Ya ha sido analizada hasta el hartazgo la renovación musical que en el ambiente del rock internacional provocaron distintos movimientos surgidos espontáneamente. Pero repasemos un poquito esa historia de la corriente más comercial del rock, dejando de lado el canal alternativo y el del metal, por poseer ambos sus características propias.
El rock and roll surge en la década del ’50 como una corriente nueva derivada de varias vertientes musicales, como ser el country, rhythm and blues y boggie woogie, entre otras. Si bien Bill Haley es reconocido como el pionero con su afamado Rock Around The Clock, será Chuck Berry quien le pondrá el sello al rock and roll con su característica guitarra. Y de ahí en adelante, ya nada será igual. Su influencia trascendió su presencia física, y se siente en cualquier banda que se precie de hacer rock “de verdad”. Con otros sonidos producidos por pedales o procesadores de sonido, pero el estilo de la guitarra del Sr. Berry subyace por lo menos en la mente de quien quiere interpretar rock auténtico.
Esa fue la primera cachetada que daría el rock, cargada de diversión y alegría, con mucha creatividad. A partir de ahí podemos hablar de una etapa de profundización en estos sonidos de la mano de otros pioneros: Jerry Lee Lewis, Little Richard, Fats Domino y Elvis Presley, entre muchos otros. La década del ’60 será marcada por la invasión inglesa y su rock – pop que puede considerarse una evolución de la semilla plantada unos años antes. En esa misma década, el rock se volverá sicodélico primero y sinfónico luego, llegando a ser cultivado por grandes exponentes hasta mediados de la década siguiente. Si bien había grupos que mantenían cierta esencia del sonido inicial, las complejidades alcanzadas y esgrimidas en extensos solos, se distanciaban de la simpleza inicial.
Entonces recibimos la segunda cachetada, que nos recordó cómo debería sonar el auténtico rock and roll, condimentado con desparpajo, furia y una necesidad de manifestarse que gritaba, literalmente. El movimiento punk llegaba de la mano de Ramones, Sex Pistols, Clash y Damned, entre una legión de grupos que querían tocar lo básico: canciones rápidas, cortas y efectivas. Duró bastante poco el aire fresco, sólo lo que demoró el mercado en devorarse este nuevo “producto” y comercializarlo. La década de los ’80 recibió algunos de los impactos, generando sonidos post punk con distintas variaciones, pero volviéndose a tranquilizar en poco tiempo.
Pero no todo estaba perdido, nos aguardaba la tercera cachetada que nos daría el sonido grunge. Otra vuelta a los orígenes del sonido básico, agregando una intensidad propia del momento, cargada de agonía y desesperación, sonando densamente y con profundidad. Nuevamente un grito desgarrador que nos devolvía al inicio, pero con un toque de amargura. Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains, Soundgarden y Stone Temple Pilots fueron algunos de sus representantes más destacados, entre otros varios exponentes. Y luego, nueva y rápidamente fue asimilado el movimiento y volvimos a lo que el mercado nos dijo que debíamos escuchar.
Es justo decir que ninguna de las cachetadas terminó con nada, y que la frescura de las mismas duró muy poco tiempo, como quizás debía haber sido. Sí debe reconocérseles que abrieron nuevos caminos donde el rock se convulsiona y se reversiona, buscando las raíces más auténticas del inicio. También es cierto que estas cachetadas subsisten como géneros hasta la actualidad, con buenos representantes en cada caso.
¿Y qué sigue? Pues es hora de recibir una nueva cachetada. Numerológicamente estamos en el momento de recibirla, ya que las anteriores se dieron en las décadas impares (50, 70 y 90) y correspondería recibir la cuarta en esta década actual. Pero fundamentalmente la necesitamos para salir del pobre panorama musical en que nos encontramos actualmente. Es cierto que existen buenas bandas de rock exponentes del género, de las famosas y de las que no lo son. Pero es tiempo de que una vez más el rock pegue su grito visceral y primogénito, y nos haga dar vuelta la cabeza para hacernos dar cuenta que nos hemos desviado mucho. Aunque sólo sea por un ratito hasta que, una vez más, sea asimilado en pos de su comercialización. Por lo menos, será un tiempo de recordar de qué se trata todo esto.
Ariel Scarpa