Finalmente llegó el día de la vuelta de La Chancha en su formato eléctrico. La Sala Del Museo fue el lugar que el público colmó para vivenciar la extensa entrega de canciones que la banda compartió con sus seguidores, previa consulta en las redes sobre los temas que les hubiera gustado que tocaran. Un concierto excelente, donde una vez más quedó de manifiesto esa conexión entre ambas partes, banda y público.
El show fue abierto por los teloneros previstos, Jerónimo Lamas y Tomás Lozza, como comentó Juan Bervejillo en la entrevista que le realizamos recientemente. Poco después de las 21 horas, comienza a sonar La Chancha, de la mano de los originales y eternos Juan y Yanni y los permanentes Alito y Mireya.







En un concierto de alta energía donde el público fue protagonista a lo largo del total del mismo, desfilaron una gran cantidad de canciones de los distintos discos de la banda. Todos los temas fueron coreados espontáneamente por la gente, más allá de las invitaciones puntuales que hizo Juan. Tremenda conexión que se manifestó, además, con saltos y variadas muestras de disfrute. Es casi imposible destacar los puntos altos del show, ya que siempre se mantuvo alto y parejo, con gran energía. También hubo lugar para varios invitados a medida que iba transcurriendo la noche, culminando con todos ellos y varios más sobre el escenario para interpretar “Todos queremos ser parte del show”.
El público estuvo compuesto por gente de todas las edades que notablemente eran seguidores de La Chancha. Lleno total y gente afuera que no consiguió entrada, demuestran la vigencia de la banda y sus letras. Y después dicen que el rock está muerto, ja.







Un gran regreso que a pesar de estar plagado de canciones, podría haber seguido por más tiempo, dada la energía que se generó y el disfrute que implicó lo realizado. Con la vista sobre lo sucedido anoche, el público demostró la necesidad de que los conciertos de La Chancha tengan una mayor frecuencia de lo que la banda está pensando actualmente, que son unas dos presentaciones anuales. Seguramente La Chancha y su público se lo merezcan.
Ariel Scarpa
