ARTE Y PUBLICIDAD:
HISTORIAS DE LAS PORTADAS DE DISCOS
ROUND 3: PLACERES DESCONOCIDOS
Manchester, esa ciudad industrial tan particular del Reino Unido, que nos legará sobre las últimas dos décadas de siglo XX un sinfín de estilos, bandas, sellos discográficos, clubes bailables y discos de una calidad suprema como pocas ciudades en el mundo y en tan poco tiempo.
Estamos en el año 1979 y una banda llamada Joy Division está por sacar al mercado su opera prima, Unknow Pleasures. No es una banda más, no es disco más, podríamos decir que es el comienzo del post punk, de la mano de cuatro jóvenes de clase obrera en la Inglaterra de Margaret Thatcher. La desocupación y desesperanza flotan en el ambiente de una urbe ya de por sí bastante depresiva.
Del punk fundacional o aquel que explotó en 1977, ya casi no queda nada. Quizás siendo muy fieles a sus convicciones, estaría hasta bien que ya no durara esa generación que formó una banda luego de ver a los Sex Pistols, de admirar a los Clash, Damned o Ramones; del punto de vista artístico tenía otras cosas para decir, otras atmósferas que tocar.
Tony Wilson era un presentador de televisión con bastante fama, pero decide dar un salto sin red y funda Factory Records junto a Alan Erasmus y Peter Saville. Este último es el encargado de arte de la incipiente compañía discográfica. Luego de algunos simples van a lanzar el primer LP y va a ser de la prometedora banda antiguamente llamada Warsaw y ahora ya como Joy Division, la joya de la ciudad.
Saville recibe algunas ideas para la portada de parte de Stephen Morris (baterista de la banda) y le pasa una fotografía de una página (posiblemente arrancada de algún libro) donde en el pie de foto dice que era la gráfica de un púlsar. Sacando esta idea de la imagen, la banda no quería ni que su nombre ni el nombre del disco apareciera en la portada, sólo el fotograma del púlsar, sólo una imagen.
¿Qué es un púlsar? Es un acrónimo del inglés «pulsating star“, que es un tipo de estrella cuya actividad es similar a la de un faro; emite radiación en intervalos regulares y breves. Joselyn Bell es la descubridora del primer púlsar de la historia desde su laboratorio en Cambridge, pero los honores se los lleva el director de su doctorado (Bell aún no estaba recibida) Anthony Hewish, en una mezcla de machismo y mala leche.
La gráfica en sí está exactamente al revés de como si imprimió la portada. Sobre papel blanco, la gráfica iba dejando su trazo en tinta negra; lo que Saville hizo de manera deliberada y brillante, es invertir los colores. El negro predomina, en una clara muestra de la oscuridad de la música de la banda, sobre los trazos en blanco. El logro de la portada es penetrante e hipnótico, algo que consciente o inconsciente de ello, cierra el círculo de un disco mayúsculo, distinto e histórico.
La historia misma de la banda, fugaz, trágica, e indeleble, pareciere que estaba ya sellada por la imagen de esta portada. Es probable que el amor nos volverá a desgarrar, pero tenemos esta música eterna para sobrellevarlo. Ian Curtis fue encontrado muerto a poco más de un año de la salida de este álbum, tenía tan solo veintitrés años, una hija, un divorcio en ciernes y una epilepsia recurrente. La fama lo desgarró.
La banda se reconvertiría en otra llamada New Order y volverían a hacer historia, entre otras cosas junto a Tony Wilson y Alan Erasmus (otras vez los mismos nombres). Aparte de una carrera musical excepcional, abren en Manchester el famoso club The Hacienda, cambio de paradigma en el futuro de las discos y creadores de las Raves, algo que revolucionaria el mundo bailable del planeta entero hasta el día de hoy. Estaban tocados para ser buenos, sin duda.
Formación de la época: Ian Curtis (letras y voz) Peter Hook (bajo y teclados) Bernard Sumner (guitarra) Stephen Morris (batería y batería electrónica).
Juan Manuel Botana Martínez