Dominio Astronómico

ARTE Y PUBLICIDAD:

HISTORIAS DE LAS PORTADAS DE DISCOS

ROUND 1: DOMINIO ASTRONÓMICO

Los tiempos han cambiado tanto y tan vertiginosamente que para muchos hablar de las portadas o “tapas de discos” suena demodé en el mejor de los casos o a una curiosidad en el peor de ellos. Máxime que muchos hoy salen en formato digital y el arte de tapa es meramente ilustrativo e intangible. Sin embargo, durante setenta años en el caso del rock and roll, fue algo que evolucionó al mismo ritmo que se desarrollaba el género, que también volvió a las raíces cuando la música transitaba ese camino.

La idea general de esta columna es presentar portadas que, por su arte, su historia o popularidad, han quedado en el inconsciente colectivo de todos aquellos que amamos los discos; créanme que los discos no sólo se escuchan.

Con siete décadas a sus espaldas, transitaremos por los infinitos estilo con que se han presentado; los primeros tiempos donde la similitud era la norma y los años subsiguientes donde fue tomando un cariz mucho más profesional. Ya no eran las empresas discográficas las que decidían a su criterio (en la mayoría de los casos buscaban ser efectivas, pero poco creativas), los músicos (bandas o solistas) irrumpen queriendo decidir cómo presentar sus discos. He aquí donde podemos ver cómo comienza a ampliarse el panorama para que intervengan fotógrafos famosos, artistas plásticos, pintores, equipos creativos, dibujos grandilocuentes, obras recreadas o collages naif. La lista es larga y cuasi inabarcable, pero intentaremos dar un panorama donde no se nos escape ninguna de esas vertientes.

En esta primera entrega vamos a comenzar con una portada emblemática, quizás no tan masiva, pero que tiene muchas aristas de importancia, nos referimos a The Piper at the Gates of Down (el título del está tomado de un capítulo del libro infantil favorito de Barrett , “The Wind in the Willows”) disco debut de la enorme banda de Cambridge/Londres: Pink Floyd, del año 1967.

La portada es una creación del fotógrafo Vic Singh, nacido en la India (de padre hindú y madre austríaca, quienes abandonan el país asiático en los finales de la década de 1940 para afincarse en Londres), estudia en el St.Martin´s College of Art y a mediados de los sesenta funda su propio estudio en medio de la swinging London. De esa manera conoce a muchos personajes del ambiente, como Peter Jenner y Andrew King (productores discográficos de la banda en esa época) que lo reclutan para tomar la foto del grupo.

Singh decide utilizar un objetivo que posee una lente de prisma la cual permite tomar foto en varias capas cual caleidoscopio.

Cuenta la leyenda que dicho lente fue un regalo de un amigo de Singh, un tal George Harrison. Este casual cruce entre la vida de los Beatles y Pink Floyd tendría otro encuentro en pocos días. La cámara utilizada es una Hasselblad y la película una Ektachorme. La fotografía que lograría Vic para la portada es una instantánea de lo que es un viaje de ácidos (LSD): las fotos de los miembros superpuestas, ropa de colores chillones, las letras del nombre de la banda con formato lisérgico, todo sobre un fondo claro, algo que combina de manera notable con la música que sale de adentro, condice con la psicodelia del primer Floyd del gran Syd Barrett.

Dicho álbum fue grabado en los estudios Abbey Road de Londres de la compañía EMI en el mismo momento que los Beatles estaban grabando su mítico Sgt.Peppers. Son ya muchos los testigos que coinciden que ambas grabaciones fueron influenciadas entre sí, Piper – Peppers, en fin.

Si bien no es la tapa más icónica de la banda y quizás nadie hubiere pensado que una columna de este tipo comenzaría con ella, Piper sin quererlo sería una influencia constante en las portadas de otros grupos, tanto en el Reino Unido como al otro lado del atlántico. Pero la elección además hace justicia con una banda que mantendrá el gusto por la estética de sus portadas, donde en sucesivos álbumes la vara subirá en calidad y en preocupación por presentar sus trabajos como pocas a través de las siete décadas del rock and roll.

El viaje interestelar recién comenzaba para una de las más grandes bandas de la historia del rock, el vuelo del gaitero se apagaría demasiado rápido, pero aún brilla su loco diamante.

Formación de la época: Roger “Syd” Barrett (guitarra y voz,) Roger Waters (bajo y voz), Richard Wright (teclados), Nick Mason (batería)

Juan Manuel Botana Martínez