Monedas Eran Las de Antes

El último fin de semana de noviembre de 1986 me encontró en la parada de Luis A. de Herrera y Av. Rivera, esperando el 183, con parte de la pesada del BBC LAYVA: «El Flaco» Ángel, «El Indio», «El Sapo», «El Cucho» y » El Maqui», en la puerta de la Rural del Prado me esperaba Pablo «El New Wave».

Montevideo Rock I era el destino, una idea «original» de Washington Bado (asesor del Intendente colorado de Montevideo, por aquel entonces, Aquiles Lanza) inspirada en el «Rock en Río» del año anterior (el cual se llevó adelante en los últimos meses de la dictadura militar brasileña). En los ’80s ya nadie recordaba el Woodstock uruguayo del Parque Harriague salteño, realizado en la década anterior.

Estos son algunos detalles interesantes que pudimos apreciar en esos 3 días de rock en los 2 escenarios montados en el predio de la Rural: el viernes, la apertura del escenario mayor con José Pedro Beledo presentando su trabajo, del año anterior, «Escape» junto a los hermanos Popo y Miguel Romano; las hermosas caderas de Lalo Barrubia balanceándose entre el público; la suspensión parcial de la primer jornada consecuencia de la salvaje lluvia desatada, seguramente por los reclamos feministas de Patricia Sosa, lo cual hizo cancelar el show de Paralamas (al otro día iniciaban su gira por España) y reprogramar a Fernando Cabrera para el domingo.

El sábado, el lamentable ataque homofóbico que sufrió Renato Russo (entre lágrimas, abandonó el escenario antes de tiempo); los ingeniosos comentarios de Renzo Teflón, de Los Tontos, el más popular de la ciudad; la original respuesta de Luca Prodan a alguien del público quien le había lanzado una petaca; Los Estómagos, (con un batero de 17 años: Marcelo Lasso) y su versión de “Fuera de Control” para festejar el cumpleaños de Parodi (“Grapa con Limón” cantaron esa noche).

El domingo, la gran presentación de los pioneros del metal criollo: Ácido; el enorme acople y posterior puñetazo del batero de GIT a su sonidista; Los Prisioneros con su primer show fuera de Chile y cerrando el festival, Los Traidores (ante la ausencia de los ingleses Siouxsie and The Banshees) y la descompensación de varios «tiras» frente a la ejecución de espaldas del tema “Montevideo agoniza”, incidente que ya habían protagonizado unas semanas antes en el Teatro de Verano.

Pero quizás el mejor recuerdo sea el campeonato de tiro al blanco (paradójicamente) cuando Jorge Elizalde (Intendente colorado de Montevideo, sucesor de Aquiles Lanza tras su fallecimiento) subió al escenario, sin remera rockera, para entregar el premio a la banda ganadora del concurso: Guerrilla Urbana por el tema “Razzia”; mi moneda de N$ 5 (de enormes dimensiones) pasó a 20 centímetros, pero la de «El Indio» se incrustó en la frente del Intendente, haciendo gala de ese gancho de mierda en la cabeza de la llave (todas las pelotas iban adentro en la cancha del BBC LAYVA sin techo), con esa misma puntería, 3 años después, agujereó la carótida de un destacado Contador Público capitalino, incidente que fue sepultado por los noticieros locales debido a que corría riesgo la carrera de varios políticos y mediáticas «personalidades» nacionales.

Ninguno de los 6, que esperábamos el ómnibus esa tarde del ‘86, sospechaba que el rock uruguayo un día perdería su esencia comenzando un rápido proceso de putrefacción compositiva. Tampoco se nos pasaba por la cabeza que con el tiempo, la cola de la matiné de Los Fatales para niños sería más peligrosa que asistir a un recital de punk-metal. Ni siquiera a «El Indio» que hoy, con 30 kilos más y un dedo menos, sonríe desde una filial de la ONU en Canadá.

Hugo Gutiérrez