
Repasábamos con el “Gallego” (Wilson Mondelo) las notas sobre Rock UY que hicimos en 2024 en “Rocker City Radio” (Sábados de 21 a 23 horas en Del Molino FM – 89.3): Hueso Hernández, Gustavo Parodi (ese día lo conectamos al aire con Leonardo Baroncini desde USA), Martiniano Olivera (una charla de dos horas, hablando no sólo de música) y con Aldo Silva (a quien agradezco me haya compartido la grabación de la última nota a Estómagos, días antes del “ultimo adiós”) y con las clásicas muzzas mediante le digo: “Falta una”… ¿Cuál?, fue su pregunta inmediata… “Alfonso Carbone”, le tiré… y con su aprobación para hacerlo, puse manos a la obra.
“Hola, Alfonso…”, y la respuesta no demoró en llegar: “Hola, Gonzalo, contá conmigo, hagámosla”. Le pido a Parodi si puede mandarme algún mensaje contando algo sobre Carbone, y al despertarme el día de la entrevista (sábado 14) tengo un mensaje de 13 minutos enviado a las 3 AM (Gordo… sos un fenómeno, ¡¡¡creo que te lo dije alguna vez!!!). (Se puede escuchar el audio al final del reportaje).
Para algunos es el malo de la película, para otros tantos sin dudas que no… Para mí es el tipo que me hizo conocer todas y cada una de las bandas que forman el soundtrack de mi vida. (El intercambio de mensajes previos y posteriores a la nota, me los guardo para mí, al igual que la promesa mutua de conocernos personalmente cuando venga por estos lares…).
Gonzalo: Bienvenido, Alfonso Carbone… realmente estamos muy contentos de poder realizar esta nota.
Alfonso: Muchas gracias por invitarme.
Gonzalo: Alfonso, como te comentaba fuera del aire: nosotros siempre hemos escuchado el punto de vista o las vivencias de los músicos (de casi todos) y sinceramente estábamos muy expectantes de poder escuchar tu visión, desde tu lado. Para comenzar, comentarle un poco a la gente, que tú te habías ido a Europa y volviste a trabajar en Emisora del Palacio, en Palacio de la Música y en Orfeo. ¿Cómo se dio tu retorno?
Alfonso: La realidad es que yo estaba esperando una visa para volverme a ir y ahí se dieron una serie de coincidencias que parten de una suerte de exposición que hice en El Palacio de la Música que tenía que ver con The Beatles y el 20 aniversario del lanzamiento del primer single del grupo, “Love me do”. A partir de ahí se dieron una serie de ofertas totalmente inesperadas… la de la televisión, la de la radio, la de Palacio, y bueno, finalmente decidí quedarme porque me dije: “Bueno, la familia está ahí, varios de los amigos todavía estaban en Uruguay, y finalmente ante la posibilidad de seguir trabajando en algo que me gusta y estando en mi casa, me quedo”. Y esa es la historia, la parte digamos corta de la historia.
Gonzalo: ¿Qué encontraste cuando volviste Uruguay? ¿Qué rock encontraste, si es que encontraste rock?
Alfonso: Encontré una suerte de… bueno, poco rock, pero había valientes que seguían dando la pelea. Hay que decir la verdad, escuché varias buenas bandas, pero un poco (digamos) estancadas en el tiempo, lo que no quiere decir absolutamente nada, porque bandas como las que había en ese momento perfectamente podrían sonar hoy. Pero lo que quiero remarcar desde el punto de vista de que lo que yo buscaba, y no encontraba por ningún lado, eran bandas que estuvieran haciendo lo que se estaba haciendo en el mundo en ese momento… No quiero ser peyorativo con los demás artistas; nada que ver, pero esa era la realidad.
Gonzalo: Además somos todos conscientes que acá todo este tipo de música nos llegó tarde. Más de una vez Gustavo Parodi dijo que ellos no tuvieron padre en cuanto a lo que es el rock, que tuvieron que inventarse solos… Tú arrancás… el primer artista que tú grabás con Orfeo es Jaime Roos, ¿verdad?
Alfonso: No me acuerdo exactamente si fue el primero, pero sí fue uno de los primeros.
Gonzalo: ¿Lo primero fue Orfeo o primero arrancaste con la radio con Videoclips?
Alfonso: Se dieron las cosas casi como que al mismo tiempo; o sea, si tuviera que decirte cuál fue primero, sinceramente no me acuerdo. Creo que empecé con el canal y con la radio primero y después vino la propuesta de manejar la parte artística de Orfeo, que era un sello histórico que se había quedado un poco en el tiempo y desde luego eso era para mí un enorme desafío, ¿no? Porque eran otros los sellos que estaban en ese momento al frente en lo que era la música popular en Uruguay, y Orfeo básicamente no tenía demasiados artistas vigentes.
Gonzalo: Yo siempre digo que los sábados mi vida los marcaba Alfonso Carbone, porque arrancaba escuchando a la una de la tarde Emisora del Palacio, después hacíamos la previa mirando Videoclips en Canal 5 para después recién salir…
Alfonso: Bueno, lo lamento por ustedes (risas).
Gonzalo: ¿Cómo se da…? Porque, a ver… cumbia, murga, canto popular, todo eso más o menos estaba instalado acá en Uruguay… ¿Cómo se da el empezar a conseguir y a grabar con bandas de rock, que era totalmente desconocido que hubiera acá en Uruguay, bandas como Los Estómagos, Los Traidores…?
Alfonso: Sí, a ver, yo siempre… siempre no… El otro día, no sea a raíz de qué, alguien me hizo acordar del famoso single de Los Estómagos y el año ’84, digamos que para mí, el año clave en lo que hace a la concreción de un trabajo en el que empecé buscando bandas. Me vino a ver una banda de rock, que se llamaba Desolángeles, una banda moderna, buena banda… pero nada que ver con lo que yo estaba buscando. Era otra onda que me parecía que estaba bien, obviamente, y por eso publiqué el disco, que me gustó, pero estaba buscando otra cosa. También he comentado alguna vez cómo “descubro” que algo pasaba en alguna parte…. Me encuentro un día… me acuerdo del lugar exactamente, porque es de esas cosas que te quedan marcadas… No sé porqué estaba caminando frente a la Intendencia y recojo un papel volante que había en la vereda, que decía algo así como “Los Estómagos se comen todo lo que dejaste”, o algo así, y ahí empiezo a averiguar (Nota: “Los Estómagos se comen lo que usted deja en el plato”)… ¿Qué? ¿Cómo es esto? Porque realmente me pareció interesante; sobre todo para la época, me pareció atrevido. Me pareció, bien interesante… estas cabezas, ¿dónde están? Porque no hay que olvidarse que igual la dictadura estaba ahí, ¿no?, y seguía ahí y el tema del rock era una cosa compleja, porque la policía seguía con esa historia de que el rock era violencia y drogas y toda esa sanata que costó eliminar, pero que en esos momentos estaban ahí a full, ¿no? Y sinceramente no me acuerdo cómo llego a encontrarme con ellos y desde luego que escuché algunas cosas y les dije: “Muchachos, ya…”, y por varias razones. La primera obviamente es que me pareció que lo que hacían estaba dentro de la línea que yo buscaba, y segundo que eran súper jóvenes. Y evidentemente estaban con ganas, o sea, tenían entusiasmo por grabar, porque eso también es muy importante… Después me entero en varias historias que, bueno, ellos pensaron en su momento que esto iba a ser el único, el primero y el último de los discos, y eso a mí no se me pasó por la cabeza, todo lo contrario. Para mí era el puntapié inicial este disco, y bueno, así más o menos arrancó. Sé que no te estoy dando mucho detalle, porque francamente pasaban tantas cosas en esos momentos que recordar detalles no me es fácil. Como suele suceder, aparece uno y empezaron a aparecer otros, y además de eso, creo importante resaltar alguna cosa que mucha gente olvida: yo manejaba el sello, que no era solamente rock. Yo tenía que recuperar un protagonismo para Orfeo que, como dije hace unos minutos, había perdido. Era un sello ilustre… Zitarrosa, Los Olimareños, Viglietti, el Sabalero, etcétera, etcétera, pero que con el tiempo había ido perdiendo ese lugar… Desde luego los artistas se fueron, y el sello presionado por justamente los artistas que tenía, quedó como relegado, y había otros sellos que eran los que llevaban la batuta en aquellos tiempos… Y no era solamente el rock lo que tenía que buscar, pero evidentemente, ¿cómo que no hay rock? O sea, cómo no va a haber rock si sigue siendo un lenguaje universal, y aparte estaba en un momento muy creativo… Me di cuenta, también, otra vez sin ser peyorativo con los colegas, pero la radio -digamos que estoy hablando en general- jugaba sobre seguro, ¿no? Nadie arriesgaba en pasar nada muy nuevo que digamos. No sé, no se manejaban artistas que en otros lados estaban marcando camino, y esa fue otra de mis apuestas cuando llegué a la radio o a la televisión… tratar también de poner un poco todo al día. Sin soberbia lo digo (¿quién diablos soy yo para decir eso?). La idea mía era pasar la música que me gustaba, y si a la gente le gustaba, mejor. Pero sí, realmente faltaba conocer mucho.
Wilson: ¿Qué encontraste en esos incipientes Estómagos que te llamó la atención como para editarlos y trabajar con ellos?
Alfonso: La actitud, sobre todo… la actitud… Y la música también, claro… Eso es lo que realmente importa… Evidentemente la música es lo primero, pero la actitud en esto es muy importante. La seguridad que ellos tenían en ellos mismos, que probablemente tal vez no la tuvieran en el círculo íntimo, pero evidentemente yo sé que la tenían y el tiempo me dio la razón al final… Pero para mí la actitud y la confianza, aparte de la música, fueron importantes. O sea, ellos se creían lo que eran y eso es fundamental. No estaban jugando a eso, me refiero, no estaban posando a ser rockeros: lo eran.
Wilson: ¿Tenés recuerdo de esas largas esperas que cuentan Los Estómagos que te hacían dentro y en los alrededores del Palacio de la Música reclamando la grabación de su disco?
Alfonso: No, la verdad es que no… Por varias razones. En esos tiempos estaba solamente con Rossana Gioscia, mi partner en El Palacio y en ese momento en todos lados, ¿no? Y la verdad es que había mucho artista que se arrimaba sabiendo que había gente nueva, que había otra dirección del sello, etcétera, etcétera. Yo sé que mucha gente se queja, que decía que yo no los atendía etcétera, etcétera. Acá tendrán que tomar mi palabra por válida… La verdad es que yo atendí absolutamente a todo el que me fue a ver, y si no lo atendí fue porque no me enteré. Así de simple. Pero de ellos me acuerdo claramente porque además les tomé mucho aprecio enseguida… Eran chicos evidentemente un poco más jóvenes que yo, pero que tenían la misma escuela, y eran gente sana. Evidentemente yo tenía una escuela previa a ellos también, pero yo estaba muy metido en ese momento en el estilo de música que ellos hacían y no había demasiada gente como para conversar sobre esos temas. Entonces para mí, la verdad, reunirme con ellos siempre fue un placer, era un gusto, era algo distinto… y no, no me acuerdo francamente, y espero que si así era, que me disculpen.
Gonzalo: Eso lo cuenta Gustavo Parodi hasta en tono divertido, el esperarte haciendo vigilancia, dos de ellos por 18 de Julio y dos por Paraguay…
Alfonso: No me acuerdo, pero sí recuerdo las varias charlas que tuvimos, porque bueno, igual era una apuesta grabar… Era una apuesta porque la gente cree que todo caía del cielo, pero todo costaba en esos días.
Gonzalo: ¿Orfeo te apoyó 100% en todo esto?
Alfonso: A ver… no, no, esto era algo nuevo, algo de lo que no se sabía qué podía resultar respecto a la aceptación de la gente. Con el tiempo me doy cuenta de que no, evidentemente no todos me apoyaron al 100%, pero la gente que yo necesitaba que me apoyara, me apoyó sí 100%, sin dudar jamás de nada. Evidentemente siempre había otra clase de gente también en la empresa. Era una empresa muy grande, como ustedes se acuerdan, que obviamente cuando uno le lleva un artista que se llama Los Estómagos te empiezan a mirar raro, ¿no? Pero bueno, también me miraron raro cuando llevé a Jaime y también me miraron raro cuando, como no teníamos murgas, yo fui a buscar a Araca La Cana”… O sea, los primeros pasos siempre son difíciles y solamente los resultados al final te dan, no carta blanca porque nunca se tiene, pero te dan un cierto apoyo como para seguir trabajando.
Gonzalo: Ahora… desde tu punto de vista, viéndolo de adentro, hoy mencionaste que había más de un sello aparte de Orfeo… ¿qué tenía Orfeo? Porque todos querían grabar en Orfeo, por lo menos estos grupos, los grupos de rock, Los Estómagos, Los Traidores, Zero, Los Tontos… todos querían grabar con Orfeo.
Alfonso: Mirá, por otro lado también teníamos la crítica de que éramos monopólicos y yo no entiendo muy bien de qué clase de monopolio hablaban, porque había, ya te digo, por lo menos tres sellos más cuando yo empecé, que eran en ese momento mucho más importantes que Palacio… Porqué querían grabar en Orfeo no tengo la menor idea, porque Orfeo en ese momento implicaba muy poco, más allá del pasado glorioso que obviamente lo tenía… Eso más bien deberías preguntárselo a los artistas, porque francamente yo no lo tengo muy claro, esa es la realidad. Sellos había un montón, después resulta que nosotros éramos un monopolio, pero bueno, siempre es así la historia, nunca se conforma a todos… palos porque bogas, palos porque no bogas.
Gonzalo: La famosa historia del simple que salió mal (“Seres vivientes” y “Vals de mi locura” en lugar de “Fuera de control”)… las malas lenguas dicen que agarraste el disco y lo tiraste a la basura y que una mano anónima recogió algunas copias que son las que andan en la vuelta hoy en día.
Alfonso: Bueno sí, supongo que el que dijo eso evidentemente tenía informantes secretos dentro de la empresa, y las copias… puede ser, puede ser. Pero me resulta un poco extraño, porque para empezar, en ese momento eso era el primer disco, digamos, del llamado nuevo rock, por llamarlo de alguna manera, y quién sabía de eso aparte de los músicos, ¿no? Yo me agarré una bronca terrible, pero terrible, porque era… o sea… yo estaba muy ilusionado con ese disco, muy ilusionado… De hecho lo tomé casi como una de las primeras obras completamente mías, porque el resto es volver a posicionar a la empresa en géneros que estaban bien representados por un montón de artistas, pero esto era un paso importante, y cuando escucho la muestra, me quería matar. No, es solamente que no, ¿cómo se le ocurre a alguna mente un poco extraña pensar que iba a tirar algo a la basura yo un disco?… Jamás, para empezar, y menos éstos… y menos éste. La verdad es que me agarré tal bronca que francamente no me acuerdo cuál fue el destino final de los singles que llegaron a prensa; es la realidad.
Gonzalo: La versión que iba a salir de “Fuera de control” en ese simple no es la misma que salió después en el primer disco (Tango Que Me Hiciste Mal).
Alfonso: Buena pregunta… eso habría que hablarlo con los muchachos. Yo lo que sí recuerdo es que el “Fuera de control” que después sonó en la radio fue una prueba, pero de esas que cuando uno las cuenta poca gente las cree, pero fue cierto. En Palacio sabían que yo quería de todas maneras probar que algo estaba pasando con el rock en Uruguay y que no explotaba porque no había nadie que lo apoyara… Capaz que había alguien, no lo sé, pero si lo había yo no lo sabía, y por eso fui un día con el Flaco, con el querido y recordado Flaco Iglesias, uno de los artífices del rock uruguayo de los ’80. Una mañana de sábado lo mezclamos y me lo llevé a la radio y lo pasé… y el resto es historia. Pero no me acuerdo bien si la versión que venía en el single era ésa o no. Francamente no me acuerdo, porque también el disco estaba en pleno proceso de grabación, entonces no recuerdo… francamente no me acuerdo…
Gonzalo: … doy fe… el primer día que pasaron “Fuera de control” al aire un sábado, doy fe de haber llamado a la radio después de que lo repitieron tres, cuatro veces, y me atendió uno de los conductores y me dijo: “Por favor no lo pidan más, porque llama todo el mundo a pedirlo”.
Alfonso: Sí, sí, sí, es que fue… es real la historia. En aquellos momentos uno la contaba y te decían “estás exagerando”. Era algo también súper sorprendente, ¿no? Porque digo… yo esperaba una reacción, pero jamás esa reacción.
Gonzalo: Convengamos además que no había muchas FMs en ese momento… eran tres, después empezaron a aparecer las demás.
Alfonso: Después del ’85 empezaron las demás, cuando terminó la dictadura…
Wilson: Alfonso, hablando un poco de eso… después de la grabación del simple hasta la salida del primer disco, ¿tuviste que esperar que la banda estuviera un poco madura o esperar que pasara a determinado momento cultural, social y político de este país para editarlos?
Alfonso: No, no, simplemente cuando el disco estuvo listo y sobre todo después de ver la reacción de “Fuera de control” en la radio, decidí sacarlo en ese momento… ¿Para qué esperar?… no había nada que esperar. Yo creo que los chicos estaban listos, o sea los muchachos estaban con ganas de salir y yo tomo muy en cuenta ese tipo de cosas. Te repito: la actitud y la confianza que ellos se tenían ha sido básica para todo esto.
Gonzalo: Bien … ahí sale el disco Tango… y se presenta… porque hay mucha gente que… o sea en El Templo del Gato, que fue cuando debutaron, entraban unas 50 ó 60 personas, pero hoy escuchás por todos los que te dicen que fueron, y fueron cerca de 3.000 personas… ¿no? Yo reconozco que la primera vez que los vi a Los Estómagos fue en Bohemios, justamente organizado por ustedes, que fue la presentación del disco. Es más, fue el debut de Baroncini en la batería. Y siempre me quedó la misma impresión: los discos de Los Estómagos podían ser buenos, mediocres, muy buenos… ahora… los tipos en vivo no te fallaban nunca.
Alfonso: No, jamás… Bueno, es parte de lo que te digo, yo estaba totalmente tranquilo. Ustedes los conocen, son gente muy inteligente, primero, que no es menor, y muy profesional. Digo… en el momento que ellos decidieron “vamos a ir por este lado”, iban por este lado; o sea, no eran improvisados. A ver si me explico, no era pose lo de ellos, era real, entonces evidentemente que uno a gente así le tiene confianza. Aparte digo, si no se hacía la apuesta, ¿cómo íbamos a saberlo? Había que hacerlo en esa época: estaban todas las puertas por abrir. Bueno, juguemos, digo, ¿qué tenemos para perder? Ya el “no” lo tenemos… y arrancamos, y el resto es probar y que salga, es decir, que a la gente le guste. Yo ya estaba convencido hacía rato, no era a mí que tenían que convencer ellos, era a la gente, y evidentemente la gente reaccionó muy bien con ellos, ¿no? O sea, la prueba está que 40 años después estamos hablando de esto, ¿no?
Gonzalo: Después del Tango… como que se destapó la olla y empezaron a salir grupos por todos lados, ¿no?
Alfonso: Sí, antes de publicarse evidentemente ya se había corrido la voz. Empezaron a llegar muchos artistas, algunos más preparados que otros. Pero sí, empezaron a llegar varios artistas. No me acuerdo del orden, pienso que Los Traidores fueron los primeros que llegaron, y lo bueno de eso es que la mayoría de las bandas que llegaban eran diferentes, no eran la misma línea. O sea, eran todas bandas jóvenes con un sentido claro de lo que estaba pasando, pero en parte distintas, que era importante, porque no podíamos sacar 10 bandas haciendo lo mismo, y no había tantas bandas haciendo lo mismo, o sea había, pero no tantas. Aparte había otras bandas que no estaban listas todavía, ante lo cual obviamente yo era un tipo perverso, porque no los hacía grabar, pero bueno, alguien tenía que tomar la decisión, y como digo, había otros sellos… Porqué el palo siempre me caía a mí no lo sé, pero bueno, eso es otro problema. Capaz que los otros sellos directamente no daban pelota o no creían en el tema… no lo sé, la verdad es que no sé lo que pasaba , pero sí, ahí se abrió una puerta…
Gonzalo: Después de esto, Graffiti… el disco Graffiti.
Alfonso: Sí, Graffiti fue la última… digamos prueba que yo hice y que la verdad explotó de una manera que sinceramente no esperaba, esa es la realidad. O sea… le tenía toda la fe al disco, creo que el material era bueno, los artistas eran buenos, pero todavía digamos… sobre todo en la empresa, había mucha gente que dudaba. O sea, imagínense que si me miraban raro cuando llevé un grupo que se llamaba Los Estómagos, imagínense cuando llevo otro que se llamaba Los Tontos, u otro que se llamaba Los Traidores. Creo que ahí hubo varios que pensaron que estaba completamente loco, y no sé… habrán pensado “bueno, vamos a dejar a éste que haga esto y después se va y chau, nos olvidamos de él”. Pero creo que además fue otra forma en ese momento, por lo menos así lo pensaba yo, de mostrar que había otros artistas que también tenían posibilidades de sacar sus discos individuales y que también tenían posibilidades de funcionar bien, y se dio… Son cosas que pasan a veces no sé, se alinean los astros y las cosas funcionan. Yo soy de los que cree que tuve también la suerte de estar en el lugar correcto en el momento correcto. Los protagonistas son los artistas, no soy yo, evidentemente.
Gonzalo: ¿Fuiste vos exclusivamente el que eligió los grupos que iban a formar el Graffiti?
Alfonso: Sí, absolutamente. Ahí asumo toda la responsabilidad, sin ninguna duda.
Gonzalo: ¿Quedó alguna banda que hubiera merecido estar también, pero que por cuestión de espacios, llamémosle, no pudo estar?
Alfonso: No, francamente yo lo que recuerdo es que de hecho me faltaba un grupo y un día Parodi me habló de Los Tontos, entonces ahí averigüé, conseguí un material, escuché y dije: “Pucha, esta es la banda que me falta”. Ahí le tengo que agradecer a Parodi, porque fue él el que me dijo “esta banda la va a romper”, y tenía razón. Con respecto a lo otro, lo que sí puedo decir con certeza, es que si no tenía la suficiente cantidad de bandas para terminar el disco en ese momento no era porque no hubiera, era más bien porque tal vez las que estaban todavía no estaban listas como para de repente correr ese riesgo. Porque no te olvides, también, que uno tiene que medir las consecuencias para el artista, porque cuando uno arma un compilado, la gente compara… es inevitable. Y por más que los estilos no sean iguales, las bandas tienen que tener un cierto nivel de ahí hacia arriba; no podés poner una banda que desentone porque le haces daño a la banda. Pero bueno, se hicieron varios compilados más, ¿no?
Gonzalo: Sí, y es más… Orfeo sacó varios discos, como decíamos recién: Tango…, La Ley Es Otra, de Los Estómagos, Graffiti, Los Tontos sacaron dos o tres discos, Los Traidores… pero además sacó (cosa que no era muy común en aquella época) varios simples… salió “En la noche”, de Los Estómagos, “Policías” de Los Tontos, el simple de Renzo; hay un simple de Ácido también en la vuelta…
Alfonso: Así es, sí. Había que apostar, ¿no? O sea, ese era el tema, había que apostar y había que abrir la puerta también para otros estilos de rock, no era solamente quedarse con esto porque, bueno, a ver… yo recibí quejas de todo tipo, ¿no? Porque evidentemente es imposible cumplir con todos, es imposible conformar a todo el mundo. Pero sí creo que dentro del abanico del rock uruguayo, Orfeo por lo menos publicó algo de todo; después el que define al final del camino es el público, no es uno, ¿no?
Gonzalo: Otro punto alto fue, que ahí también tenés tu participación, Montevideo Rock.
Alfonso: Sí, me acuerdo muy claro hasta el día de hoy cómo y porqué surgió la idea: una tarde, serían siete de la tarde, no sé, no me acuerdo en qué momento, pero sería setiembre por ahí -por el tiempo, estoy calculando-, salí con Víctor Natttero del Palacio y fuimos al Sorocabana a tomar un café. Y me acuerdo clarito porque Víctor iba quejándose de que no había lugares para tocar, lo cual era cierto, había muy pocos y de gente muy valiente, que la verdad les abrió las puertas a todos, se la jugó y a esa gente también hay que agradecerle… y me quedó dando vueltas eso, porque digo “ahora hay un montón de bandas interesantes, hay público que las apoya, ¿por qué no hay más lugares para tocar?”. Y bueno, se me ocurrió la idea de armar el festival y pensando en que las bandas estaban a la altura como para pelear mano a mano con otras bandas del continente, ¿no? Y creo que no me equivoqué tampoco en eso, creo que después se convirtió en un monstruo demasiado grande, pero yo creo que al final el resultado fue, digamos, como llegar a los 18 años, como celebrar la mayoría de edad del rock. Porque si bien tal vez alguno no dio con lo que se esperaba a nivel profesional, la mayoría estuvieron realmente muy bien. Y bueno, el tiempo se está ocupando también de probarlo. Creo que con todos sus errores, que los hubo, fue una absoluta locura, que si vos me preguntás hoy si me meto a hacer algo así otra vez, te puedo asegurar que no lo haría de nuevo. O sea, yo convencí a mucha gente para hacerlo… también se quejaban de que nosotros teníamos auspicio de Coca Cola, y la Coca Cola era gringa y los gringos y el imperialismo y no sé cuánto… Yo pregunto: si vos no tenés sponsors, ¿cómo diablos financias las cosas, no?, pero bueno, eso es otro capítulo… Muchos de los que se quejaban son los que después tocaron por cualquier cosa y “se vendieron” a cualquier marca que pusiera dinero, pero esa es otra historia que no me interesa. No había nada, ese es el tema, no había equipos, o sea, hubo que convencer a mucha gente para conseguir el lugar… conseguir que creyeran el cuento. Hubo mucha gente, la verdad, que tiró para adelante, pero no voy nombrar a nadie porque me voy a olvidar de alguno. Hubo gente que empujó para que se hiciera y la verdad, partiendo de la Intendencia también, que no era algo con lo que yo comulgara. Era demasiado en esa época pero la realidad hay que decirla, hubo gente allí que dio todo para que esto se hiciera, y después yo tenía también buenos amigos en Argentina con los que estábamos trabajando en El Palacio, con los que logré que vinieran los artistas y además que trajeran los equipos… que los equipos no eran de los artistas, venían por otro lado, pero venían digamos “del mismo grupo” de empresarios, pero fue una locura absoluta… Nosotros no sabíamos lo que estábamos haciendo, esa es la verdad, y si vos me preguntás, te repito, cómo funcionó todo eso, fue porque en la cabeza estaba todo, pero después fue una locura que nos sobrepasó a todos… Nadie pensaba que iba a haber tanta gente, especialmente el sábado, y arrancó además con mala suerte, ¿no? Porque encima el viernes se pone a llover.
Gonzalo: Pero además había una grilla con artistas de Argentina; ahí se conoció a Sumo, por ejemplo, artistas de Brasil, artistas de Chile (Los Prisioneros), incluso Siouxsie and the Banshees estaba anunciado, que después finalmente no vino, pero a ese nivel, ¿no?
Alfonso: La culpa de eso también es mía. Pero la verdad es que ustedes saben a esta altura que si no viene a Argentina, difícil que venga acá. Cuando canceló Argentina, obviamente se canceló Uruguay, estamos claros… Pero casi 40 años después seguimos igual, poniendo como algo malo que no vino Siouxsie… Es lo lógico, pero bueno, sí, yo creo que a partir de ahí ya hubo gente que se dio cuenta que los artistas tenían convocatoria y hubo otra gente que empezó a meterse a apoyar y trabajar.
Gonzalo: Ahora, después de ése ya te animaste a cualquier otro evento, por ejemplo el Rock en el Palacio.
Alfonso: Y digamos que ya estaba un poco más claro todo… La primera locura absoluta fue el Teatro de Verano, que lo hicimos solamente con la radio y creo que un par de programas de Videoclips, porque se hizo en nada, en un par de semanas… Todo el mundo pensó que estábamos locos: ¿quién va a ir el 24 de diciembre después de las 12 de la noche? No hay locomoción, no hay nada, y cuando nos quisimos acordar, el Teatro de Verano estaba lleno… ¡¡explotando!! Tampoco me preguntes cómo lo hicimos porque no lo sé, son esas cosas que uno planifica y salen a veces porque tienen que salir bien, no es ciencia. Estamos hablando de hace 40 años, no de que todo esto fue ayer, y eran otros momentos; uno tiraba para adelante sin pensar en las consecuencias. Si me agarrás a mí ahora, no lo haría (con las mismas condiciones que en aquel momento). Al final se hizo y por suerte hubo otros locos que también me ayudaron y me apoyaron. Poca gente sabe, por ejemplo, que Cacho De La Cruz me apoyó con el Montevideo Rock. Y bueno, el resto… ya sabemos, el resto es historia, nomás. También está bueno que se cumplen 40 años el año que viene y la gente todavía se acuerda.
Gonzalo: Vos tenías la ventaja de que a todo esto, además, le sumabas el estar trabajando en un medio en el que también podías decidir lo que se pasaba, entonces podías tener esa difusión… Ahora, dejando de lado tu programa, ¿los otros medios apoyaban? ¿Costó hacerlos apoyar? ¿Cómo fue todo eso?
Alfonso: Cuando yo empiezo mi idea del programa de radio, no era la que terminó siendo. Yo trato de no mezclar las cosas, hablo en general, entre mis cosas personales y las de los artistas con los que yo trabajo. Creo que no es ético, pero lo que pasa es que no hubo otra opción, no había en ese momento otros medios que yo recuerde. Ojo… capaz que los había y yo no lo sé. Lo que sé es que tuvimos que empezar a pasarlos en la radio, porque la radio además era del Palacio, porque había que apoyarlos de alguna manera y eso era lo más directo… Evidentemente después ya hubo otros medios que se subieron, que empezaron a apoyar… Canal 4 que hizo el programa de Los Tontos… Ya después fue otra cosa, pero al principio no, no querían saber de nada. Evidentemente estoy generalizando, pero muy poca gente se la jugaba, de hecho yo no recuerdo bien cuántos apoyaban… Medios escritos sí, medios escritos había varios que se la jugaron, nos apoyaban haciendo notas, etcétera y poco a poco también las radios con el tiempo también se subieron… Uno tiene que entender que cada uno maneja su medio de acuerdo al rating también, ¿no? Y si les va mal, ellos son los que tienen problemas, entonces uno no tiene tampoco mucho derecho a exigirles “pasame esto o lo otro” porque en definitiva son ellos los que tienen que decidir.
Gonzalo: Obviamente después de los primeros discos, después del Montevideo Rock, el rock llegó a la cresta de la ola, sin duda. Había toques en todos lados, se fue al interior… había toques en el interior también. Y llega el Montevideo Rock 2 y fue el comienzo de la bajada, ¿no?
Alfonso: Sí, para mí en lo personal fue el final, ¿no? Para mí personalmente, cosa que obviamente no mostré nunca… porque no me correspondía, porque soy profesional y tenía que continuar con mi trabajo, pero ahí para mí terminó la buena onda, por decirlo de una manera. Terminó la confianza y me pareció muy injusto lo que se hizo con Los Tontos, demasiado injusto, y la verdad es que a mí eso me golpeó mal, porque hasta ahí la idea era, por lo menos la mía, que si todas las cosas seguían funcionando bien, le servía a todos. Entonces, ¿por qué arruinarlo? Pero bueno, hay gente que no lo entiende a veces, ¿no? Así que se dio lo que se dio, y no voy a pensar en juzgar eso ahora, no tiene sentido ninguno, fue todo demasiado rápido. Yo estaba también en el medio de toda esa vorágine. Yo soy el que se fue con los chicos al camarín y es difícil, difícil, pero ahí yo dije “creo que ya está, mi parte por lo menos ya la hice, ahora me parece que cada uno deberá pensar bien qué es lo que va a hacer de aquí en adelante”, porque fue un golpe bajo y sí, lo tomo también como una cosa personal, claro. Porque evidentemente no es que era fácil armar ese tipo de cosas, ¿me explico?, y la verdad es que me parece que no daba para eso. Pero cuando la cosa viene mal, creo que lo más inteligente que uno puede hacer es dar un paso al costado y mirar, y fue lo que hice, sin dejar de apoyar, porque seguí publicando sus discos hasta que me aburrí demasiado y me fui, porque era muy difícil también soportar todo el tiempo críticas y más críticas… Pero realmente ese fue el Altamont después de Woodstock.
Gonzalo: ¿Te quedó algún artista, alguna banda que te hubiera gustado editar un disco y no salió, o que no pudiste sacarlo, o en ese momento no estaban listos, o no dio el tiempo? Lo que fuera.
Alfonso: No, creo que no. Después también igual me di el gusto de publicar muchos discos a través de Bizarro, ya estando afuera, pero teniendo cierta injerencia, digamos un mínimo, pero cierta injerencia. Pero no recuerdo, la verdad, que en aquel momento hubiese muchas bandas explosivas. Yo me acuerdo que los últimos que grabamos fueron La Vela Puerca, que fue la última que ganó el concurso que yo hacía en Canal 10. Peyote lo había ganado, o sea, anduve mal de olfato ahí también. Eran tremendas bandas, no había por dónde perderse ahí, y el Peyote era además una cosa súper original en aquel momento. Pero no, no recuerdo, la verdad. No me viene a la mente ahora que me haya ido y que dijera “pucha, me hubiera gustado grabar a tal”. No me acuerdo. Siempre hay, obviamente.
Gonzalo: ¿Por qué pensás que terminaste siendo el malo de la película?
Alfonso: Bueno, a los hechos me remito; yo lo único que recibía eran críticas…
Gonzalo: El micrófono está abierto para que digas lo que entiendas que tenés que decir.
Alfonso: No tengo más que eso que decir, porque cada uno tiene derecho a opinar lo que quiera. Digo… cuando vos estás expuesto como estaba yo, bueno, está bien… que cada uno diga lo que quiera. Lo malo era que yo recibía los golpes que en realidad iban dirigidos a otros… El día que termine el libro, si es que lo termino algún día, contaré la verdad de la historia. Varios poco menos que me están apretando para que lo haga… La verdad es que no sé si… a ver, llevo escrito mucho, pero la verdad no sé si tengo ganas de publicar algo así, porque realmente si uno va a decir la verdad, hay que decirla, y no quedan todos bien parados, ¿no? No hablo sólo del rock, ojo, ¿eh? No, hablo de todo; después la situación se mezcló mucho, ¿no? Porque, a ver, entiéndanme, yo no recibía los golpes solamente por el rock y no eran solamente los artistas de rock… los que empezaron a venir a Orfeo eran todos, entonces… “¿Por qué grabaste éste y no al otro? ¿Por qué éste sí y el otro no? Ah, ¿te gusta más éste que el otro? Ah, vos sos más amigo de aquellos, ¿no?”. Pero no, soy profesional. Hago lo que tengo que hacer, lo que creo que tengo que hacer, y si me equivoco, es culpa mía, y si va bien, bueno, es mi mérito, pero el mérito en realidad es de los artistas. Entonces, ¿por qué no se preocupan de crecer y no de mirar lo que está pasando al costado? ¿Por qué mandaste un video de Los Estómagos a MTV?… Bueno, muchachos, será porque el primer video que me llegó bien armado, fue ese de Estómagos… Te estoy poniendo un ejemplo “x”, pero las 150 críticas que recibía todos los días se quedaban adentro de mi oficina… Cosas como éstas es la primera vez que lo digo, pero de esas eran muchas, y te diría que casi a diario. Y yo siempre les decía: “¿Ustedes son bobos o qué? Digo, ¿ustedes no se dan cuenta de que si esto funciona, mañana me van a pedir más vídeos de grupos uruguayos? No, ustedes no pensaron en eso, no. La idea es que le vaya mal a ellos, eso es lo que están buscando. Pero muchachos, van mal, totalmente perdidos”, y cosas como estas son las que hace que yo diga… hay, no sé, hay una cantidad de libros que he leído por ahí sobre esos días. No leí ninguno entero, es la verdad, pero he visto y he leído cosas que no entiendo. O sea, es cierto que el tiempo distorsiona las cosas, pero la verdad es que había que estar adentro para entender muchas cosas. Y la verdad es que adentro no había mucha gente, de hecho hay cosas que yo tampoco hablaba ni siquiera con la gente que trabajaba conmigo, porque no me corresponde. Ahora si después los artistas salían y hablaban por ahí, eso ya era otra cosa, pero yo jamás respondí una crítica, jamás dije nada, porque tampoco me importa, o sea, era un trabajo… si les gustó, bien; si no les gustó, mala suerte… Mi preocupación era tratar con respeto, con el mayor respeto posible al artista, darle las mejores condiciones posibles acordándose de que yo también tenía límites, pues yo no era el dueño del Palacio ni nada por el estilo, yo era un empleado a sueldo… Pensarían que yo era millonario vendiendo discos en Uruguay… es probable que lo pensaran. Es una situación muy complicada… medir las fantasías de la gente es algo muy complejo. No te olvides también que cuando “explotamos” con el rock hubo otros artistas de otros géneros que también empiezan: “Ah, claro, ahora le da bola sólo al rock; el rock nos va a sacar el público”… No, pelotudo, ¿cómo te va a sacar público el rock? ¿Qué tiene que ver el rock con lo que hacés vos?… Al final las orquestas tropicales eran los mejores de todos, jamás se preocuparon por lo que decía el de al lado, ellos hacían lo suyo y listo; no se preocupaban, al contrario, porque no son tontos, porque sabían que si a uno le va bien, evidentemente al otro también. Pero no… los artistas en varios casos terminaron arrastrando a muchos en la caída, ¿me explico? Porque hubo un bajón evidentemente después que yo me fui del todo, pero volvió después a crecer bajo otras circunstancias, pero lo que se hizo arrastró e hizo desaparecer a varios que en algunos casos tenían futuro, pero ahí yo ya no puedo hacerme responsable. Yo di lo que tenía que dar… el resto está fuera de mis manos. No voy a prender fuego a nadie, esperá el libro, que si me animo a terminarlo… hablo medio en broma medio en serio, pero la parte seria es que llegó un momento en que a mí me decepcionó mucho todo, porque también había actitudes de súper estrellas que evidentemente no tenían mucho de estrellas, pero estaban, y uno tiene que respetar… Cada uno toma las posturas que cree conveniente tomar, ¿quién soy yo para decir “parece que te estás pasando un poco de rosca»? Este no era problema mío, era un problema en todo caso del artista…
Wilson: ¿Un poco esa decepción fue lo que te llevó a viajar y radicarte en Chile?
Alfonso: Sí. Yo ya venía recibiendo algunas ofertas para irme desde hacía tiempo. La de Chile me cayó en el momento justo, era una opción para mí mejor que Argentina, mejor que México y mejor que Venezuela, que en aquel momento estaba muy bien. Pero Chile era un país mucho más parecido al nuestro, mucho más tranquilo, y la decisión mía finalmente se basó en la familia, ¿no? Yo tenía tres niños chicos, dos muy chicos, y cuando van y te pintan la pared de tu casa, digo “ya está, suficiente para mí”. Llegó la oferta de Chile… la verdad que era una muy buena oferta que agradezco. Yo ya estaba decidido de alguna manera, y simplemente digo “chau, me fui”, en lo que yo creo que era además, mi mejor momento en varias cosas. No daba para seguir, así que hice felices a muchos y me fui.
Gonzalo: ¿Qué encontraste en Chile? ¿Cuando llegaste fue para vos como arrancar de cero en cuanto a conocimientos o ya tenías una idea más o menos de de lo que había en Chile en cuanto a rock, en cuanto a música y demás?
Alfonso: Obviamente una base tenía, sabía lo que estaba pasando en todo, pero no a fondo. Yo estuve un año observando, porque no es lo mismo Palacio de la Música que una multinacional y de las más grandes en ese momento, en un país con una situación económica diferente a la uruguaya. Entonces ahí ya el trabajo era otro, era muy distinto, y en ese momento la compañía no tenía prácticamente ningún artista local; la idea era no trabajar artistas locales, y cuando yo fui… fui por dos años y terminé quedándome 11, cuando ya el mercado prácticamente desapareció. No me quejo de lo que hice acá, pero ese trabajo en una multinacional pasa a ser otro. Pasa a estar mucho más allá de Chile puntualmente. Ya estás en otra órbita más regional. Es mucho más complejo obviamente y más impersonal, también. Pero por otro lado es otro desafío, o sea, fue un desafío realmente grande, ¿no? Y competir con los más grandes de la región no deja de ser siempre atractivo. A mí por lo menos, competir siempre me gustó y creo que no nos fue nada mal acá tampoco, pero era otro mundo. Chile es un país de 19 millones de personas con otra capacidad de consumo. Hoy en día Chile es mucho más conocido. Cuando me preguntaban porqué me iba a Chile, nadie tenía mucha idea de qué pasaba en Chile, y la verdad yo tampoco. O sea, sabía sí lo que pasaba con el rock y conocía su glorioso pasado, pero ya te digo, tuve casi un año tranquilo, mirando, trabajando con el catálogo que obviamente viene ya hecho, ¿no? Vender a Madonna o a Luis Miguel no es ningún éxito mío, obviamente, pero era la base para estar tranquilo y armar en la cabeza lo que yo quería armar y ver si era realmente posible hacerlo, porque uno no puede ir tampoco contra las necesidades del mercado. Aquí el nicho rock estaba trabajado, estaba mucho más afianzado que en Uruguay, artistas mucho más maduros y que además tenían más salida fuera de Chile que los uruguayos fuera de Uruguay en aquellos momentos.
Gonzalo: ¿Cuál fue tu gran descubrimiento en Chile, qué grupo, qué artista?
Alfonso: Prefiero no dar nombres… había artistas muy grandes acá para la región… Pasa que para Uruguay y Argentina no; en el resto de la región eran Los Prisioneros contra Soda Stereo, eso era en el resto de Latinoamérica… En Uruguay Los Prisioneros pasaron sin pena ni gloria, ¿no? Yo acabo de sacar una caja con tres vinilos de Los Prisioneros y vendimos 1.000 cajas en un solo día, por ejemplo, un box caro además… Esas cosas son imposibles de entender en un mercado chico como el nuestro, pese a que con los años hubo artistas que por su propio talento lograron salir de Uruguay, cosa que yo sigo disfrutando hasta el día de hoy, porque sinceramente en aquellos tiempos costaba mucho y pese a que lo intenté… hay muchos que saben que lo intenté y lo intenté varias veces. Este es otro planeta, es otro mundo distinto. Te repito: para mí la experiencia fue a otro nivel. Si bien no me puedo quejar de lo que hice localmente, para mí la experiencia fue conocer un mundo que yo siempre quise conocer desde adentro, que es el de una de una “major”, que también fue muy decepcionante, vamos a decir la verdad. Pero el conocer una “major” de adentro te permite no solamente conocer cómo se maneja el mundo de verdad en este negocio, sino también conocer a los protagonistas, ¿no? Y eso no tiene valor, eso para mí fue… o sea, la cantidad de conocimientos y de gente que conocí fue enorme y aprendí obviamente muchísimo.
Gonzalo: ¿Y hoy en día en que estás?
Alfonso: Hoy en día estoy a unos días de cerrar mi etapa acá, cosa que vengo anunciando hace como tres o cuatro años (risas), pero que este año lo voy a hacer… Acá mis amigos se ríen cuando lo digo, porque me dicen “vos no vas a parar nunca”. Pero sí, el 31 de diciembre se terminó y mi idea es empezar a enfocarme mucho más en un pequeño sello que acabo de empezar en Uruguay, en plan más boutique, por decirlo de alguna manera, más «millennial”, más chico, nada que ver nada que ver con Orfeo… en esos líos no me meto más. Pero que me entusiasma la idea de buscar algunos artistas nuevos. No sé, no quiero tampoco hablar mucho del tema porque si bien estos últimos años he estado varias veces en Uruguay, no tengo todavía un conocimiento integral de lo qué está pasando. Conozco bastante, pero no lo suficiente como para decir “yo sé lo que voy a hacer”. No, sería absurdo que yo dijera eso; yo sé que hay espacios en Uruguay y esto y el otro… supongo que los hay, supongo que artistas siempre hay, en Uruguay siempre hay buenos artistas. Tengo que estar más tiempo con los demás, escuchar más, ver más, es lo que pienso hacer… de a poco.
Gonzalo: Desde ya que cuando vuelvas a Uruguay las puertas y los micrófonos de esta radio están abiertos para cuando vos quieras…
Alfonso: Te lo agradezco…
Gonzalo: Hay una pregunta que te quiero hacer que no tiene nada que ver con esto pero que lo quiero saber simplemente por gusto personal: ¿Conociste a Malcom McLaren?
Alfonso: De las historias más divertidas de mi vida, yo creo. Sí, insólito, insólito… eso fue bastante antes de ir a Uruguay, en la época absolutamente loca de Londres. Con un amigo vamos y dijimos: “¿Sabés qué?… vamos a la oficina de McLaren”. Fuimos. Llegamos, no había nadie… Te la resumo, obviamente… No había nadie. Abrimos la puerta, no había nadie… una escalera… subimos… no había nadie. Entramos en una sala y estaba Malcom todo vestido de cuero negro, las piernas arriba de una consola, y dijimos: “¡¡Hola!!…”, onda nos conocemos de toda la vida… “Pero, ¿y ustedes quiénes son?». Le dijimos… “Siéntense”, nos dijo… muy divertido. Él estaba en ese momento mezclando lo que iba a ser el Rock And Roll Swindle… y complicado porque justo había pasado lo de Sid Vicious. Y estaba caliente porque decía “yo les dije, váyanse a Sudamérica, no se vayan a Estados Unidos. Váyanse a Sudamérica, más tranquilo… sol”, no sé qué pensaría, que éramos todo Brasil, supongo. “Pero les dije: “váyanse. Sunny SouthAmérica. Váyanse a Sudamérica, no se vayan a Estados Unidos. ¡¡¡Y mirá lo que hace este pelotudo!!!”… Muy, muy divertido, muy divertidas todas las historias. O sea, el tipo como que nos conociéramos de toda la vida y estuvimos ahí un par de horas. Nos mostró lo que había armado con la película; la historia de Ronald Biggs es muy divertida, en Brasil justamente. Cuando estuvieron ahí seguramente habrá pensado que todo el resto de Sudamérica era igual. Pero sí, experiencia de esas que te cuesta un tiempo entender que te pasaron, pero que como siempre, se dan de la manera más casual, ¿no? Porque la verdad no habíamos pedido entrevista ni horas ni nada, simplemente fuimos y chau. Del mismo modo que en otros lados no te dejaban ni entrar, este loco estaba solo arriba, trabajando… Así se dieron varias también, pero la de Malcom McLaren era heavy, ¿no?, porque era Malcom McLaren, ni más ni menos, y más en esa época, fundamentalmente…
Gonzalo: Alfonso, la verdad que no tengo más que palabras de agradecimiento contigo, te soy sincero. Creo que hoy en un momento en la tarde cuando intercambiamos mensajes te dije que hacía tiempo… meses, te diría, que estaba pensando en contactarte para hacer esta nota y siempre decía “no es el momento”… Pero vuelvo a agradecerte porque realmente fue mucho más de lo que yo esperaba.
Alfonso: Mirá, de verdad no tenés nada que agradecerme. Pero además, yo soy así, es como soy, porque insisto… no entiendo que la gente me llame para hacerme una nota a mí… la nota hay que hacérsela a los artistas. Entonces yo soy el agradecido, en primer lugar y de verdad, no te lo diría si no fuera así… Te lo agradezco de verdad y la disfruto. Olvidate, yo soy el agradecido y espero que les siga yendo bien, que sigan para adelante. Y nada, yo estoy acá para lo que sea… Ya tenés mi contacto, así que estamos a disposición.
Gonzalo Pedraja

Audio de Parodi.

Excelente nota !!!!
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Muchas gracias … muy buena onda y disposicion de Carbone. Sin eso no hubiera sido posible.
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