Graffirock

Organizado por la Unidad Asesora de Proyectos Especiales (UAPE) perteneciente a la Comisión Honoraria de Asuntos Juveniles de la Intendencia Municipal de Montevideo, con el auspicio del Departamento de Cultura de la IMM, El Dorado FM, Día Pop y Pinturas Inca, se realizó el viernes 16 de diciembre de 1988, en el Parque Villa Biarritz, el primer concurso de Graffitis, coronado con un concierto de rock en donde actuaron Zero (estrenando cantante) y Níquel. El evento se tituló Graffirock y tuvo como objetivo fundamental promover y difundir el pensamiento y la creatividad artística, «no profesional», de los jóvenes a través de un medio de expresión espontánea e informal.

La cita era, a partir de las 15 horas, en el espacio público lindero al Club Biguá. Ese soleado viernes pasé por la casa de Gerard (tosco zaguero de Villa Chaparra) y desde Villa Dolores emprendimos la caminata, atravesando todo Pocitos, rumbo al lugar de los hechos. Al llegar nos encontramos con el escenario de espaldas a la Rambla de Punta Carretas y a unos metros, una mesa que oficiaba de recepción en donde nos inscribimos para poder participar. Pese a que la organización, en las bases del concurso, prometía un spray para cada participante, al llenar un formulario nos dieron una hoja blanca (tamaño 1/4 watman) con un pincel y el acceso a una pequeña lata de pintura Inca (empresa que, por aquel entonces, sponsoreaba varias actividades juveniles) para escribir nuestra leyenda, las cuales eran exhibidas sobre la voluminosa gramilla del predio.

Gerard, quien debería figurar en el Libro Guinness por el número de copias realizadas de vinilo a casete de los dos primeros discos de La Polla Records, escribió, con pintura roja, una letal y premonitoria consigna: «Sabremos lo que tenemos cuando nos cobren lo que creíamos tener». Yo le seguí con un fúnebre y jocoso: «Fornique después de comer, el hambre mata más rápido que el S.I.D.A.». Evidentemente, ambos panfletos resultaron demasiado combativos para una primera administración municipal (post-dictadura) Colorada y reaccionaria. Por lo tanto, el primer premio, un cheque valor N$ 50.000 en órdenes de compra, lo vimos de lejos; también el segundo, el tercero y el cuarto. En realidad, creo que ni siquiera fuimos tomados en cuenta; poco nos importó, nuestra idea era otra: molestar.

Al caer el sol, el ambiente se fue tornando más agresivo; apenas habían transcurrido unos meses del Parque Rockdó también organizado por la IMM (en donde Esteban De Armas, uno de los vocalistas de la banda punk Clandestino, fuera encarcelado por el contenido de la letra de una de sus canciones y varios dichos soeces entre tema y tema). El momento de mayor rispidez ocurrió después del show de Níquel, cuando volaron varias botellas y «4 ó 5 resentidos parásitos sociales aprovechando que no había guardia policial» (según Día Pop) agredieron al debutante vocalista de Zero, rompieron una costosa torre de luces e intentaron destrozar la valiosa, y siempre bien ponderada, amplificación del «Gallego» Fontenla. El espectáculo, sin otra alternativa, fue suspendido a pesar de las mil personas que estaban disfrutando de la presentación de la nueva formación de Zero. Quien salió al cruce de los «canallas», demostrando sus dotes pugilísticas, fue Jorge Nasser, propinando varios golpes de puño a unos cuantos inadaptados quienes caían del tablado como muñecos, 5 años antes del recordado incidente en los estudios de El Dorado FM. (Si el binomio radial Daniel Bonomi-Fernán Cisneros hubiera estado presente esa tarde-noche en Biárritz, seguramente lo pensarían dos veces antes de faltarle el respeto al Turco aquel sábado de «Tiempos Salvajes»).

Para el asombro de propios y extraños, definitivamente, Gerard y quien escribe estas líneas, creímos haber logrado el objetivo de nuestra participación en el mencionado concurso cuando, a los días, vimos una enorme foto, a todo color, de nuestras caras de pocos amigos en la portada del semanario Mate Amargo ?!? Lamentablemente, el inescrutable trajinar del tiempo nos demostraría otra cosa…

Hugo Gutiérrez