veces muy negativa, y nunca te da la solución. Nunca te dice “este es el camino”.

Fernando: Al revés.

Carlos: Más bien te señala la contradicción, el sin salida, el laberinto, y rara vez te tira un cable. Hemos aprendido a cultivar ese personaje y también a quererlo.

SR: De alguna manera como que los rige, ¿no? Y les permite hacer cosas que no pueden hacer en sus otros proyectos musicales.

Carlos: Es que a veces estás haciendo una canción medio de auto ayuda y te das cuenta que estás hablando con alguien, tirándole un poco de onda, y te das cuenta que eso no es para el Peyote, que el Peyote es más tipo burlarte.

Fernando: Claro. ¿Creíste que iba a llegar la ayuda? Fuiste, no llega.

Carlos: Y saber que todos somos un poco el Peyote y somos también el resto de las cosas; no se puede ser el Peyote el 100% del tiempo (risas).

Fernando: Te explota el cerebro.

SR: ¿Tiene nombre el disco?

Fernando: Sí, se llama Serial. Porque la idea es leerlo así: Peyote Asesino Serial.

SR: ¿Serial por el disco anterior o por los temas que trae?

Carlos: Eso queda a tu criterio.

Fernando: Exactamente.

Carlos: Hay muchas interpretaciones de Serial. Y la idea de que lo hicimos y lo vamos a volver a hacer. Eso también está implícito en la idea.

Fernando: De que el disco es parte de una serie de maldades que hizo, hace y puede hacer.

SR: ¿Sale en vinilo y CD?

Carlos: Sí, sale en esas dos versiones. Lo que no sale es en cassette.

Fernando: Van a ser unos poquitos CDs, y sale en digital.

SR: Ahora tienen un toque programado en La Trastienda. ¿Qué va a ver la gente ahí?

Fernando: Una de las cosas que nos hemos dado cuenta, por lo menos yo, es que el Peyote es una banda que convence más gente en vivo que en los discos. Siempre tuve esa sensación, de que te terminabas de convencer de que el Peyote era algo real, una banda contundente y que valía la pena ir a ver en vivo. Más allá de que a mí me encantan los discos y me parece que está buenísimo grabar las canciones y dejarlas que suenen perfecto y tener el mejor registro posible de ellas, el Peyote es una banda que, si no la conocés mucho, te termina de convencer cuando la ves en vivo. La pandemia obligó a hacer muchos menos shows de los que queríamos. Aunque vamos a hacer la presentación del disco más adelante, metimos esas fechas para intentar un poco ponerse al día después de haber estado con toda la leche de haber hecho canciones nuevas y prácticamente no haberlas podido tocar durante el último año y medio. En estos shows, esa es la energía. Aparte es raro, porque es como decía Carlitos al principio, tenés a la gente sentada, y el tema es que el Peyote no puede hacer otra clase de show que no sea el show del Peyote tirando bombas nucleares en el escenario. Aunque tenés esa situación extraña, tenemos la convicción de que hay que ir a tocar todo lo que se pueda dentro de las circunstancias en las que estamos. Cada tanto metemos siempre alguna canción que no hemos tocado antes, y metemos las tres o cuatro del nuevo disco que estamos haciendo. La idea de este show es volver a tocar.

SR: Una presentación en La Trastienda es distinto a una en el Teatro de Verano, por ejemplo. ¿Reciben distinto del público en esos dos tipos de escenarios?

Carlos: Ambos son distintos y tienen lo suyo. Tenés la cercanía de la gente, como permite La Trastienda y te da esa energía que se siente. En los espectáculos grandes siempre hay una distancia mayor. Generalmente hay un foso o vallas que te separan del público, pero también ver esa masa de gente que se mueve toda junta, es una experiencia. Nos vemos impulsados a ir hacia delante para recuperar esa cosa de estar en acción y reacción.

Fernando: Está el tema de las dimensiones. En el Pilsen Rock había un caminador que te permitía meterte entre la gente. El tema era que, si llegabas hasta la punta para estar cerca de la gente, tardabas media hora en volver. Era una cosa demencial. Aparte estaba medio lloviznando y era un poquito en bajada. Entonces vos arrancabas para adelante y decías “ta, llego a la punta y me hago el metalero” (risas). Y después había que volver atrás de los monitores, más o menos rápido, y estaba todo mojado. Tenés que pensar en una cantidad de elementos que cuando estás tocando en Bluzz o en algunos de esos lugares chiquitos, la gente está ahí adelante, y si querés hacer un coro, te agachás y la gente canta contigo. Todo eso es generar una cercanía que está buenísima. En los festivales y lugares grandes, por lo general, disfrutás muchísimo más el sonido que te envuelve, porque tenés una amplificación y un monitoreo. En La Trastienda también está presente, pero cuanto más grande y más pro el lugar, se disfruta más en lo técnico, pero cuanto más chiquito y más cercano, se disfruta más en lo emotivo.

SR: Con esta nueva situación del Peyote, con nuevo disco próximamente en la calle, podemos pensar en una continuidad en el tiempo. ¿Para cuánto tiempo más hay Peyote?

Carlos: No me hagas hacer chistes de mal gusto. De hecho, en uno de esos grandes shows del 2016 para los que estaba ensayando con la banda, en determinado momento estaba barriendo unas hojas y me tuve que sentar porque me faltaba el aire. Todo eso terminó en una operación al corazón. No todos podemos ser como Keith Richards (risas). Así que seguiremos mientras podamos.

Fernando: Hay una cosa que está muy buena, de las que jamás sospeché que fueran a ocurrir en mi vida en los últimos 15 – 20 años, y es que fuera a haber un nuevo disco del Peyote. Juntarse para tocar, puede ser. Pero después, encontrar el tiempo, las ganas, los recursos, la cabeza, todo para meterte a hacer canciones nuevas y que terminaran en un disco… Voy a confesar una cosa: me he pasado escuchando el disco como un demente. Lo pongo en el teléfono y me voy a caminar por ahí, entre otras cosas para aprenderme las canciones. Pero más allá de eso, a mí me entusiasma la idea de hacer una música que me dé ganas de escuchar. Como fan, hincha de la música (me defino antes que nada como un melómano, un tipo que se copa con la música) y mucho después como músico, me gusta y me entusiasma un montón haber logrado hacer un disco del Peyote Asesino, que debe ser de las cosas que no sólo el público sino nosotros tampoco pensábamos que iba a ocurrir, y ocurrió. Y es un disco que me resulta súper entusiasmante. Más allá de dónde podamos terminar o hasta dónde llegue, para mí ya hay un logro brutal en tener este disco abajo del brazo.

SR: ¿Alguna cosa para agregar?

Carlos: Reiteramos lo del show: 23 de octubre en La Trastienda. 5 de noviembre la salida del disco. Esperamos sea de su agrado.

Ariel Scarpa

 

 

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