Matías Garafoni

Mi nombre es Matías Garafoni, nací el 3 de octubre de 1986. Desde temprana edad me interesé mucho por la música. Mi padre me regaló mi primer guitarra quizá a mis 15, aunque no recuerdo con exactitud. Me acuerdo que lo que me hizo querer tocar la guitarra fue escuchar las guitarras del Blood Sugar Sex Magik y el solo de Californication. Eso captó mucho mi atención. Quería poder tocar así.

Estuve muchos años tocando en bandas como guitarrista, nunca logrando cerrar bien una formación, pero sí acumulando mucha experiencia en el camino. A mis 18, aproximadamente, comencé a grabar cosas de mi autoría, usando programas bastante básicos, con beats de máquina, guitarras y bajos. Cosas acústicas también. Mucha cosa experimental. Pero todo siempre instrumental. También había comenzado a escribir relatos, letras o bitácoras de ciertos conflictos y luchas internas, así como cosas sobre el amor y la naturaleza de la mente humana.

Por un año o más, fui cantante y guitarrista de una formación tipo trío bastante similar en estilo a Divididos, quizá con toques más alternativos. Comencé en ese momento a incorporar la voz en mi esfera creativa, aunque todo sin saber cómo. Hace quizá tres o cuatro años tomé clases de canto con un profesor que me enseñó unas técnicas de respiración y uso del aire, y yo con la cabeza en querer cantar como Chris Cornell, quedé muy decepcionado con lo que logré en aquel entonces. Me llevó un tiempo aceptar mi voz, todavía me cuesta, pero sé que es mi recurso para el decir, y quiero decir muchas cosas, así que me toca amigarme y entenderla.

Hace más o menos ocho años me metí más fuerte con el metal y el grunge. Esa música terminó de definir la estética de mi sonido. En noviembre de 2021 conseguí una batería eléctrica a modo de pads con un par de pedales. No es una batería eléctrica convencional; algo mucho más chico y práctico para un apartamento. Comencé a aprender y para diciembre logré grabar mi primer material de rock/grunge/alternativo: “Tumbas en el aire”. Desde ese material hasta hoy, he ido desarrollando mi propio sonido, tocando y grabando todos los instrumentos.

Luego de grabar Agua Mística, mi primer LP desde que decidí ser “una banda de uno”, empecé a considerar la posibilidad de hacer streams gracias a una conversación que tuve con un colega, además de que ya había conocido el concepto por YouTube y otras vías. Los streams se convirtieron en mi vía para tocar “en vivo” y me llenan el alma. Se basan en tocar la guitarra y la voz de las canciones, arriba de las pistas de bajo y batería originales. Los efectos o sonidos siempre se van ajustando a mis “últimas versiones de sonido”, entonces cuando se hacen en vivo, aunque sean temas de distintos materiales, se escuchan unificados, como si fueran en vivo. Mi último material “Luces de la vía” es básicamente el audio de un stream de octubre de este año donde se puede ver un poco lo que digo en términos de sonido.

Tengo este sueño loco de poder dejar mi laburo y dedicarme a esto full time, pero no le he podido encontrar la vuelta aún, aunque este sueño nunca duerme. A veces lo logro anestesiar, pero yo sé que se irá conmigo a donde sea que yo vaya.