Memorias de la revista Sólo Rock disparadas por la entrevista realizada a Osvaldo Fattoruso en el año 1990.
Osvaldo Fattoruso
La entrevista publicada en nuestro número 39 de setiembre de 1990 iba a ser la última de esa etapa de Sólo Rock. Quizás hasta un par de números antes (no lo recuerdo exactamente) aún estábamos en la disyuntiva de relanzarnos para lo que iba a ser nuestro cuarto año o cerrar momentáneamente mientras se reacomodaba el panorama local. Pero para el número 39, la decisión ya estaba tomada: cerrábamos una etapa y volveríamos en un futuro próximo. Finalmente eso no ocurrió. El rock nacional de los ’90 se paró en otro lado diferente al de los ’80 y supo reinventarse y aportar cosas buenísimas. En lo personal, la vida me llevó por otros caminos y no pude volver a retomar la actividad como lo había pensado.
Como despedida momentánea, Osvaldo Fattoruso fue el elegido para la entrevista central. Ya alejado del rock pero con el fantasma de Los Shakers siempre sobrevolando y con una reciente presentación de Opa en vivo, Osvaldo aparecía como una buena opción para cerrar. No recuerdo cómo lo contacté pero allá fui, adonde vivía con Mariana Ingold en aquel entonces, en los alrededores de Br. España y Pablo de María.
Recientemente me había ocurrido (más precisamente en la entrevista a Alberto Wolf, del número 35) que el cassette con el que había intentado grabar la entrevista había fallado y no había registrado ni un solo sonido, obligándonos a todos a repetirla. A partir de ese suceso, siempre probaba antes los cassettes. Para la entrevista con Osvaldo, recién lo hice cuando estaba en su casa, segundos antes de comenzar. Y menos mal que lo probé, porque el dichoso cassette no registraba el audio.
Siendo un sábado a la mañana, tuve que suspender momentáneamente la entrevista para ir a mi casa, donde tenía cassettes disponibles, y volver para comenzar. Osvaldo supo soportar la imprudencia de no revisar el “equipamiento” con muy buena paciencia, y la entrevista se hizo con normalidad y cordialidad. Más allá de que nuestros mundos estaban separados generacional y musicalmente, se dispuso a contestar todas las preguntas, a pesar de una Mariana que se notaba impaciente porque terminara y los liberara para sus actividades de ese sábado.
Unos días después, me di cuenta de otra imprevisión de mi parte: no tenía fotos de Osvaldo y no le había sacado ninguna al momento de la entrevista. Por suerte había comprado el vinilo de Opa En Vivo y el insert tenía una foto de la banda. El arte de Rafael Cardozo, uno de nuestros dibujantes, permitió recortarlo de una fotocopia de esa imagen y ponerlo en la tapa. Para la foto del interior, recurrí al único que podía salvarnos la vida, que era Marcel Loustau, quien recientemente se incorporó como columnista en nuestro portal. Marcel: te debo esa foto que aún tengo y que prometí que te devolvería.
Por el camino quedaban muchas entrevistas que no pudimos hacer, ya fuera porque no nos dio el tiempo de reportear a todos, porque no se dieron las condiciones o porque algunas bandas se disolvieron en el camino. También quedarían muchas entrevistas que se hubiesen generado si hubiéramos seguido editando nuestra revista. Pero eso ya hubiera sido otra historia, que no llegó a concretarse.
Ariel Scarpa