“El rock no está obligado a nada. El artista no está obligado. El artista toma sus decisiones. Y que el letrista no se olvide… es cierto pero no es un mandato «bíblico». Para nada. El artista tiene el derecho a elegir de qué habla. El artista tiene derecho a elegir qué compone, de qué quiere hablar, contar o cantar. Su sensibilidad, su visión del mundo que lo rodea y su estado de ánimo, es muy probable que influya en su creación. Sea para empatizar o para abrir otras puertas. Eso corre por el artista. Es muy pobre, muy ruin obligar al rock a que deba obligatoriamente a «decir algo». Es una visión fascista, cortoplacista y utilitaria del arte».
«Quiebro una lanza por el artista y su libertad de expresión. Quiebro una lanza por los artistas que se comprometen con su tiempo y su lugar, sin dudas. Pero por sobre todo, quiebro una lanza por el artista que se compromete con su obra. No te valida más hablar de lo complejo de un momento o arengar a algo. El artista no es un mecanismo rehén de lo que «se sugiere» hablar. El artista es una entidad, individual o colectiva que tiene el derecho absoluto a decir y expresar de la forma que quiera su sentir. Si luego existe esa comunión entre el artista, la obra y el receptor (espectador / escucha o contemplador de la obra), es otra cosa. No dejemos que el rock quede «prisionero» de experimentos sociales y de medir la popularidad de un post».
«Creo que todo artista arranca su carrera sin público, con 0 likes, pero sí con una obra, con su trabajo. Luego empieza el camino de difundir y promocionar. Ese camino que termina siendo muy ruin y en muchos casos hasta afectando a la obra».
«A mis amigos músicos, artistas, creadores: sigan siendo fieles a uds. mismos y traten de ser inmunes a los virus sociales y mediáticos. No dejen de observar el mundo y la realidad que los y nos rodea. Pero nunca sientan cercenada su libertad. En la creación, el artista manda y no el tribuneo que no lleva a nada».
«¡Viva la música!”
Muro personal de Gabriel Brikman en Facebook
www.facebook.com/gabrielbrikman
(…) Diálogo entre Ariel Scarpa, director de Sólo Rock, y quien les escribe:
– Gabriel, tenés que pasar la columna. Publicamos el miércoles.
* Dejame revisarla y te la paso…
… y la revisión fue un replanteo de la columna…
Hoy me salí de la línea editorial que venía llevando. Dejé a un lado la producción y me volqué a la opinión. Decidí llevar el posteo que hice en mi perfil a otro nivel y publicarlo en una columna. La #7, número clave en mi vida.
Les cuento que escribí muchas veces lo que va en este espacio. Lo pensé y repensé… Porque es difícil escapar a la lógica de las redes. Del dime y el direte. Del que dispara porque… algo hay que decir y… total es mi muro y si te jode o jode a unos cuantos, problema de ellos. “Yo digo lo que quiero”. Está muy bien. Eso es la libertad de expresión. La celebro y la defiendo… pero ahí es donde debemos saber medir lo que leemos en las redes y la relevancia de quien escribe.
¿Ser mediático habilita a ser “todólogo”? ¿Ser mediático habilita a generar polémicas para medirte tus partes sociales? Lamentablemente y con todo el dolor del alma les digo que la respuesta es: SI… justamente porque hay libertad de expresión y debemos valorarla, cuidarla y defenderla. Pero… ¿tenemos que entrar en el juego de la provocación? Y… ¿cómo nos defendemos de los provocadores? ¿Cómo nos defendemos de ser un experimento social destinado a satisfacer un juego o una estadística de mi alcance social?
Ahí lo único que podemos hacer es escapar al barro. Escapar al adictivo juego que proponen algunos en las redes sociales y… pensar. (“Pensar y Separar” rezaba La Trampa). No entrar en provocaciones. No entrar en dicotomías absurdas. No entrar en la segmentación que da popularidad a pocos y quiebra un muy golpeado entramado de artistas y públicos de diferentes palos. Por favor, no entrar. Hay que escapar a esa lógica que proponen estos dioses con pies de barro. Porque es tiempo tuyo que consumen, tiempo que les es funcional y que quita mucha energía, que la precisamos más que nunca para vivir.
Hoy día a día estamos casi obligados por sentido natural a ser plantas de bioenergía. Hacer lo imposible a base de temple, cultura y paciencia, de convertir el detritus que nos llega desde las redes y otros ámbitos, en algo que sume, construya y nos dé nuevos empujes en lo personal y en lo colectivo.
Es por eso que no importa quien provocó. Ya no es relevante. Lo relevante es preguntarse cosas… cosas relevantes justamente.
Te dejo 3 hashtags. Son tuyos. ¡Dales vida!
#ElRockViveEnMi #ElijoQueComponer #ElijoDeQueHablar
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Gabriel Brikman (área 51)
músico / productor / comunicador / gestor cultural
Responsable del proyecto de comunicación Distorsión
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