Después de una ansiosa espera, la banda Crystal Gates nos hace entrega de un cuidadísimo e importante disco. Torment & Wonder: The Ways Of The Lonely Ones nos trae la versión madurada de las canciones luego de pasar por un proceso de creación que evidentemente terminó beneficiándolas.
La profesionalidad es una constante en todo el disco, que reboza en cada tema y en cada detalle. Éstos fueron cuidados hasta en lo más mínimo, provocando que el producto final brille por los cuatro costados, impulsado, obviamente, por la calidad de los músicos que ejecutan las canciones. Crystal Gates está integrado por Carolina Pérez (voz), Benjamín Machín (guitarra), Guillermo Albano (bajo), Juan José Leyton (teclados) y Gastón Lorenzo (batería). Precedieron a este primer álbum el EP de seis temas A Quest For Life editado en 2015, seguido del simple “Shadowborn” de 2017.
Este nuevo álbum fue mezclado y masterizado por Sebastián “Seeb” Levermann, y contó con Elisa C. Martín en los coros y arreglos. El arte de tapa estuvo en las manos de Stan W. Decker. El lanzamiento está a cargo de Wormholedeath Records y las canciones que integran el disco son las siguientes:
Impresionante despliegue de todas las habilidades de los integrantes de la banda a lo largo de todo el disco. Pero como las habilidades por sí solas no pueden con todo, Crystal Gates logra combinarlas de manera de obtener excelentes resultados. Estamos ante un trabajo discográfico realizado a nivel internacional que seguramente será un trampolín para mayores logros de la banda. Gran despliegue de Carolina dejándolo todo en las interpretaciones, decoradas con su particular timbre. La banda, muy amalgamada y demostrando que sabe lo que hace, son el complemento ideal para generar el conjunto que transforma a Torment & Wonder… en un excelente disco.
Zambulléndonos en el comentario, podemos decir que “My glorious fall” es una épica canción donde Crystal Gates despliega todo el armamento, así, de entrada, luego de la introducción del tema “The ways of the lonely ones”. La canción cuenta con un video. “Alive for the journey” es uno de los temas más logrados, habiendo sido simple adelanto y que también tiene su video. Muy buena elección para la tarea que se le encomendó. Hay calma sin perder la potencia en canciones como “A lonely dreamer’s wish” con sentidas interpretaciones, mientras que “The stars temple” es uno de los ejemplos del tratamiento delicado que la banda también puede ofrecer en sus canciones, sin perder la contundencia.
La segunda mitad de la placa la inicia “Moonshine & sorrow”, en la cual asoma una propuesta algo diferenciada y atrayente por sí sola. Otra canción que cuenta con su video. Le sigue “Winter ghost”, la cual desde el inicio amenaza con arrollarnos con su energía, y lo cumple, volviendo a cabalgar fuerte. “Nightmares” no quiere quedarse atrás y redobla la propuesta; otro paso dado con acierto. Luego “Soul of rain” comienza a sonar y nos va acercando al final del desfile de canciones. El estribillo tiene un gancho especial, que le pone la frutilla a la torta, de alguna manera. El decisivo cierre viene con “Torment & wonder”. Otro gran tema, que tiene la magia de hacernos transcurrir a lo largo de sus casi 12 minutos sin que se note esa extensión, lo cual es un desafío en sí mismo, pero además transformando ese recorrido en un disfrute total.
El disco es inspirador en varios sentidos, y también es una franca invitación a ver en vivo a la banda cuando sea la oportunidad. Mientras tanto, el álbum invita a la reproducción repetida para poder apreciarlo en su magnífica profundidad.
Ariel Scarpa