El Whiskey’s Bar, Los Toxi y Ruido Salvaje en El Chamuyo (12/11/21)

El pasado viernes 12 se dio un acontecimiento pocas veces visto en nuestro país. Me refiero al hecho acontecido en sala El Chamuyo en relación a la escena nacional rockera y under, porque lo acontecido en materia futbolística no debe sorprender a nadie, siendo algo poco novedoso.

En apenas tres horas, en un mismo sitio y con la misma gente (la que allí había) se vivieron un sin fin de sensaciones todas derivadas de distintas bandas que esa noche actuaron. Aunque el hilo conductor de todas fuese similar, como lo es el rock, cada una de ellas tiene su singularidad.

En principio y para arrancar la noche, El Whiskey’s Bar, la joven banda con origen parte en la ciudad de Maldonado y otra en Minas, encendieron la noche con su fuerte rock teñido de acordes clásicos, mucho punk y rockabilly. Aún siendo los espectadores víctimas de la pandemia mundial, vimos el show sentados y con mesas para degustar líquidos y sólidos a gusto particular.

Los músicos todos ejecutaban muy sólidamente sus instrumentos, destacándose Óscar Rodríguez al frente del grupo, quien además de cantar y tocar la guitarra, generalmente ejecuta los solos de los temas y además se mueve y baila por todo el escenario. Le acompañan Maximiliano Garay en guitarra, Matías Alpuin en el bajo y Mauro Gorgoroso en la batería.

Acto seguido llegó el momento de Los Toxi. Éstos no tuvieron ningún problema en agarrar la batuta del espectáculo y darnos lo que estábamos esperando. El estilo de la banda es un punk clásico, y variados toques de rock ‘n’ roll. La banda conjuga energía, alegría, rebeldía y furia entreverados, con la soltura de su frontman. Esto provocó ya desde un principio que se metieran al público en el bolsillo.

Con las ganas de cantar y bailar que mostraban, era sólo cuestión de tiempo para que con la mejor receta de rock and roll, lograran generar un ambiente de jolgorio. Y así fue, y a pesar de que sus fieles seguidores sufrían el estar atornillados a sus sillas, descontracturaron sus cuellos y no dejaron de agitarse. Es que la banda hace mover a su gente y además tiene un grupo importante de fieles seguidores, lo cual denota no sólo el gusto por el rock que la banda ejecuta, sino la calidad de sus temas, que hace muy fácil la tarea para que uno se enamore de sus temas.

Para el final, como broche estelar, la paradoja de ser una banda con músicos muy experientes pero que juntos nunca habían tocado. A pesar de ello, la soltura y tranquilidad con que interpretaron sus temas, parecían más los Ramones que una banda de pub. Parte de los músicos también son integrantes de Los Toxi, como ser su guitarrista, el cual aquí en Ruido toca el bajo, y el baterista que repite instrumento.

Los Ruido Salvaje denotan más experiencia sobre las tablas, a pesar de haber sido su show debut, ya sea desde la solidez de los músicos hasta el desempeño y el pararse en el escenario. Fueron los que más dialogaron con el público, mientras que Whiskey’s tan sólo esbozó un: “Que lástima el partido” (con referencia al partido de futbol que Uruguay esa noche había perdido con Argentina), pasando por Los Toxi que tiene a su frontman que comenta los temas y saluda a los amigos y hace algún que otro chiste y comentario gracioso.

En resumen, fue una noche de más de tres horas de rock y punk donde la diversidad fue expuesta por tres distintas bandas que ejecutan el estilo a su real entender. Eso sí. Por lo pronto, no sé si unos bien u otros mal, es difícil saberlo y además ¿quién se cree “juez musical” para poder calificar así a una banda? Lo que sí pongo las manos en el fuego es que cada uno de ellos te dejaba los pelos de punta (como una cresta) porque veías y sentías que la pasión del rock corría por las venas de esos condenados músicos.

Tomás Cámara