Si tenés una idea de la historia del rock, sabrás seguramente que la historia de Sid Vicious (Simon John Ritchie) fue tan triste y trágica como parece. Sid, cuando reemplazo a Glen Matlock como bajista de Sex Pistols, no sabía tocar su instrumento.

El mundo de las discográficas ha sido desde siempre un mundo complejo. Desde sellos pequeños llevados adelante por entusiastas de la música, a grandes corporaciones que monopolizan el mercado a través de variadas maneras. Es un universo amplio, diverso; una industria cultural imprescindible y, a la vez, un lugar de claroscuros, con proyectos y personas valiosas, y donde conviven también seres oscuros, interesados sólo en ganar más y más dinero, usando y abusando de los artistas y de su talento hasta límites realmente increíbles.

Cuando comencé a escuchar Punk Rock, años luz atrás, los Sex Pistols fueron mi puerta de ingreso. Ya el gen del coleccionismo estaba en mí, y sin darme cuenta lo iba de a poco alimentando. En esos años, acá se conseguía la versión uruguaya del Never Mind The Bollocks y nada más. Tenía y aún la conservo a esa versión, pero tenía la suerte que mis tíos que vivían en Buenos Aires, siempre que caían en verano a casa, solían traerme un regalo.

La crisis económica que golpeó a Uruguay durante 2002 implicó una fortísima recesión en muchos aspectos: alta conflictividad laboral y social por la pérdida de puestos de trabajo y un incremento de la desocupación. Se cortaron las líneas de crédito de tipo social y así también para la industria. Se incrementó el costo de la canasta familiar y en gran medida todo insumo se encareció. Esta historia de hoy, habla sobre algo que pasó ya en 2003 (y recomiendo NO hacer); aún obviamente se sentía el cimbronazo del año anterior. La suba de los combustibles a raíz del crack en la economía, implicó que la gente buscase la manera de ingeniárselas para poder seguir usando su automóvil, evitando el uso de combustible.

Hay algunas noches (no todas) que recuerdo especialmente. Ésta es una, que a mi modesto saber y entender, es la piedra de toque para muchas más. La aparición del compilado independiente Mentes Abiertas que reunía a ocho bandas hardcore/punk en 1992 en Buenos Aires, dio nacimiento a la denominada Buenos Aires Hardcore. Este conjunto de bandas venían trillando el under porteño y fue a través de este disco compartido que ganaron notoriedad en la escena vecina; los 2 Minutos con su tema «Ya no sos igual» surgieron a la vista pública desde ahí.

Hace unos días atrás pasé a la noche bajo el Viaducto del Paso Molino y le contaba a mi compañera mis andanzas por esa zona y otras de la ciudad, pegando afiches. Hoy los shows se publicitan mayoritariamente a través de las redes, afiches full color que pregonan el evento en sí, con 10.000 «Me Gusta», «Asistiré», «Me interesa» y que terminan convocando a 40 personas. Es un poco la lógica ilógica de estos tiempos, antes y durante la pandemia. Los que venimos de antes usábamos otra metodología, sí más artesanal y acorde a nuestra experiencia y medios.