Kamikaze: Hard Rock En Ascenso

Los regresos, en la vida, siempre conllevan ciertos riesgos. En la música no es diferente, porque las consideraciones que se hagan pueden no ser beneficiosas. Precisamente todo lo contrario es lo que ocurre con Kamikaze, que con su regreso después de tanto tiempo, se presenta con una madurez, una vigencia y un sonido que resultan impresionantes. Con un nuevo disco recién editado, Kamikaze II, llega para aportar su sonido al hard rock nacional y potenciarlo. Rodrigo Costas (voz), Carlos “Brujo” Lugli (guitarra), Leo Tomaduz (bajo) y Guzmán Vila (batería) componen la banda actualmente, y así hablaron tres de ellos con Sólo Rock.


SR: Vuelve Kamikaze después de tantos años. ¿Por qué?

Rodrigo: Duramos muy poquito tiempo juntos. Veníamos de Amables Donantes. Diferentes circunstancias en el año 2002 llevaron a disolvernos. Con Kamikaze nos habían quedado muchísimas cosas por hacer, más allá de que hicimos un disco y tocamos muchísimo. En lo personal, me había quedado como un retrogusto amargo de no poder tocar más las canciones de ese disco, y un montón de cosas. El tiempo llevó a que se diera esto.

Guzmán: Fue el disco Viento Divino, que tocamos por bastantes lados. Con el «Brujo» luego volvimos a los Amables, con Herardo, el moreno, pero siempre había quedado esa idea de ese hard rock, que estaba bueno. Un día, por 2018, nos juntamos con Pablo Lugli, que era el bajista, para intentar contactar a Rodrigo.

Rodrigo: Habíamos tirado la idea de volver a tocar esas canciones, sobre todo, pero yo estaba con otra banda, con el trabajo y la familia, y no me daban los tiempos. Después fue el momento justo, donde coincidió todo para volver a tocar.

Carlos: También jugó su rol que subimos el Viento Divino a Spotify.

Rodrigo: Fue un nexo, dijimos “estaría buenísimo volver a tocar los temas”, y ahí surge todo.

Guzmán: Fue en un toque de Alpelo, vos fuiste y cantaste una canción, y Carlos tocó en otra.

Carlos: Viento Divino fue un disco que nos dejó bastante conformes a todos. Yo lo escuchaba 10 años después y decía “pah, loco”. Tenía más jugo para largar. Mismo hoy, lo sigo escuchando y me encanta.

SR: Han pasado 16 años. ¿Qué cambió en la banda en ese tiempo?

Rodrigo: Un montón de cosas. En 16 años cambiás como músico y como persona, y te cambia la cabeza. Justo es una edad en que si siempre viviste una vida de joven-adolescente-rockero, te empieza a cambiar la vida. No es lo mismo tener un hijo a los 23 años que a los 35; no es lo mismo tener una banda a los 16 años que a los 50. Cambia la óptica que tenés de la música, cambiás como instrumentista. Por ejemplo, ahora me encontré con Carlos como un guitarrista con un montón de cosas que están buenísimas.

Guzmán: Aprendió en ese tiempo (risas).

Rodrigo: Y también cambia el enfoque de la música, aunque la gente que ha escuchado el disco nuevo nos ha dicho que tiene reminiscencias de lo que era el Kamikaze del siglo XX.

SR: ¿Y qué notan que cambió en el medio en estos 16 años?

Rodrigo: Cambió muchísimo. Fundamentalmente, hubo una rotura grande a nivel público, a nivel interés. Yo tengo una teoría bastante oscura de que a la gente ya no le interesa más nada. A nivel cultural hay un desinterés. Hay un montón de gente que ama la música y la sigue viviendo de la misma manera, pero a nivel cultural ha habido un retroceso inmenso. La gente picotea los temas, no pasan del minuto y medio del tema.

Guzmán: Es la ansiedad, también.

Rodrigo: Hay una historia de apresuramiento que también perjudicó lo que es la cultura. La desaparición del formato físico a nivel de música, también. Nosotros, como old school, no entendemos nada. Los cambios son muy rápidos y uno no se quiere adaptar. Por ejemplo, el disco nuevo está armado como un viejo disco de pasta…

Guzmán: Con lados A y B.

Rodrigo: La realidad nos pasa por arriba, y a modo personal, tampoco nos interesa entrar en ésa.

SR: La propuesta es hard rock. ¿Qué es lo que buscan transmitir?

Guzmán: Que el letrista no se olvide (risas).

Rodrigo: Kamikaze se formó como una banda con el gusto de los cuatro integrantes originales por el hard rock setentero: Thin Lizzy, Van Halen, ZZ Top, Black Sabbath, Motörhead. En un momento surgió una propuesta de armar algo en base a lo que nos gustaba tanto. Disolvemos los Amables Donantes por un tiempo y nos dedicamos a ese tipo de estilo. Lo que proponemos con Kamikaze es esa reminiscencia, rescatar lo que nos gustaba de guachos y lo que escuchamos hoy de vuelta, como dice Carlos, pasado por nuestra visión.

Carlos: Como guitarrista, me pasaba en los Amables, que tenía un sonido de viola radicalmente diferente al de Kamikaze. Incluso me pasaba que, cuando tenía ganas de componer algo mientras no tenía banda, no sabía si enchufar el set A o el B, dependiendo de lo que iba a ocurrírseme si iba con un plan o con el otro. En Kamikaze disfruto de ese sonido Marshall que vos enchufás directamente al amplificador valvular. Ya ese sonido te lleva a una bata cadenciosa…

Guzmán: Y pura, con un bombo más gordo, tipo el de Bonham, por ejemplo.

Carlos: El sonido de la banda tiene un perfil muy setentero, y empezás a sentir esa especie de regocijo. Cuando nos juntamos, pasa eso; Kamikaze despierta esa especie de espíritu hardrockero puro, como despojado de determinado tipo de maquillaje musical. Con el tema de las plataformas digitales ocurre que se rompió una especie de costumbre que había, que era que cuando hacías un disco, lo masterizabas y comprimías a tal punto para que cuando te pasaran por la radio, el volumen no estuviera más bajo que el tema anterior, sólo por el hecho de que el volumen estuviera por encima de todo. Escuchás los temas y suenan fuertísimo, pero se empieza a perder ese detalle que sí lo tenés en la música clásica, donde escuchás todos los instrumentos. Nosotros vamos por el lado de que tiene énfasis la canción. Hay momentos en donde te va a pegar una patada y momentos donde te va a susurrar. En la música tenemos respeto por esa dinámica. En las plataformas, como te recortan, medio que le cortaron el copete a toda esa manía de ver quién la tiene más grande.

Guzmán: Tampoco pretendemos inventar nada; hacemos algo que ya sabemos que está recontra hecho.

Rodrigo: Con esto fuimos al origen de lo que somos como músicos. Todos tocamos en diferentes propuestas, pasamos por diferentes estilos, pero creo que el genoma era éste. Creo que nunca disfruté tanto la grabación de un disco como este último.

SR: ¿Les parece que en el rock nacional está faltando hard rock?

Rodrigo: Creo que sí. En otros momentos, uno se encontraba con Doberman o con Aplanadora. Creo que en estos momentos no es moda.

Guzmán: Como que los grupos de rock están diversificados en otras cosas. El hard rock no quedó muy representado. No es que queramos llenar ningún espacio ni nada.

Rodrigo: Sale naturalmente.

SR: ¿Cómo surge el contenido del disco? ¿Son temas de aquella época o son nuevos?

Rodrigo: Nos juntamos con la excusa de ver si todavía había algo para decir. Dadas las casualidades del destino, nos juntamos en la sala del actual bajista de la banda.

Guzmán: En ese momento tocaba conmigo en Alpelo.

Rodrigo: A los 15 minutos que estábamos tocando nos dimos cuenta que la química estaba intacta, tocando los temas del primer disco. Naturalmente se dio que, con Carlos, al quinto o sexto ensayo, ya estábamos con ganas de armar cosas nuevas. Teníamos decidido que si salíamos a tocar de vuelta, era absolutamente necesario tener temas nuevos, porque en realidad eso es una banda. Una banda es juntarse, tocar, componer, grabar, ensayar, tocar; el que no haga eso, no es una sana banda. Justo se dio la casualidad de que salimos a tocar con algún tema nuevo y nos cae la pandemia encima. Con Carlos empezamos a mandarnos mensajes vía Whatsapp componiendo, y empezaron a salir temas.

Carlos: Y muchos más de los que están en el disco.

Guzmán: El que no se aggiornó a ese método de composición fue Pablo, el bajista. Nos abandonó y llamamos a Leo, que es terrible tipo y bajista… ¡y con sala! (risas).

Carlos: Aparte es un tipo que cuadra muy bien sus gustos musicales con esto.

SR: Algo que no mencioné en el comentario del disco, pero que me gustó, es la carátula. Es muy representativa.

Guzmán: Queríamos algo que no fuera esas tapas con dibujos que se te van los ojos para todos lados.

Carlos: Es una caja Marshall del ’68, con la estética de Kamikaze. Hay un laburo de edición de imagen para que tuviera esa onda desgastada y vieja también de los aviones Kamikaze, con la bandera japonesa. Y también eso de Kamikaze II te lleva a Led Zeppelin II.

Guzmán: Hay varias bandas que tienen el II y son todas buenas.

Carlos: Se logró plasmar la idea de que la carátula también dijera eso.

SR: El disco cuenta con dos covers.

Guzmán: “Lil’ devil” lo venimos haciendo hace millones de años, de la época de los Amables.

Rodrigo: Uno es fanático del punk rock y la música de garage, y “Gente que died” surgió investigando música de los ’60, donde me encuentro con Jim Carroll. Es un poeta que se movía en la estética de Warhol y Lou Reed y toda esa vuelta. Es uno de los temas más representativos de su carrera. Es muy interesante lo que habla la letra original. Cuando surgió todo esto, me vino a la cabeza un viejo amigo, Nico Castaldo, que falleció hace dos o tres años. Tiré esa piola y apareció Alejandro Bourdillón y un montón de gente. Como soy un atrevido y respeto poco todo, me tomé el atrevimiento de agarrar la letra y hacerla de vuelta sobre los cánones de Carroll. También hicimos algunos cambios musicales. Por eso, ese tema no lo pudimos editar. Estamos esperando la autorización de familiares de Carroll por el cambio de letra que hicimos.

Guzmán: Con “Lil’ devil” pasó lo mismo; si hacés el cover en inglés con la letra correcta, no te traban tanto como si cambiás la letra, porque no saben qué estás poniendo.

Rodrigo: Lo mismo nos pasó en Viento Divino con el tango “El último round” de Chico Novarro, que no lo pudimos sacar porque Sony no nos dio permiso para editarlo. Es muy cómico, porque no sé cómo llegó a la radio, y Gallinares lo pasaba habitualmente en la 91.1 sin permiso. Suerte que no se dieron cuenta que éramos nosotros (risas).

Carlos: Los derechos de autor los cobran igual. Lo que los tipos tienen que autorizar es que vos no le hagas bolsa el tema.

SR: ¿Qué diferencias encuentran entre el primer y segundo disco?

Carlos: Hay varias, pero también hay similitudes. Yo noto la voz de Rodrigo mucho más aguda en el primer disco, y ahora noto una voz como más rasposa, tipo un rockero más viejo lobo de mar, que me encanta. También nos permitimos algunas cuestiones más de la dinámica de, por ejemplo, meter el blues “6 de la mañana”, que no sé si hubiera tenido cabida en Viento Divino. Todavía teníamos las manos más agarradas a una cuestión más distorsionada y pesada, como una especie de contrato firmado con el diablo, y ahora tenemos menos pruritos en ir a ciertos lugares.

Rodrigo: Nos chupa todo un huevo ahora.

Carlos: Lo que te estoy diciendo es una sutileza; me parece que nos soltamos un poquito más la piola en algún aspecto. Seguramente también la gente que lo escuche note cosas que nosotros no.

Guzmán: La voz de Rodrigo me gusta más ahora, porque antes era todo el tiempo como Halford o Dickinson: era de aguda a más aguda; ahora es más como aplomada. Y la guitarra de Carli menos sintetizada y más natural, eso me gusta más. La batería está más contundente en este disco que en el anterior. Y me gusta mucho el sonido del bajo con Leo, que toca con los dedos y cambia con respecto al otro disco, que era más agudo tocado con púa.

Carlos: Es un cambio muy notorio ése. Mi hermano tocaba con púa y tenía un muy buen sonido, y Leo tiene un muy buen sonido de bajo con dedos. Ambos sonidos son muy buenos, pero son muy diferentes.

Rodrigo: Un cambio fundamental también fue la experiencia de vida de cada uno. Porque cuando surge Kamikaze teníamos alrededor de 30 años. Eran otros momentos y otra música; había como una cosa a nivel comercial -estábamos tocando en La Factoría, nos llamaba Picerno para hacer shows- que de determinada manera te embarullaba un poco la cabeza. Vos jugabas en determinados terrenos, sobre todo a nivel letrístico, y tocabas determinados temas de una manera. Hoy, con 50 años arriba, con el mercado musical destruido, haciendo lo que uno quiere hacer sin responsabilidad ninguna, importándole poco el público que lo escuche, uno habla las cosas y atiende los temas de otra manera. Ése me parece que es el cambio fundamental entre un disco y el otro. Realmente me cago bastante en lo que la gente quiera escuchar. Ya he tenido mensajes de gente matándome, porque hoy hablar de determinadas cosas parece que está mal visto. Creo que Kamikaze de los ’90 era políticamente correcto, y el Kamikaze de los tipos de 50 años que no dependemos de la música, no lo es. Ése es un cambio importantísimo a nivel de estética no musical.

Guzmán: El disco es un disco de rock, no somos Carmelitas Descalzas. ¿De qué querés hablar? Me han dicho que el disco tiene muchas malas palabras, y yo ahí siempre digo lo que decía Fontanarrosa: malas palabras son guerra, hambre, desocupación, pobreza, miseria, racismo.

Carlos: Incluso algunos argentinos nos han hecho críticas en las redes, y yo les decía a ellos que está buenísimo tener detractores.

Rodrigo: La gente que me conoce por fuera de lo que soy arriba de un escenario, sabe que soy un boca sucia y que estoy hablando todo el tiempo de los mismos temas que están en las letras. Creo que en este nuevo disco de Kamikaze soy más genuino de lo que fui en Viento Divino, donde me cuidé bastante. O uno se va poniendo cada vez más picante (risas).

SR: Más allá de estas diferencias, ¿ven una continuidad?

Rodrigo: Sí, totalmente. Uno siempre está analizando diferentes cosas del trabajo que hace siendo bastante autocrítico, a veces hasta demasiado. Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que lo que yo hacía no era una mierda. Los pasos que se dieron y la evolución que tuvo (o la involución, depende de cómo lo quieras ver) creo que es absolutamente lógica en la vida de una banda y en la personal de los integrantes.

SR: El disco está en la calle pero no se puede tocar, por ahora. ¿Cuáles serán los próximos pasos que darán?

Carlos: Hay mucha inseguridad en qué puede pasar. Teníamos un toque en Rocha ahora, pero ir hasta allá para que capaz que cuando llegáramos se suspendiera, preferimos bajarnos.

Rodrigo: Es un gasto, una pérdida de tiempo. No tenemos 20 años, que volvíamos e íbamos a laburar sin dormir. Hoy es imposible. Pero bueno, nos invitó Reytoro a su cumpleaños número 15 y estuvo espectacular. También tuvimos la oportunidad de estar en el streaming del MetalArgentuM Online Fest, de Argentina. No es lo que más nos gusta y fue raro para nosotros estar tocando ante tres cámaras, sin público. Pero también nos permitió llegar a un montón de público. Nos cuesta, pero como veteranos tenemos que asumir que esas cosas van a seguir pasando.

Guzmán: Nos decían que éramos de Argentina (risas).

Carlos: Es un nombre que se presta mucho para que se repita.

SR: ¿Cómo eligen el nombre de la banda?

Rodrigo: El nombre sale de apuro porque nos invitan a abrir un concierto de Attaque 77 y Trotsky Vengarán en La Factoría. Tuvimos que juntarnos a elegirlo de una lista de 30 nombres que teníamos porque había que sacar el afiche.

SR: ¿Puede llegar a ocurrir que haya un tercer disco antes de la presentación del segundo?

Guzmán: Un EP, o algo así.

Carlos: Otra cosa que hicimos fue sacar un montón de videos.

Guzmán: Los hacemos nosotros.

Rodrigo: La idea es incrementar la cantidad de videos con algunos de los temas que están en el disco. Y lograr el disco físico, también; depende de la gente que esté interesada.

Guzmán: Vamos a esperar un poquito por esos otros dos temas.

Carlos: Eso es lo que nos tiene ahí. No sabemos cuánto esperar a ver si AGADU nos autoriza para sacar el físico con esos dos temas.

Rodrigo: Quedaron un montón de temas afuera del disco. No sabemos si eso se transformará en un disco nuevo. Hay otras ideas, también, como la de un próximo EP con invitados. Pero la idea es tocar este disco, que es lo que más nos gustaría.

SR: ¿Tenemos Kamikaze para rato, entonces?

Rodrigo: Depende, estamos más cerca del arpa que de la guitarra. Ojalá que sí.

Guzmán: Estamos comiendo sano (risas).

Rodrigo: Somos viejos, y esa es una de las cosas que nos hace disfrutar muchísimo de Kamikaze hoy. En cada show no sabemos si va a haber otro. Poder juntarnos dos veces por semana a rockear tres horas, para nosotros ya es un partido ganado. Por eso estamos contentos.

Ariel Scarpa

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