Es costumbre sobre final o principio de un año, hacer una pequeña retrospectiva para ver en dónde estamos parados y así calcular qué tan grande será el esfuerzo que nos demandará intentar alcanzar los objetivos y metas que nos auto impongamos para el venidero conjunto de 52 semanas al que nos enfrentaremos.
Por supuesto que han existido hechos desagradables en este 2021 que finalizó, la continuidad de la hambruna en varias regiones del mundo, el avance de la pandemia y sus nuevas cepas, enterarse que el propietario de Spotify es el sujeto con relación al ambiente musical que posee la mayor fortuna dineraria hecha con la música ajena y sin saber tocar ni nota o instrumento alguno, siendo además como hecho agravante, que el artista más escuchado en su plataforma ha sido el inefable Bad Bunny, el reggaetonero portorriqueño del momento.
No da para seguir con la lista de calamidades ya que ésta es mayor y puede ser aún peor y más dura de lo ya mencionado. Pero por suerte para los amantes del rock y estilos circundantes, como son el blues, el punk y el metal, tuvimos en estos últimos doce meses cumplidos bastantes excusas para no terminar con nuestras vidas viendo “La Peluquería de Don Mateo” o “100 Uruguayos Dicen”, ambos de nuestra genial televisión nacional.
Cuándo no, el aliciente para continuar con nuestras vidas y para que, a su vez, nuestras almas sigan vagando por esta dimensión aún sin escaparse de nuestros atolondrados cuerpos, es el rock y el metal. Por eso he aquí una reseña sin ningún criterio riguroso, ya sea éste científico o musical ni nada de lo que mínimamente pueda significarle algún modesto valor. Tan sólo son los discos que, editados este año, más me gustaron, escuché y, dentro de todo, son los más aplaudidos por los que saben, por la crítica internacional, la cual está muy distante de este “sordo analfabestia”. No te provocará que salgas gritando a los cuatro vientos: “¡¡¡¡Pahhh, loco!!!! Qué lista te mandaste”, dado que no supera ni la lista de compras para la feria de mi abuela. Así que si ya no abandonaste esta lectura en pro de enchufarte con el “chupete de colores led” porque está a punto de empezar “Bake off”, no me hago responsable de lo que te provoque el seguir con las líneas que prosiguen.
He aquí un pequeño listado sin ningún orden que implique relevancia, sino tan sólo en forma aleatoria, de algunos de los muchos buenos trabajos que se lanzaron en este año que finaliza.
Carcass – Torn Arteries
Un disco en el que encontramos un enorme bagaje musical dado por cada uno de los 10 temas que lo componen. Aunque sea muy difícil mantenerse puro e infranqueable, los británicos logran mancomunar la vieja escuela del death de los ’90 con lo moderno de este siglo. De aquel viejo deathgrind mantienen la brutalidad de acordes y, sumados a la velocidad del grindcore en especial con los “blast beats”, la banda inserta en este 2021 un disco que te sugiere un brutal death pero que no lo es. Ahí está lo fascinante.
Thy Catafalque – Vadak
Proyecto musical del húngaro Tamás Katai, quien vino nuevamente en este 2021 a dejarnos su décimo disco de estudio. Imposible de encuadrar en un solo estilo musical, dado que es un caleidoscopio de acordes, melodías, riffs, cantos femeninos y de los otros, que te deja atónito y sin saber si escuchaste un solo disco o un random aleatorio de más de diez. Desde jazz, sinfónico, rock, metal, folk, gospel, black metal, etc., etc., el disco cuenta con 10 temas que superan la hora de música, donde escuchas a la bellísima Martina Horváth en cuatro canciones, más una serie de diversos instrumentos, como ser desde un saxofón, trombón y trompeta, más instrumentos típicos de varias regiones del mundo como, un duduk armenio, una tabla de origen indio y unas gaitas rojas. En resumen, un LP variopinto para transformar cualquier día gris y monótono.
Helloween – Helloween
Helloween en estos 12 temas se acerca a una temática de ciencia-ficción que cabalga a la perfección en el estilo de siempre con un disco que podemos considerar conceptual y en el que las aportaciones de cada uno de los miembros de la banda son evidentes en composición e interpretación. Siendo los grandes exponentes en vida del power metal, Helloween reapareció este año con un álbum que pisó fuerte y estando bien plantado, demostró cuál es el presente de la banda. Para todos los fanáticos que alguna vez entraron, aunque ya sea por un instante en los casi 40 años de historia de producción de esta banda, encontrarán algo que les guste en este álbum.
Gojira – Fortitude
Fortitude suena como el álbum que podría impulsarlos a la cima. Combinan riffs, melodías y ganchos hacia varios estilos, no se encierran en un anquilosado death. La banda plasmó en este álbum la potencia de un disco en directo con una musicalización más amplia en cuanto a la atmósfera obtenida. El álbum tiene un núcleo de acero sólido, a pesar de que justamente así no da comienzo, dado que el track de apertura llega con una construcción lenta y dinámica, tensa. También tienen esas melodías estiradas y resonantes que nos hacen tan bien, y sobre todo cuando los riffs se encienden, son realmente viciosos.
Gatecreeper – An Unexpected Reality
Nueva sangre para un viejo estilo. Los oriundos de Arizona se acoplan al death escandinavo y tal vez más específicamente a su versión técnica, donde la banda americana nos brinda unos riffs grosos y duros de roer. Particularmente el vocalista canta con la fuerza necesaria del estilo pero le imprime su toque personal en tonalidades altas y escandalosas. Un disco que en este año lo posiciona dentro de la escena que parecía estar un poco quieta y sin grandes revoluciones.
Accept – Too Mean To Die
Para ser justos, Accept no ha lanzado un mal álbum en esta década desde el renacimiento de la banda con Mark Tornillo. Wolf Hoffmann todavía sabe cómo crear un riff carnoso y ritmos gigantescos. Todos los elementos que significan un Accept clásico están presentes aquí. Las nuevas incorporaciones de la alineación en los últimos años han bombeado sangre fresca al corazón de metal amenazante de Accept, lo que demuestra que Hoffmann and Company son realmente demasiado malos para morir.
Mastondon – Hushed And Grim
Pioneros del sludge progresivo y pioneros de álbumes conceptuales profundamente personales (y a veces extraños) en los últimos 21 años, Mastodon nunca deja de evolucionar e innovar. Hushed And Grim encierra un instante de dolor provocado por la muerte del amigo y gerente, Nick John. El álbum refiere a una mitología de la vida después de la muerte a través de la cual el espíritu de uno entra momentáneamente en el corazón de un árbol y así facilita la transición del reino de los mortales a la «próxima dimensión». Musicalmente, nos ofrece una sonoridad progresiva e industrial con un enfoque más pausado y hasta con momentos de baja distorsión. Una plenitud fascinante se obtiene contemplando esta placa.
Cradle Of Filth – Existence Is Futile
No viene mal un poco de oscurantismo. En este caso, la banda es Cradle Of Filth, los intrépidos británicos mejores exponentes del black metal sinfónico. Su nuevo álbum Existence Is Futile es una espeluznante profecía de fatalidad, convocada con arreglos orquestales dignos de películas, donde resuena con estrepitosa fuerza moribunda la batería y su doble bombo y las guitarras bien distorsionadas. El LP nos ofrece la visión de un apocalipsis que se acerca rápidamente, el cual se enfurece como un mortal enloquecido en sus minutos finales en el corredor de la muerte. Sucede a menudo con esta banda que la sección de guitarras se roban el show. Aunque este álbum tiende a equilibrar sus voces, la sección de cuerdas es especialmente original. Hay momentos en que el rápido golpe de guitarra es directamente silenciado con la palma de la mano, mientras que los teclados aportan otra dimensión de pavor. Totalmente recomendable para cualqueir reunion familiar.
At The Gates – The Nightmare Of Being
El eterno desafío para una banda legendaria es mantener a los fanáticos de todas las horas y a su vez, el adquirir nuevos, lo que obliga a que todo nuevo material deba necesariamente rozar la fibra mas íntima del escucha más . En ese sentido, desde su clásico álbum de 1995, Slaughter Of The Soul, los suecos expertos del death metal melódico han siempre tenido una racha progresiva y subversiva, y su séptimo álbum se siente como la expresión más estridente y audaz que hayan obtenido hasta el momento.
Jinjer – Wallflowers
Como antesala de la visita de estos ucranianos a Montevideo en el próximo año, la banda encabezada por Tatiana Shmaylyuk nos trae su nuevo trabajo lleno de ira y bronca en la sección vocal junto con algunos riffs dulces, ritmos variados y mucha dinámica. El disco tiene algunos momentos increíbles, pero para ser honesto, no es en su totalidad una obra maestra o el mejor disco de la banda, y aunque para muchos a primera oída pueda sonarles como que eso ya lo han escuchado antes, no deja de ser un álbum al cual merece prestarle atención.
Fear Factory – Aggression Continuum
Aggression Continuum no es otro disco más del ya conocido sonido que nos ofrece Fear Factory. El álbum da pasos progresivos para ofrecer algunos de los momentos musicales más dramáticos y extravagantes de la carrera de la banda. Hayte, más con teclados extensos y melódicos que contrarresta una guitarra thrash galopante y acelerada. Hay tracks de estilo rock progresivo que le permite a Cazares ensayar con riffs alternativos que a cualquiera de nosotros nos provocaría tendinitis. El tema «Purity», por ejemplo, inyecta brevemente fragmentos de hard rock con ondas alternativas y sonidos de bandas sonoras de películas de acción, todo en una ensaladera con voces de un estilo death mecanizado. Por su parte, el tema «Monolith» es de un ritmo medio lento y poco común con un solo de guitarra excepcional y un coro de electro-rock. En definitiva, es un disco testimonio del poder de la perseverancia, ya que suena como Fear Factory, lo que para algunos puede significar más de lo mismo, pero se abre camino dentro del estilo que la banda creó desde sus inicios. Los ingredientes elementales de riffs rápidos, ritmos de piezas difíciles de armar, sintetizadores distópicos y temas de hombre contra máquina, funcionan con precisión clínica.
Iron Maiden – Senjutsu
Quién lo hubiera dicho. Luego de 40 años nos enfrentamos a un nuevo disco de los británicos, que parece que fuese el primero. Lo hicieron de nuevo. Pasan los años y el sonido permanece instantáneamente identificable y, sin embargo, ofrece capas de nuevas progresiones a lo largo de las eras. Lo que Iron Maiden del siglo XXI ha puesto sobre la mesa son composiciones más progresistas y una actitud más madura en los arreglos al unir el sonido particular que cada uno de sus integrantes ofrece. No hay muchos artistas que puedan tener un sonido tan distinguible y, sin embargo, presentar algo lo suficientemente nuevo como para crear emoción. Este disco es largo pero tiene todo lo que tu corazón desea y algo más. Muestra la mejor composición de canciones de Maiden en los últimos años, lo que demuestra una vez más porqué todavía pueden batir récords de ventas y llenar grandes estadios en sus giras en todo el mundo después de tanto tiempo haciendo lo que hacen. Si querés descubrir porqué Maiden de casi 50 años es tan especial, escuchá el disco.
Greta Van Fleet – The Battle At Garden’s Gate
The Battle At Garden’s Gate nos ofrece otra buena dosis de rock, duplicando todo lo que los empujó a la prominencia de su primera obra. Los pocos años adicionales y miles de millas que han acumulado estos muchachos, se manifiestan en una mayor profundidad filosófica en varias de sus nuevas canciones como la imponente “Built by nations”, “Age of machine” y la poderosa balada “Light my love”, las cuales versan sobre temas tan dispares como la globalización y la dependencia tecnológica o el sentido mismo de la vida. Existe un guiño de la banda hacia el sur de su país, donde tonalidades de la ciudad de Nashville los ha visto comenzar a incursionar por zonas sureñas, country y desérticas del rock en pistas como, “Tears of rain” o “Stardust chords”, lo que demuestra que a pesar de ser muy jóvenes y decidirse por arriesgar e innovar por nuevos caminos y sonidos, no lo hacen a la ligera, sino que parecen toda una banda con suma confianza por años de trayectoria.
The Georgia Thunderbolts – Can We Get A Witness
Sucede en varios casos con los álbumes debut de muchas bandas. Son un suceso digno de recordar por muchos años y hasta son el puntapié inicial para su camino extenso por la vía del éxito. Sucedió con la banda nombrada anteriormente, es el caso de la banda que se mencionará a continuación y es también el de esta joven promesa con formación musical de rock sureño, con apenas seis años de vida, un EP editado y, en este año, su primer LP oficial. Es un disco redondito, completo y lleno de diversos momentos para enfrentar cualquier estado de ánimo del escucha. Desde preciosas baladas, pasando por muy rítmicos temas de puro rock con riffs muy sólidos y marcados, hasta cuasi temas hard y/o alternativos, incluyendo una versión de “Midnight rider”, que se te arrollan las medias y, eventualmente si no las traes puestas (lo que sería bastante lógico debido principalmente a las altas temperaturas de estos días), te eriza los pelos de la espalda como lobo hambriento en noche de luna llena. Te conmino a que lo escuches, no te arrepentirás.
Dirty Honey – Dirty Honey
Otro ejemplo de buen arranque, como ya dijimos y sucedió con las dos bandas nombradas anteriormente. Estos “elosos” chicos no sólo sacaron un álbum debut que estalló por todos los canales de difusión posibles y existentes, sino que dieron un batacazo y un enorme “kick ass” a los curreros colgados de las bandas y los músicos que lucran con las creaciones artísticas ajenas. Estos chicos, de promedio 30 años de vida pero apenas cuatro como grupo musical, llegaron a la cima de los charts y obtuvieron las mejores críticas de los especialistas sin el apoyo de sello discográfico alguno. Su disco homónimo es un trabajo “auto-editado” por ellos mismos con ayuda del productor Nick Didia (Pearl Jam y RATM). Es un disco breve, de 8 temas, pero es directo, sencillo, muy placentero, alentador y positivo, porque te deja la sensación que chicos también como éstos, al igual que los de las bandas anteriores, son nueva vibra para el longevo rock.
Tomás Cámara