Sicarios Del Amor: Misión: Sorprender

El primer EP de la banda, Sicarios Del Amor, de 2020, ya despertó nuestro interés en su trabajo. Vol. 2, de 2022, reafirmó nuestros conceptos iniciales y decidimos que era hora de recabar los pensares y sentires de los integrantes. La banda en pleno (Marcelo “Chelo” Camelo (voz), Sebastián Cuña (guitarras), Enrique Domingo (guitarras), Álvaro Mederos (bajo) y Martín Benítez (batería/percusión)) nos recibió en El Ombú, haciendo lugar en su ensayo previo al toque que tendrían dos días después. Una gran charla, de la que extrajimos lo que sigue a continuación.

(Todas las fotos son de Javier Noceti)


SR: Cuenten un poco la historia de la banda.

Sebastián: Había una banda que se llamaba Caballo Loco donde estaba Álvaro (Mederos) con Álvaro Buxedas y se conocían de larga data con Narval, que es la banda en la que estaban Enrique y Marcelo. Esas bandas se disolvieron pero siguieron en contacto, porque ensayaban y grabaron casi a la misma vez, y decidieron junto a Álvaro Buxedas, hacer una banda. A Álvaro (Mederos), con quien somos amigos desde que éramos niños, le pregunté si se prendía y me dijo que sí. Ahí fue que nos juntamos por primera vez en mi casa. La misiva de todo esto, al igual que toda la gente que no vivimos de la música, es juntarse y pasarla bien porque nos gusta hacer música. Hacíamos una comida en casa y la pasábamos bien.

Marcelo: La cuestión es que se fueron todos porque se fueron aburriendo (risas) y nos quedamos Seba y yo. La remamos durante cuatro años haciendo maquetas y canciones, hasta que llegó un punto en que no las podíamos resolver porque nos faltaba Enrique, entonces lo llamamos. Cuando vino y resolvió su parte, tuvimos que llamar a Álvaro, porque no podíamos resolver su parte. Y como el batero, que era Buxedas, no iba a venir, al final vino Martín.

Sebastián: Probamos otro bajista antes que él.

Álvaro: ¿Es cierto eso? Yo no sabía (risas).

Marcelo: Es cierto. Y era más pintún que vos, pero tocaba horrible (risas).

Sebastián: Con Martín como que se armó todo.

Álvaro: Fue una remada de Sebastián y Chelo. Como trabajamos juntos con Sebastián, me hinchó mucho para volver, y yo ya había “colgado los dedos” (risas). Y grabamos.

Enrique: Yo iba a tu casa a grabar varias canciones.

Álvaro: Sebastián y Chelo nos empujaron a grabar.

SR: ¿Ahí ya eran Sicarios?

Enrique: No, lejos.

Sebastián: Nombres, hubo de todo.

Álvaro: El otro paso importante para conformar la banda fue poder meter todo lo grabado en las plataformas, que parece que no, pero es una parte recontra importante. Porque ves tus canciones con el álbum en Spotify o en YouTube, y es distinto.

Sebastián: Cuando arrancó la pandemia nos quedamos separados. Ahí decidimos grabar lo que teníamos y ponerlo en las plataformas. Ahí fue que empezó el tema de contactar a la gente de El Ombú.

Marcelo: Necesitábamos un lugar que fuera una guarida, un lugar especial, de reunión. Una cosa que fuera íntima en un lugar que nos trataran como a nosotros nos gusta que nos traten y que respetaran nuestros gustos.

Enrique: Yo venía a ensayar acá con Nocivo.

Marcelo: Nosotros hacía mucho tiempo que no veníamos a El Ombú, y volver fue como si nunca hubiéramos dejado de venir.

Enrique: Con otras bandas grabamos varias canciones acá.

Marcelo: Gabriel y Gustavo, que son los dueños, nos dieron un aire…

Enrique: El apoyo, la producción.

Marcelo: Siempre que venimos, es todo para nosotros.

Enrique: Igual que para todos.

Marcelo: Son igual de exquisitos con todo el mundo. Para mí, acá es un lugar mágico.

Enrique: La banda de Gabriel y Gustavo era Toque de Queda.

Marcelo: Fueron teloneros tuyos cuando tocabas en Macbeth.

SR: ¿Cuál es la propuesta de la banda?

Marcelo: La propuesta es muy sincera y no tiene ningún rebusque. Son todos pedacitos de trayectoria de nosotros.

Enrique: Una bolsa llena de clichés.

Marcelo: Y de cosas que hemos aprendido a través de tocar muchísimos años y no llegar a nada (risas) pero divertirnos muchísimo, y de perseguir un estrellato que nunca sucedió o que casi sucedió y no se dio, o se dio y no lo disfrutamos.

Enrique: Esa capaz que fue.

Marcelo: Esa es la más exacta. O que no supimos disfrutarlo. Entonces como que subimos a un segundo tren, una revancha. Y tiene mucho rock porque no nos podemos desprender del rock, somos rockeros. Pero tampoco queremos ser negados a la novedad, a lo lindo. No quiero que me recuerden a mí como un cantante de heavy metal.

Enrique: Fuimos a la radio a hacer una entrevista y tocamos acústico temas de Erasure. Los temas buenos merecen ser tocados.

Marcelo: Las canciones lindas merecen ser tocadas y nosotros las vamos a ejecutar.

Álvaro: Uno de los motivos por los cuales decidí ayudar a Seba, porque ese fue mi primer impulso, fue decirles que la pose de rockero no me iba más. Quiero ser honesto: yo le cambio los pañales a los nenes, me levanto a las 5 de la mañana, los llevo a la escuela, me duele la espalda; entonces la pose ridícula del rockero, no. Para empezar, el nombre de la banda era muy importante para mí. Cuando quedó Sicarios del Amor, dije “es por ahí”. Si va a ser Sicarios, que sea Del Amor, que sea una pavada para reírse del nombre. Contestando la pregunta de la propuesta de la banda, de mi lado es no mirar más allá del próximo toque.

Sebastián: Como todos somos padres y hay abuelos, también, algo que hizo que funcionara fue no mantener esa estructura de una dedicación tan rígida. Dijimos que tenía que ser fluido y que el que pudiera se sumara cuando pudiera. No tenemos una reunión semanal de banda.

Marcelo: Sabemos que nos vamos a seguir juntando y haciendo canciones nuevas y vamos a seguir maqueteando.

Sebastián: Viene por juntarse y hacer música, más allá de lo que surja.

Álvaro: Me parece que la música es como una excusa. Termina siendo porque nos gusta, pero es como una excusa.

Martín: Yo pensé que era por la plata (risas).

SR: El nombre de la banda lleva a pensar más en canciones tipo románticas que en rock.

Sebastián: Es que fue exactamente adrede, buscamos un nombre que fuera medio ridículo o que cauce gracia.

Enrique: Que no lo buscamos, tampoco. Entramos a tirar nombres.

Sebastián: Tiramos muchísimo divague, y entre esos surgió Sicarios, y si era Sicarios, que fuera Del Amor, como comentamos.

Marcelo: La gente que nos conoce de toda la vida, se mató de la risa. Es lo que queremos: causar risa, divertirnos.

SR: La música que hacen es rock pero tiene dejos de metal en algunas partes.

Marcelo: Siempre, no lo podemos evitar

Sebastián: Tiene.

Enrique: Las bandas que nos gustan vienen todas por ahí.

Martín: Es como una mezcla. Los temas son rock, hard rock, tienen cosas de metal, es progresivo.

Marcelo: Martín nos dio un aire muy importante a nosotros desde la parte percutiva, aparte del aporte como persona, porque es un tipazo. Hoy por hoy es muy difícil conseguir una persona que se vuelva cercana en poco tiempo. Y este grupo que tenemos, es así.

Enrique: Musicalmente, Martín como que enderezó la banda.

Marcelo: Es uno de los pilares de esta banda.

Enrique: Escribe todas las baterías.

Marcelo: Es el único que escribe.

Enrique: Y después de terminar todo con la computadora, que quedó divino, ahí vino el dolor de llevar eso a la ejecución.

Marcelo: Había que ejecutar las maquetas, tocar en vivo y pelar la gola.

SR: Tienen dos EP.

Marcelo: Sí. Con Seba lo estudiamos durante mucho tiempo y después los gurises nos dieron carta blanca. Pensamos en hacer un disco por año, pero como no nos podemos juntar mucho, la cuestión era aprontar medio disco a mitad de año y otro medio en la otra mitad del año, largando dos EPs por año. Cosa que nadie hace, largar dos discos por año aunque sean cortos.

Sebastián: Nosotros tampoco, al final no lo hicimos (risas).

Marcelo: Nos agarró la pandemia. Y además nosotros veníamos con una cosa estructurada para tocar y Enrique te la agarra en el estudio y la empieza a analizar. Y se hace lo que él dice porque en realidad queda bárbaro. Pero todo ese tiempo que habíamos programado… Y es propio de nuestra improvisación, de esa cosa natural que surge.

Sebastián: Además el tema del disco hoy en la era digital, medio como que no tiene sentido.

Álvaro: A no ser que sea medio conceptual, que un tema tenga que ver con el otro y con el otro.

SR: ¿No hay una conexión entre el primer y el segundo disco?

Enrique: No hay conexión explícita pre pensada por nosotros.

Marcelo: A nivel sonoro, puede ser.

Martín: Si se escuchan juntos, sí.

Enrique: Después de la experiencia que agarramos con el primer EP, hubiéramos vuelto y desarmado todo lo que hicimos y lo hubiéramos hecho de nuevo. Pero interpretamos que el estudio hay que usarlo como un instrumento. La grabación es una foto de ese momento. Puede ser que los EPs estén inconexos. Yo noto que en el segundo nos sentimos más sueltos, grabamos con más comodidad, no teníamos miedo a nada.

Martín: En el primero los temas son como más “simples”, ponele. En el segundo hay un poquito más de cosita, de vueltita.

SR: Hay muchos arreglos y se nota que atrás de eso hay mucho trabajo y mucho pienso.

Martín: Sí, en todos los temas tenés dos o tres cositas.

Marcelo: No lo podemos evitar.

SR: ¿Por qué?

Álvaro: Yo sí lo puedo evitar (risas).

Marcelo: Me voy a jugar una personal: no lo podemos evitar por lo siguiente. Hace muchos años que toco con Enrique y él es como mi papá musical. Enrique siempre está diciendo que las cosas no tienen que ser predecibles, que la música no puede perder la sorpresa; es como una película. Yo prendo la radio y a los cinco minutos la apago, porque ya sé lo que va a venir porque sé cómo va a arrancar el estribillo. Y eso, por culpa de Enrique, me pega en la oreja. Cada uno hace lo que quiere y está bárbaro, la música es libre. Nosotros, por nuestra estructura musical, por no querer repetirnos en lo que hacemos y por tener esa escuelita rockera de métrica de fondo, es inevitable que caigamos en esos arreglos. Cuando la gente paga una entrada para ir a verte, tiene que llevarse algo para la casa, algo nuevo, que lo sorprenda.

Enrique: Y si te gusta, más todavía.

Marcelo: Y si lo sorprendés con algo lindo, es mejor todavía. Quizás nosotros no logramos eso, pero sorpresa se llevan. Desde el nombre se llevan la sorpresa.

Sebastián: El hilo es que somos todos distintos. Martín estuvo en carnaval.

Enrique: Lo rescatamos de las huestes de momo (risas). Yo estuve en los Dandys.

Álvaro: Esto yo no lo sabía (risas).

SR: ¿Cómo les parece que se inserta la banda en el panorama del rock nacional?

Marcelo: No tengo ni idea. Yo creo que no se inserta. Creo que lo que ofrecemos –ojalá me equivoque– no pega.

Álvaro: Conceptualmente, lo que yo rescato más allá de la canción en sí, es que lo que hizo Sebastián, que fue que las cosas pasaran. Nosotros siempre hicimos música.

Enrique: El primer líder motivador fue Sebastián.

Álvaro: Mis canciones las tengo en un disco duro. Y Sebastián, a partir de momentos de mierda que uno vive, metió el foco y dijo: “Voy a grabar mis canciones”. Y yo, del otro lado, decía: “Pobre pibe, ¿quién le va a tocar eso que tiene?”. Pero como somos amigos, le dije: “Yo te banco, Seba”. Un día me dijo que grabábamos y para mí fue horrible porque tenía que sacar canciones difíciles, y no las saqué (risas).

Sebastián: Esto es hasta el día de hoy (risas).

Álvaro: Cuando grabamos, me gustó. Al final de la grabación teníamos los temas, y yo, otra vez para atrás pensé: “Tenemos los temas en mp.3, no sirven para nada”.

Sebastián: Cuando grabamos, ya sabíamos que íbamos a publicar.

Álvaro: La cosa es que logró subirlos a Spotify, y yo dije: “Opa”. Y empezó a usar Instagram y al final las cosas pasaron.

Enrique: Fueron espontáneas, nada fue planeado.

Álvaro: Después había que tocar, así que ensayábamos si había un toque programado. Sale un toque en el Shannon y ahí la cosa empezó a cambiar, porque ya teníamos un objetivo, que está buenísimo. Más allá de la música, ellos lograron que las cosas pasen. Y lo que va a estar bueno es el show. Para mí, va por ahí; no es insertarnos.

Marcelo: Vamos a inundar la plaza de canciones, porque cuando terminemos este disco, vamos a grabar otro y otro más, y no vamos a parar más. Esto arrancó y no termina.

SR: Tienen nueve canciones grabadas, ¿no?

Sebastián: Tenemos más que no nos dio el tiempo de terminar de grabarlas.

Marcelo: Y son todas diferentes.

Enrique: Cuando caí a recortar, recorté 10 para atrás. No porque fueran malas, sino porque unas estaban más redondas y otras muy verdes. Si hay cantidad, mejor porque podés seleccionar.

Martín: El estilo es medio amplio.

Marcelo: Siempre es rock, pero te vamos a sorprender. La cuestión es que no sepas con qué te vas a encontrar.

SR: ¿Capaz que eso es un sello para la banda?

Marcelo: Probablemente. Me encantaría. Me encantaría que de ser tan libre, mañana te parezca algo parecido a Deep Purple, a Madonna, a Michael Jackson, o a Depeche Mode. Siempre va a ser rock, porque nosotros no sabemos hacer otra cosa que no sea rock.

Enrique: Para hacer covers, somos malos (risas).

SR: ¿Qué aportaron en la grabación del segundo EP tanto Alejandro Spuntone como Numa Rey?

Enrique: A Numa lo traje engañado y Ale ya venía preparado. A Numa le pedí una guitarra y lo invité al ensayo. Después se la colgué y le dije: “Esta parte es tuya”.

Martín: Literalmente, le pedimos la guitarra.

Marcelo: Vino recontento con la guitarra, la enchufó, la preparó y se la dio a Enrique. Él le dijo: “Yo no voy a tocar, tocá vos”.

Enrique: Nunca vi un tipo tan nervioso, con lo bestia que es Numa que puede tocar en cualquier lado. Hizo 35 tomas de los solos, a cual de todas mejor.

SR: ¿Y con Ale?

Marcelo: Con él hace años que lo teníamos masticado.

Enrique: Yo escribí junto con Marcelo, en Narval, una canción que era sobre una persona que tiene un problema facial, como el hombre elefante, que vivía en mi barrio. Esa canción se perdió, porque cuando fuimos a un estudio a grabar, se borró. Pasaron como 15 años desde que hicimos la canción, y cuando lo llamé a Ale, era la canción escrita para él. Desde que dijo “buenas tardes” hasta que dijo “hasta mañana”, grabamos todo y estaba todo adentro. Un profesional, excelente cantante y persona. Él me hizo acordar (que a mí me dio vergüenza decirle que me acordaba) que cuando yo tocaba en Macbeth y él en Zener con Rafa Trabal, eran dos nenes que me habían pedido para tocar. Y como me habían dicho en Macbeth que los borrara, les dije: “No, uds. no pueden tocar”. “Pero tocamos antes que uds.”, me dijeron, y no los dejé (risas). Y ahora cuando vino todo dispuesto a cantar y recordó eso, dije: “Pah, la humildad de los grandes”.

Marcelo: Todos los arreglos de la canción estaban hechos para pegar las dos voces.

Enrique: Él vino y aportó cosas nuevas que nos sorprendieron.

Sebastián: Un crack. Perfil bajo, recontra macanudo, abierto. Un fenómeno. Era como uno más.

SR: ¿Qué es lo que sigue, ahora?

Sebastián: Cuando grabamos el último disco, quedaron temas.

Enrique: Había siete canciones prontas.

Sebastián: Decidimos cortarlo ahí porque sino no terminábamos más. Eso lo tenemos, y también tenemos algunas otras que compusimos en el medio. No nos enfocamos en ir mucho más allá, vamos de a pasos, porque con todas las actividades de cada uno se nos complica tener un montón de cosas.

Marcelo: La verdad es que las proyecciones como que no nos quedan bien, más bien nos vamos sorprendiendo a nosotros mismos de lo que vamos haciendo.

Enrique: Cuando nos sorprendemos, nos gusta. Como con cosas que hemos tocado por accidente.

Sebastián: La realidad es que sí tenemos cosas para hacer. Tenemos un video que está grabado hasta la mitad, y tenemos otro para hacer. Y tenemos para largar temas nuevos y buscar toques. El motor de esto son las ganas, y las ganas están.

SR: El primer disco lo presentaron en los Graffiti, ¿no?

Sebastián: Sí.

Enrique: Pero eso no nos interesa.

Marcelo: Tenemos una canción que va acorde con todas esas cosas de concursos fallidos: “Perdedor”. Nosotros somos perdedores y lo disfrutamos.

Sebastián: En el 2021 presentamos nuestro EP del 2020. Para el año que viene, presentaremos el que lanzamos este año.

Marcelo: Nunca tuvimos expectativas respecto a eso.

Enrique: ¿Vas a parar de tocar si no ganás? ¿Vas a seguir tocando si perdés? Yo qué sé…

Álvaro: Para mí, a esta altura de la vida, lo importante es que seas buena gente e integres gente. Si hacemos un toque, es para que nos divirtamos todos, nosotros y el público, que hasta prefiero que estén a la misma altura que nosotros, que no estemos en una tarima. La cuestión es integrar y no salir a buscar un “éxito”.

Enrique: Nadie tiene una receta.

Marcelo: Es muy diferente a los 80 y a los principios de los 90, que la gente iba a los toques por la música. Creo que hoy por hoy la gente va a los shows en vivo por el entorno, que no es tanto la música lo que los motiva. Creo que la gente se engancha más con un jingle que con instrumentos bien ejecutados. Inclusive me parece que a la gente común ya casi no le interesa si estás ejecutando bien el instrumento o no. Tampoco está bueno que la gente vaya a buscar el error, porque no va a disfrutar lo que se está haciendo. Creo que si la gente va por el entorno, entonces uno se vuelve un actor secundario. Eso, lamentablemente, a mí me aleja. Pero me sigue pasando de ver esa parafernalia enfrascada arriba del escenario con un amigo de toda la vida, que yo quiero muchísimo: me pasa con los toques de Reytoro. Y más allá de que quizás hoy ya no puedo hacer música como en aquellos tiempos como ellos lo siguen haciendo, me cuelga ver que la gente los sigue y la caterva lo está esperando a Fabián. Y no lo veo con las demás bandas. Él es el verdadero estandarte del metal uruguayo, porque los tiene enganchados a todos. Y a no ser No Te Va Gustar, que no es de mi palo, o La Vela Puerca, que no puedo hablar porque no son de lo que yo manejo, no veo otras bandas que logren eso con el público. Y no lo vamos a lograr nosotros.

SR: ¿Por qué te parece que no se logra esa conexión?

Marcelo: Porque creo que la música en las redes…

Enrique: Se troza, te gusta el estribo y el resto no importa.

Marcelo: Todo se ha vuelto un jingle, un “me gusta, no me gusta”, o un like, y en realidad se pierde esa cosa que nosotros buscábamos cuando teníamos que viajar al exterior para conseguir un disco que acá no había, para ver cómo era que hacía Ritchie Blackmore en aquella bajadita en que hacía tres o cuatro ligados que sonaban como la gran siete. Y ahora no importa, porque lo hacés con un teclado.

Enrique: Hay unos músicos de no me acuerdo qué país nórdico, que hicieron toda la plataforma de todas las redes sociales y resulta que tenían millones de seguidores. Cuando fueron a tocar en Alemania, no vendieron una sola entrada. ¿Dónde está la efervescencia donde vos tocás y sentís la respuesta del público? No existe, es un like.

Marcelo: Yo disfruto de venir a la sala de ensayo porque Gustavo y Gaby me tratan como si fuera una estrella de rock, y yo vengo de cortar churrascos. Nosotros necesitamos sentirnos estrellas de rock porque lo que hacemos es rock, es música. Y se pierde toda esa magia que todo el mundo cree que puede llegar a ser positiva. Para mí en cierto punto, toda esta parafernalia de las redes sociales, en definitiva, tiene razón Gene Simmons cuando dice que enfría, mata al rock. Lo vuelve tan potable y tan sencillo, que pierde la mística.

Enrique: Queda pasteurizado.

Winston Estévez y Ariel Scarpa

 

Enlaces de la banda: