Entrando En El Rito Eléctrico

Investigar sonoridades de nuestro entorno es otra forma que tiene Redes Comunicantes de apostar por la amplitud de miradas. El rock es, en este momento de su historia, un paraguas que cobija una enorme cantidad de vertientes muy diferentes entre sí, eso no sólo sucede a nivel mundial. Nuestro país no es la excepción, pero puede decirse que acá hay estilos musicales que aglutinan o reúnen más cantidad de propuestas y que forman parte de espacios más homogéneos, donde la oferta que se aprecia difiere esencialmente en matices. También puede decirse que son muchos los músicos que recorren caminos menos transitados, que se mueven en otras búsquedas sonoras y expresivas. Es realmente asombrosa la cantidad de bandas que están en constante movimiento, en diferentes etapas y procesos que llevan incluso a generar otras bandas. Uruguay es como un epicentro musical (y no sólo de rock, sucede estos en muchos otros ámbitos).

Ante tal universo de posibilidades, de vez en cuando aparece alguna banda que busca ampliar los mapas sonoros que nos rodean y es interesante acompañar esas exploraciones.

Hace poco llegó a mis manos un EP de cinco canciones de una banda nueva, un proyecto que surgió en plena pandemia, en el marco de ese clima enrarecido y opresivo que todavía no terminamos de sacudirnos de encima. El disco lleva el nombre de la banda, Rito Eléctrico, y está compuesta por Jonas Silva (compositor, vocalista y guitarrista), Diego Das Gasvar (teclados, sintetizadores y “ruiditos”), Uther Faig (bajo) y Diego Pérez (batería). Con esa formación es que graban este trabajo con la asistencia en el proceso de grabación de Rafael “Funfu” Dos Santos, y en temas vinculados a la batería, con la presencia de Irvin Carvallo. Cuenta además con varios invitados.

El primer tema, “El empleo”, arranca con un pulso electrónico, corroído y ominoso que parece una máquina averiada y en peligro de explosión. Los teclados y sintetizadores van generando un clima oscuro, acentuado por la cadencia de la base rítmica y una guitarra hipnótica y machacona. (Historia aparte, los invito a ver el clip de la canción, que es una pequeña joya animada)

A todo esto, se suma una voz que recuerda la distancia de Kevin Moore en Chroma Key u O.S.I., pero que tiene en su forma de cantar un dejo a Renzo Teflón, a su modo de acentuar las palabras y manejar la métrica de las letras, unas letras que viajan por ironías y miradas sociales similares… “Y copado jefe sos/ y no lo podés entender / que esclavo también vas a ser…”.

Los siguientes temas mantienen las características musicales reafirmando su conexión con los sonidos de garage de los años sesenta, apuntes de stoner y una búsqueda sonora experimental que se acerca mucho a la movida del krautrock alemán de principio de los setenta. Todo eso amalgamado con un modo de decir que se sostiene en características del reinicio generado por el rock de la posdictadura.

“Plan calergi” y “Electricidad” se sostienen y juegan sobre unos teclados muy al frente de la canción, algo poco convencional. “A1”, la siguiente canción, tiene la melodía más radiable y pop del disco. Como cierre, un detalle que resalta el espíritu del proyecto, una gran versión de un tema de la banda alemana Can, “Vitamin C”, una de las grandes influencias de Luca Prodan a la hora de definir el sonido de Sumo. Este cover es una declaración de principios que define a Rito Eléctrico y los caminos que pretende transitar. Otra faceta interesante del disco es el arte que lo acompaña, del que aquí dejamos algunas muestras.

Queda presentado el Rito, pueden acercarse a este material en formato físico editado por Ultrapop Records. Y desde mediados de octubre es parte de las redes.

Gustavo Aguilera