Pregunta: ¿Cómo tiene que sonar un disco para que sea ROCK? Respuesta: Tiene que ser como el de Fabrilos. Sí, porque tiene todo lo que tiene que tener: voz, guitarra, bajo y batería, excelentes canciones, actitud, sonido, arreglos. Temas al palo y baladas que te transportan por distintos estados. 100% rock.
Ya habíamos tenido una muestra de lo que la banda (Oscar Moirón en voz y guitarra, Bruno D’Angelo en bajo y Matías Gemino en batería) puede hacer en sus anteriores trabajos, Que Cunda El Pánico (2015) y Máquina (2016), ambos de muy buena factura. En esta entrega de 2021 se afirman aún más en su propuesta, y desde la primera canción, “Fabrilos”, uno puede darse cuenta que esto estará muy bueno. Una potencia que se basa en ejecuciones ajustadas y con un sonido excelente. Unos arreglos que sorprenden, que enriquecen todas y cada una de las canciones, acechando desde lugares seleccionados del pentagrama.
Cada instrumento tiene su lugar, donde no sólo se lucen sino que hacen exactamente lo apropiado para construir todos y cada uno de los temas. Sonando de puta madre, además. Con una voz que da el toque justo y se amalgama con los demás sonidos para que el rock se sienta vivo. Un trabajo muy rico, variado, que rebosa actitud de la que se espera de una banda completa en todos los sentidos. La portada del disco muestra una ciudad en llamas, una analogía muy apropiada para la música de Fabrilos.
“Fabrilos” es la carta de presentación del disco y de la banda. Un tema donde hasta el cencerro de la bata está donde tiene que estar y en su medida justa. Gran introducción para un gran tema. “La cosa” presenta una estructura diferente, siendo un digno sucesor de la primera canción, sumando nuevos elementos y la seguridad de que esto se pica más. Y sigue “Gritar”, otro temazo. Mucha potencia con una gran entrega vocal que representa a la perfección eso de gritar. Además, una excelente melodía, allá arriba, con muy buena letra. En el cuarto lugar llega “Efe”, la primera balada. La guitarra cobra un poco más de protagonismo a través de los solos, acentuando la intensidad de la canción, que se adiciona a una sentida interpretación vocal. “Como lo hice yo” vuelve a la energía inicial. Una letra de amor con una potente base, con más cambios que sorprenden.
Un poderoso rasgueo de guitarra da paso a “No sé quién fue”, reafirmando lo mostrado hasta el momento pero con elementos nuevos. “Despedirme” también comienza con toda la fuerza, manteniendo vivo el sonido y la propuesta de la banda. Luego llega el momento de otra balada, “Quiero saber”, que se desliza grácilmente a lo largo de los 3:43 minutos, dando paso a “Tipo TV”. Volvemos a toda potencia, con un bajo arrollador que arrastra a los demás instrumentos. Al galope. Nos bajamos para poder apreciar a “Morir solo”, que presenta un pequeño giro que lo muestra más calmo, sin perder la línea de la banda. El inevitable final viene de la mano de “Tóxico”, y es a todo vapor. Muy buen tema para el cierre, que deja bien en claro cuál es el camino tomado por Fabrilos en este disco, el camino del mejor rock.
Grandes cambios en todos los temas que mantienen la atención del escucha, con el plus de que son muy apropiados. Un trabajo destacado y fundamental de los músicos en todos los instrumentos y la voz. Difícil destacar algo cuando todo el conjunto es tan parejo y excelente. El reto está planteado: elegir las canciones preferidas, que seguramente sean muchas.
Ariel Scarpa