Agitando Libremente

Hay discusiones en rock que son tan viejas como “Rock around the clock” (o como “Rocket 88”, para quienes piensan que el rock and roll comenzó allí). Por ejemplo: ¿es mejor escribir los solos de guitarra y tocarlos siempre igual o es obligatorio improvisar? Vaya discusión más inútil, ¿no?

En un grupo como Led Zeppelin, no parece tener mayor sentido el escribir los solos. ¿Pero verdad que hay un trocito del solo de “Stairway to heaven” que Jimmy Page no sólo siempre repite, sino que también 49 años después, todos seguimos esperando a que llegue con la misma ilusión que el primer día? Lo mismo sucede con Ritchie Blackmore y sus pasajes melódicos en “Highway star” o “Burn”.

Otros guitarristas como Tony Iommi en Black Sabbath, claramente tocan en vivo de manera muy similar (si no a veces idéntica) buena parte de sus solos en sus temas más emblemáticos: En el caso de Iommi, “War pigs” o “Paranoid”, por ejemplo. Lo mismo sucede también con Mick Box en Uriah Heep.

Ahora bien, ¿son Page y Blackmore mejores que Iommi o Box por improvisar en vez de escribir? ROTUNDAMENTE ¡¡NO!!

Cada uno de ellos hace lo que entienden mejor queda a la canción que están interpretando, y allí es donde justamente reside su grandeza como creadores.

Pero la genialidad está al alcance de muy pocos, y el ir mas allá de la genialidad, es algo reservado aún a menos. Y para lograrlo hace falta romper con lo comúnmente establecido o aceptado.

Y para no ofender a ningún rockero, tomaré como ejemplo a un jazzista (o tal vez rockero, no lo sé, ni importa el título): MILES DAVIS.

Lo digo porque, claro, todos le conocemos como jazzista, pero “Bitches brew” ¿y aquello que toco en la Isla de Wight en 1970, es jazz o es rock? Decían los jazzistas de la época que eso era una traición al jazz por parte de uno de los mejores músicos de jazz que jamás había existido.

Pues en mi más que honesta opinión, Miles Davis no era ni rockero ni jazzista: era un agitador. Alguien que siempre buscaba que su música provocase una violenta reacción en ti, (ya fuese de placer o de desagrado), pero que la provocase y muy intensamente. Que te agitase; característica principal de un agitador.

Y vaya si lo logró con creces.

Hacía unos años ya que en la banda de Davis había músicos blancos. Pero para 1969 y en su disco Bitches Brew, Miles Davis en sólo 3 días, del 19 al 21 de agosto de 1969, le cambió la cara al jazz y creó lo que poco después se conocería como jazz rock.

Pero no voy a hacer una review del disco. De hecho es más o menos público que mi amor por el jazz y el jazz rock es limitado (no inexistente, pero sí limitado; y no seré cínico en esta columna).

Porque quiero concentrarme en su metodología de trabajo; y en su mantra: AGITAR.

Comienza agitando con el nombre que incluye una palabrota soez: “Bitches”. Tanto el productor Teo Macero como Columbia casi se mueren al saberlo. Davis dijo que o se llamaba así o no había disco. ¡¡Bien por Miles!!

Ahhhh, ¿Pero había productor? Bueno, de aquella manera, por así decirlo.

No nos engañemos; en este aspecto Miles Davis era exactamente igual que Ginger Baker, por ejemplo. Jamás existió nadie que pudiese decir a esos dos qué es lo que tenían que tocar.

Ambos eran personas muy violentas (pero mucho) que te partían la cara sin miramientos por muchísimo menos que eso. Existe sobrada bibliografía al respecto; además de las autobiografías de ambos.

El productor Ted Macero tuvo dos cometidos principales:

  • Que las ideas de Davis quedasen grabadas exactamente tal y como Miles quería.
  • Cortar las cintas, pues las canciones duraban bastante más que los 20 y pocos minutos que un disco de vinilo permitía y no se podían editar. Davis quería que continuasen en el lado siguiente; costó mucho convencerle de que debían cortarse.

Pero de decirle a Davis qué tocar, cuando estaba rompiendo los moldes de absolutamente todo lo conocido hasta ese momento, ¡¡¡pues ni hablar!!!

Y Ted Macero llevaba años trabajando con él; con lo cual sabía en qué meterse y cuándo no meterse y quedarse bien calladito.

¿Y por qué estaba Davis rompiendo los moldes de todo lo establecido? Aquí viene la parte medular de este artículo.

Un periodista le comentó una vez a Miles Davis lo buena que le parecía una parte suya de trompeta en un disco. El músico respondió que su parte preferida de esa canción era otra; lo que llevó al periodista a recordarle a Davis que él no estaba tocando justamente en esa parte.

Respuesta final del músico: “Esa es la parte buena; y es la buena porque yo no estoy tocando. El no tocar ni una sola nota en esa parte es lo que mejor he hecho en toda la canción”.

Parece una tomadura de pelo, pero no lo es. Tiene su explicación.

Bitches Brew esta grabado en vivo en el estudio en tres días y grabado sólo de 10 AM a 1 PM. De acuerdo al batería Lenny White, ni se corrigieron errores ni se regrabó nada. No asistió público, no se sacaron fotos, ni nada de nada. Algo gordo se estaba cocinando. Lo sabían todos.

Davis dio a cada músico una partitura escrita a mano con sólo un trozo de la canción que se iba a grabar; y además dio diferentes trozos a cada músico. Nadie tenía la canción entera y todos tenían diferentes partes; las cuales a veces coincidían y a veces no.

Con ello Miles buscaba que:

  1. Te encontraras con una canción sobre la cual ignorabas la mayoría de los acordes.
  2. Allí mismo, in situ, decidieses si merecía la pena que tocaras algo en el trozo de partitura que te habían dado; u optases por el silencio.
  3. Si decidías tocar, que no hubiese modo posible de que preparases nada con anticipación. Tenías que tocar exactamente lo que te viniese a la cabeza en ese momento. Aquello que la canción te sugiriese; sin preocuparte de si era correcto o incorrecto. Bueno o malo. Adecuado o no.

Esto es dejar que la canción y músicos sean libres. La canción, porque era susceptible de ser modificada en cualquier momento; ya fuese por orden de Miles Davis (su voz ordenando se puede oír en el disco) o por sugerencia del propio músico interviniente.

Y el músico también porque tenía libertad de proponer lo que quisiese (sintiese).

Eso es exactamente INNOVAR: agitar libremente.

Davis se ocupó también de concentrarse en los registros más agudos y sobreagudos de su trompeta en esa etapa de su carrera; irritando al público de jazz más ortodoxo. Agitando y molestando de principio a fin.

También agitó la caja de Columbia y su propio bolsillo, pues Bitches Brew vendió 500.000 copias; cuando un disco de jazz de la época vendía 30.000.

Miles se presentó en el Fillmore en 1969 y 1970; ya sabéis que música dominaba ese recinto en esas épocas (la de los músicos que tocaron en Woodstock, por ejemplo).

Su disco doble, Miles Davis at the Fillmore, se grabó también en tres días, es doble y tiene un solo tema por cara. ¡¡¡Ole sus cojones!!! ¡¡¡Tomá pa’ vos!!!

Thick as a Brick y A Passion Play de Jethro Tull también tienen una canción por cara, pero no son discos dobles.

¿Y como se llaman las canciones? Miércoles Miles, Jueves Miles, Viernes Miles, y Sábado Miles.

Creo que ya me vais entiendo mejor lo que quiero decir. ¿Qué estaba haciendo Miles con semejante disco y semejantes nombres de canciones? Pues AGITANDO LIBREMENTE.

Bastante diferente a c{omo se trabaja hoy en muchos casos ¿no?

Como siempre, no digo ni mejor ni peor (aunque ciertamente tengo mi opinión). Sólo es… sencillamente, ¡¡¡¡diferente!!!!

Un abrazo.

Ramon Aloguín