Hola, ¿cómo están? ¿Cómo han pasado? Lentamente nos vamos acercando al final del proceso de producción de un disco. A lo largo de todos estos encuentros que hemos tenido, recorrimos y nos metimos en cada paso de la producción que refiere hacer un trabajo discográfico en estudio. Desde la preproducción, hasta la mezcla que fue en la columna anterior, hemos ido abordando cada etapa de forma de tener una visión macro de todo el proyecto y que nos ayude a entender lo profundo que es grabar. Con práctica es sencillo, pero no deja de ser una aventura fascinante y por demás compleja. Y ahora… ¿ahora que pasa, eh? ¿Se terminó el proceso? ¿Ya está? Nos falta una etapa para decir que tenemos el audio finalizado. Esa etapa es el mastering, masterizado o masterización.
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Antes que nada… abandonemos la mezcla
El proceso de mezcla que vimos en la entrega anterior es una suerte de túnel de los embrujos donde nunca vemos finalizada nuestra tarea. Hay una suerte de “hechizo” que hace que siempre estemos enfrascados en “una más” para llegar a la mezcla perfecta y… eso no siempre sucede. Las mezclas pueden resultar sencillas hasta que… nuestro detallismo se convierte en una quinta columna del proyecto que puede llegar a afectar el resultado final a nivel de audio y de economía. A tener cuidado y saber abandonar las mezclas a tiempo.
Cuando damos el final del proceso de mezcla, o sea no tocamos más la etapa multipista, donde todo lo grabado está presentado y nivelado, se mezcla todo en un formato estéreo de alta calidad, obteniendo un archivo de dos canales muy pesado, el cual debe cumplir ciertos requisitos. Estos deben ser proporcionados por el ingeniero del estudio de mastering, el cual lo pide a cierto nivel de salida. Este proceso se repite con cada canción de forma unitaria, hasta llegar al número de canciones que tiene la obra. Siempre es bueno tener claro en qué estudio se va a masterizar el trabajo, para poder ir haciendo las gestiones técnicas por parte del productor artístico y administrativas por parte del productor ejecutivo.
El proceso de mastering
¿Cómo debemos entender este proceso? ¿Qué es el mastering?
Debemos entenderlo como un proceso de post producción, donde se trabaja el audio de la mezcla para obtener el sonido final.
¿Qué es lo que toca el mastering?
Es un retoque complementario a la mezcla, que permite:
- llevar al mismo nivel de salida a todas las canciones de un álbum
- lograr “la temperatura” de esos audios, amplificando o reduciendo detalles de brillo, de empuje, de golpe o “punch”
- preparar esos audios para diferentes contextos de almacenamiento físico como lo es CD, vinilo o para las plataformas de distribución de audio como lo son Spotify, YouTube, entre tantas.
Siempre me gustó pensar en el master como un concepto de “barnizado”, que puede ser opaco, brillante, que en cierta forma puede ajustar algún detalle de vista, pero que no corrige lo que está grabado. Es por eso que la grabación y la mezcla son vitales.
¿El estudio de mezcla es igual al estudio de mastering?
Tenemos que tener en cuenta que existen estudios dedicados exclusivamente al mastering. Si bien no son los más comunes porque son estudios específicos, los cuales tienen equipamiento dedicado a esta etapa, debemos decir que sí. Existen y pueden manejar presupuestos por tema o por álbum.
¿Pero se puede masterizar en el estudio de mezcla?
Eso se debe consultar con el ingeniero responsable del estudio de mezcla. Normalmente, sí. El mastering generalmente es uno de los servicios que los estudios de mezcla proveen. El consultar y presupuestar en el mismo estudio es una de las posibilidades de unificar procesos y abaratar costos.
¿En qué se diferencia un estudio de mezcla y un estudio de mastering?
Básicamente un estudio de mastering no tiene salas o espacios para grabación. Dispone de un único salón construido y acondicionado acústicamente para una escucha eficiente del audio. Normalmente dispone de sistemas informáticos y, en muchos casos, de hardware especializado para las tareas del masterizado, tales como compresores, ecualizadores y procesadores de sonido de altísima gama. Esto puede darse en estudios de mezcla, pero los estudios de mastering concentran sus recursos únicamente en esta tarea y se dedican en exclusiva a la misma.
El estudio de grabación generalmente cuenta con equipamiento para grabar, espacios dedicados para ellos como salas, cabinas y equipamiento específico como microfonía, cableados de distancia, y en algunos casos, hasta backline (equipamiento para instrumentos, equipos de bajo, guitarra, pianos, baterías).
Y entonces… ¿Qué es lo conveniente para mi proyecto?
El mastering debe hacerse sí o sí. Es una parte fundamental del proceso de acabado de un proyecto discográfico. Ahí no hay discusión. Siempre acceder a los mejores recursos habilita un posible mejor resultado. Repito: P O S I B L E: El gastar más no garantiza nada. Da más posibilidades pero no garantiza.
Si no tenemos una buena grabación, el mastering poco y nada podrá generar. Si no tenemos una buena mezcla, el mastering poco podrá hacer para corregir los defectos de la misma. Por eso es importante tener sumo cuidado y ser aplicado en cada etapa. Si se cumple todo esto… y pensar en un estudio dedicado de mastering con experiencia, va a ser algo muy bueno. Pero, y esto aplica a la gran mayoría de los proyectos independientes: si tenés un buen proyecto, balanceado en gastos y podés hacer el master en el estudio de grabación, probá con un tema. Te podés llevar una grata sorpresa. Ahora, si tu grabación tiene expectativas de edición y quieres pasar a otro nivel, considera trabajar con un estudio aplicado al mastering.
¿Y qué onda los mastering online?
Desde hace relativamente poco tiempo, se están ofreciendo trabajos de masterizados online con costos que rozan lo ridículo, como u$s 6… sí… 6 dólares americanos. ¿Qué tan fiable es esto? No tengo respuesta al momento. Pero si tienes esos 6 dolarillos para experimentar… hazlo. No lo veo como una opción para un disco. Quizás para un simple y como “ver qué pasa”.
#Resumiendo
El proceso de mastering o masterización es “la final de obra”. Se puede potenciar el trabajo hecho o se puede terminar aplastando y quitándole el sabor al trabajo. Recuerdo en uno de los discos que hice, que al técnico que masterizó el proyecto le dije. “Esto es un chivito, no es un baurú”. Quiero ver el pan, la lechuga, el tomate, la carne y el huevo ocupando su lugar. No es un baurú (1) prensado y caliente. Es en esa imagen en lo que debemos entender el mastering. Darle terminación sin aniquilar lo que se ha grabado, en pos de volumen o de presión de sonido.
Tengan contacto con el ingeniero de mastering. Expresen claramente su idea final de sonido. No dejen librado a lo que le parezca al ingeniero exclusivamente. Directivas claras, hoja de ruta para que esta etapa final corone con creces todo el trabajo que han realizado.
Y una más… tener las finales para los formatos como CD, vinilo o plataformas… porque cada una de ellas… requiere de su propio master con características propias.
Un abrazo enorme para todos. ¡Viva la música!
(1) Baurú. Sandwich de tipo brasileño que tiene la particularidad de venderse en la frontera con un pan de tipo tortuga grande, con varios rellenos y prensado en caliente, casi selladas las dos partes del pan.
+ No al pase verde. No a la categorización de las personas. +
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Gabriel Brikman (área 51)
músico / productor / comunicador / gestor cultural
Responsable del proyecto de comunicación Distorsión
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