Es sabido que “30 años no es nada”, que son pocos para adquirir experiencia plena y que viejos son los trapos. Por eso, en esta sección que pasamos a denominar: “Que bien te caben los 30…” nos abocaremos a rememorar grandes trabajos discográficos que desde entonces han marcado a fuego el destino del rock y de sus escuchas.
En esta primera oportunidad dedicaremos estas líneas a un discazo que marcó su época siendo un mojón en el metal de aquella tan complicada década de los ’90. Recordemos que por aquellos años estábamos inmersos en la nube del grunge donde Pearl Jam, Soundgarden, Nirvana, entre otros, eran las estrellas de la música en boga. Y dentro de este panorama, el metal se encontraba otra vez en la disyuntiva de un significativo “Crossroads”. Era bien, o morir aferrado a las viejas banderas o “aggionarse” sin que eso signifique llegar al punto de desconocerse así mismos. A la luz de la realidad de hoy en día, pleno siglo XXI, debemos decir que el camino que se optó fue sin dudas el correcto.
Corresponde contextualizar el disco de esta reseña el cual, y como mencionamos, dio un nuevo empuje al socavado metal de aquellos días, pero no fue ni el único ni el primero en hacerlo. Había un movimiento enorme alrededor del metal con un incipiente estilo death, con discos editados en esos años de bandas como Cannibal Corpse, Death, Morbid Angel, Obituary, Dismember, Deicide, Suffocation. Surgía Sepultura con su Arise, el thrash seguía vigente con Kreator, Exodus, Megadeth, Anthrax y Slayer más el renacer del viejo Ozzy con su No More Tears, aunque nada se equipara con el golpe directo a la sien que provocó la salida del Black Album de Metallica.
Así entonces, en ese contexto Pantera optó por dar un golpe de dureza y volverse más pesado editando su sexto trabajo de estudio, el Vulgar Display Of Power. Ellos también debieron dar su fuerte viraje ya que su pasado era acorde a la década de los ’80 pero no para los tiempos que corrían. La banda oriunda de Texas editó sus tres primeros discos en años sucesivos desde 1983 con un estilo glam rock. Ninguno fue un gran suceso ni les otorgó la posibilidad de salir del under americano. Ya los cambios comenzaron por la parte vocal, donde invitaron a retirarse a Terry Glaze para ofrecer esa labor a un tal Phil Anselmo. Con este el cambio, dieron salida a su cuarto disco, Power Metal, en el cual la banda dejó de sonar un poco menos glam pasando a más heavy y hard.
El sonido que viene a ofrecernos el Vulgar display Of Power que este 25 de febrero está cumpliendo 30 años de vida, fue precedido por Cowboys From Hell de 1990, donde la banda comenzó a experimentar con sonidos de thrash, metal extremo y clásico en el sonido único que desde entonces se ha descrito como groove metal, e irónicamente pasaron a ser totalmente opuestos a sus raíces glam en su aspecto visual.
Aunque sin dudas fue el Álbum Negro de Metallica el más vendido y de mayor éxito comercial, se podría argumentar que uno de los mejores y más importante álbum de metal de la década fue este Vulgar Display Of Power de Pantera.
El LP ofrece once pistas asesinas y repletas de brutales sonidos donde la poderosa sección rítmica del bajista Rex Brown y el baterista Vinnie Paul son capaces de sostener cualquier delirio musical que Dimebag Darrell ofrecía con sus riffs duros, potentes, crudos y directos, más finalmente la vocecita del desquiciado de Anselmo que grita que parece que desea expectorar los intestinos.
Vulgar comienza con una de las pistas más contundentes que Pantera jamás haya ofrecido, «Mouth for war». A todo trapo, este clásico de la banda y del metal en general, empieza con un ritmo ascendente y un riff que te conduce hacia el final del tema, cuando adquiere mayor velocidad, convirtiéndose en una canción típica del groove y en un excelente arranque para la placa.
“A new level” es el resultado de la búsqueda de aquellos días de nuevas formas de mantenerse relevante. No desviarse, no caer en clichés o seguir de lejos al grunge. Pantera mostró el camino a seguir sólo con esta canción, y los metaleros más exigentes supimos de inmediato que nuestro amado género estaba en buenas manos.
Acto seguido nos enfrentamos al hiper clásico de la banda. “Walk” resume todo lo que Pantera quería mostrarnos y se resume en esta canción. Ya está al nivel que podemos escuchar el riff del tema en sus primeros 5 segundos de canción, y ya descubrimos qué tema es y cuál es la banda. Podría ser otro tipo de “Sweet child o’ mine” o “Enter sandman” como canciones hiper escuchadas y que nos resuena de memoria en el tiempo. Es un ejemplo ingenioso de simplicidad y fuerza bruta puestas a la orden de fanáticos que desean saltar, poguear y peludear.
“Fucking hostile” es un levanta muertos mejor estilo “La pastilla mágica” (eso me contaron unos amigos). Apenas dura 168 segundos (igual que un amigo) pero es una bomba que te deja sin aliento. Es una canción de thrash metal alimentada con esteroides sónicos y una erupción de furia contenida que todavía hace que la mayoría de las otras canciones de metal suenen un poco a medio pelo.
Luego viene “This love”, una canción hecha para que se luzca Anselmo, porque es una especie de balada pero con unos cambios de ritmo brutales donde el vocalista saca toda su bronca desde no sabemos dónde y te lo espeta directo a la frente.
“Rise” es otro tema en la línea de extrema intensidad de metal, de velocidad turboalimentada. El riff es un excelente ejemplo de la habilidad infalible de Dimebag para regalarnos ritmos inventivos e irresistibles, y el coro es simplemente estimulante.
“No good” tiene un coro asesino, varios riffs desgarradores y niveles de impulso muscular que aún quitan el aliento. Una de las pistas sutilmente melódica en la cual goza de los estándares asombrosamente altos exhibidos.
“Live in a hole” es un asunto de asesinato a combustión lenta, una especie de “pollo al spiedo”. El tema no tiene coro pero sí unos ganchos que provienen de la sucesión constante de riffs devastadores de Dimebag, el extraño ritmo de los versos y, como era de esperar, el solo abrasador del guitarrista a mitad de camino. Una historia de aislamiento y resentimiento paralizante, cuenta con una de las letras más incisivas y (aparentemente) personales de Phil Anselmo.
“Regular people” nos ofrece un rollo de técnica un poco más elaborada por parte de Darrell, lo que hace que tenga menos de esos niveles de pegajosidad que se ofrecen en otras partes del álbum. Sin embargo, el solo principal de Dimebag es particularmente inspirado y subversivo.
“By demons be driven” es una clase magistral de enfoque y precisión extremos, ya que su ritmo pesado y su coro chillón y con ojos saltones, conspiran para atraer a Satanás desde las profundidades ardientes. Más importante aún, ese riff final es ridículamente y jodidamente pesado.
Y finalmente el track número once es “Hollow”, la cual viene a sonar como la segunda mejor balada del disco. Esa apertura melódica sublime confirmó que Pantera se basaba tanto en los impulsos cerebrales del metal como en su núcleo agresivo, y Phil Anselmo rara vez ha cantado con más sentimiento o convicción. Lo que hace que “Hollow” sea particularmente especial es la forma en que se transforma de la melancolía grandiosa a su conclusión final, furiosa y escalofriante, en la que Dimebag, Vinnie y Rex desencadenan una tormenta de riffs afilados que llevaron a VDOP a un final deslumbrante e inolvidable.
En resumen, este disco cambió el juego para el metal estadounidense. Los ritmos gruesos del álbum, la arrogancia sucia y el tema oscuro e introspectivo, ayudaron a redefinir lo que podría ser el heavy de estos nuevos tiempos. Creó una identidad para la escena del metal estadounidense, mostrando que se estaban gestando cosas en Estados Unidos que no se podían encontrar en ningún otro lugar.
Esta placa se convirtió en un punto de partida para el resto de la carrera de Pantera: la banda nunca volvió al sonido de borde de diamante de Cowboys From Hell, sino que se volvió más duro con el groove, el rock sureño y la oscuridad del corazón humano. Esa pesadez sensata y la determinación emocional resonaron en todo el género, convirtiéndose en un pilar de los géneros posteriores liderados por los EE. UU., como el nu-metal y el metalcore.
Sin el Vulgar Display Of Power el metal estadounidense podría haber fracasado o retirado por completo al subsuelo; en cambio, se disparó, imbuido de un sorprendente nuevo nivel de confianza.
Tomás Cámara