Corría 1987, más precisamente el mes de noviembre, y Sólo Rock ponía a la venta su número 2. Nuestra primera entrega había sido recepcionada, digamos, con relativo éxito y nos daba ánimo e impulso para seguir en el mismo camino pero mejorando. Es así que en este segundo número la diagramación de la tapa, contratapa y títulos internos estaba a cargo de Rafael Cardozo. Y como reportaje central elegíamos a la banda Rescate, liderada por Ramón Aloguín. La propuesta de blues se diferenciaba de las demás de la época y nos parecía interesante profundizar en ella.
Lo prometido es deuda, y con el número 2, la segunda entrevista: Rescate. Un grupo no muy conocido, de corta vida y muy particular: los hombres son blueseros de alma. Ellos son: Ramón Aloguín (guitarra y voz, 21 años), Jorge Acosta (batería, 27 años), Eduardo Acevedo (armónica, 35 años) y Raúl Amaral (bajo, 22 años), que no estuvo presenta en este reportaje. Vayamos pues a lo extraído de esta charla que mantuvimos con Rescate.
SR: Cuéntennos cómo comienza Rescate.
Ramón: Lo de siempre, la música es un bichito que tenés adentro y te está picando todos los días, entonces la idea de tocar está de siempre. En cuanto a la formación del grupo en particular, se forma a mitad de febrero de este año y lo hace como trío, sin armónica. Después, en el correr de julio anexamos al amigo Acevedo y completamos el cuadro; importante, porque para hacer blues la armónica es importante. Debutamos en el Templo del Gato el 6 de junio y de ahí en más completamos a la fecha 14 actuaciones más, todas ahí.
SR: ¿De dónde surge el nombre?
Jorge: La historia del nombre de Rescate viene a través de una manera de expresar un estilo de música y un estado de ánimo acorde con ese estilo de música. O sea, nosotros empezamos a hacer la música que nos gusta, que no es la más actual, con la intención de rescatarla, justamente, del olvido en que ha estado hasta ahora y sobre todo desde el año ’72 – ’73, que no se tocaba más blues.
Eduardo: Yo soy el único que viene de otra época; no llegué a tocar en la otra época porque recién estaba aprendiendo. Yo vi actuar a Días De Blues, a Opus Alfa, a la otra camada de rockeros, y en aquella época el blues estaba de moda. Ahora no se destacan instrumentalmente individualidades dentro de los grupos. Yo lo conocía de antes a Ramón, compartíamos gustos musicales y él me preguntó a mí sobre hacer un grupo de blues que iba a ser un trío, y yo le dije que era difícil que caminara. Le hablé con sinceridad: “Mirá, me parece que no vas a tener éxito y convendría salir con un grupo que mezclara rock con blues, que vas a llegar más a la gente”. Porque aunque vos hagas tu gusto musical y si no lleguás a nadie, tampoco es satisfactorio. Uno necesita que la gente lo escuche. Y cuando yo entré al grupo vimos que la onda gustaba. Nos fuimos volcando más hacia la onda bluesera e increíblemente nos sorprendió hasta a nosotros mismos que tenía aceptación.
SR: ¿Cuál es la propuesta del grupo?
Eduardo: Nosotros hacemos una propuesta distinta, un poco por el gusto nuestro.
Ramón: Sí, sobre todo eso. No es provocada, es simplemente que hacemos la música que nos sale de adentro.
Eduardo: No es la intención de salir de lo común por ser raros. Yo porque vengo de esa época. No sólo somos nosotros, hay mucha gente que le gusta el blues, el rock blues, porque había muchas mezclas y es una lástima que se pierda, porque los culpables son los medios de difusión que pasan lo que está de moda, porque es una cadena, un círculo vicioso.
SR: ¿Algo sobre el repertorio?
Ramón: Hacemos alrededor de 15 temas. Tenemos que estar muy agradecidos a la tolerancia del público, ya que tuvimos mucha suerte, porque para ser un grupo nuevo nos trataron muy bien desde el primer día que tocamos. Nuestra actuación era una de las más largas en el Templo, llegamos a tocar hasta diez temas; en materia de tiempo llegaron a ser actuaciones de entre 45 minutos y una hora. La apoteosis fue en el último o penúltimo Templo, que fue en San Telmo… fue el penúltimo, el cual data de mediados de agosto. Cuando el grupo completaba más o menos dos meses de actuación, tocamos y una vez terminado el repertorio subió a cantar con nosotros César Martínez, el cantante de Luz Roja, e improvisamos un blues ahí en el momento, un blues largo, que termina y se baja César y nos piden otra, otra. Y bueno, allá fuimos a cantar y locos de la vida. Lo malo del Templo es que uno no puede abusar porque siempre hay grupos que van a tocar atrás de uno, sobre todo por la hora de finalización de la función, que fue en definitiva lo que abortó que se siguiera haciendo en San Telmo. Entonces, previo arreglo con Luz Roja y el Gato, hicimos un tema más. Entonces me acerco y digo: “Bueno, ¿qué quieren que hagamos, hacemos algún rock and roll más? Y dijeron: “No, no, flaco, rock and roll no, otro blues más, hacete”. Y cuán grande nuestro asombro al ver que el blues con César había durado 10 minutos, y es increíble que en pleno 1987, después de hacer un blues de 10 minutos, nos pidieran otro. Ahí fue donde nos dimos cuenta que había cierto público para el blues.
SR: ¿En cuanto a los demos que han grabado?
Jorge: Hasta ahora tenemos grabados dos demos, con una diferencia de tres meses, y hay interés de grabar otro mucho más bluesero que los anteriores, ya típica y netamente blues. En el primer demo grabamos “Dependencias” y “Sueños de papel”. En el demo posterior fueron “Rock es éxtasis” y “La seguimos con el rock”.
Ramón: El primer demo es como trío.
Jorge: Sí, en el segundo demo ya estaba Eduardo integrado.
Ramón: El primer demo tuvo cierta difusión; es del período intermedio del grupo. Es una mezcla de rock y blues; es decir, temas rock tocados a la manera de blues. Ya el último demo fue hecho más a la nuestra, pese a que no hicimos un blues cuadrado. Sobre todo porque se grabó en IFU, que fue un estudio caro. Y grabar un blues se sabe que es para que lo pase algún amigo de un programa y poca cosa más. Entonces hicimos “La seguimos con el rock”, un tema que había tenido reconocimiento en el Templo.

SR: ¿Hay posibilidades de grabar en alguna ensalada?
Ramón: No hay nada en vueltas. Se intentó hacer algo, pero por la demora del trámite burocrático hay que deducir que no están interesados. Inclusive tuvimos problemas para grabar el demo en IFU. Teníamos hora a las 9, llegamos 8:30 y cuando fuimos a armar nos encontramos que estaban armando cosas para cierta grabación. La culpa no era del grupo. Por un lado hay una doble falta de ética; o sea, nos enteramos por ellos y empezamos a grabar sobre las 12, con el sonidista que se quería ir porque vivía afuera y hubo que cambiarlo para seguir hasta las 6 de la mañana; con una buena mano del Gato que nos dio, no sólo en la mezcla sino en poner a raya a la gente dentro del estudio.
Eduardo: Yo tuve que ir a trabajar sin dormir al otro día.
Ramón: Grabamos dos temas en cinco horas, grabar y mezclar. Por supuesto que el gasto corrió por cuenta nuestra.
SR: ¿Para grabar llevaron sus instrumentos?
Jorge: Nunca se cambia de instrumento, por una cuestión de carácter propio del grupo. Tocamos con lo que tenemos donde sea. En el Templo se hacía una batería colectiva: uno presta una parte, otro presta otra.
SR: ¿Tenían apoyo de la gente en sus actuaciones?
Ramón: Estamos muy contentos de que hicimos un grupito de seguidores, humildes pero seguidores al fin, que nos venían a ver. Una buena parte de esos muchachos eran heavy metal. Y esto demuestra que ellos no son cerrados. Yo tengo por sistema tener el distorsionador siempre prendido, que ya de por sí reproduce el sonido de los distorsionadores de fin de la década del ’60 y que dista muchísimo de ser heavy metal, e igual les gustó y nos dieron su apoyo, y eso es importante.
SR: ¿Cómo están equipados?
Ramón: En cuanto a equipos tenemos en mi guitarra un distorsionador, un fuzz y un pedal wah wah, que es exclusividad de los grupos que he visto hasta ahora.
Eduardo: Esta armónica es la típica de blues. No tiene semitonos, tenés que fabricarlos haciéndole presión. También se sacan sonidos aspirando. Tengo un juego de siete armónicas, una en cada escala y otra armónica que tiene toda la gama y te da los semitonos.
Ramón: En cuanto a lo que es el contacto con la audiencia, el blues tiene una fundamentación de sentimientos. El blues es una música que primero se siente y después se toca.
SR: ¿Qué influencias tienen?
Ramón: Es difícil sincerarse por miedo a que después agarren el disco y digan: “Pero… acá está lo que hacía fulano”. Aquí somos todos autodidactas, hemos aprendido escuchando. Yo he aprendido cosas. Hay dos tipos de copias: la copia escrita y la copia de ideas. Yo he sacado cosas de B.B. King, de Eric Clapton, de Johnny Winter, de Jimi Hendrix y de Daniel Bertolone (el guitarrista de Días De Blues).
Eduardo: Es inevitable tener influencias porque es muy difícil crear. Yo escucho a John Mayall. Y después hice al revés: en vez de sacarle cosas a los armonicistas, le saqué cosas a los guitarristas, porque mi estilo es guitarrístico.
Ramón: Sabe piques de guitarra que yo no puedo hacer y él los hace con la armónica.
Eduardo: Yo toqué muchas cosas. Toqué jazz tradicional, toqué con un quinteto, después con el Gato cuando estaba el Templo en Mercedes y Rondeau en el ’82. En cuanto a las influencias, me pasaba escuchando a B.B. King, Eric Clapton, Peter Green, a cuanto bluesero me caía a la mano. Yo me hice un estilo propio, mío; con lo que escuchaba con éstos, con las guitarras y con esta armónica traté de sacar los piques de guitarra (hace unas demostraciones con sus armónicas).
Ramón: ¿Ven? Eso es lo que tengo que sacar yo.
Eduardo: La armónica la uso amplificada. Hay un tema que canto yo que la uso así, sobre el micrófono.
SR: Notamos que hacés de a una sola nota, ¿cómo hacés?
Eduardo: Bueno, para sacar las notas de a una tenés que agarrar cuatro con la boca y tapar tres con la lengua. Como ya vienen hechas las notas parece fácil de tocar, pero llegar a tener una técnica lleva su tiempo. Yo empecé a tocar hace 15 años y vengo tocando espaciadamente en escenarios hace 10 años. (Eduardo termina esta frase y se retira, ya que se le había hecho tarde).
SR: ¿Tus influencias, Jorge?
Jorge: Mis influencias vienen desde un punto de vista instintivo, de nacimiento. Lo que más me atrae de la música es la parte contundente de la rítmica, la percusión. Hay bateros que tienen más técnica que otros y tienen la posibilidad de hacer algo personal. Creo que la influencia mía más actual sería el batero de Hendrix o de Winter, no me acuerdo de los nombres. En lo personal me gusta seguir la guitarra. Tengo la intención de quebrar el concepto de ser un batero típicamente ritmista.

SR: ¿Pensaron en tomar al rock como un medio de vida?
Ramón: No, no. Nunca se planteó esa posibilidad. Siempre partimos de la base de hacer esto porque nos gusta. No por las limitaciones del medio, que son indudables, sino ya desde la forma en que se creó Rescate. Es una cosa que entra en la forma de ser de cada uno de nosotros, y donde cada uno somos nosotros mismos. Entonces se está a lo que tiene que ser y a lo que nosotros sentimos. Mientras lo podamos bancar como hasta ahora, lo vamos a seguir llevando por ahí. La idea es que sea así. Si hay plata, bienvenida sea, nadie la va a rechazar, pero no es la causa principal del movimiento del grupo.
SR: ¿Cambiarían la forma de tocar por dinero?
Ramón: No, no, de ninguna manera. No, porque justamente la música del grupo es la conjunción de los sentimientos de los cuatro.
SR: ¿Cómo ven al rock nacional?
Jorge: Considero que como movimiento, en una cuestión física o de propaganda, hay mucha difusión, y es lo que se está precisando. En lo estrictamente musical, cada corriente arrastra su grupo de gente.
Ramón: Se tiene la ventaja sobre el movimiento de rock anterior que éste tiene difusión, la de antes era muy limitada. Hay más posibilidades de hacerlo; si bien siguen siendo caros los instrumentos, creo que proporcionalmente pueda ser más accesible. Si esta situación se mantiene, la permanencia del movimiento de rock está más asegurada de lo que estaba hace tiempo. Hay menos asociación de rockero vago o drogadicto y hasta sedicioso de lo que indudablemente había antes. Además hay mucha más gente tocando. El movimiento anterior lleva la ventaja de que en menos años grabó más gente.
SR: Antes de actuar, ¿están nerviosos?
Jorge: Superás pila de etapas ahí, en un solo instante; o sea, yo por naturaleza soy nervioso, pero en la primera actuación, el primer tema que se tocaba lo abría yo con la batería. Y fue sentarse a tocar y no pasó absolutamente nada, sentí lo mismo que podía haber sentido en un ensayo en casa, y recibí apoyo de todos lados, que se transforma en confianza. No hay dinero que pague la música. Todo este tipo de vivencia sobre un escenario elimina los nervios.
Ramón: Mover el grupo de acá y llevarlo a un escenario nos sale aproximadamente 3.000 ó 4.000 pesos. Pero esa guita se va con todo placer.
SR: ¿El grupo tiene algún líder?
Ramón: No, líder tipo lo que era John Lennon, no. Cada cual tiene su parte definida, eso sí. En cuanto a temas, se parte de una idea musical. Generalmente los hago yo, pero no todos. Siempre hago la música primero y luego la letra. Es más, soy músico, no letrista.
SR: ¿Tienen algún mensaje las letras?
Ramón: Mensaje tienen. El blues habla de cosas cotidianas. Contás una escena que te pasa y cuando alguien se identifica, viene la asimilación, que se da en el aspecto musical y en las letras. Lo nuestro habla sobre cosas que te pasan, te calentás con algo y…
SR: ¿Grupos que les gusten de acá?
Ramón: Sí, me gusta Luz Roja, me gusta Río, que es un grupo de una onda de música vieja, como la nuestra, pero con más tendencia al rock; hemos tocado juntos. A otro nivel distinto de música, me gusta Interno 21, de onda moderna pero tienen un no sé qué. Por ejemplo, en los punteos de viola notás que están explorando por otro lado. También me gusta Argos.
Jorge: Yo tengo los mismos gustos.
Ramón: Quiero destacar que es importante que se sigan dando cosas como el Templo del Gato, porque generalmente en la mayoría de los Templos que vos vayas te vas a encontrar con un grupo debutando esa noche, y eso es realmente importante en un momento en que si no tenés experiencia te sacan a patadas de todos lados. El asunto del espectáculo en local chico es algo mucho más halagador que un espectáculo grande; ya de por sí cantar para el público más directo, si sos público, te sentís más parte del asunto, y si estás tocando te incentiva más.
SR: ¿Improvisan en las actuaciones?
Ramón: Los temas ya vienen armados y en los solos se improvisa. En las últimas actuaciones venía saliendo todo bien e inclusive al bluesear más el repertorio, entramos a improvisar mucho. Yo quiero dar un consejo, como tipo que aprendió solo a tocar: no es que me crea nada, pero es importante para todo tipo que empieza a tocar que escuche discos en vivo de grupos que le gusten, porque si escuchás con detenimiento los discos en vivo de los monstruos sagrados, se cruzan igual que vos. Están en el disco los cruces. Claro, los cruces de ellos demoran un segundo o dos en arreglarse. Por ejemplo, ver cómo arreglan una pifia. Es importante ver quién lleva la guía. Por ejemplo, en Rescate la llevo yo. Hay una nota de Hendrix que es increíble, es en el concierto de Woodstock. El tipo viene tocando en La y de Sol a La hay dos tonos, entonces le pega sin querer a Sol, agarra la palanca y “tuaaaa…” lleva el Sol a La. Eso es lo que tenés que observar, porque te tenés que dar cuenta de que en vivo te pasan esos problemas y te puede ayudar a resolverlos.
