Se estima que más de 300 mil personas visitan cada sábado la feria de Portobello en Londres. Una gélida mañana sabatina, me encontró caminando por esa cinematográfica calle. Resulta que iba en fila sobre la izquierda, respetando la normativa de tránsito inglesa, cuando sobre la mano derecha veo bajar a Don Letts, director de cine, músico y DJ responsable de muchas de las imágenes icónicas de los artistas de punk y reggae. Fue inevitable cruzarlo de frente, venía con su clásica gorra Tam y auriculares. Inmediatamente cambié de senda y lo intercepté en el puesto de vinilos que ya había visitado. Luego de sorprenderse al mencionar mi nacionalidad, me recomendó algunos discos y seguimos la charla sobre su programa de radio en el pub de la esquina, debido al frío reinante.
Letts fue el productor ejecutivo del reciente retrato documental: REBEL DREAD, que acaba de llegar a las salas británicas. El resultado del film es una crónica cálida y generosa que en ocasiones se desvía hacia el lado hagiográfico. Pero Letts ha llevado una vida tan dinámica que la falta de voces críticas es perdonable, especialmente cuando hay una gran cantidad de archivo (parte de la colección de Letts) y buenas anécdotas de personas como Mick Jones o John Lydon.
Nacido en Brixton, de padres que habían venido de Jamaica a mediados de los años ’50 para trabajar en los autobuses y en el comercio de prendas de vestir, Letts recuerda haber crecido sin darse cuenta del racismo hasta el discurso de Enoch Powell sobre los «ríos de sangre» en el ’68. Pero en lugar de detenerse en la persecución, Letts se enfoca en el movimiento simultáneo de derechos civiles en Estados Unidos, con la pista de James Brown interpretando “Say It Loud, I’m Black and I’m Proud”. También es fascinante conocer que su primer concierto fue un show de The Who y que era un gran admirador de los Beatles.
De adolescente, Don Letts lucía anteojos de aviador y un afro. Su hermano mayor, Desmond Coy, recuerda una etapa onda Bowie cuando también usaba aretes y sombra de ojos. Empleado en una tienda de ropa en King’s Road, llevó a Letts a caer bajo la influencia de Malcolm McLaren y Vivienne Westwood. Invitado a pasar música en el Roxy, de Covent Garden, fusionó la floreciente escena punk de Londres con lo que él describe como sus hermanos rasta. Después de que el club cerraba, integrantes de Sex Pistols, The Clash y Generación X, continuaban la fiesta en la casa de Letts. Comprar una cámara Super-8 para filmar conciertos punks lo puso en el camino para convertirse en un prolífico director de cine con más de 400 videos musicales a su nombre, así como varios documentales de larga duración.
Una temporada como manager de la banda punk de chicas The Slits, lo llevó a viajar con The Clash en la gira White Riot. Una larga colaboración cinematográfica con la banda de Strummer, sobrevivió a su separación en 1986 y vio a Letts unirse a Big Audio Dynamite de Mick Jones como músico. Nunca pretendió ser un gran vocalista o instrumentista, pero definitivamente merece crédito por la participación innovadora en BAD y su fusión de géneros musicales. Es muy placentero escuchar a los veteranos de la escena musical británica punk, revolcándose en el fabuloso archivo de Letts. Dado que el director William E Badgley ya ha realizado un documental sobre The Slits (Here to be Heard), es una pena que no haya más de los ex miembros de la banda de Ari Up, pero quizás viejas disputas se esconden detrás de sus ausencias en pantalla.
El periodista musical Chris Salewicz es perspicaz en todo momento, aunque es decepcionante que sólo haya un vistazo breve y tentador de Vivien Goldman, autoridad académica en la historia del punk. Rebel Dread es más interesante cuando Letts recuerda su primera estadía en Jamaica en el ’78. La realidad de la pobreza en los municipios chocaba con la imagen que tenía de las películas románticas de gánsteres, particularmente The Harder They Come. Letts recuerda todas las bandas jamaicanas cuyos discos atesoraba en Londres y cuando se presentaba en el hotel de lujo de Richard Branson con la esperanza de conseguir un contrato, observando con ironía que los verdaderos pioneros de la música nunca cobran.
Letts lamenta no poder conectarse con sus abuelos jamaiquinos y un período posterior de filmación en Namibia lo hizo sentir aún más extraño. Pero no se detiene demasiado en los dilemas de las culturas transregionales y se enorgullece de haber hecho el primer video musical negro (Pass the Duchy, de Musical Youth) que se reprodujo en MTV. El final de Rebel Dread se parece demasiado a un obituario en homenaje a un hombre que todavía está muy vivo, pero de todas formas, es un entretenido galope de 80 minutos a través de una vida extraordinaria, capaz de compartir un café con un desconocido.
Lic. Hugo Gutiérrez
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