El Gavilán: Un Activista Musical

Nuestro entrevistado de abril es El Gavilán, músico que ha sabido destacarse en el panorama local de diferentes maneras a lo largo de su carrera. Como gran complemento de la misma, ha llevado adelante un homenaje a Los Tontos, y más recientemente, fue el impulsor para que Calvin Rodríguez y Leonardo Baroncini pudieran presentarse en Montevideo interpretando las canciones de Los Tontos junto a varios músicos e invitados, cerrando el ciclo de la banda, de alguna manera. Pero hay mucho más que esto en la vida de El Gavilán, que él mismo nos los cuenta, a continuación.


SR: ¿Cómo llegás a la música?

Gavilán: La verdad es que ni sé cómo llego a la música, porque sospecho que eso vino conmigo. Siempre fui músico. Aún cuando era niño, me gustaba cantar cosas por fonética, pero no sabía que estaba la profesión de ser músico. Mi madre durante mucho tiempo me preguntó qué quería hacer, si quería ser mecánico o qué profesión, y yo le decía: “No sé, no sé, no sé”. Yo quería ser músico, quería ser artista, sólo que no me había dado cuenta. Cuando era chico jugaba también a tocar; agarraba un grabador y ponía la música de Los Beatles, y agarraba un palo cuadrado y un palo largo y los clavaba y decía que era una guitarra y cosas así. Entonces supongo que la música siempre me gustó, pero no tengo claro cuándo se reveló que quería ser músico. Recuerdo un click, que fue cuando escuché por primera vez a Los Beatles. Frente a Montevideo Shopping estaba la pista de patinaje sobre hielo, hace muchos años. Estaba patinando con unos amigos y empezó a sonar “I saw her standing there” y dijeron que eran Los Beatles. Volví copado a casa y le comenté a mi viejo, y me dijo que tenía un montón de discos arriba del ropero. Le dije: “Bájamelos”. Los empecé a escuchar y me pasó lo que le pasó a todo el mundo, reconociendo cosas que conocía y otras que me sonaban familiares porque ya las había escuchado. Ahí creo que empecé a jugar a Los Beatles. Creo que fue ese quiebre, de sospechar que me gustaba la música a realmente ponerme a jugar a ser músico. Creo que fue ahí donde comencé en realidad, haciendo mis guitarras con gomitas de elástico. Como comenté, a una madera cuadrada le clavaba un palo largo para que hiciera de mástil, pero la cuestión estaba en la madera cuadrada, a la que le clavaba clavos de a pares para ponerle gomitas elásticas, y sonaba. Y eso era mi instrumento. Después con el tiempo me hice una batería con latas. Fui a las canteras, que quedaban a unas cuatro cuadras de mi casa. Las canteras eran un lugar donde se tiraba la mugre. La gente iba y tiraba todos los desperdicios, y había clasificadores en ese lugar que te decían dónde tirar las maderas, las latas o el cartón. Entonces fui y traje unas latas e hice una batería de latas. Yo siempre quise ser baterista, pero después me di cuenta que si era baterista iba a estar atrás de la banda, y el instrumento era muy caro. Entonces dije: “No, yo quiero estar adelante. Quiero que me vean cantando”, y la guitarra es más barata, así que por ahí comencé.

SR: Repasemos un poco tu carrera haciendo música.

Gavilán: Nunca tuve la posibilidad de aprender música porque no había dinero en casa, entonces era muy difícil tomar una clase de música. Lo que hice fue comprar algunos cancioneros de Guns N’ Roses, de Los Beatles o de lo que fuera en Palacio de la Música, que traían las canciones y los acordes. Entonces iba más o menos viendo cómo se montaban los acordes en cada parte y así fui aprendiendo a tocar. Después en el año ’97, aún sin tener banda y casi que no tenía guitarra decente como para poder tocar, nos juntábamos a tocar nada más y a zapar con amigos en mi casa en el Cerrito de la Victoria. Y se ve que de tanto hacer ruido una vecina que se recibía de no sé qué nos invitó en el ’97 a tocar en la UTU de La Blanqueada, y yo le dije que sí. Fuimos a tocar con lo poco que teníamos, que era un bajo de dos cuerdas, una guitarra eléctrica que salía por un tocadiscos que tenía mi abuelo y una batería que era muy precaria, a la que incluso se le rompió el pedal de bombo cuando llegamos. Ese fue el primer show que di. Yo no sabía lo que era tocar para la gente, pero recuerdo que me sentí como en casa. O sea, fui re animador, me salió solo. Nos pagaron 480 pesos. A la banda le pusimos La Reunión, aunque no éramos una banda. Me ofrecieron tocar a mí y nos juntamos cuatro o cinco y fuimos e hicimos cinco canciones. Tocamos “Stairway to heaven” y “Nothing else matters”, que las toqué en la batería. Después canté “You Joe Jo”, “Ven, policía, ven” y «Fuck me, baby» de la banda Ginebra. Después de eso supongo que fui progresando con la guitarra y con las composiciones. Con el tiempo, como en el año 2000, hice una banda que se llamaba Piedra De Agua, porque había visto la película Peperina, de Serú Giran, y cuando empezaba en los títulos que ponían, había uno que decía Piedra De Agua. Me pareció tan lindo eso que la primera banda la llamé Piedra De Agua. Esa banda duró unos años y teníamos un público, y fue mi primera experiencia componiendo canciones. Después me fui de esa banda e hice la banda Verde, que terminó después de unos años siendo El Gavilán y Los Verdes. Y entre tanto también me uní a la banda de Max Capote, con la que tuve la fortuna de conocer varios países, tomarme aviones y cantar. Eso fue como el gran regalo de la vida. Cada vez que subía al avión me acuerdo que tocaba la puerta del avión y me frotaba la cabeza como un acto de agradecimiento y de protección. Sentía que estaba tocando con los grandes de mi época, que eran Max Capote, Nacho Echeverría en el bajo, Ramón Chao en la batería, Leroy Machado en la guitarra y yo, que nunca había aprendido música y estaba yéndome a tocar a España, a todas partes del mundo. Me sentí muy agradecido. Después El Gavilán y Los Verdes se separó y yo me fui a vivir a México. Volví en 2015 e hicimos la separación oficial de El Gavilán y Los Verdes, y acá estoy con mi carrera solista. Y charlando contigo, estoy encantado.

SR: ¿Cómo surge lo de tu apodo?

Gavilán: Mi nombre es Sebastián Gavilanes. Cuando Max Capote se estaba formando o ya estaba empezando a tocar, el guitarrista se enamoró de una chica inglesa y se va a Inglaterra y después vuelve. Luego le sale un viaje a España a Max Capote y resulta que este guitarrista, como estaba con esa novia inglesa, ella viene a Uruguay y él no se quería ir de gira. Entonces como yo le había ayudado a Max Capote a grabar su primer disco, me dijo para entrar a la banda e ir para España… y yo no iba a decir que no. Cuando empiezo a formar parte de la banda de Max Capote me buscan un apodo, porque como que Sebastián Gavilanes no rendía mucho o no nos copaba tanto. Entonces un día yendo en su coche de madrugada volviendo de algún lado, empezamos a tirar nombres: el superstar, el italiano, el no sé qué. “’Ta, el mafioso italiano, El Gavilán”, y quedó ahí. Me bautizó él y todo el mundo empezó a decirme Gavilán y quedó. Me acuerdo que en esa época cuando tocaba con Max Capote estaba con un ataque de pánico y tocaba de espaldas. Me costaba, entonces me fui dando vuelta de a poquito.

SR: ¿Cómo te definirías musicalmente, como artista?

Gavilán: Ah, caramba… Es tan difícil… Una vuelta escuché esto y me encantó: activista musical. Tengo mis ideas sobre cómo funciona el mundo y mi vaga idea de lo que es el amor, como todos las tenemos, ¿no? Y trato en las canciones de ser lo más honesto posible, aunque quizás a nadie le importe eso.

SR: Importa, sí.

Gavilán: Yo creo que sí. A mí me interesa mucho lo que es la letra y la música también, las dos cosas. Me parece que es un 100% y un 100%; no 50% y 50%, sino que es un 100 y 100. Trato de decir algo copado en las canciones, algo que por lo menos dé esperanza o lo que sea. Trato de tirar buena onda también. Si tengo alguna idea sobre algo que no me copa tanto, igual trato de ponerle buena onda. Por eso creo que me podría considerar un activista musical. Eso me gusta como suena.

SR: ¿Qué lugar ocupa el rock en lo que hacés?

Gavilán: El rock me funda a mí. Siempre me gustó el rock, el pop también. Me crié escuchando a Los Beatles, Andrés Calamaro, me gusta Joaquín Sabina, Extremoduro, Fito, Charly. Digamos que el rock define gran parte de lo que intento hacer con mis canciones o mi música, pero no es el único género que me interesa. Por ejemplo, el otro día estaba en la casa de Max Capote y me puse a hacer una especie de zamba. Es la primera vez que intento hacer algo así. Digamos que el rock está en mis venas pero hago otras cosas, también. Me interesa todo tipo de música. Yo creo que me gusta más la canción que el género. De repente hay cumbias que me gustan. Quiero decir, no tengo problema con la canción. Hay canciones de rock que no me gustan.

SR: Me dijiste recién que querés transmitir cosas con las letras, también con la música. ¿Hay algún elemento que sea como el principal dentro de lo que es tu propuesta?

Gavilán: Me acuerdo de que en el 2007 estaba componiendo mi primer disco, y una ex novia que tenía me dijo: “Siempre hablas de lo mismo”, como que siempre hablaba de amor. Entonces ahí compuse la canción “Mundo”, que dice: “Me gusta tocar, me gusta salir. Yo sé que el mundo está hecho para mí”. Supongo que el amor o el desamor te diría que es lo más frecuente en casi todos los artistas. No me animo a decir en todos, pero lo más frecuente es el amor, supongo. Después, como te decía hoy, tengo mis ideas alocadas de cómo funciona el mundo y también canto sobre eso. Y también tengo mis ideas conspiranoicas. Creo que últimamente trato de escribir sobre todo, pero sí escribo sobre mí o sobre mis ideas, porque como decía John Lennon, la persona que más conozco soy yo, entonces me queda más fácil escribir sobre mí. No hago cosas para aparentar porque no me sale. No hago canciones para ver si con una canción la pego, porque no me sale bien. Creo que va por ahí. Soy muy existencial, creo, con las letras y con lo que digo. Por ejemplo, en el disco Doble Ilusión que tiene una portada un poco llamativa, digamos, reparto en las canciones muchas ideas que tengo sobre cómo funciona el mundo, lo que creo o lo que percibo sobre el mundo. Ahí hablo del amor y muchas cosas más.

SR: Ya que mencionaste ese disco con esa portada tan particular, ¿hay algo de provocación en tu propuesta?

Gavilán: No, en realidad siempre digo que la portada es lo menos importante del disco.

SR: ¿De ese disco o de todos los discos?

Gavilán: Hablamos de ese disco porque es en el que estoy desnudo completamente y como que llamó mucho la atención. A su vez la gente me decía también que esa portada como que le generaba amor. Y esa lectura me gustó, porque es como que se daban cuenta que yo no hacía eso para que hablaran de eso ni mucho menos. Hacía eso simplemente porque me parece que en ese disco escribo sobre lo que pienso, sobre lo que siento, sobre mis ideas sobre el mundo, y creo que me expongo bastante en un momento jodido en el que estaba, llamémosle, la pandemia. Primero que la música es lo más importante, ¿no?, pero me pareció que ponerme una camisa linda y usar makeup o lo que sea y una pose rockera o pop, no iba con lo que estaba dentro del disco. Entonces me pareció que lo más adecuado para transmitir desde la vista hacia lo que está adentro para escuchar, creo que era estar desnudo. También tengo un zapato de varón y uno de mujer. Yo considero que si bien me gustan las chicas y soy heterosexual, no tengo ningún problema con nada y me considero de las dos maneras. Creo que en esta vida me tocó en esencia ser varón, pero creo que tengo las dos vibraciones o los dos géneros. Creo que es un género solo que en realidad se divide o algo así; por eso tengo dos zapatos distintos. Pero todo lejos de provocar. Si provocó era porque era algo que no se hacía o no se hizo, por lo menos acá. Era porque me sentía desnudo en la lírica, en los textos.

SR: Mientras hablabas ahora se me representó el Two Virgins de John Lennon y Yoko Ono, donde ellos se presentan desnudos en la portada y donde en el contenido hacen lo que se les da la gana.

Gavilán: Exacto. Yo también hice lo que se me dio la gana en el Doble Ilusión, solamente que es más escuchable. No estuviste tan errado, pero en realidad el Doble Ilusión está más emparentado con el Double Fantasy: Doble fantasía, Doble Ilusión. Cuando compuse el Doble Ilusión estaba con otra novia y vivíamos en Ciudad Vieja, en la peatonal Sarandí esquina Alzáibar, y le dije: “¿Nunca escuchaste el Double Fantasy? Me dijo: “No”, y puse un casete que tenía a todo trapo y se le perdió la cabeza a mi novia. Entonces, le dije, “Che, ¿qué te parece si hago un disco, compongo tus canciones, compongo las mías -porque ella no componía no porque no pudiera sino porque no lo hacía- y lo cantamos los dos?”. “Sí, buenazo”, me respondió. Entonces hice esas canciones homenajeando al Double Fantasy, pero después me separé de ella y se fue a vivir a Colombia. Eso fue en 2013 y ese disco quedó archivado y encontré los demos en la pandemia. En 2013 lo iba a grabar pero me pareció que era muy raro, entonces lo dejé archivado y me puse a hacer otras cosas. Escuchando los demos me di cuenta que me faltaba un tema para que cerrara el concepto, así que compuse la canción “Los caballos”, pensando en la voz de Mica Mendizábal. Como había compuesto las canciones para que las cantara mi novia, dije: “Lo que voy a hacer es llamar a varias artistas amigas, así no la suplanto a ella”. Una de esas amigas, que ahora terminó siendo amiga porque en ese momento no la conocía nada, fue Mica Mendizábal. Me preguntó si le podía cambiar la letra o cualquier cosa si había alguna palabra que ella no cantaba, y le dije que no pasaba nada. Le mandé la letra y me mandó una cabecita explotando por WhatsApp: le encantó. Ahí cerró el concepto del Doble Ilusión, subrayando el disco de Lennon que más me gusta, que es el Double Fantasy. Me parece hermoso, y la parte de Yoko Ono me parece sensacional.

SR: Acabas de pasar por la experiencia del toque de Los Tontos en la Zitarrosa. ¿Qué representó para vos?

Gavilán: ¿Pasar por esa experiencia o Los Tontos en sí?

SR: Las dos cosas.

Gavilán: Los Tontos… Es que jugaba a Los Beatles y a Los Tontos con mis latas y con mi guitarra de madera y mis gomitas. Los Tontos fueron como un resplandor que aparecieron ahí de repente. Yo recuerdo como que me alegraron en esa época. Los Beatles me gustaban y los disfrutaba pila, pero Los Tontos fue como que me pertenecían, como que incluso yo me sentía uno de Los Tontos, solamente que no me conocían, pero yo era uno de ellos. Entonces imaginate lo que fue para mí hacer primero el concierto homenaje a Los Tontos, que ya hacía meses que lo tenía pensado, y nunca me había dado cuenta que me los podía encontrar. Bueno, a Renzo me lo encontré en la calle y hay una anécdota muy linda, en la que le iba a decir que era mi ídolo y antes de decírselo, él me mira y me dice: “Vos sos El Gavilán, ¿no?”. Eso fue increíble. Y yo le dije: “Y vos sos mi ídolo”. Y ahora de grande siguen siendo mis ídolos; me siento un niño cuando hablo con ellos. Conseguí el teléfono de Trevor, que está en Estados Unidos, y lo llamé y le dije: “Soy fan de Los Tontos y me gustaría hacerle un homenaje. ¿Estás de acuerdo?”. “Sí, hacé lo que quieras, yo encantado”. Después hablé con Calvin y le dije lo mismo y la respuesta fue igual. Entonces, pasar de tenerlos como ídolos a amigos, es como un regalo súper lindo para mí. Es hermoso, porque tocar con ellos, imaginate que se me revolvió todo, mi infancia, las sensaciones que tenía en ese momento, lo que para mí eran Los Tontos. Renzo Teflón para mí es el cantante más hermoso que hubo en Uruguay y que hay, porque sigue cantando. Para mí no fue tan fácil, porque estaba en casa preparando el concierto de Los Tontos, no el homenaje, el concierto con ellos, y no daba más. No me daba más la cabeza, ni el alma, ni nada. Estaba muy nervioso y tenía miedo. Estaba muy aterrado porque quería que todo saliera bien, quería que Renzo lo disfrutara, quería que Trevor y Calvin lo disfrutaran, que el público lo disfrutara. Yo soy de Aries, soy muy de que todo tiene que estar perfecto y soy meticuloso y puedo pasar tres días sin dormir preparando un concierto mío, imaginate un concierto con ellos. O sea, era una locura. Me vino una parálisis facial del estrés. Encima se me ocurrió filmar todo y hacer un documental. Y claro, sentía que tenía todo arriba de mis hombros y que era el responsable de todo. Y llamé llorando al cineasta, que es amigo, y me dice: “Vos disfrutalo y encargate de las cosas que tenés que hacer. De la película me encargo yo. Adrián Casteló se va a encargar de la prensa. Vos encargate de ensayar la música y disfrutarlo, porque vas a ver la película después y vas a decir: “Qué bueno que estuvo; no estuve ahí””. La parálisis facial me vino por estrés. No perdí la asimetría pero no podía cerrar el ojo, me tenía que pegar con cinta para dormir. Un desastre. No podía pronunciar la “p” porque se me escapaba el aire. En el campo caminé descalzo, abracé árboles y bajé, bajé, bajé, y ahí lo pude llevar mejor. Lo disfruté pila al concierto. Tres cuartas partes del show lo canté con un ataque de pánico y con una apretada en el estómago, pero igual lo disfruté un montón. Y verlos a ellos, sus caras. Yo estoy pagado. Me pasó que iba a tocar con el inalámbrico porque quería moverme. Cuando salgo del camarín, estaba el telón bajo y habían empezado las proyecciones e iba a empezar el concierto. Le saco el stand by al amplificador y pruebo y no suena. Dije: “Ay, no suena, la puta madre”. Me di cuenta de que debía estar al revés. Entonces lo cambié y ya sonaba perfecto. Y cuando me voy a tranquilizar se me arrima el bajista y me dice: “Voy a llorar”, de la emoción. Fue todo hermoso, todo hermoso. Estuvo muy bueno.

SR: Una de las cosas que me gustó y que en el comentario que hice lo destaqué, fue que tu rol no era fácil.

Gavilán: Recuerdo el comentario, te lo agradezco.

SR: No imitaste a Renzo, pero de alguna manera no se lo extrañó.

Gavilán: Sí. Eso no lo puedo decir yo, capaz que lo podés decir vos u otra persona. Porque siento como que estoy poniéndome en un lugar en el cual no quiero ponerme, primero porque no es necesario y porque no corresponde. No sé qué puedo agregar sobre eso, pero estoy seguro que Renzo lo disfrutó y que estaba ahí al lado mío diciéndome: “Dale, cagón, apretá el culo y cantá, carajo”. Y Jonas, que fue uno de los invitados, cuando estaban tocando “Rap del gobierno” yo estaba en la escalerita, pasa y me dice: “Renzo se debe estar cagando de la risa”. Le digo: “¿Te parece?”. Y me dice: “Donde esté, se está cagando de la risa mal”. Eso también me tranquilizó. Yo nunca haría algo si a alguien le afectara. Como tuve la bendición de todos, de Calvin, de Trevor, de Alejandra, de la hija -no me lo dijo la hija, pero me lo dijo Alejandra-, lo hice. Porque lo primero que quería era que nadie se sintiera herido ni nada. Todos entendieron que lo que yo estaba festejando era la música de Los Tontos, la que a mí me marcó, la que yo amo y la que subrayó una época de la cultura de este país. Entonces, eso también era una carga, querer cumplir de la mejor manera con esos conciertos.

SR: También ayudaste a que Leo y Calvin cerraran esa etapa musical que había quedado como pendiente para ellos y para el público. Ellos lo tomaron así.

Gavilán: Sí, creo que para ellos hacía falta una vez más. Una vez más acá estamos, muchas gracias, los amamos. Sí, sí. Yo encantado de haber contribuido con eso. Y también tenía nervios por eso, porque quería que ellos tuvieran el gran concierto de su vida. Todo el mundo nos pregunta: “¿Van a tocar de nuevo?”. Ellos son los jefes. Yo creo que ellos se quieren quedar con esa experiencia, de haber cerrado allá arriba. Porque después de la Zitarrosa, ¿qué habría que hacer? Un Solís.

SR: Y sale una película, mencionaste ahora al pasar.

Gavilán: Sí. Yo siempre filmo casi todos los conciertos. Y el homenaje a Los Tontos lo grabamos por pistas, pero lo grabé para mí. Quedó tan bueno que terminó saliendo un disco que lo editó Bizarro. Pero fue un accidente eso, un hermoso accidente. También filmamos todos los ensayos para el homenaje. Lo hicimos con lo que teníamos, sin apoyo de nadie más que de amigos. Y después cuando surgió lo de hacer esto con Los Tontos originales contratamos a gente que filmaba bien. Todo el proceso está grabado, incluso la parte en que yo me fui al médico. Se me ve con la parálisis y todo eso. Está todo filmado, los ensayos con Los Tontos, sin Los Tontos, cuando llegan al aeropuerto, cuando baja el avión de Trevor. En el proceso de que ya estaba todo encaminado, llega de México mi amigo Juan Meza Fariello, que es uruguayo pero vivió en México y es cineasta. Yo estaba en La Cretina y pensaba: “¿Quién puede hacer esta película?”, y me cae un mensaje de Juan: “Oye, güey, que estoy acá en el Uruguay”. Le conté que quería hacer un documental de Los Tontos, así que él se está encargando de hacer toda la película. Y ahora lo agarró Ska Films, que es la que hizo el documental de Rubén Rada y de No Te Va a Gustar. Así que va a ser una gran película. Ellos y el país se merecían eso.

SR: ¿Cuáles son tus proyectos ahora? ¿En qué estás trabajando?

Gavilán: En diciembre pasado edité un tema que se llama “Nada importa”. Ese lo compuse cuando estaba con el problemita aquél, en el campo a solas. Lo próximo que voy a hacer, que ya está casi pronto, es sacar el video de ese tema, que lo está haciendo Juan Meza Fariello, también. Y ahora estoy en proceso de mezcla de dos temas nuevos que quiero sacarlos en breve, que se llaman “Despertar” y “Sol de Madrid”. En mayo tenemos una gira con Diego Drexler, que por suerte nos apoyaron para poder ir a Argentina a tocar. La primera parte de la gira es en Buenos Aires. Al regreso, el 17 de mayo, vamos a tocar en versión acústica pero como banda en el Café Brasilero, que queda en Ituzaingó 1447 y que es con capacidad limitada. Vamos a pasar por todos los discos y a hacer canciones que nunca tocamos, también. Y además este año se cumplen 10 años del disco que se llama Debut. No es mi primer disco pero le puse Debut, que fue el disco que grabé en Uruguay y luego me fui de gira con Max Capote a Estados Unidos y México. Me llevé mi disco grabado en un CD. Ellos se vuelven, yo me quedo en México porque quería vivir en México, y termino editando ese disco con el sello discográfico Intolerancia Discos de allá de México, en conjunción con Contrapedal de Uruguay. Ese disco lo presenté allá en México en un teatro que se llama Bajo Circuito, que es abajo de un puente, pero nunca lo toqué acá. Entonces tengo ganas de darle su lugar acá también y presentarlo más a fin de año en un lindo teatro. También sigo componiendo y ya tengo canciones para un disco nuevo, pero no sé si lo grabaré este año o no.

SR: ¿Es tu primera vez en Argentina?

Gavilán: No, he ido por mi parte a tocar a Buenos Aires, pero no como una gira formal, digamos. Y fui un par de veces con Max Capote, también. Pero no fui con una gira propiamente dicha como ésta. También ahora estoy trabajando unos videos para Diego Drexler, que me pidió porque le gusta mucho mi estética, tanto para vestirme como para cómo veo las cosas. A él le resulta interesante mi punto de vista, entonces le estoy ayudando con tres vídeos que van a lanzar ahora. Estoy aprendiendo a disfrutar más las cosas, porque soy muy de que las cosas salgan perfectas, y a veces la perfección pasa por relajarse un poco. Lo pongo en práctica todo el tiempo. Lo tengo claro en teoría, pero la práctica cuesta un poquito. Estoy acostumbrado a ir para adelante. Eso me gusta a mí, porque voy para adelante pase lo que pase.

SR: ¿Hay algo que quieras agregar?

Gavilán: Estoy muy agradecido de charlar contigo y tener esta entrevista, de verdad te lo digo. Muchas veces lo mío es más énfasis que opinión. Trato de ser no sé si un buen artista, pero trato de ser un buen elemento para la vida, para mí y para la gente que me rodea. Si puedo transmitir algo con las canciones y la música, me encanta. Por lo menos lo voy a intentar y quiero dejar el mundo un poquito mejor, y si tengo algún conocimiento de algo que puedo aportárselo a alguien o a todos o a la vida misma, lo voy a hacer. Creo que pasar por la vida merece cuidarla y tratar de dejar algo lindo y hacer algo lindo para mí también; llegar al último respiro de mi vida con la menor cantidad posible de “tendría que haber hecho…”.

Ariel Scarpa

 

Enlaces del artista: