Voces Retro: Enrique Violante (1988)

A comienzos de 1988, más precisamente en febrero y con el número 7 de nuestra revista editada en papel, presentábamos una entrevista que le realizáramos a Enrique Violante. En aquellos tiempos no era fácil hacer sonar bien a una banda, ya fuera por falta o mala calidad de equipos, por no tener experiencia la gran mayoría de los participantes en la “cadena sonora” y por la ausencia casi total de sonidistas. Enrique era uno entre muy pocos y nos pareció más que interesante hacerle algunas preguntas básicas. Nos recibió amablemente en su taller, al fondo de su casa en la calle Dr. Decroly. Vaya la publicación de esta entrevista como homenaje a Enrique a unos meses de su fallecimiento y en reconocimiento a su gran ayuda en la puesta en funcionamiento del concierto que realizáramos en el Cerro, unos meses después. Sin él, no hubiera sido posible sacarlo adelante.


Creemos que esta es una nota más que interesante. Por varias razones; pero fundamentalmente porque es algo de lo que todos estamos al tanto y de lo que muchas veces sufrimos y otras pocas disfrutamos. ¿Qué pasa con el sonido de los espectáculos? Sólo Rock pregunta, Enrique Violante contesta.

 

SR: Edad y cargo que desempeñás.

Enrique: Tengo 26 años y soy técnico de sonido.

SR: ¿Cuántos años hace que estás en esto y cómo se llega?

Enrique: Bueno, hace más o menos ocho años, y llegás o estudiando en otro lado, por el norte, o como hice yo, leyendo mucha literatura sobre el sonido, montajes, yendo a recitales, observando, trabajando en eso. Es como todos, se empieza con la discoteca y se sigue. A mí la parte de audio me fascina.

SR: ¿Qué es lo primero? ¿Por dónde se empieza a trabajar?

Enrique: Como primer drama es llegar y que esté el escenario. Suele pasar que llegués con todos los equipos y… ¿el escenario?, ¿la torre de bafles? No existen, no hay nada armado. Pasado este percance, como primer paso se montan las torres de bafles. Es lo más duro porque pesan y son difíciles de cargar. Después se conectan las torres, las potencias, se hace algo como del final al principio: torres, consola, cablerío, efectos, la mesa. Luego sobre el escenario: las jirafas, micrófonos, instrumentos, equipos, etc. El armado del escenario es una de las partes más delicadas porque es donde se entreveran todos los cables. Ahí es donde nace todo, desde el sonido hasta el ruido.

SR: ¿Hay una distribución del trabajo?

Enrique: Depende de cada empresa; yo trabajo con varias.

SR: ¿Cuánto tiempo lleva armar todo?

Enrique: La parte de amplificación se puede armar en cuatro horas, comúnmente; depende de la gente que trabaje.

SR: ¿Es importante poner muchos watts de potencia?

Enrique: El problema no son los watts que pongan en potencia sino el rendimiento de los parlantes. La calidad del material, que es lo que importa, es lo que hace que suene bien. Por ejemplo, hay parlantes que le das 10 vatios y te reproducen 5; otros de 10 te reproducen 2, y eso influye, porque por más potencia que le des, si no te los reproduce, no sirve de nada. Lo ideal son JBL, son buenos parlantes.

SR: Para el Teatro de Verano, ¿qué se utiliza en materia de parlantes?

Enrique: Bueno, por ejemplo, hablando de Weekend Rock, se utilizaron 8 woofers por lado, 8 medios por lado –todos estos son parlantes de 15, JBL 140 y JBL 130. Se usaron 4 bocinas Altec 808 y cuatro 805, o sea la grande y la chica; eran unos 8 tweeters tipo JBL, y eso potenciado como se debe, cada 300 vatios, dos parlantes.

SR: Hacer una buena amplificación es muy costosa. ¿Por qué?

Enrique: Hay que sacar cuentas desde el material que va hasta la gente que va a trabajar, que son por lo menos un operador para mesa de programa y otro para mesa de monitoreo, necesitás una o dos personas sobre el escenario por cualquier percance -siempre hablando de audio-, después la parte de armado, como mínimo de cuatro a ocho personas, eso depende del contratista.

SR: La gente se pregunta muchas veces qué función cumplen las mesas de operación del escenario y la que se ubica frente a los parlantes.

Enrique: La que está de frente al escenario es la mesa de programa. Es la que hace sonar los bafles hacia delante, es lo que escucha la gente. La mesa del escenario toma de los mismos micrófonos y mismas entradas, pero se hacen mezclas diferentes; se llama mesa de monitoreo. Es lo que escuchan los músicos en el retorno. Aquí es donde aparece el acople, surge de los micrófonos con los monitores; es difícil que acople con los bafles de afuera. La mesa de monitores no influye en el sonido que escucha el público, sólo interviene en los acoples.

SR: ¿Qué es importante para que un grupo suene bien?

Enrique: Que tengan su propio sonidista, que los conozca bien. Yo trabajo con ADN. Se deben conocer bien todos los temas.

SR: ¿Qué pasa con los grupos que salen conformes de la prueba de sonido y después se quejan de deficiencias cuando actúan?

Enrique: Es problema de mentalidad, porque muchas veces se le echa la culpa a una cosa para no echártela a vos mismo. Es difícil hacer una buena prueba de sonido, saber utilizar ese tiempo correctamente. Suben al escenario y se ponen a afinar y pierden tiempo. Les puedo decir que en el Teatro de Verano Zero subió sin probar sonido y salió bien.

SR: Después de probar sonido, de llegar a obtener el rendimiento que el instrumentista desea, ¿el operador toma nota o cómo se maneja?

Enrique: Yo cuando hago monitores tengo planilla y anoto. Tengo cuatro mezclas independientes.

SR: Explicá qué son las mezclas.

Enrique: Cada músico tiene su monitor y él puede escuchar lo que quiera, por ejemplo, el tambor y el bajo, nada más. Mirá, el cantante quiere escuchar el tambor, la viola y el bajo; el bajista quiere el bombo, y el batero quiere bajo y algo de voz; es lo básico, lo fundamental, si el bajista no escucha el bombo, anda como perdido. Yo recibo la voz, el bajo, la batería, la viola, el teclado y hago las mezclas que pida cada músico para su monitor.

SR: Con respecto a los altibajos de la voz del cantante, notamos muchas veces que sale por debajo de los instrumentos. ¿Quién es el responsable de eso?

Enrique: Ese es problema de la mesa de programa. Porque del micrófono se abren dos cables, uno va a la consola del monitor y otro va a la de programa, que no se influyen entre sí. Tienen en común el acople que sale del monitor, entra al micrófono y sale hacia fuera (hacia el público). Los problemas de la voz pueden ser de mezcla del operador de la mesa de programa o del propio cantante que se aleja del micrófono. Hay otros problemas; cuando el músico hace la prueba y queda conforme dice “todo bárbaro”. Después sube a tocar, pone todas las perillas igual y no le gusta: eso es muy común. Problemas de nervios, de desesperación, falta traqueteo.

SR: ¿A qué atribuís el mal sonido de los espectáculos?

Enrique: Acá hay equipos buenos, no los montajes boludos que hacen los norteamericanos, pero se puede decir que hay para sonar decentemente. Te pongo un caso: los alemanes en el Sporting sonaron con equipos de acá, totalmente. Y ¿qué cambió? Tenían su propio sonidista. El sonidista es un músico más del grupo, está entre el grupo y la gente.

SR: Es difícil encontrar buenos lugares para amplificar aquí en Montevideo, ¿no?

Enrique: Al aire libre siempre hay posibilidades de sonar mejor. En el Teatro de Verano escuché la mejor amplificación, que fue argentina, con Charly García cuando presentó Clics Modernos. Fue impresionante. Hay lugares aquí inamplificables.

SR: Hablanos del notable sonido logrado en el Sporting hace algún tiempo. ¿Es difícil repetir ese sonido?

Enrique: Mi opinión de porqué sonó el Sporting la digo como técnico que montó el equipo –y que trato de montar siempre un equipo igual. El Sporting sonó porque el grupo y el sonidista sabían lo que hacían; lo que hacían, lo hacían bien.

SR: ¿No se puede poner todas las perillas exactamente igual que en esa oportunidad para lograrlo?

Enrique: No, es difícil. Te influye, por ejemplo, el lugar, la posición del micrófono, el ambiente, la humedad, la cantidad de gente. Para mí el sonido es saber lo que querés lograr que suene. Hay que tener experiencia, y qué linda experiencia es hacer sonar un lugar en la carretera, en el momento. Pasa que se prueba un equipo sin la gente y suena bárbaro, le metés la gente en el local y se perdió todo.

SR: Un poco para redondear la nota: ¿cómo vienen trabajando las empresas de sonido?, ¿se equipan adecuadamente?

Enrique: Hay un problema de mercado. En general, las empresas vienen equipándose con efectos nuevos, bafles nuevos, potencias, y la lástima es que no hay tantos espectáculos como para poder equiparse hasta los dientes, como se dice. Se puede llegar a un nivel como Argentina o Brasil, pero ¿cuántos espectáculos hace una empresa argentina y cuántos una uruguaya? Hay buenas intenciones, y te digo, de todas las empresas.

Una charla por demás interesante que aclara varios puntos y que demuestra que las cosas se quieren hacer bien. Estemos, entonces, a la espera de los próximos resultados.