Un día recibo por Messenger un mensaje de una persona que me escribe desde Buenos Aires diciéndome que es fanático de Sumo, que si bien él no pudo conocer a la banda por ser menor, es un gran coleccionista de todo lo referente a la banda liderada por Luca Prodan. Hugo, es su nombre, estaba interesado en conseguir algunas de mis fotografías del mítico Montevideo Rock I, donde fuera la única presencia del grupo en el Uruguay.
Ninguno de los presentes ese día puede olvidar ese espectáculo. ¡¡Nos partió la cabeza en miles de pedazos!! Esa multitud apenas conocía un par de temas, ya que todavía no tenía la difusión que tuviera a posteriori, salvo la “Rubia tarada” y alguno más, en este país.
Yo había tenido la suerte de que el dúo periodístico Forlán-Baltar me los hiciera conocer con unos cassettes con bastante anterioridad y ya me había hecho fan, trayéndome cuanta grabación pirata había conseguido por la calle Santa Fe o Cabildo, de la Argentina. Esa noche para ellos me había reservado un rollo en blanco y negro y otro a color, porque no sabía cuándo los volvería a ver. Poco más de un año después, Luca fallecería en la Argentina el 22 de diciembre de 1987 y yo no los puede gozar nuevamente.
Pero volvamos a la anécdota. Le contesté a Hugo que por el momento yo no vendía las fotografías y que estaba metido en esos momentos en un proyecto editorial. Seguimos igualmente intercambiando impresiones y comentarios. En un momento le escribí consultando por una revista Canta Rock del ’89 que había publicado una nota de varias páginas sobre Montevideo Rock II y las fotografías eran mías. La revista la tenía en casa, pero a alguien se la presté y nunca se acordó de devolverla. Así que estaba interesado en ver si se podía conseguir ese documento. A los 40 minutos me manda por el celular una imagen de la revista y me dice que la tiene para mí. Me emocionó tanto que le respondí inmediatamente que yo tenía mis fotos de Sumo para él. Por supuesto que al poco tiempo nos encontramos en una cervecería en Buenos Aires e intercambiamos presentes. Construyendo una amistad plagada de Sumo.
Los primeros días de febrero, Hugo me envía un mensaje con una fotografía del afiche de un evento homenaje a Sumo en Montevideo. ¡¡¡Al amigo no se le escapa una!!! Le contesté que iba a ir, luego le hacía los comentarios y le enviaba algunas fotografías. Así que Hugo, acá tienes la reseña.
En Cold Music Bar anunciaban una noche con una exposición de fotografías de Julio A. González (Yulé), registro de esa presencia de noviembre de 1986 en la Rural del Prado. También la exhibición de la película “Luca” de Rodrigo Espina y finalmente un show tributo de banda homenaje “Con Sumo Respeto”.
En las visitas guiadas que estoy haciendo en mi exposición de fotografía en homenaje a Los Estómagos siempre hago un énfasis en particular cuando hablo de los eventos Cabaret Voltaire y Arte de la Lona en cuanto a que no sólo fueron conciertos de música, sino que también hubo pintura y escultura, performances y poesía. Les hablo de lo interesante que fue ver esa conjunción de diferentes artes en una o varias noches. Bueno, en este boliche de la calle Soriano se pudo volver esa unión de expresiones (cine, fotografía y música) por suerte una vez más y por eso felicito a la organización del evento.
La exposición del fotógrafo Yulé consta de alrededor de unas quince fotografías las cuales recuperó de unas diapositivas. Se tomó el trabajo de digitalizarlas y ampliarlas, previo a un gran trabajo de retoque que lleva cada vez que se escanea archivos tan chicos para llevarlos a un formato mucho más grande. Son documentos importantes, registros históricos donde no falta la icónica foto de Luca con una petaca en su cabeza y nos muestra toda la energía de la banda sobre el escenario ese día en Montevideo Rock I. Fue un placer conocer al colega y poder charlar un buen rato con él del métier.
En el subsuelo de Cold, comienza la noche con la proyección de la película “Luca” de Rodrigo Espina. Si bien el film se estrenó en el año 2007, no deja de impactar hoy en día. Muchos jóvenes que no tuvieron por su edad la posibilidad de ver a Sumo en vivo, sentados como en un cine, prestaron suma atención a las anécdotas de Cecilia Pollack Prodan, su madre, o de sus hermanos. Había gran tensión y recogimiento por cada palabra que se emitía, en cada recuerdo de la vida del líder de Sumo. Al final de la proyección una frase me impactó. Una muy joven chica muy lejana a la experiencia vivida en los ’80 sube la escalera diciendo: “Me hizo llorar”.
Pero el espíritu de Luca y de esa arrolladora banda que fue Sumo seguía ahí, encerrado en ese sótano de espacio chico, poca luz, calor, muy al estilo ’80. Es que parecía que hasta que saliera el sol se iba a quedar allí. A los pocos minutos mientras tomaba mi cerveza y todavía digería todo esto que estaba pasando, veo pasar unos músicos con sus instrumentos y a los cinco minutos empiezan a tocar. Señalo esto porque luego me impresionó que solamente enchufaran, empezaran a tocar y sonaran realmente bien. La nota negra es que el líder rompiera cuerda y apareciera otra guitarra bastante tiempo después, pero fue una cosa que finalmente pasó como una anécdota.
Desde el primer tema, se notó que era una banda tributo que conocían perfectamente cada tema y con sumo respeto en cuanto a lo musical sonaban. En la lírica, el cantante en algunas pocas ocasiones adaptó algunas frases de las letras al mundo montevideano, cosa que el público acompañó. Realmente me llevé una sorpresa. Sonaron muy bien, movieron cada ladrillo de ese recinto. No faltó reggae, ni el pogo, ni la emoción.
Fue increíble ver a chicos que no habían nacido cuando Luca, con sus 38 años, se fue a tocar a un mejor lugar; saberse completamente cada letra tanto fuera en español como inglés. Realmente me emocionó, me hizo recordar los ochentas.
Y llegó el final, la gente se quedó con ganas de más pero empezaron a subir la escalera para salir, los músicos empezaron a desarmar, algunos otros hablar con amigos, cuando un grupo de 4 o 5 personas empezaron a capella a cantar el estribillo de “Heroin”. Los músicos volvieron a armar y tocaron una larga versión del tema. Un final merecido para una noche tan especial y mágica.
Saliendo del boliche, caminando por las sucias calles de Montevideo, bajo la mirada de la luna iba pensando en la vigencia de aquel graffiti que decía:
¡¡¡LUCA VIVE!!!
Viernes 11 de febrero – 21 horas
Cold Music Bar – Soriano 1263
Un agradecimiento a Nico Depauli
Marcel Loustau