Esta entrevista con Gonzo, vocalista de la mítica banda Silverados, la teníamos pendiente desde hace un tiempo. La disolución de la banda quedó en el pasado y Gonzo he permanecido en actividad editando su propio disco, Nadie Se Salva, y participando en distintos proyectos tanto a nivel nacional como internacional. Una larga charla de rock and roll que pasó por su fanatismo por Ramones o Motörhead, y haciendo un recorrido por sus extensísimos archivos documentales de todo tipo, donde recabamos su visión única sobre el pasado, presente y futuro. He aquí el extracto correspondiente a la entrevista.
SR: ¿Quién es Gonzo?
Gonzo: Creo que soy una persona que hace lo que quiere, que está conforme con los productos que saca y que duerme tranquilo, cosa que no es fácil, a la hora de pensar cuando presento un show, una canción o un disco. Es de las pocas cosas que creo que hago bien (risas). Me considero un artista, un cantante, un entertainer. A la hora de ir a un show, creo que el público, ante todo, se merece respeto y dignidad de lo que va a escuchar y ver. Desde la canción, el sonido, la actitud y quizás la manera de vestirte. Por las personas te van a ver, no podría ir de jogging y de chancletas. A veces se ve, pero creo que no da. El dar un show es un todo.
SR: ¿Sos perfeccionista?
Gonzo: Bueno, los discos se abandonan, no se terminan. Entonces, a veces, no queda otra. Cuando grabás un disco lo escuchás tanto, que después cuando sale no lo escuchás. Me pasó siempre con todo, cada vez que sale un disco, no lo escucho por muchísimos meses. Porque ya le diste una escuchada extrema mientras lo grababas y fuiste perfeccionista a la hora estar produciéndolo. Te cuento que ayer me ofrecieron grabar una canción para una banda brasileña que se llama Yesomar donde Dundi es el cantante y yo lo conozco de la época de Silverados. Lo veía en Brasil cuando se hacía gira o cuando él venía para acá. Me mandó una canción en portugués y quiere que la grabe en inglés. Le dije que yo también la quería grabar en portugués, así que le voy a mandar la pista en portugués y en inglés. Si ellos no la sacan en portugués, yo sí la voy a sacar. Estoy encantadísimo con eso.
SR: ¿Cuáles son tus principales influencias musicales?
Gonzo: Mi top 5 de bandas que me gustan, considero que son las top 5 que rigen de manera universal para todas las personas (risas). Porque te puede gustar Los Fatales, pero no es la mejor banda del mundo. Para mí, Los Beatles, Los Stones, Ramones, AC/DC y Motörhead. Ahí está todo. Y en solistas, me voy a Chuck Berry, Little Richard y Elvis. Esa es la verdadera trilogía; un paso abajo está Jerry Lee Lewis y esas cosas que el resto de las personas van a decir cuando hablás de rock and roll de los ’50.
SR: Contame un poco tu carrera musical.
Gonzo: Hace poco hice memoria y me había olvidado de este detalle: cuando tenía 5 años, gané un concurso de baile (risas). Mirá de dónde viene desde atrás la cosa. Empecé con unos amigos del liceo a los que les dije “tenemos que armar una banda”. Venía con ese amor a la música y sentía que no podía ser sólo escucha, de pensar “yo tengo que estar acá”. Antes de eso, toqué un poco la batería en una banda punk; era un desastre. Con los amigos del liceo armamos Psicosis, mi primera banda. Yo cantaba, ya que no sabía tocar nada, él único que sabía tocar era el baterista. El del bajo se lo colgó y aprendió a tocar. Hoy es profesor de música. El primer ensayo fue con una guitarra criolla con cuatro cuerdas. El de la guitarra aprendió a tocar guitarra. Esa decisión de armar una banda de la nada, te puede cambiar la vida. Estuvimos como siete años y en los últimos dos años de esa banda creo que recién empezamos a hacer cosas bastante buenas, y se separó. Lo que hicimos fue una escuela tremenda para algunos de los que estuvimos ahí. Después hice un par de bandas que estuvieron muy buenas. Andaba pululando, nada era fijo. Me había enganchado mucho con Los Sonics y dije “tengo que hacer una banda de cover de Los Sonics o que sea una mezcla con Motörhead”. En eso, mi hermano estaba tocando la batería en Silverados. Él se fue, los dejó plantados porque jugaba Nacional y quería ver el partido (risas). Me llamaron a mí para que cantara. Me acuerdo muy claro de ese ensayo: me senté, los escuché allá en Salamanca, y no podía creer lo que estaba escuchando, esas cuatro o cinco canciones que los tipos tenían. Creo que a la semana ya había hecho la letra de cuatro canciones. Las grabamos y la sacamos como demo para regalar y repartir; antes no se podía subir a plataformas, más adelante lo podías hacer a Myspace. Muy al poquito tiempo, hicimos nuestro primer show en Buenos Aires. Y no me olvido jamás que cuando tocamos esas cuatro canciones en vivo, la gente las coreaba. “¿Cómo están cantando estos tipos, cómo les llegó el disco y conocen estas canciones?”. Esas cuatro canciones las metimos en el primer disco y nos acompañaron durante todos los shows. Cómo se dan esas cosas, ¿no? Es que hay canciones que tienen que salir y van a salir, está escrito, está en los astros.
SR: ¿Cuáles eran esas cuatro canciones?
Gonzo: “Be my doll”, “Gettin’ high”, “Cowboy” y “Lonely roller boy”.
SR: ¿Qué significó para vos Silverados?
Gonzo: Significó todo, porque aprendí a cantar ahí. Solo, vas buscando la manera de cantar bien, hablo de la manera física de cómo acomodar el pecho, tomar aire. Me acuerdo que escuchando a B.B. King, el tipo tenía una caja toráxica enorme, y yo pensaba “¿cómo mierda hace todo esto?”. Y claro, es inflar, inflar, inflar y largar el aire de a poco. De las mejores cosas musicalmente me pasaron con Silverados, porque a mi entender hicimos cosas muy, muy buenas. Sobre todo las canciones. Sacamos tres discos y el último salió hace poco, después de que yo me fui. El Vol. 3 estuvo dormido en un cajón durante mucho tiempo. Y le dije a Mauro una vez: “Tenés que sacar ese disco, porque está dormido y está muy bueno”. No están todas las canciones cantadas por mí. Canté tres o cuatro, y me pidieron que volviera para ponerle la voz porque me fui en el medio de la grabación. Me acuerdo que mientras lo estábamos escuchando me fui al control, lo miré al Kako y le dije: “¿Te gusta?”. “Sí”. “Decime si hay que arreglar algo, porque es ahora” (risas). Y bueno, los shows que hacíamos acá, que llenábamos BJ y quedaba gente afuera. Éramos una banda nueva que salió de la nada y sin padrinos ni manager, todo a huevo y hecho por nosotros. No darnos bola, tanto los bolicheros como la gente, era estar ciegos. Porque lo que estábamos haciendo no era una banda común. De hecho, cuando hacíamos los shows en Buenos Aires que el público se comporta de otra manera, te das cuenta. Me acuerdo que cuando hicimos la primera gira en Brasil, notabas que la gente deliraba. Ya estabas convencido de lo que hacías y del show que estabas dando, estabas como esperando que el público reaccionara de la manera que tenía que reaccionar. Darse cuenta de que tenés algo ahí muy atesorado, está bueno. Y después, las diferentes cositas que grabamos en el disco de homenaje a Los Mockers, y abrir para Motörhead cuando no éramos masivos y la cosa era para otras bandas y nos dijeron que éramos nosotros.
SR: ¿Cuáles eran los puntos altos de Silverados?
Gonzo: Los shows en vivo. Tenias a Pandy, Pete, Leroy y yo dando una bola de energía enorme. Hacíamos un show que hasta la fecha jamás vi algo igual en una banda nacional. Observabas el show y no sabías para donde mirar, y no había…. hasta el final.
SR: Mucha exigencia física, también.
Gonzo: Total. Todo eso quedó plasmado en el video de “Cowboy”. Yo me encargué de que se filmaran, te diría, casi todos los shows en vivo. Le pasé un montón de clips a una persona que los editó y me acuerdo que nos juntamos con él y no podíamos creer lo que estábamos viendo, porque nunca habíamos visto una edición con pedacitos de todos los shows. Está muy bien hecho y lo miramos 55 millones de veces seguidas.
SR: ¿Qué me podés contar del primer disco, Vol. 1?
Gonzo: Me acuerdo que grabé las voces en el Estudio Del Tomate con el Chinasky, de Pasados De Rosca. Teníamos cuatro canciones y nos apuramos a presentar más para redondear unos 10 o 12 temas. Muchas de las cosas fueron grabadas con Capote en De La Victoria. Después lo escuchás al disco y hay cosas que evidentemente, como todos los discos, decís “¿por qué no hice esto de una manera y lo hice de otra?”. Hoy en día escucho la velocidad de “Lucky charm” y digo “¿cómo no dije “pará”?”. No es esa la velocidad, si le bajabas un cambio, hubiese sido hasta radiable. Pero teníamos esa adrenalina que traíamos de los ensayos y los shows que era todo al recontra palazo y lo último que íbamos a querer hacer, era bajar un cambio. Cosa que después sí sucedió en Tutti Frutti y también siguió sucediendo en el Vol. 3, que hicimos alguna cosa medio baladesca. Ahora grabé hace poco dos canciones nuevas que voy a sacar y una de ellas está en un tono más bajo en el cual nunca en mi vida había cantado así. Vol. 1 salió por el 2004 – 2005 y acá estaba toda la gente joven abocada al rock -que no sucede hoy en día por culpa de vaya a saber quiénes y tenemos a L-Gante como a nuestro Elvis- y era más fácil la recepción de ese disco. Mucha gente iba a diferentes lugares y ahí caíamos nosotros. Cada vez sumábamos más gente. Cuando estaba La Barraca era una tranza hacer un show ahí. Cuando hicimos el primer show, Arthur me dijo que era impresionante lo que había visto y que quería que volviéramos. Y así fue con todos los boliches. Las canciones del disco están muy buenas. Para mí era una gran banda de verdad. Y en las grandes bandas de verdad, el primer tema del lado A del primer disco, si la banda es grosa de verdad, ese tema la va a acompañar hasta el último de sus shows. Abrimos el Vol. 1 con “Cowboy” y en todos los shows teníamos que hacer esa canción. Para mí no se podía no hacer, amén de que me fascinaba la canción. No me aburro de las buenas canciones. Es como decirle a Lemmy “no podés hacer “Ace of spades””. Igualmente él dice que muchos años cantó “Eight of spades” y nadie se dio cuenta. “De alguna manera, los cagué” (risas).
SR: ¿Y qué me podés contar de Tutti Frutti?
Gonzo: Ya estábamos más grandecitos, más curtidos. Lo grabamos en Sondor con De León y lo masterizó un ingeniero en Buenos Aires. Logramos un muy buen sonido. Por supuesto, siempre todo caótico. Ir y aprontar los equipos te lleva 3 o 4 horas, y a veces dejás todo tuneado un día y empezás a grabar al otro. Bueno, se quemó el pedal del bajo y un equipo. Fede Graña nos prestó unos equipos para tocar. Bajamos un cambio en las canciones, metimos dos un tanto lentas. En un momento estábamos grabando y se abren las puertas del estudio y entran Jorge y Esteban de Los Mockers, que estaban de paso por Montevideo. Esteban se sentó al piano y grabó en “Rain”, donde se escucha el zapateo del conteo de él. Para mí es tremendo disco, bien diferente.
SR: ¿Más maduro?
Gonzo: Súper maduro el sonido. Fue como la evolución perfecta de la banda y del Vol. 1. Le querían poner Vol. 2 y a mí ya me parecía medio tonto. Sin decirles que era como un homenaje que le quería hacer a Little Richard, como las canciones eran tan pegadizas y tipo bubble gum, les dije que para mí el nombre era Tutti Frutti. En la portada hay una señorita que nos dio una mano, porque no queríamos repetir la fórmula de la banda parada. Yo sí quería hacerlo, pero no pintó. Y otra vez, la primera canción es la que te tiene que dar una patada en el pecho, y es “I don’t care”. Hicimos un video de ella. También fue un caos esa grabación del video. Nuestro bajista Pandy estaba pasando por un momento complicado. La gota que sobre pasó el vaso fue que no apareció ese día de la grabación y llamé a un amigo. Le dije: “Ponete algo lindo que te voy a pasar a buscar y vas a salir en un video”. “Pero no me sé la canción”. “No me importa” (risas). Yo estaba enojado con Pandy pero me di cuenta tarde que lo tenía como un gran amigo. Después me amigué y terminó tocando en mi disco solista y hoy en día, si no lo tengo al lado, no pienso hacer absolutamente nada musical. Hablando de “I don’t care”, cuando decidí grabar esta canción para mi disco solista, me llama Esteban, que la estaba produciendo, y me pregunta si la canción era mía y si la podían grabar Los Mockers en inglés; yo la estaba haciendo en español. Es la única canción que hacen Los Mockers, sin contar canciones de Los Stones, que sea de otra persona. Tremendo honor. En Tutti Frutti está “Vas mal”, que es en español. En el Vol. 1 no hay canciones en español, pero en Tutti Frutti hay dos o tres. Se pasaron algunas canciones en la radio, y desde aquella época hasta ahora, no me preguntes porqué, Petinatti sigue pasando “Vas mal”. “Rain” es la lenta. “Pappo” es la única canción que existe, que es un homenaje a Pappo. “Big truck” es una canción que antes se llamaba “Bitch slap”. Teníamos una amiga en Los Ángeles cuyo marido estaba filmando una película que se llamaba Bitch Slap y querían meter en la película una canción nuestra. La teníamos que hacer, así que rápidamente hicimos esta canción. Al final la mandamos, no quedó, la grabamos con otra letra. Creo que sale en los créditos o en los clips aparte de la película. “I get sick” es una canción bien violenta, al palo. Dura un minuto y me gusta mucho. “Wash me Suzy” la canta Pandy, es una canción de él. “Leave me alone” es bien a lo country sureño con un lap steel, que quizás es lo más raro que haya en nuestra discografía.
SR: Y después vino Vol. 3.
Gonzo: Después empezamos a grabar otras canciones. La cosa venía media torcida con Leroy. Nos fuimos a Brasil e hicimos una gira muy buena, volvimos de la gira, hablamos con él y decidimos no estar más con él. Se unió Dinamita Pereda y se fue con nosotros a hacer la gira por Chile y no sé si a algún show en Buenos Aires. Después empezamos a grabar el disco, donde había canciones que grabamos durante un año y habíamos decidido qué canciones grabar medio por votación. Habían dos o tres canciones que yo quería hacer porque consideraba que nos podían abrir algunas puertas porque estaban buenas, y cuando llegó el momento de grabarlas me dijeron que no porque no eran representativas de alguno de ellos, por lo cual me enojé y me fui de la banda. “Altamar” es una de las canciones que no entraron en ese disco. Al otro día que abandoné la banda me fui un par días para afuera a descansar. Agarré una bicicleta y empecé a pedalear sin rumbo fijo. Venía pensando en la decisión que había tomado y qué fuerte que era porque veníamos de hacer el show de los 10 años de Silverados, que abrió Hablan Por La Espalda, y venía pensando en esa canción porque fue uno de los detonantes cuando me dijeron que no la querían grabar. Yo no lo podía entender porque estaba personalmente enamorado de esa canción, me fascinaba, y era bien decente como todo lo que veníamos haciendo. Doblo en una esquina, giro la cabeza y veo un cartel de una casa que se llamaba Altamar. Me bajé de la bicicleta, quedé mirando el cartel y no podía creer lo que estaba viviendo, que era una señal y que esa canción la iba a grabar. En ese momento dije «voy a juntar las canciones que tenga, voy a sacar un disco solista y se van a cagar todos». Después me llamaron para grabar las canciones que veníamos haciendo, y fue lo que sucedió. El disco lo cajonearon. Hicieron un show donde creo que cantó Pete y después nunca más tocaron. Después que hablé con Mauro, al poco tiempo lo masterizaron y lo subieron a Spotify. Tengo algunos reparos con algunas cositas, sobre todo del tratamiento que se le hizo a las voces mías. Hay buenas canciones ahí.
SR: ¿Quedaron pendientes para la banda?
Gonzo: Sí. Siempre quisimos grabar el Vol. 1 en vinilo. Hice las tratativas con gente que tenía algunos sellos y con gente que hacía vinilos y nunca sucedió. Lo mismo para Tutti Frutti. La única máquina en Sudamérica estaba en San Pablo y después hubo otra en Buenos Aires, pero nunca pudimos llegar a hacer eso. Ese es uno de los debe, me parece, uno de esos lujitos personales que te querés dar. Hace poco me encontré con Mauro y me dijo que quería sacar Tutti Frutti en vinilo. Me dijo de hacer un show en vivo para presentarlo, pero las cosas no quedaron muy bien con un par de integrantes y sería una locura encerrarme a ensayar sin estar cómodo. Hay cosas que no me fumo más; si no suma, no me rinde. Ojalá algún día se dé que se editen esos discos en vinilo. Hace poco los escuché y no perdieron la frescura, son atemporales y de los mejores discos de rock and roll que se hayan editado en Uruguay.
SR: Esa iba a ser mi próxima pregunta, si había alguna posibilidad…
Gonzo: Ninguna. Ni por todo el dinero del mundo volvería a pasar por ensayos y preparar un show. No es pasar por lo mismo porque las situaciones son otras y quizás las personas se tranquilizan un poco con el tiempo. Pero cuando algo ya se rompió del todo, no. Entonces prefiero quedarme con las buenas canciones y los buenos recuerdos. Tengo buena relación con Kako y con Pete. Él ahora está tocando con Bruno Andreu, de Once Tiros. Kako está tocando con los Buitres. Las vueltas de la vida tienen esa cosa tan rara, porque me acuerdo cuando estábamos grabando y yo quería hacer una de esas canciones que me dijeron que no pero que antes me habían dicho que sí, Kako me decía “esta canción suena a Buitres” (risas). Se dio cuenta que Buitres está bueno. Siempre pienso que las personas que nos conocían y les gustaría ir a ver un show de Silverados, si no fueron antes, lo lamento; y sino que se agarren de los recuerdos o de los en vivo que hay en YouTube. Una de las cosas que voy a hacer cuando tenga un poco de tiempo es empezar a subir algunas canciones de todos los diferentes shows que hicimos durante 10 años, ya que debo de tener casi todo filmado. Hay material para tirar para arriba para que la gente vea lo que era esa banda en vivo.
SR: Cerrada la etapa de Silverados, vamos directo a Nadie Se Salva.
Gonzo: Sí. Creo que nació ese día que te conté lo de Altamar. En un ratito empecé a ver las canciones que tenía colgadas y a hacer otras. Cuando quise acordar, tenía un disco armado y me sumergí en ese viaje que es grabar un disco y solo: coordinar los días de grabación y de ensayo, maquetear. Es un gran parto y estoy muy feliz de haberlo hecho. A veces tienen que pasar algunas cosas, y feas, para que después termine en algo muy bueno. Como no tenía una banda estable, se me ocurrieron invitados. Hay una horda de gente que no se puede creer, ni yo me lo creo la gente que junté. Y aprovechar oportunidades y momentos. Una vez vino Sarcófago, de los Ratones Paranoicos, a tocar acá y le dije “hiciste una canción que es una de mis favoritas, que se llama “Colocado” y tengo muchas ganas de grabarla en mi disco solista”. Me dijo: “Hacela”. “La hago si vos tocás ahí”. “Bueno, dale”. La grabó, me la mandó y quedó bárbara. Después invité a Cacho de la Cruz a hacer el trombón en una canción que se llama “Entregá a la nena”, a Orlando de los Buitres, a Wilson Negreira, un ser maravilloso por donde lo mires, y a otra gente.
SR: ¿Cómo describirías a ese disco?
Gonzo: Es un disco con grandes canciones, bien decentes, que creo que todos los que escuchan buena música le tendrían que dar una ojeada. Hace poco me di cuenta de algo y razoné lo siguiente: considero que si una canción y un disco es decente, me imagino poniéndoselo a Paul McCartney para que lo escuche. Es una estupidez lo que estoy diciendo, pero es lo que pienso y es el termómetro y la regla que elijo. Es el obrero vivo de la canción, uno de los pocos, que es un semi dios. Yo creo que si le doy el disco a Paul McCartney, le va a gustar (risas). Creo que es un disco decente, y estoy convencido de que estas cosas van a suceder pero cuando uno ya no esté en la Tierra. Mi obra creo que la van a escuchar muchas personas pero les va a caer la ficha más adelante, y no tengo ningún conflicto con eso. Los que disfrutan ahora son con los que me siento súper agradecido, bendecido de que la gente diga “¿a ver cómo está?”. Es un buen disco.
SR: ¿Ahora en qué estás?
Gonzo: Venía con una banda armada que cada tanto le cambiábamos de nombre. En un tiempo fuimos Gonzo y Los Burros Empantanados (risas) y hay afiches así. Después le terminamos poniendo Gonzo y Los Bandidos y veníamos con ganas de que se transformara en una banda, no en algo solista, y le pusimos Los Bandidos. Dijimos de hacer dos canciones ahora que no se hacen más discos. Las grabamos, las mezclamos y empezó la pandemia. Y a su vez, Pandy se fue a Colonia. Entonces se desarmó todo y quedó en un gran impasse. Hace unos días empecé a remover la maquinaria y tenemos que definir si lo masteriza alguien de Buenos Aires o de acá. Ya tengo los nombres y las personas. Acto seguido, tenemos que filmar los dos clips. Hablé hace unos días con una persona que los va a filmar. Tenemos que esperar que venga Pandy y empezar a ensayar. Todo encadenada una cosa a la otra. Atrás de todo esto viene la presentación. Es una cosa que lleva unos meses. Ojalá que sea antes de fin de año, yo creo que sí, que podamos estar sacando esas dos canciones. En el medio de todo eso, que empezamos a grabar y la pandemia, algunas bandas me invitaron a grabar canciones en sus discos, como Perfectos Desconocidos. También me están invitando a cantar en diferentes shows. Desde fines del ’20 hasta ahora, nunca antes había recibido tantas invitaciones para tocar en vivo.
SR: Estás presente.
Gonzo: Estoy más presente que nunca.
SR: ¿Qué tenés para aportar al rock nacional?
Gonzo: Canciones y buenos shows. Y dignidad.
SR: ¿No tiene mucha dignidad el rock nacional?
Gonzo: Creo que hace tiempo que no me hacen una tan buena pregunta (risas). Hay que buscarla, pero hay. Hay muchas cosas escondidas, hay mucha cosa buena. Capaz que a veces lo que sale masivamente, como que siempre es lo mismo. Por ejemplo, creo que Cross, si bien tiene canciones un tanto violentas, hay canciones que están muy buenas que se fueron boicoteando y nunca estuvieron en forma masiva. Y lo mismo nos pasó a nosotros y me pasó a mí, digamos. Pero sí, tiene dignidad, pero los culpables de que no haya un muestreo de las cosas buenas que hay y no suenan, son los medios, los que ponen la música en las radios y los programas de tele que tengan que ver con músicos. Por eso es como un país de viejos, porque siempre son los mismos de siempre. Cuando hay un recambio de cosas, está muy bueno. Hace poco, por ejemplo, en los informativos se empezó a ver alguna cara nueva. Sino, siempre fueron los 30 años de Néber. Blanca está cumpliendo 40 años ahí. Renovarse es vivir.
SR: ¿Hay algo que quieras agregar?
Gonzo: Estar en carrera te hace sentir justamente eso, no un artista muerto, estar grabando y estar activo. Tengo muchísimas ganas de ir a Argentina y Brasil. No cambio una gira de Brasil por ningún otro país del mundo. Es el mejor país con las mejores personas y lugares del mundo y la paso muy, muy bien. Hace mucho tiempo atrás, Fermín, de Hablan Por La Espalda, me dijo una de las mejores cosas que mis oídos puedan escuchar. Me dijo: “Metimos gira por Brasil y en cada ciudad que fuimos, me hablaron de vos”. Hace poco estaba tratando de ubicar una grabación que es en el Festival Do Sol. Una de las personas que lo organiza, que es Ana Morena y que es bajista de la Orquestra Guitarrística Camarones, me presentó antes de dar el show y no sé qué cosas dijo, pero es un festival donde tocan muchísimas bandas y artistas internacionales de Europa, Estados Unidos y toda América. Vi la filmación, porque yo no vi eso en vivo, cuando dice “el cara más grande que está tocando en este festival, Gonzo, un aplauso, bla, bla, bla”. O sea… estoy cumplido.
SR: ¿Hay Gonzo para rato, entonces?
Gonzo: Yo creo que sí. En estos años estoy cumpliendo 30 años cantando. Es mucho camino recorrido y no me siento para nada cansado. A veces el entorno, el pelearte con esos molinos de viento que tiene Uruguay, está complejo. Pero bueno, hay que seguir dándose la cabeza contra las paredes cuando sabés que tenés un producto que está bueno. Yo estoy convencido de lo que tengo, me queda seguir convenciendo a la gente de que lo que hago, está bueno. Así que, a darle.
Ariel Scarpa