Los invito a viajar a 1985.
1ero de marzo.
Shows por todos lados, torta frita en la cortada 18 de julio.
Había timbas ilegales hasta el día anterior en cada cuadra.
Desde cartas, hasta mosqueta.
Los cantopopu en la Intendencia asistiendo al Festival Campamentista de la Nueva trova Cubana.
Los otros caminábamos hacia el Entrevero para ver algo de rock.
Y ahí comenzó todo. (Me tomo la licencia de no nombrar a las bandas y lugares que estaban emergiendo)
Pero, déjenme poner esta fecha como el principio. Hoy no es importante.
Salto unos meses.
Había un deseo de expresarse y tan pocas ganas de filtrar en las radios…
Siempre dijimos. Pasamos todo al aire, que el tiempo haga su selección.
Yo tenía 16 años y un micrófono.
Y un bolso de cassettes donde han pasado todos. TAQUICARDIA, OTROS LATIDOS y RADIOCLIPS.
Estaba en el liceo y me escapaba a las 15 para Taquicardia.
Pero las reflexiones, no son sobre mí.
Es sobre ese bolso que olía a celulosa de los cassettes, papeles fotocopiados como gacetillas de cada banda. Cuando veía hacia dentro del bolso no sabía qué poner.
Todos tenían derecho a ser escuchados y revolvía y revolvía y sacaba demos.
Todas las tardes llegaban bandas con sobretodos negros y había que hacerle notas. Yo ni sabía cómo hacerlo. Tampoco ellos sabían muy bien qué decir. Era como ¡No sé lo que quiero, pero lo quiero ya!
El bolso lleno de cassettes y los “músicos” presentes.
Ese bolso estuvo activo durante años.
Hoy lo extraño.
Por otro lado, Alfonso, sacaba discos, uno atrás de otro.
Figares hacía lo mismo que yo. Él siempre fue más ilustrado que yo.
Fueron pasando los meses y años y aparecen periodistas de rock con gomina y bien vestidos, del Día Pop. Una imagen totalmente diferente a lo que éramos nosotros. Tabaré Couto, Raúl Forlán, Aldo Silva, Fernán Cisneros, Pedro Rodríguez Quiroga, Gerardo Michelin. En fin.
Éramos una banda de gente.
Bandas, quedaron. Bandas, se fueron.
Quedó gente haciendo música como solista que también se la creyó como yo. Y nos esfumamos…
Los conciertos (no decíamos toques aún) siempre llenos.
Había efervescencia.
Vuelvo a los periodistas del Día Pop. Parecían no encajar, pero había detrás de ellos recursos para hacer cosas con este movimiento.
Yo era idealista. Ellos tampoco buscaban fundirse con nosotros.
Y ahí llegó Montevideo Rock.
(Nunca recuperé la nota que le hice a Luca, se perdió para siempre).
Hablábamos de las razzias y habeas corpus. No queríamos más desaparecidos.
Además de ese bolso de cultura y ganas, sentía el rechazo de los cantopopus.
¿Será que tenían razón?
¿Será que en esa Democracia, aún tutelada, El Día nos dio para adelante para eclipsar a los cantopopu?
Quizá nunca lo sepa. Pero ahora de grande, pienso mejor.
Existen muchísimas anécdotas de risa y otras de defensa a ultranza de nuestros derechos a expresarnos.
Quizá en otra columna cuente las que me tocó vivir.
Pero me sigo preguntando:
¿Dónde está el bolso con los cassettes con los demos?
¿Dónde están aquellos, de sobretodo negro y raros peinados nuevos?
Nuestros hijos, ¿aprovecharon algo de esa fuerza?
Ahora nuestros máximos exponentes son internacionales y suenan internacionalmente.
Tienen redes.
La música es liviana.
La música sigue enferma.
Ya no veo a los muchachos con el sobretodo negro y raros peinados nuevos.
Esta época, ¿habrá quedado entre paréntesis?
¿Por qué?
¿No era buena?
No supimos dejar el legado.
Me inquieta.
Marcelo Sena
gauvis19@gmail.com