La Venganza Del Mohawk

Si fuese posible, ¿cambiarias el pasado? Asumo que para todos, poder cambiar cosas de nuestro pasado suena a algo por demás tentador, aunque lo sabemos imposible. Pero tecnología mediante, podemos en este caso en lo musical, reescribir quizás un mejor pasado. Volvamos entonces por un rato al pasado…

1) Una receta para el desastre

Cuando se trata de los peores discos del rock, el agónico Cut The Crap de los Clash (1985), se merece una mención especial.

Armado en su mayor parte por Joe Strummer y el manager de los Clash, Bernie Rhodes, Cut The Crap contiene guitarras punk amateur y coros futboleros encima de un lío de baterías programadas, malísimos bajos funk y sintetizadores cursis de los ’80. Sumando a este barullo, la dupla le grabó al azar “ruidos encontrados” como flippers y transmisiones de radio, muchas veces por encima de la voz.

El resultado es un adefesio, del cual renegó Strummer en su momento y ni siquiera es mencionado en la discografía oficial de la banda. Como «Clashero» (*) que soy, al igual que la gran mayoría de los fans, detesto este trabajo, y personalmente he optado por no tenerlo en versión LP, como sí tengo todos los demás discos; tengo sí, una vieja versión en tape editada en Uruguay por el sello Variety, que con suerte escuche cinco veces máximo. Pero volvamos por un momento a 1984…

The Clash luego de las partidas de Topper Headon a causa de su adicción a la heroína y de Mick Jones, despedido por Strummer y Simonon, entre otros motivos, por su insistencia en el uso de samplers, efecto musical del que abusarían Rhodes y Strummer en Cut the Crap, quedan con una formación diezmada. Esto es subsanado con la contratación de tres buenos pero ignotos músicos: Pete Howard, Vince White y Nick Sheppard.

Con esta nueva alineación, llamada The Clash Mark II, aparte de presentarse en vivo, comenzaron a armar lo que sería a la postre el último disco de la banda. Bootlegs como «Out of control» o «The new testament» nos permiten conocer y escuchar las versiones demo de lo que luego sería conocido como Cut The Crap. Estos demos, a pesar del mal sonido y la nula producción, nos permiten vislumbrar las canciones «desnudas», sin toda la parafernalia extra que acabó teniendo y arruinando el LP.

Hay en esos discos piratas, potentes versiones en vivo donde destaca el baterista Pete Howard, quien fue substituido en la grabación del disco por una máquina de ritmos, al punto que no fue parte de la misma. Paul Simonon tampoco participó y ni siquiera utilizaron los arreglos originales de los temas, que fueron sustituidos por sintetizadores y máquinas de ritmos. Sí. Se llegó a ese nivel de despropósito.

Cut the Crap debería ser un disco descartable y condenado al olvido. Pero, siempre hay luz al final del camino…

2) La revancha del Mohawk

Gerald Manns es un músico alemán (de la banda metal punk Mutant Proof), pero antes que nada, un fan acérrimo de los Clash. Como muchos «Clasheros”, Gerald pensaba que ese último disco de su banda favorita era/es, un trabajo lamentable. Y decidió ponerse manos a la obra.

Este fan se dispuso a usar la tecnología moderna con un objetivo, y se sometió a uno de los proyectos de remezcla más ambiciosos jamás intentados por un fan: restaurar el Cut The Crap. Y con su restauración, Mann nos dio a los sufridos fans lo más cercano a un gran disco perdido de los Clash que vamos a tener en nuestra vida.

Mann extrajo digitalmente las pistas de voz de Strummer en Cut The Crap, las pegó sobre su recreación meticulosa de los arreglos en vivo de la banda, y creó lo que es, en todo sentido, una obra de arte totalmente nueva, que re bautizó como Mohawk Revenge (La Venganza del Mohawk), como el diseño de una remera de los Clash.

Limpios de toda la mugre de los estudios de los ’80, hasta los temas más flojos, como “Dictator” y “Cool under heat”, suenan más a power-pop británico clásico que a Oi! de los ’80; más a The Kinks o Slade que a Cockney Rejects o Anti-Nowhere League.

Se escucha claramente que los Clash de Strummer presagiaron el ascenso de las superestrellas pop-punk de los ’90, como Green Day, Blink-182 y Rancid. Paradójicamente, los críticos despreciaban a los nuevos Clash por ser reaccionarios y retrógrados, sin darse cuenta de que su concepto de punk de estadios no era retro, sino que era futurista. El mismo concepto llenaría canchas mucho después de 1984.

Esta relectura de Cut the Crap, despojada, sin artificios, dejando sólo el cuerpo de los temas, aunque sea una recreación, nos acerca una buena colección de canciones y a revalorizar a esa última y denostada formación de The Clash.

Mohawk Revenge esta disponible en YouTube y a mediados de 2021 salió editado en formato LP, gracias a otro fan anónimo que se encargó de fabricarlo en una tirada de sólo 500 copias piratas. Como ven, el pasado en cierta forma puede cambiarse o a lo sumo, mejorarse, así sea recreándolo gracias a la tecnología.

Quiero agregar que me encantaría tener esta versión de Cut the Crap.

(*) «Clashero > Fan/Seguidor de The Clash.

Leo Peirano