¿Cómo Mierda Llegamos a Esto?

¿Cómo Mierda Llegamos a Esto?

En lo que a rock refiere, es una de las preguntas más frecuentes formulada entre allegados a la escena local. Todo acontecimiento tiene un origen multicausal, sería muy ingenuo justificar un hecho en base a un solo motivo. Es prácticamente unánime el concepto de pérdida de identidad del rock uruguayo. «Ya no es lo que era», «todo suena igual», «esto no es rock», etc. son frases recurrentes cuando se intenta describir la descarada mercantilización y el cruel vaciamiento del rock actual. No es necesario realizar un exhaustivo análisis musicológico para comprobar que un adolescente, en nuestros días, corre más riesgo yendo de visita a la casa de sus abuelos que en un concierto de rock. No necesitás un carnet de «prensa especializada» para corroborar que la policía ya no quema calorías reprimiendo recitales, ahora compra las entradas, con tarjeta de crédito, y corea la canción que cantan todos desde la tribuna popular. ¿Cambió la instrucción policial o el rock dejó de ser una amenaza?

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Alcanza con sintonizar la FM de moda y escuchar como el «hit del rock nacional», con tintes bailanteros, sustituyó al éxito del verano europeo. La vil estrategia de la industria fue el despojo del peligro y de la carga viral inherente al rock con el objetivo de acceder a mercados internacionales. Trascender fronteras mediante un sonido «dietético» y «pasteurizado» de fácil ingesta para consumidores, con tránsito lento, adeptos a la inmediatez, provocando un etnocidio nunca antes visto, fiel a los cánones de la globalización. Desde el primer Elvis (ponchado en TV de la cintura para arriba) agitando su dedo meñique, pasando por los Sex Pistols gritando «No hay futuro» en el medio del Támesis, y terminando con tiras infiltrados en el show de Los Traidores en el Montevideo Rock original, siempre estuvo presente una buena dosis de disidencia acompañando cada acorde de guitarra sumado a los elementos oriundos de cada artista.

Para algunos, la década del ’80 en América Latina se extendió hasta 1993, teoría a la cual suscribo con orgullo y documentos. Trataremos entonces de encontrar las razones que hipotecaron la esencia de la cultura-rock de los fermentales años ochenta. Vamos a enumerar algunos eventos locales e internacionales que, a mi humilde entender, guardan estrecha relación con lo anteriormente mencionado:  – El 25 de agosto de 1989 (recital  despedida de Los Estómagos en el Cine Cordón) es considerada la fecha de defunción del rock uruguayo post-dictadura, a meses del gobierno blanco de Lacalle y de la primer Intendencia frenteamplista de Vázquez. Coincidentemente ambas administraciones le restaron apoyo a la escena rock local.

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– En 1990 se da la primer producción artística de Gustavo Santaolalla en Latinoamérica: deja sonando a los new wave chilenos Los Prisioneros como Camilo Sesto. El 22 de mayo de 1990 se lanza en Chile el disco Corazones, cuarto LP de Los Prisioneros. Comienza la Santaolallitis del rock latino (quien parece tener la clave del éxito dado sus múltiples premios, incluidos 2 Óscars).

– El 24 de junio de 1992 desembarca el Cargo 92 en el puerto de Montevideo. 500 años después, el viejo continente nos vuelve a colonizar ofreciendo «modernas propuestas artísticas» dentro de las cuales se encontraba Mano Negra con la licuadora bajo el brazo para compensar su pobre poder compositivo. Hecho significativo para el rock de ambos márgenes del Río de la Plata, he aquí, como muestra, un par de curiosidades de las cuales fui testigo: «Era pre-Manu Chao»: -1989, Fidel Nadal (vocalista de Todos Tus Muertos) saliendo de un ataúd, en el escenario del Parakultural (Buenos Aires), para interpretar el himno dark porteño El Féretro. «Era post-Manu Chao»: -1998, un irreconocible Fidel Nadal, con túnica y turbante blanco, en el Méndez Piana (Festival La Redonda) cantando «Si Adelita se fuera con otro…»  Comienza la Manuchaosis del rock latino (peste diseminada a través de la gira de Mano Negra llamada Amérika Perdida).

– En 1992 se edita el último vinilo en Uruguay, se inicia el proceso de digitalización sumado a las escasas ediciones de los sellos discográficos nacionales.

– El 3 de julio de 1992 la URSEC autoriza a que Emisora del Palacio pase a llamarse Océano FM (integrantes de la familia Gioscia se la venden a los hermanos Lecueder).

-En setiembre de 1993 cierra El Dorado FM debido al fallecimiento de Luis Melide, su director y fundador. Es así como quedan por el camino los clásicos programas radiales de rock que hacían escuela nutriendo a varias generaciones.3

– El viernes 1º de octubre de 1993, en la discoteca Paragon de Miami Beach, se lleva adelante el lanzamiento de la filial latina de la poderosa cadena de videos norteamericana, MTV. Contó como maestros de ceremonia a Phil Collins y Gloria Estefan, sumados a la VJ Daisy Fuentes. Esa noche, a las 23 horas, más de 2 millones de hogares latinos, de 20 países, fueron sacudidos por el primer clip emitido: We are South American Rockers de Los Prisioneros, para ese entonces ya disueltos. Jorge González (ex-Los Prisioneros) estuvo presente en la ceremonia lanzando su glamorosa carrera solista.

– Durante 1993, los destartalados escenarios de los pubs capitalinos, que albergaron los últimos estertores de la generación ausente y solitaria, terminan de derrumbarse ante el cierre de los establecimientos.

– En 1993, las bandas locales La Sangre de Verónika, La Vergüenza De La Familia, Fun You Stupid! y Oveja Negra (admiradoras del rock uruguayo de los ’80) deciden formar la C.A.O. (Cooperativa de Acción Organizada), apuntando a la autogestión y unión entre bandas afines, debido a la falta de espacios para el rock y para los jóvenes en general. Es así como llevan adelante los míticos Festivales del Desahogo, los cuales son salvajemente reprimidos por la policía a cargo del Ministro del Interior blanco Gianola. Entre cientos de detenidos, persecución y varios heridos de bala, la C.A.O. se separa.

– Por ese entonces, ya están instalados en el país los hijos de exiliados políticos, quienes absorbieran, de pequeños, una cultura foránea desconociendo los fenómenos musicales locales generados en los ’80.

Lejos de intentar ser un ensayo socio-cultural, quizás estas breves apreciaciones apenas sirvan para poder entender como canciones compuestas 30 años atrás mantienen absoluta vigencia, a diferencia de la mayonesa, el chocolate, la gelatina y la pizza-muzzarella, cuya fecha de caducidad está marcada en el embalaje.

Hugo Gutiérrez