El domingo 15 de diciembre de 1985 (10 días antes de la presentación del compilado Graffiti en el Teatro de Verano) el Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo organizó un festival gratuito en el Parque de Villa Biarritz, llamado Comunafiesta, al que concurrieron más de 10.000 personas para ver a El Cuarteto de Nos (que el año anterior había sacado su disco debut a medias con Mandrake Wolf), Zero, Flavia Ripa, Los Estómagos (quienes tenían editado su magistral Tango Que Me Hiciste Mal…) y Fernando Cabrera quien presentó su álbum Autoblues. Este capítulo, como tantos otros, fue narrado por el maravilloso lente de Rodolfo Fuentes, fiel testigo de los más de 60 años de cultura rock uruguaya. Si una imagen vale más que mil palabras, un par de fotos inéditas se transforman en un artículo que intenta capturar el sentimiento de toda una generación que desafió, con increíble lucidez, la mordaza.
Según declaraciones a la prensa del director del Departamento de Cultura de la IMM de esa época, Thomas Lowy, en el mundo se emprendía como novedad la creación de espacios institucionales encargados de políticas culturales. El entonces intendente, el colorado Aquiles Lanza, fue el gran responsable de crear el Departamento de Cultura, el cual tenía como objetivo reconquistar la convivencia convirtiendo al Estado en un espacio que cubriera la necesidad de esparcimiento de todos. Como si la cultura fuera un ente raquítico al que hubiera que subvencionar para evitar que desaparezca. Todo lo contrario, cualquier expresión artística es indestructible, no necesita la limosna de potenciales corruptos. El arte tiene la sensacional capacidad de permanecer inalterable en el tiempo cuestionando los gobiernos de turno, incluso, siendo una posible amenaza para el titiritero. Tiene un alcance mucho más poderoso que cualquier normativa o estímulo gubernamental.
En 1985 salíamos de una época en donde todo representante estatal era considerado un enemigo, no sólo de la cultura sino de la vanguardia, de aquellos que cuestionaban la propia condición del Estado, aquellos que buscaban cambios. Por aquel entonces, el rock formaba parte de ésos.
Hugo Gutiérrez