Metallica En Campo Argentino de Polo (30/4/22)

En la noche del sábado 30 de abril en las instalaciones del Campo Argentino de Polo, se dieron cita dos bandas internacionales para, en sus distintos grados, aportar tonalidades de rock a una bulliciosa noche porteña. Para la nueva presentación de Metallica que vendría a convertirse en la sexta parada de la banda por esas tierras para dar su décimo show, el toque estaría precedido de otra gran banda, obviamente con mucho menos trayectoria, como son los jóvenes hermanos Kiszka más su amigo en común Wagner, en la conformación del grupo que han pasado ha denominar como Greta Van Fleet.

Estos chicos que sorprendieron al mundo desde que en octubre de 2017 ganaran el premio de Mejor Artista Nuevo en los Loudwire Music Awards y que apenas dos años después fueron nominados en cuatro categorías de los Grammy Awards (Nuevo Artista, Actuación de Rock, Canción de Rock y Álbum de Rock) obteniendo el premio en ésta última.

Los Greta, quienes ya estuvieron por esas tierras en el Lollapalloza de 2019 y luego hicieron una fecha en el Teatro Gran Rex, pasadas las 19:30 horas dieron el primer batacazo sorprendiendo gratamente al público presente. De menos a más, comenzaron su show con pocas palabras hacia el público, pero dando un sonido que contagiaba cada vez más. Como teloneros dieron un muy digno espectáculo dentro de los acotados márgenes que le permite este tipo de presentación, pero así y todo lograron captar el gusto, cariño e interés del publico, aún de aquel que pudiese no conocerlos.

Aunque fueron unos 40 minutos de actuación y en donde siete fueron los temas que tocaron (“Built by nations”, Black smoke rising”, “Caravel”, “Lover, leaver (taker, believer)”, “That’s all right” (un cover de Arthur “Big Boy” Crudup, mundialmente famoso por interpretarlo Elvis Presley), “My way”, “Soon”, y para el cierre, “Highway tune”) los pendex dejaron tremenda onda sobre las tablas y se volvieron a lucir frente al público, que aunque la mayoría tenía la cabeza puesta en el show de fondo, lograron inmiscuirse en los corazones de los presentes.

Luego de transcurridos unos diez minutos de las 21 horas, se comenzó a proyectar en las pantallas la clásica apertura de los shows de Metallica, como es el fragmento de “The ecstasy of gold”, de Ennio Morricone para la película “El bueno, el malo y el feo”. Acto seguido y como para arrancar allá arriba, sonaron las primeras notas de “Whiplash”, demostrando que por lo menos de arranque están bien cargadas las pilas.

En el plan de no aflojar se sucedió la vertiginosa “Fuel” (donde se vieron por primera vez las gigantescas llamaradas sobre el escenario así como las colocadas sobre cada una de las torres de audio dispuestas a lo largo de la cancha). Seguimos con “Seek & destroy”, otro recuerdo para aquellos primeros discos de los años thrash.

Un pequeño instante para retomar el aliento sucede con “One”, tarea que no dura mucho sino hasta que Lars y James hacen vibrar su doble bombo y su guitarra respectivamente. La energía no decae ya que tocan el clásico “Sad but true”, donde el público agita al unísono y sin parar durante toda la canción.

Continuamos con “The unforgiven”, a pesar que el sonido invitaba a que fuese a ejecutarse o la versión II o la III, ya que se emitieron líneas musicales de ambos temas hasta que irrumpe James con su introducción del tema grabado para el disco negro. La siempre presente “For whom the bell tolls” aunque en esta oportunidad no acompañada, al igual que en el disco, con la lenta “Fade to black”. Luego sí la infaltable “Creeping death” y la sorpresiva “No leaf clover”. Como cierre, el clásico “Master of puppets” en su versión extendida, para luego de unos minutos de canto y aliento del público pidiendo por la vuelta a escena de los músicos, se suceden los bises.

Arrancamos con “Spit out the bone”, donde Hammet puede lucirse con varios de sus solos magníficos, para acto seguido pegarte un trancazo que te baja a tierra con la balada “Nothing else matters”, como siempre muy coreada. Aunque extrañamente ubicada en el set list ya que venimos de varios minutos con el publico en agite, fue enteramente disfrutable. El final del show fue con el hiper clásico “Enter sandman”, que dio una excusa para que la gente tomase el ultimo aliento y saltase como si no hubiera un mañana. Así y con varios fuegos artificiales de despedida, Metallica estuvo por más de dos horas sobre el escenario dándonos todo, aunque como mencionaremos, esto les cueste un poco más de esfuerzo, el cual por momentos parecen no tener.

Dieciséis fueron las canciones que el grupo tocó con varias ausencias y diferencias con toques anteriores y aún más con su primera actuación de aquel año 1993. Metallica colmó y se reunió con el público local con un potente concierto tras cinco años desde su último show en ese país. Para los mas de 60 mil espectadores que colmamos las instalaciones, ésta se convirtió en tal vez la última visita del grupo, cuestión que aún no está definida.

Para quienes ya los vimos en oportunidades anteriores, como es mi caso, la actuación del sábado 30 resultó agradable pero escasa de sorpresas. Podría definirlo de esta forma: este toque fue lo mejor que vi luego de ver a mi mujer irse con su jefe, verla en malla, el nacimiento de mis hijos, AC/DC en argentina 1996 y 2009, Ozzy en Argentina, Kiss en abril de 2009, Metallica en mayo de1993 y Metallica en enero de 2010. Clarito. Metallica optó por dar un show sin sobresaltos, sin sorpresas y nada que fuese de improvisado, extraño o que dejase algo librado a la suerte. Se jugaron a la segura porque sabían que con esa carta, el espectáculo saldría redondito y colmaría las expectativas de muchos.

Resulta un tanto extraño, por ejemplo, el hecho que la gira sea the “Hardwire World Tour” y apenas toquen dos temas de ese disco. Además no tocaron ningún tema del Death Magnetic y sí la mitad de las canciones del Black Album. 5 canciones en 16; resulta un poco mucho, ¿no?

¿Qué me parece que pasó? La idea de Metallica era jugarse a la segura y no andar dando sorpresas ni sobresaltos. Si saben que ciertos clásicos surten efecto, optaron por este camino y así evitar tomar riesgos, ya que es mejor hacernos los “chanchos rengos” y esquivar algún sonido del St. Anger. Por favorrrr… ¡¡¡qué riesgo!!!

Puede ser que a Metallica en la actualidad, cuando sale a escena a cumplir con su plan de apabullarte y pasarte por arriba con su música, le esté costando cada vez un poco más. Ahora bien, debemos acostumbrarnos y caer en la realidad que, por ejemplo, de aquel peli largo rubio gritón y malhumorado pasemos ahora a un James de nulos movimientos, sin sobresaltos o corridas y sin ni siquiera peludear en muchas ocasiones.

El problema que encontramos en esta actualidad de la banda es lo difícil que se le hace sostener un show de más de dos horas a un ritmo frenético. Recordemos que estamos parados frente a sujetos entrando en su sexta década de vida, a la cual los muchachos en todos estos años le agregaron todos los alicientes posibles. Mucho rock, noche, alcohol, drogas, sexo, giras, discusiones, St. Anger, sicólogos, etc., etc. Todo esto requiere un esfuerzo físico y mental extremo, por lo que si no se logra de una forma, la otra posibilidad que existe es bajar el ritmo. Y yo creo que esto es lo que está sucediendo con Metallica en la actualidad.

El show fue magnifico, musical y visualmente hablando, pero convengamos que alguno que otro detallecito de rock nos está faltando. Dije rock exclusivamente, no pido pantalla led, videos, luces robóticas, chistes, frases, saludos gauchescos con mate, ni pirotecnia. ¿A qué me refiero?, ya ninguno de los músicos ejecutan solos. Ni siquiera el showman extremo de Lars. Como dijimos, con todos esos “chiches”, superan las dos horas de show con 16 temas. En 1993 tocaron 20 temas, más dos solos, el del “rapado” Newsted y el de Hammet. En el Lollapalooza de 2017 tocaron 18 canciones y en enero de 2010 en River Plate tocaron 19.

Considero que en parte también pudo haber afectado la maldita pandemia, por cuanto este show todos los asistentes de esa noche ya lo vimos con anterioridad y por lo menos unas 10 veces. ¿Cómo es esto? Estuvimos más de dos años esperando la concreción del show, ¿qué se piensan que nos pasamos haciendo? ¿Viendo el Show De La Oca, Ahora Caigo o El Sello De Hoy? No, claro que no. Gastamos miles de gigabytes en YouTube pispiando los shows de esta gira, tanto de USA así como de fechas en Europa. Por lo que, la sorpresa que nos llevamos en 2018 y 2019 de esos toques a través de la pantalla, hace una semana en vivo, fue escasa.

En fin. Ojalá, que para la próxima ocasión en que estén por estos lares, tengamos mayor oportunidad para escucharlos que para verlos.

Tomás Cámara