Metallica – Load (1996)

LOAD

El miedo a los cambios

EL ÁLBUM DE LA DISCORDIA

En muchos órdenes de la vida los cambios generan una resistencia o por lo menos temor entre los seres humanos afectados. En principio esto es debido al hecho de tener que enfrentarse a lo nuevo, lo desconocido, y que en mayor o menor medida nos afectará en la rutina y nos cambiará el statu-quo en el que deseamos placenteramente vivir.

Esta resistencia a los cambios y los miedos que esto conllevan son más profundos sobre todo cuando llegan en un momento en que el ser humano se encuentra en una línea de estabilidad. Y así fue, por ejemplo, en aquel lejano año 1996 que la sociedad mundial vivía más o menos estable, con los Juegos Olímpicos de Atlanta, la supercomputadora IBM Deep Blue derrotando por primera vez a Garry Kasparov (campeón mundial de ajedrez) y con Palestina eligiendo su primer Parlamento democráticamente. El fin de la Guerra del Líbano, con Sudáfrica aprobando la nueva Constitución o con el Parlamento de Bélgica sancionando la abolición de la pena de muerte para el país.

Pero claro, la ley de Murphy siempre está rondando nuestras vidas, y entonces si algo tiene que arruinarse, seguro sea arruinará. En opinión de la mayoría de los críticos, opinólogos y fanáticos, Metallica tuvo uno de sus peores años en ese 1996 con la edición del disco que hoy estamos rememorando en sus jóvenes 24 años de vida.

El Load, publicado un 4 de junio de 1996, es un disco muy polémico que dividió aguas entre los seguidores del grupo y hasta con el público en general del rock. Fueron momentos muy duros para los acérrimos fanáticos de la banda que no podían entender la música, ni mucho menos la nueva apariencia y el catálogo de fotos que el disco tiene. Los fans de la primera época no sabían si hacerse le harakiri o salir a quemar los discos y las fotos de la banda en la plaza pública.

Aquí hay un ejemplo claro del temor del ser humano ante los cambios. Porque resulta en una injusticia manifestar que a pesar del notorio cambio estético y musical, el producto final no se pueda distinguir de entre un vómito o una diarrea de un murciélago asiático infectado con el COVID19.

Considero que aquí está plasmado el “miedo por el miedo mismo”, porque a esas cabecitas ultra fanáticas que encuentran su momento de éxtasis peludeando y agitando ante el feroz ritmo de “Whiplash” o “Battery”, cualquier cambio les va a caer mal. Y tal es así que muchos de éstos son los mismos que llegaron a criticar bastante el disco Ride The Lightning por tener variantes respecto a su antecesor el Kill ´em All.

Sin lugar a dudas el zenit de las quejas de estos “imberbes” fue en 1991 con la edición del disco The Black Album, el cual considero fue el mayor y más arriesgado cambio para la banda. Ahí también surgieron voces de fanáticos insatisfechos a pesar de que ese disco fue un mojón no sólo en la historia de la banda sino del metal en toda su extensión. Fue un disco que lideró la lucha del rock por sobrevivir ante el embate del mediocre grunge que por esos años asolaba la tierra cuan pandemia infecciosa y súper contagiosa.

Con la edición de Load y como era de esperarse, reaparecieron esas voces discordantes de todos las épocas de Metallica a poner el grito en el cielo con lo espantoso que era esta nueva placa, su sonido, su arte de tapa, el look de los músicos y hasta se quejaron del nuevo logo de la banda.

El nuevo logotipo basado en puntas lo modificaron por una derivación totalmente minimalista del mismo y encerrada en sí mismo. La imagen de los integrantes sufrió varios cambios, se cortaron el pelo, se pintaron las uñas, se pintaron los ojos, usan caravana y alguno que otro collar y pulsera, y como frutilla de la torta posaron en varias fotos modelando distintos ajuares, estilos pop y hasta cubano, si se quiere. Toda una innovación, claro, demasiado arte para el metal que algunos quisieran haber escuchado. Y entonces resurgieron los “trogloditas” de siempre, los que tienen por deporte quejarse, para nuevamente alzar sus voces en contra de otro nuevo LP de Metallica.

Yo creo que el problema de esta gente no son los gustos que tienen, porque y como es sabido, la célebre frase de la Tía Naná cabe perfecto en cuanto a que “sobre los gustos no está todo inventado”; el problema es que se enamoraron de algo y quedaron anquilosados en el tiempo. Como todo buen fanático, muere aferrado a la bandera. Difícilmente pueda acompasar el paso del tiempo y evolucionar hacia nuevas etapas y, en este caso específico, avanzar conjuntamente con la carrera de los músicos.

Y específicamente sobre la música el cambio es claro, cualquier descendiente de Beethoven podría darse cuenta de ello. Pero aquí entran a jugar varios factores. En primer lugar, se dice que el sonido obtenido en la placa resulta de una disputa entre los integrantes del grupo para ver hacia dónde perfilarse. Así fue que James Hetfield y Jason Newsted pretendían seguir por la línea del heavy metal, sin muchos agregados, mientras que el otro bando de Lars Ulrich y Kirk Hammett pretendían abrir sus oídos para probar otros estilos que sonaban en aquella época. Finalmente decidieron fusionar esos dos conceptos en uno sólo. Las conclusiones a las que arribaron, fue una mistura de los deseos de cada uno.

En principio, el sonido del disco tiene una base heavy, de rock duro clásico, pero al mismo le agregaron varios elementos del rock alternativo, como ser efectos y distorsiones en voz y guitarras típicos de los nuevos sonidos reinantes por aquella década de los ’90. Se sienten y pueden descubrirse influencias de grupos como Corrosion of Conformity, Down, Clutch o Crowbar.

Otro resultado que se obtuvo de la unión de estas desavenencias fue separar en dos álbumes las 30 canciones que se tenían hasta ese momento. La idea primordial era sacar un disco doble con la gran mayoría de esas canciones, pero saltaron las distintas opiniones nuevamente y terminaron optado por un camino diferente.

Al final se decidió armar dos distintos LP bajo la égida que uno fuese mayoritariamente del estilo musical de auge por aquellos años, o sea de rock alternativo, mientas que el otro sería a la vieja usanza, más clásico de heavy metal. Así fue entonces que en junio de 1996 salió Load, mientras que Reload vio la luz en noviembre de 1997.

Load implicó un notorio y radical cambio en todos los órdenes de actuación de Metallica, ya sea en su faceta musical así como en lo estético. La banda parece que definitivamente se despide de su viejo estilo thrash, el cual ya parecía un poco olvidado en su antecesor The Black Album, brindando unos temas que en principio son con un tinte más comercial, más enfocados a las masas y escuchas radiales, lo cual además, y para el contexto de la época, implicaba necesariamente “aggiornarse” a los sonidos que por entonces retumbaban en los tímpanos de ese momento específico del siglo pasado. A pesar de toda esa discordia, el disco fue uno de los 50 más vendidos de aquel año, significando para Metallica su noveno disco de platino.

El arte de diseño de la tapa es una obra realizada por Andrés Serrano en 1990 y se titula Blood and Semen III, y en ella se muestra la sangre y el semen de una oveja fotografiados entre dos láminas de Plexiglás.

Entrando ya con los temas de Load, el disco comienza con un track bastante movidito, bien rockero y rítmico. “Ain’t my bitch” es una canción de tiempo rápido, pero no de hiper velocidad a la que la banda nos tenía acostumbrados en antaño. Comenzamos ya con una novedad y es que el solo de guitarra es tocado con slide, un estilo que casi nunca antes utilizaron. Hetfield, como autor de la letra, aclaró acerca del título y letra de la canción que el “Bitch” es una metáfora de un problema cualquiera que le pudiese ocurrir a alguna persona, y que lo que intenta transmitir es para el caso en que el afectado se encierra y sólo se preocupa de sí mismo.

Sigue la canción “2 x 4”, con un comienzo de la batería de Lars para luego darle entrada a un riff pesado y más contundente que el tema de apertura, y en donde pone en marcha una distorsión y un uso de efectos para la voz de Hetfield. La lírica hace referencia a una varilla de uso en la construcción de la medida “2 × 4”, la cual para los EEUU hace referencia al uso de un palo como una amenaza de agresión física, en alusión a la cultura BDSM en sus distintas prácticas sexuales.

Sigue “The house Jack built”, un tema lento y pesado en un compás de ¾. Es toda una pista melancólica y tristona al mejor estilo Sabbath, que trata acerca de un hombre que quiere evadirse de los problemas, del rechazo que sufre de los demás y del resentimiento interior hacia él por la desgracia que le atormenta por el uso de drogas. Es la primera canción donde Metallica usa el pedal talkbox en un solo, y es a partir del minuto 4:17.

A continuación uno de los grandes hits de este disco como es “Until it’s sleep”. En principio este tema se iba a llamar “F.OB.D.”, en honor a la canción “Fell on black days” de Soundgarden, y tanto honor se hacía que ambas usan la misma métrica, pero ese título original fue dejado de lado. Los diversos párrafos de la canción unen una suave y dramática forma de cantar de Hetfield con unos suaves y melancólicos arpegios de guitarra, para luego cuando entra el estribillo estallar en una intensa vociferación y ya un ritmo y rasgado más brusco de la guitarra.

La letra de la canción trata sobre el cáncer y cómo éste mató a la madre de James Hetfield, quien al haber sido integrante de la Iglesia de Cristo Científico, no creía en tratamientos médicos y alegaba que la enfermedad era el destino de Dios.

Continuamos con “King nothing”, que comienza con un perturbador sonido de la guitarra de Hammett, y que además tiene ciertas reminiscencias sonoras y de estructura con “Enter sandman”. Su estructura musical clásica de un par de párrafos luego el estribillo, para repetir la fórmula la hace una canción muy fácilmente digerible, y donde al final puede apreciarse el guiño hacia “Enter sandman”, cuando James Hetfield cierra la canción con “Off to never-never land”.

La letra de la canción habla de la gente codiciosa que sólo tiene como objetivo ganar dinero, hasta que un día se dan cuenta de que ese dinero no les sirve para nada; se refiere a la gente que ha gastado toda su vida deseando cosas sin intentar hacer realidad esos sueños.

Luego viene una joyita: “Hero of the day”, la que comienza con una melodía suave y cálida con un toque de rock alternativo, bien podría ser al estilo de los REM. Con el devenir de la canción se va evolucionando hacia un sonido más rockero un poco más fuerte. Para mi barato paladar, el tema nos ofrece un cortito pero placentero solo de Hammett que creo es otro elemento fantástico de esta placa. La letra de “Hero of the day” habla de la gente que busca héroes en los medios de comunicación sin darse cuenta de que pueden encontrarlos en la vida cotidiana.

Arribamos ante un tema que para mi modestísimo gusto es uno de los que más me gusta de este disco: “Bleeding me”, la cual suena como un blues portentoso en el que se vuelve a incluir el slide en la guitarra, y en el que el cambio de ritmo sobre la mitad de la canción la dota de un cierto dinamismo. Particularmente desde el momento 4:50 y hasta el final, la canción nos arrastra hasta el más recóndito fondo del infierno, para luego devolvernos a la tierra para terminar saltando junto a Kirk y uno de sus mejores solos, con una excelsa calidad en el uso del wah-wah que te deja atónito.

Un track que considero ha sido subvalorado, ya que dura más de 8 minutos y para las radios la cortaron a poco más de cinco minutos usando injustamente un fade. No veo cuál es la gracia, porque si la duración total es de 8 minutos y a las radios no les agrada, bien, excelente, ¡¡¡no la pasen!!! Pero reducirla a casi la mitad hace que la canción sea otra. O sea que la “gilada” que la escuchó por radio, tiene la realidad deformada, no conoce en verdad la obra de Metallica, sino aquello que paso por el tamiz de un histérico y muy seguramente “onanista” productor radial.

La letra es un relato introspectivo de Hetfield acerca de las consecuencias de nuestro accionar en cuanto afecta a nuestra vida y la búsqueda a toda costa de una salida a esos problemas. Es un resumen de Hetfield sobre sus sentimientos más íntimos en un momento en que quería dejar la bebida.

A continuación viene “Cure”, la cual empieza con un ritmo de batería de Lars al que le sigue un riff de sonido bien alternativo con muy poca variación, lo cual convierte a la canción en un poco monótona en sus casi 5 minutos de duración. Tiene la particularidad que la forma de cantar de Hetfield es a dueto consigo mismo, ya que canta a voz normal y simultáneamente con voz distorsionada. La letra hace referencia a la venganza y a tomarse la justicia por manos propias para poder encontrar una cura.

Luego “Poor twisted me”, una canción con unos toques de blues, algo de sureño y mucha distorsión alternativa, donde nuevamente la voz de Hetfield es matizada con diferentes efectos, y nuevamente Hammett nos sorprende con el uso del slide. La letra refiere a los sentimientos de una persona que se siente como un pobre maltratado, y donde afloran la autocompasión sobre las acciones que uno realiza con un toque de culpa y la imposibilidad para afrontar los problemas.

Luego sigue “Wasting my hate”, la cual tiene un estilo metalero, intenso y agresivo, más acorde al estilo tradicional de Metallica, pero sin su velocidad tan característica. “Wasting my hate” es un tema compuesto por Hetfield y relata una anécdota de su amigo Waylon Jennings, que estaba sentado en un bar cuando se percató de que un tipo lo miraba. Waylon enfureció y fue a increparle pero cuando se acercó a aquel hombre, descubrió que estaba dormido o drogado y no era consciente de sus actos.

Acto seguido aparece la gran balada del disco como es “Mama said”, una canción típicamente country que, junto con el pedal steel, nos regala uno de los momentos con ambientación más cálida que podamos tener. Lenta en su comienzo, pero que con el transcurrir va ganado en intensidad tanto musicalmente así como en la vociferación de Hetfield, para llegar a un final donde se suelta con toda la bronca contenida cambiando el sonido de la guitarra acústica por el de una eléctrica.

La letra toca un tópico clásico del rock referente a un chico que desea encontrar su propio camino lejos de su madre, el cual rebelde, joven y lleno de sueños, desea emprender su propio viaje. Puede interpretarse como la contracara de la canción “Until it sleeps”, ya que acá parece relatar sus ganas de irse de casa por su mala relación con la madre. Desgarradora es la frase de casi el final de la canción: “Necesito tus brazos para que me den la bienvenida y todo lo que veo es una fría y dura piedra”.

Continúa el disco con “Thorn within”, la cual tiene también influencias del hard rock y el blues, y comienza con un riff simple que va variando el ritmo según el transcurso de la canción. Así también es la forma de cantar de Hetfield, comenzando casi susurrando las primeras estrofas para terminar el tema casi a los gritos de bronca, ya que la letra describe un sentimiento de culpa y de pecado que la persona sufre constantemente.

A continuación “Ronnie” es para mí uno de los mejores temas del disco, uno también de los más originales y por lo tanto, de los que más me gusta de este LP. Comienza con un riff distorsionado al mejor estilo Lynyrd, bien sureño, el cual permanece durante toda la canción acompañando la también muy versátil y original forma de cantar de Hetfield, intentando emular al viejo Ronnie Van Zant.

Lamentablemente no es un tema en honor a este Ronnie sino que trata acerca de la historia de Ronnie Long, un habitante de un pequeño y aburrido pueblo que un día pierde el juicio y comienza a disparar a la gente. Está inspirada en un caso real, ocurrido en 1995, en el que un joven llamado Ron Brown abrió fuego a mansalva en una escuela de Washington D.C.

EL último track del disco es un tema de casi 10 minutos de duración llamado “The outlaw torn”. Una canción de tono melancólico y profundo, en consonancia con la letra, donde los solos de guitarra de Hammett parecen que son exclamaciones de dolor que transmite toda la pesadumbre del protagonista. La canción a partir del minuto 5:15 se hunde en una depresión angustiante, para luego al minuto 6:30 estallar en un nuevo solo de Hammett a todo trapo con wah-wah como para rescatarte del fondo del pozo. Luego hace nuevamente una pausa para bajar el tempo, y el final es, por lo contrario, ascendiendo de a poco en el ritmo hasta el fade out final.

La letra de la canción trata principalmente de alguien que espera y busca a otra persona anhelada sin poder encontrarla. Emula el sufrimiento de Jesús en la cruz, pidiendo por la aparición de su Padre, Dios, y éste lo deja morir.

En resumen, me siento obligado a dar una definición, un juicio y una declaración que he mantenido oculto por muchos años. Espero que mis seres queridos entiendan mi situación y lo difícil que han sido todos estos años de ocultamiento de la verdad, de lo que sentía y me da placer en realidad, hasta este momento en el que exploté y por este medio he decidió “salir del closet” y sacar todo eso que tenía atragantado y mostrarme al mundo tal cual soy. LO DIRÉ:

¡¡¡EL “LOAD” ES EL DISCO DE METALLICA QUE MÁS ME GUSTA!!! (uhhhh qué alivio, qué bien se siente haberme liberado de esa espina de una envergadura tal que apenas podía respirar).

Espero en estos momentos mis amigos y familiares no estén borrando mi números de sus agendas y celulares o bloqueándome en Face, Twitter o alguna otra red social. Sé que es duro admitirlo y recibir la noticia, pero es así y tengo que asumir además que fue casi amor a primera vista. Pero realmente, desde la tercera o cuarta oída del disco entero quedé con la “Teoría Bidet” (ano nadado).

Porque además creo en esto también: para mis modestos gustos es un disco parejito y que por lo tanto pueden escucharse sus 80 minutos todos de una. Sí, podés degustarlo todo de una y entero. Cosa que no creo, o por lo menos a mí no me pasa con los demás discos de Metallica. No voy aquí a entrar en la discusión, muy válida por cierto, entre los “gustos” y lo “bueno” o “mejor”. Yo tengo bien claro ambos conceptos y sus diferencias, por eso por ejemplo, sé que me gusta comerme un buen “chorizo al pan” pero que no es “bueno” para la salud.

Y con este disco me sucede lo mismo, es el que más me gusta, el que más me complace, deleita y otra tanta serie de sensaciones íntimas que no vienen al caso en estos momentos describir. Pero sé que no es el “MEJOR” disco. Esto último considero que es una tarea mucho más difícil de aunar entre otros y encontrar un consenso, pero a los efectos únicamente informativos extiendo mi modesta opinión para The Black Album. Aunque la victoria por éste no es holgada, sino “cabeza a cabeza” con Master of Puppets y sin entrar en profundizaciones, sólo adelanto mi preferencia en cuanto al editado en 1991.

Pero volviendo a Load, creo que es un buen disco, un disco bien estructurado alrededor de una idea que parte de los músicos de la banda tenían y consideraban hacia donde debían emigrar o incursionar, eso sí, sin olvidarse de dónde provienen y cuáles fueron las raíces del grupo. Creo que el disco es la obra artística de seres falibles inmersos en un contexto particular de la música dentro del que se encontraban, y es la representación de lo que a la banda se le ocurrió debía ser el metal progresivo, alternativo y post thrash.

Aunque considero que Load es un nuevo paso en la gran evolución musical de Metallica hacia una música más compleja y madura, no desoigo tampoco las voces que en sentido contrario consideran que es una involución, olvido o hasta un rechazo a los inicios el grupo. En esto términos, y 24 años después, aún siguen resonando las voces en ambos sentidos nutriendo la interminable discusión.

Tomás Cámara