El Peor Sello Discográfico

El mundo de las discográficas ha sido desde siempre un mundo complejo. Desde sellos pequeños llevados adelante por entusiastas de la música, a grandes corporaciones que monopolizan el mercado a través de variadas maneras. Es un universo amplio, diverso; una industria cultural imprescindible y, a la vez, un lugar de claroscuros, con proyectos y personas valiosas, y donde conviven también seres oscuros, interesados sólo en ganar más y más dinero, usando y abusando de los artistas y de su talento hasta límites realmente increíbles.

Por sólo dar un ejemplo, Herman Lubinsky, fundador de Savoy Records, que –y es sólo un ejemplo de tantos– congeló la carrera de Jimmy Scott (cantante de r&b) con un contrato infernal que le impidió grabar y le condenó a trabajar en hoteles y hospitales durante 20 o 30 años. En esa galería de seres oscuros, investigando otra cosa, me encontré con esta historia que quiero hoy contarles…

Desde fines de los años 70’s al día de hoy, fueron apareciendo sellos discográficos de RAC (Rock Against Comunism) en Europa y variadas partes del mundo. Ese estilo de rock, de sellos y de bandas, es esencialmente supremacista, racista, homófobo, antisemita, machista; resumiendo, nazi-fascista. Es un estilo que, aunque minoritario, sectario y alejado de las luces, continúa existiendo. Pero años atrás, incluso con anterioridad a estos sellos, había ya discográficas de ese estilo que, aunque no utilizaban el rock como plataforma, sí usaban el mismo lenguaje de odio. Una de ellas era la francesa SERP DISQUES, llevada adelante por Jean Marie Le Pen.

SERP DISQUES, nombre poco atractivo si los hay, derivado de Sociedad de Estudios y Relaciones Públicas, fue fundada en 1963. Su cabeza visible era Le Pen, quien había perdido su banca de diputado en las legislativas francesas de 1962. Abogado de formación, había sido militar en Indochina y Argelia, y terminadas las guerras coloniales, no había demanda para sus servicios, como lo cuenta en su biografía Fils de la Nation.

Le Pen era/es un ser malvado, pero no tonto y descubrió un lugar en el mundo fonográfico. En Francia siempre se vendieron bien los discos hablados, sean literarios o políticos, aunque aquí no sea algo común. SERP dio su golpe maestro con la grabación clandestina del juicio al Tte. Coronel Bastien Thiry, miembro de la OAS (Organisation de l’Armee Secréte), organizador de los atentados contra De Gaulle, que fue condenado y ejecutado en 1963.

SERP era un sello atípico: entre discos dedicados al Gral. Petain o a colaboracionistas fusilados como Pierre Laval y Robert Brasillach, también editaba títulos protagonizados por Churchill, Leon Blum o Françoise Mitterrand, e incluso ¡uno celebrando el nacimiento del estado de Israel!

Le Pen, nacionalista y conservador hasta el hueso, pretendía rehabilitar al régimen que conquistó Francia en 1940: lanzó LPs dedicados al Tercer Reich, Adolf Hitler, las distintas ramas del Ejército alemán y el Partido Nazi. Fue condenado por “apología de los crímenes de guerra”, pero sus discos alimentaron espiritualmente a la bestia negra que hibernaba en toda Europa.

Aprendió a los golpes: un álbum sobre la Guerra Civil Española fracasó al juntar las canciones republicanas con las franquistas; su público no admitía matices. Le Pen hacía de todo, desde diseñar portadas hasta entregar pedidos en mano. Su oportunismo revela también un alma de disquero atento a publicar lo que pueda venderse: desde himnos anarquistas a cargo de Les Quatre Barbus a una selección de Canciones de los Forajidos del Far West donde participaban izquierdistas ilustres como Pete Seeger. Su especialidad, sin embargo, era la música militar.

El catálogo de SERP combina horrores y muchas anomalías. Contó con cantautores como el Docteur Merlin; hasta probó con el rap del grupo Basic Celtos. Pero la ascendente carrera política de Le Pen como dirigente del Front National (FN) le llevó a desinteresarse por la empresa, que en 2000 se declaró en quiebra. Los activos de SERP fueron adquiridos por uno de sus fichajes, la coral católica Montjoie-Saint Dennis, que únicamente ha reeditado sus propias grabaciones, descatalogando todo lo demás. Como ven, amigos, el mundo de las discográficas tiene cosas raras e insólitas como ésta.

Leo Peirano