El Vacío De Nuestros Días

EL VACIO Obra de Guillermo Baltar Prendez Serie Todas las Horas son del Tiempo Fotograma 013 Registrada en el Cdf Colección Guillermo Baltar Prendez CIDDAE Teatro Solís Prohibida su reproducción

* https://fotograma2013.montevideo.gub.uy/node/4278.html

 

No el vacío físico cuántico, el interestelar que de hecho según las emanaciones de gases u ondas electromagnéticas tampoco lo es. ¿Es el “Bolsón de Higgins” el centro de un vacío desde donde se disparan los demás elementos? Desde tiempos pre socráticos lo hemos estando considerando. En relación al “espacio”, al entorno vulnerable que nos rodea poblado de habitáculos, ornamentaciones, elementos naturales o artificiales, ¿ese espacio ha sido o es “nuestro vacío” a reformular? ¿Y nuestro vacío emocional, el psicológico, el que suma perdidas y recuerdos cuando estos también se vuelven vulnerables, confusos, tergiversados? ¿Es esa partícula de Dios el vacío mismo, la oscuridad absoluta del agujero negro que se traga la luz y de tan acumulativo se transforma en nada?

Es esta nuestra tragedia, la del existir sin una conclusión determinada, sin una promisoria visión de un más allá o un menos aquí. Qué somos entonces más que ese polvo de estrellas, que a saber quién nos determinó como suerte de un experimento, aparentemente infatigablemente auscultado por un mega microscopio de partículas aceleradas, o por telescopios e instrumentos satelitales lanzados a ese supuesto vacío, poblado de innumerable chatarra cósmica. Poco importa ese vacío para quién se vacía en la guerra ucraniana, en los cientos de conflictos postergados, en el hambre y en los muertos por el narcotráfico, los tráficos de personas y órganos y demás ocurrencias. El vacío es el discurso político de Trump y el de los suyos, aunque lo llene de groserías y espectacularidad mediática. No es lo que hace ni lo que no hace, sino lo que detenta ser. El centro dialéctico de la derecha empresarial y supremacista- El salvador del occidente tal cual instauró el Plan Marshall tras la 2° Guerra Mundial, sólo que ahora pretende que los europeos paguen los adeudos, de lo que también formó parte la reconstrucción de las economías y democracias europeas, frente al telón de acero soviético. Superó a Reagan cuando creíamos que el “lejano oeste” y John Wayne lo había acaparado todo. Esa esfinge impenetrable de Putin (el verdadero Zar de la actualidad), lo convierte en marioneta de la política global, al igual que a Maduro y su “…by happy…”, al que los medios de comunicación persiguen como las orcas al salmón.

Trump y su show parecen una revisión desencantada del “show de Truman”. Son tiempos oscuros, llenos de vulgaridad y por eso vacíos. Deberíamos tal vez, preguntarnos ciertas cosas. ¿Sería igual el mundo si Patton hubiese entrado en Berlín antes que los soviéticos? ¿Si Kennedy no hubiese cometido el error de invadir Bahía de Cochinos en abril de 1961? ¿Si no se le hubiera dado “letra” a todos los regímenes dictatoriales de izquierda y derecha, sino condenando a muerte a todos los líderes nazis sin excepción, a todos los militares golpistas del mundo, a todos los genocidas anteriores y actuales? ¿Tan poco vale una vida que cualquier asesino puede eludir una condena a perpetuidad? ¿Es éste el vacío de las inclemencias en el que nos ha tocado vivir? ¿El de los absurdos que deja a Beckett astillado, junto a las páginas de Joyce que hoy serían inmorales? ¿Y Sade, el ilustre Marqués, o Wilhelm Reich o Nabokov y su “Lolita”?

El vacío es el intercambio de fluidos y léxicos textuales, mediante chatbots con nuestros chats GTP de turno, o las añoranzas perdidas de ciertas nostalgias, consumadas entre miles de sitios pornográficos de internet, o mezcladas en conciertos multitudinarios o en vísperas de algún evento futbolístico. ¿El vacío es esa masa humana subdividida en regiones geográficas, políticas, económicas, cada una sujetas a sus realidades tan diferentes y en la mayoría de los casos abyectas? El vacío es finalmente que no hay respuesta, y que así como Chamberlain se equivocó y se dejó engatusar por Hitler y sus cómplices, qué nos queda por esperar. ¿Acaso Ucrania no es en cierta forma un símil a la Guerra de los Balcanes de los ’90? Se anticipó Kubrick con su computadora Hall en “2001 Odisea del Espacio”, a los peligros de la IA. Alguien que piense por nosotros ya que hemos dejado de hacerlo, y quizás nuestros prompts no sean los más acertados, y en sus contradicciones, nos desvelen la magnitud de nuestras maldades. Proviene éste de la búsqueda del poder, de la codicia y el narcicismo, el que finalmente iguala a tantos.

Hoy sucede con Trump, Putin, Maduro, Lukashenko, Kim Jong-un, Hibatullah Akhundzada y todos aquellos que podemos sumar del ámbito empresarial como Elon Musk o Jeff Bezos. ¿Sabemos qué pasa en nuestra atmósfera, además de la capa de ozono y su consabida transformación? ¿Sabemos a dónde van los instrumentales lanzados al espacio donde habitan planetas y estrellas? Si la tercera guerra mundial comenzó y se instaura a través de las manipulaciones de los hackers, y las diferentes estrategias que hoy dirimen los ejes de la geopolítica, ¿qué nos queda? ¿Acaso la espontánea y frágil volatilidad de contemplar aún, el vuelo de las abejas?

Guillermo Baltar Prendez


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