Luis Bercovici – El Astro De Los Discos

El Astro de los Discos existe y persiste en la memoria de todos los que somos coleccionistas de discos o de quienes puntualmente recurrieron a su local para encontrar “esa pieza” que afanosamente estaban buscando. El negocio, creado por David Bercovici y continuado por su hijo Luis, permanece desde hace décadas en el mismo local de la calle Uruguay 1789. Entrar en él es una especie de viaje único al pasado, ya que presenta una decoración y disposición de material que ha permanecido prácticamente incambiada con el paso de las décadas. Un negocio llevado adelante con dedicación y orgullo, basado en premisas que tanto el padre como el hijo han sabido mantener a lo largo del tiempo. La charla con Luis fue un gusto que nos quisimos dar, pero también una obligación para con esta longeva casa.


SR: ¿Cómo inicia el negocio tu padre David?

Luis: Empezó en el año ’55. Ya unos años antes había comenzado a vender discos en la feria y estuvo un par de años ahí, que en aquella época eran solamente discos de 78 revoluciones. En un momento decidió abrir un localcito. El primer local que abrió estuvo en la calle Colonia y Gaboto; un lugar muy chiquito. Por lo que me cuentan los clientes que quedan, porque la mayoría me parece que ya no están más en este mundo, entraban tres y los otros tenían que esperar afuera, porque era un garage chiquito. Yo nací en el ’61, y me acuerdo que entraba y había como una escalera donde tenía un pequeño depósito. De eso tengo una imagen vaga, pero me acuerdo de que estaba todo lleno de cajones con discos de 78. Después ya cerca de los ’60 y pico, empezaron a aparecer los long play y fue incorporando esa parte. Luego y como eso empezó a crecer de una forma muy grande, por el año ’66 se mudó para acá, en Uruguay 1789. Desde ese año ’66 estamos acá hasta ahora.

SR: Una larga historia. ¿Cuándo te haces cargo vos del negocio?

Luis: Empecé a trabajar con él cuando tenía 18 años, por ahí. También fue una época de mi vida en la cual me dediqué a estudiar un poquito un par de años, pero en un momento no quería estudiar más y decidí trabajar con el viejo. O sea que calculo que cuando tenía 21 años empecé a trabajar firme con él. Estuvimos juntos hasta cuando falleció en el año ’92, el 8 de mayo de ese año. Yo seguí solo, apechugando y llegamos hasta hoy.

SR: Y adaptando el negocio a las realidades de venta del momento, ¿no?, porque tu viejo vendía mayormente tango, etcétera.

Luis: Pero también en esa época, por lo que los clientes me cuentan, trabajaba con rock and roll.

SR: Sí, yo le compré cosas a él, cuando tenía los discos de rock en el sótano.

Luis: Se conseguían acá por gente que los traía del exterior. Después las compañías empezaron a editar acá, y entonces empezó a crecer todo el mercado y se fue llenando. Luego, en el transcurso de todos estos años se pasaron varias crisis. La primera fue la del cassette, que ahí fue un golpe bastante fuerte. Después pasaron un montón de años y tuvimos crisis económicas en el país, e igual seguimos. La última crisis fue la del CD; esa fue bastante grande. Y en los últimos 10 años fue un rebrote del vinilo con una fuerza increíble a nivel general de Uruguay y del mundo.

SR: ¿Quiénes visitan hoy El Astro de los Discos?

Luis: Viene gente de todas las edades, clientes que desde hace muchos años todavía siguen comprando discos. Muchos clientes ya no están más y hay clientes nuevos. Las nuevas generaciones muchos no lo conocen, es la realidad, y otros lo conocen porque en los últimos tiempos se ha inundado la plaza de reediciones, y yo no trabajo con reediciones.

SR: Ese es un buen diferencial.

Luis: Exactamente. Todo ese mercado en el cual esa gente joven se volcó a comprar reediciones, yo no lo tengo.

SR: También llega gente del extranjero.

Luis: Llegan, no tanto como antes que llegaban muchos argentinos, por ejemplo. A través de todas las crisis que tuvieron, ellos han dejado de venir últimamente. Hubo una época que venían y compraban tango, por ejemplo. En este momento están viniendo muy poco. También pasó que los tangueros no vienen tanto porque en Argentina, a través de los años, se fueron muriendo y aparecieron todas esas grandes colecciones en el mercado argentino y lo saturaron. Cuando vienen son gente entre 40 y 55 años que quieren algo puntual, y vienen a buscar cosas de rock uruguayo.

SR: Pandemia mediante, hubo un quiebre donde la gente no salía tanto a la calle y proliferó mucho la venta de discos por las redes. ¿Cómo impactó en El Astro.

Luis: Fue positivo, porque en esa época que no se podía salir o era muy limitado, no podías ni abrir el negocio o podías venir sólo unas horas. Yo venía unas horas porque venía con el coche, pero la gente no venía. Entonces empezaron a aparecer muchos grupos de venta por WhatsApp que hasta el día de hoy siguen existiendo. Eso fue un impulso muy grande, porque la gente realmente no salía de su casa y no tenía mucho para hacer, entonces compraba, compraba y compraba discos. De alguna forma, como acá había libertad de circulación, combinaba con las personas para el retiro de los discos, siempre con los cuidados que había que tener en esa época. Se sobrevivió bien.

SR: Hoy por hoy, ¿vendés más acá en el negocio o por las redes?

Luis: Depende. Yo todavía no estoy tan volcado en las redes, en Instagram. Eso es un pendiente para mí. Trabajo en grupos de WhatsApp, en Mercado Libre y esos lugares de ventas, y también trabajo acá. La gente viene en forma muy puntual a buscar determinadas cosas. Los fines de semana, los domingos en los días de la feria, entra mucha gente que está caminando por la feria. Ahí es otro movimiento diferente al de la semana. El de la semana es más puntual, porque vienen a buscar algo determinado o algo que ya me compraron por las redes.

SR: ¿Tenés idea de cuántos miles de discos tenés?

Luis: En cantidad bruta, debe haber 15.000 discos.

SR: Capaz que es la disquería con mayor stock.

Luis: Pero no importa la cantidad sino la calidad.

SR: Si te piden un disco determinado, ¿sabés si lo tenés y lo encontrás?

Luis: Sí. Generalmente y hasta el día de hoy, tengo una muy buena memoria; yo sé casi todo lo que tengo. Algunas veces puedo payar, pero si venís y me preguntás, yo te digo en el momento si lo tengo o no lo tengo. A través del tiempo lo que estoy haciendo es clasificar las cosas para tenerlas a mano.

SR: Sí, veo que está todo muy ordenado.

Luis: Está clasificado por tipo de música. Cada tanto voy cambiando las cosas y voy mirando para refrescar. Siempre trabajé así, nunca puse una computadora. Eso está todo en el cerebro, que generalmente lo uso para esas cosas.

SR: A lo largo de tantos años debés haber tenido piezas importantes que habrás vendido. Hoy por hoy, ¿tenés algún disco a la venta que sea una joyita?

Luis: Hablando de rock uruguayo, de música uruguaya, puedo asegurarte que casi todo lo que se editó en Uruguay pasó por mis manos. En este momento, como sabemos, es bastante difícil encontrar joyitas. A pesar de todo, en este año -son esas cosas del destino- pude conseguir buenas joyas. Conseguí el disco de El Kinto, que lo vendí, conseguí hace poco el disco de Jesús Figueroa y también lo vendí, conseguí el disco de Montevideo Blues y que también lo vendí. Después fueron apareciendo cosas no tan difíciles como ésas. Pero es muy difícil ahora, porque primero hay mucha gente que está en el comercio de discos, y segundo que la gente tampoco quiere desprenderse de los discos. Y cuando se desprenden realmente, ya ves los valores de los discos.

SR: Vos trabajás fundamentalmente con vinilos, aunque tenés algunos cassettes y CDs, pero hay otras disquerías que también han surgido. ¿Cuál es el diferencial de El Astro?

SR: Como te dije hoy, no trabajo con reediciones. Si la gente quiere, por ejemplo, un original, puede pasar por otros colegas, pero si ellos no lo tienen en stock, me mandan a la gente para acá. Yo también mando para los colegas. Con todos ellos yo me llevo muy bien. La otra diferencia es que yo trabajo con todo tipo de música. Si querés un disco de Los Olimareños, yo tengo; si querés un disco de Chalar, yo tengo; si querés un disco de lo que vos quieras, yo tengo. Las otras disquerías generalmente trabajan con un determinado tipo de música.

SR: ¿Los compradores también vienen buscando asesoramiento como antes o vienen sólo a comprar directamente alguna cosa?

Luis: Pocos piden asesoramiento. Hay gente que, por ejemplo, le gusta el jazz o el tango y a veces cuando aparece algún material, yo lo ofrezco, y a veces que hay gente que no los conoce; entonces yo le hago una recomendación humilde del disco. Pero generalmente la gente que viene ya sabe o está muy bien asesorada, muy bien informada. A veces vienen niños de 8 ó 10 años y vienen a comprar discos de Los Beatles y me quedo asombrado de cómo saben.

SR: ¿Estás vendiendo más rock que otra cosa?

Luis: Siempre se vendió más rock que otra cosa. Hubo otras épocas en que había otro tipo de música como tangos o folclore uruguayo, etcétera, que se vendía mucho. Pero yo considero y veo que es un tema generacional. La gente que compraba tango, en su mayoría, han desaparecido. Pero siempre dentro del rock es lo que más se vende, sea inglés, americano, uruguayo, argentino, todo. Eso es lo que está despegado de todo.

SR: ¿En qué momento sale el rock del sótano del local?

Luis: Pah, me mataste. Capaz que fue cuando yo estaba estudiando. Cuando empecé a trabajar con él, ya estaban los discos rock arriba. Nunca le pregunté realmente a qué se debió eso, pero seguramente era por la demanda de la clientela. He escuchado casos de un montón de gente que bajar al sótano era como ir a un templo mayor.

SR: Recuerdo que tenía joyas ahí. Yo le había comprado discos americanos.

Luis: No recuerdo si en esa época se podía importar. Se conseguía acá a través de gente que traía discos del exterior o que eran diplomáticos.

SR: ¿Qué tenés hoy en el sótano?

Luis: Porquerías (risas). Tengo stock repetido, discos de tango argentino que es invendible, discos de música clásica, que también son invendibles, discos de 78. Los tengo ahí no sé hasta cuándo, porque necesito el espacio. Pero realmente no es como antes que bajabas y encontrabas joyas. No hay cosas tan interesantes como en aquella época, las cosas más interesantes se ponen acá para venderlas.

SR: ¿Por qué te parece que hay un como una valorización actual de la música nacional?

Luis: Para mí fue un redescubrimiento de la música uruguaya, porque recuerdo que siempre tuvo una venta bastante pareja. Hubo una época que nadie compraba nada de eso, inclusive hasta de los grupos de los ’80 y ’90 se vendían pero no era una cosa de locos; ibas a las liquidaciones del Palacio de la Música y los tenías ahí. A mí me parece que los redescubrieron y revaloraron toda esa música, y que las nuevas generaciones que no vivieron eso, empezaron a descubrirlo y vieron que había música fantástica.

SR: Cuando estás en tu casa tranquilo, ¿qué música escuchás?

Luis: Tengo mi pequeña colección pero escucho poco en casa. Me gusta mucho la música uruguaya, rock, básicamente. Algo de folclore, también. Tengo cosas puntuales de rock, y también me gusta bastante el blues. Música clásica no escucho, la ópera no me gusta, zarzuela menos.

SR: ¿Alguna banda preferida en lo local?

Luis: No, no tengo ninguna banda preferida. Generalmente escucho de todo, un poquito de cada cosa. Si lo escuché, ya está.

SR: Cómo te definirías, ¿como un especialista en música, un escucha avanzado o un melómano?

Luis: Primero, soy comerciante. Soy un poquito de cada cosa de eso que vos dijiste. Tengo un equipo muy lindo en casa, pero no soy de esos puristas. Me gusta la música, pero si hubiera sido un melómano tendría que tener en casa 10.000 discos (risas). Mi colección no es tan grande, debo tener 1.000 discos, más o menos. Amo los vinilos, porque desde que nací mi viejo ya estaba con los vinilos, y yo sigo hasta el día de hoy. Tampoco soy de esos puristas que tienen esos equipos de audio fantásticos. A mí me gusta escuchar la música y disfrutar el momento.

SR: ¿Podés separar ese disfrute del negocio? Porque es todo lo mismo, ¿no?

Luis: Lo que veo en este momento es que en la plaza hay mucha gente que son coleccionistas pero también son vendedores. Ahora todos venden y compran. Muchos compran, hacen su colección, mejoran sus discos y cuando consiguen alguna pieza que no está tan buena, la venden. En este momento de mi vida me replanteo las cosas. Yo ya tengo acá muchos años, tengo 62 años y estoy acá de los 22 años: 40 años trabajando. Generalmente lo puedo separar, pero ahora este momento estoy evaluando las cosas de aquí a un futuro.

SR: Antes de hablar de tu futuro, quería preguntarte si tendrás alguna anécdota que te acuerdes.

Luis: A través del tiempo han pasado muchos músicos por el local y pasó mucha música. Anécdotas hay muchas, porque la música es algo muy especial, la música llega al alma de la persona, a la memoria. Entonces me ha pasado muchas veces casos de gente mayor que quieren tal cosa que escuchó cuando era joven y vienen acá y yo se lo vendo. Te juro que muchas veces me ha pasado que esa persona casi se pone a llorar. Una vez vino una señora hace muchos años y que quería algo en cassette. Me dijo: “Mi padre se está muriendo y quiere escuchar esto antes de fallecer”. Yo justo tenía el cassette y se lo vendí. Después pasó un tiempo y volvió y estaba muy agradecida conmigo porque el padre pudo escuchar eso antes de irse de este mundo. Hay millones de anécdotas y no me acuerdo de todas. Yo veo que la música es algo muy especial, muy espiritual, escuches lo que escuches.

SR: Y en tu caso, es tu vida.

Luis: Sí, toda la vida estuve con música.

SR: Ahora sí, yendo un poco al futuro, ¿qué pensás hacer de acá a unos años?

Luis: Solamente dios sabe eso, si sos creyente. La verdad que no sé. En este momento yo estoy bien, con ganas, con fuerza y sigo con el local. Me encantan los discos y sigo. Pero en el futuro yo no sé qué puede pasar. Yo tengo hijos y ellos no van a seguir con esto, y tengo también hijastros que tampoco van a seguir con esto. En sí, nadie va a seguir con este local de música. El día que yo decida por alguna razón cerrar, se cerró El Astro. Hay veces que veo los discos que tengo en casa y digo: ¿Qué hago con estos discos? Te digo sinceramente, si tengo la posibilidad de venderlos, los vendo.

SR: O sea que alguna pieza de tu colección particular también puede estar a la venta.

Luis: Alguna cosa, sí. Pero me encanta tener los discos igual y escucharlos cada tanto. La realidad es ésa, en mi familia nadie va a seguir con eso, y es algo que le pasa a muchísima gente por lo que yo he hablado acá, gente que tiene grandes colecciones. Yo les digo: Disfrutá lo que tenés, porque cuando no estés, ya está, lo disfrutaste. El que venga atrás, que se ocupe. Ayer estuvo un muchacho al que le vendí un disco bastante interesante y justo estuvimos hablando de eso. A él también le gusta mucho el rock y está haciéndose una colección muy interesante de cosas uruguayas. Me dijo que tiene un hijo de veintipico de años al que le va diciendo lo que valen y ya está. Uno a veces tiene que replantearse las cosas en la vida. Cuando uno es joven está todo bárbaro, vamos para adelante. Si hay alguien que conserva lo del padre o quiere conservarlo, es sensacional.

SR: Pero eso se da en la minoría de los casos.

Luis: Por lo que he escuchado acá, sí. Tuve experiencias, por ejemplo, donde un coleccionista de la época de mi viejo que compraba música clásica y otros, tenía una colección que eran como 8.000 discos, una cosa fantástica, de locos. Él falleció y la hija salió a vender los discos al mes. Habló con una persona y con otra y al final llegó acá. Me dice: “Soy la hija de tal y tal persona y mi papá falleció. Necesito vender los discos porque sino mi madre los tira en una volqueta a todos”, así me dijo. Fue toda una vida que el tipo coleccionó y disfrutó. Al final le compré todo. En aquella época podía comprar discos de música clásica, ahora en este momento ya no compro más. Cuando fui a la casa tenía discos en el living, en la cocina, en el dormitorio, los armarios. Yo entiendo a la mujer, estaba saturada completamente. Y hay mucha gente que yo conozco y que está en ese momento, que tienen 5.000, 8.000 discos de música clásica y son gente que ya no compra más discos. Un día hablando con uno de ellos le pregunto, porque tengo mucha confianza y los conozco hace mucho: ¿Por qué querés tantos discos? Y me dice: “Lo que me resta de mi vida, no me da el tiempo para escucharlos ni una vez cada disco. Lo único que sé, es que lo tengo. Entonces cuando tengo ganas voy y escucho el disco ése. Después capaz que pasan dos meses y no escucho ninguno más”. Pero sabe que lo tiene.

SR: Típico del coleccionista.

Luis: El futuro es muy incierto, realmente. Uno va a trabajar hasta que tenga ganas de trabajar y mientras que también funcione.

Ariel Scarpa