El mundo digital fomentó la estupidez y la ignorancia. La inteligencia, al igual que el formato analógico, es lenta pues necesita mayor tiempo de procesamiento. La ignorancia, en cambio, es sumamente veloz, se reproduce de manera exponencial y aleatoria. Es así como la inmediatez satisface las necesidades más frívolas y primitivas. La premura y la urgencia no contemplan las emociones más profundas, apenas chapotean en la trivial superficie.
La vida virtual también favoreció el sedentarismo absoluto, ya nadie se toma la molestia de ir a buscar lo que necesita. Ese es el verdadero riesgo de colapso del CTI de tu vetusta mutualista. Si vas a robar una foto, deberías tener el coraje de hacerlo frente a los ojos de su propietario. Todo está a un click de distancia, desde la comida chatarra, pasando por la prostituta de senos turgentes junto a su dealer, hasta aquel afiche de los ochenta que perdiste en la primera mudanza.
Ya no es necesario memorizar un número telefónico ni siquiera anotarlo en la palma de tu mano. El globalismo lo único que universalizó fueron los 20 segundos que le dedicás a la escucha de una canción o a la lectura de, como mucho, dos oraciones seguidas en tu celular. El extensor propio de tu dedo índice lo padece a diario. La élite agendista y su agotado sistema siempre lo tuvieron claro; convirtieron, ex profeso, el algoritmo en un problema mayor. Los cambios por imposición se implementaron de manera gradual, hirvieron la rana a fuego lento. Tanto en medios de comunicación subvencionados como en organizaciones de dudosa transparencia, bajaban línea mediante discursos escolares, accesibles hasta para el más mediocre de los intelectos. Utilizaron causas nobles, de lógica adhesión, para manipular a las masas a su antojo, instalando una brecha insoslayable.
De esta forma, lograron que confundieras desinformación con pluralidad de opiniones. Todo esto fue posible porque tu cibernética falta de compromiso lo permitió. Sin darte cuenta, te transformaste en un fascista 5G, el peor de todos: un burgués asustado, un necesario engranaje para el control total. Debido al análisis anterior, hace tiempo que perdimos la fe en encontrar la felicidad en un futuro por crear. Somos muchos los que la buscamos en un pasado abandonado. Llegar de regreso a un lugar que ya no existe, en busca de una pizca de libertad, que nos pueda garantizar un mínimo de confianza en la sociedad que nos rodea. ¿Nostalgia? En lo más mínimo, es imposible experimentar ese sentimiento cuando los textos escritos en el pasado, continúan más vigentes que nunca, mientras la web porno viraliza tu ordenador.
Lic. Hugo Gutiérrez
Poniéndome al día con lecturas pendientes gracias Lic. Consulta: cuarta foto, debajo del radiograbador the Clash, se avisora una persona en miniatura. De quien se trata?
Abrazo grande Lic!
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