Tercera Guerra Mundial

En 2013, en una de mis visitas a Londres, Vic Godard (líder de los Subway Sect, banda que compartía manager y local de ensayo con los Clash) me contó que, en pleno apogeo punk, John Lydon tenía como costumbre susurrar al oído de desconocidos parte de la letra de una añeja y olvidada canción: “Ahora cuando nos levantamos / poder popular / cuando nos levantamos / poder para los pobres / cuando nos levantamos / poder para los trabajadores / cuando nos levantamos / poder para todos”. Era el estribillo de “Ascension day”, corte que abre el primer disco, publicado en 1971, de una ignota banda londinense, Third World War (a la fecha, 360 oyentes mensuales en Spotify).

Era el mismo grupo que otro prócer del punk, Joe Strummer, consideraba de lo poco que se salvaba cuando todo lo demás atrasaba. A principios de los setenta, lo hippie era viejo y lo nuevo aún no había surgido. Third World War era el monstruo que nacía en ese intervalo. Pero, pese a tan ilustres seguidores, el rastro de esta aguerrida maquinaria protopunk se perdió entre los renglones torcidos de la historia oficial del rock. Salvo que ustedes me ayuden a corregirla…

John Fenton, ideólogo, productor y manager de Third World War, quería una banda de clase obrera, lejos del “amor y paz” que reinaba en aquellos años. Fue así que adquirió un papel parecido al de John Sinclair en los MC5. Pero, a diferencia de la banda de Detroit, Third World War no existía antes de que Fenton tomase la decisión de combatir, mediante el rock & roll, al establishment, en defensa de la calidad de vida de la clase trabajadora. Había llegado la hora de dejar de poner flores en los cañones y empezar a oler la pólvora. La idea se le ocurrió después del Mayo Francés, cuando las calles se habían transformado en una pista de baile y hasta los Rolling Stones llamaban a la insurrección.

La mitad de los temas de su primer y homónimo elepé hablan explícitamente de la clase baja y hasta se dan el lujo de musicalizar una supuesta toma del Palacio de Westminster. Fenton, cansado de la psicodelia hippie, quería documentar el descontento de la gente de a pie. Para ello, reclutó a Terry Stamp (guitarra rítmica y voz) un camionero de oficio, a quien le presentó a Jim Avery, un bajista desocupado; les explicó su idea de rock revolucionario y les pidió que compusieran la placa debut de Third World War con lírica proletaria a favor de los oprimidos. El binomio compositor generó nueve canciones de hard rock tabernario, con estética hooligan. Mick Liber era la guitarra líder, Fred Smith a la batería y las colaboraciones estelares, en los vientos, de los norteamericanos Bobby Keyes y Jim Price, habituales de los Stones, completaban el comando. Aquella banda devolvió el rock a las calles, anticipando la mugre y la furia del punk. Varios críticos londinenses, en 1977, los definieron como uno de los grupos más desaliñados y proféticos del rock británico.

En los días de actividad del grupo, la prensa musical intuyó algo para lo que todavía no existía nombre, pero aún así, los consideraba pésimos en vivo. La cosa es que, primitivos, disidentes y afónicos de repetir verdades, Third World War apenas realizó una gira que los llevó por Finlandia, Alemania y Francia. Precisamente se encontraban varados en París, después de la suspensión de un festival a causa de una brutal tormenta, cuando, a escasas cuadras de su albergue, murió Jim Morrison.

Third World War participó en los eventos a favor de la revista underground OZ, asediada judicialmente por obscenidad y atentado al pudor. Tocaron para las Juventudes Socialistas y en beneficio de dos miembros del grupo filoanarquista Angry Brigade. Time Out, cuando en sus inicios era faro periodístico de la contracultura, los contrató para su fiesta aniversario. También decenas de manifestaciones callejeras contaron con su ferviente colaboración.

Vic Godard (Subway Sect) y Hugo Gutiérrez (La Sangre de Verónika). Londres, enero 2013

En 1971, John Fenton elucubró la clásica maniobra que no suele funcionar, ni en la música ni en la política: el aggiornamento. Con un sonido más cuidado, Third World War 2 estaba listo para salir a la luz, nuevamente, por medio de Fly, sello discográfico que empezaba a triunfar con T. Rex, pero cuando la banda entregó la grabación, se negaron a publicarlo. Fly rechazó la canción “Coshing old lady blues” por contar la historia de un adolescente que se enrola en los Ángeles del Infierno y amenaza de muerte a sus abuelos para robarles la jubilación. Después del desaire de Fly, Fenton quedó en bancarrota y el grupo, en silencio y ordenadamente, se disolvió. Third World War 2 acabaría finalmente editado por Track Records, la discográfica que manejaba Pete Townshend junto a los Who.

Terry Stamp regresó a su camión, Jim Avery se volvió alcohólico, mientras que John Fenton se desplomó a causa de un accidente vascular encefálico fulminante. Pero la pequeña leyenda de Third World War sobrevivió a través de ese invisible cordón rojo del cual Greil Marcus habla en su maravilloso Rastros de Carmín. Stardom Road, es una completa página web que narra fielmente la historia de un grupo que, como tituló la revista inglesa Wire, hubiera prendido fuego la pradera… si el cóctel molotov hubiera funcionado.

Lic. Hugo Gutiérrez