Otro Tavella & Los Embajadores Del Buen Gusto Presenta Su Álbum Tarzán a Los 64

Tarzán a los 64, el nuevo álbum de Otro Tavella & Los embajadores Del Buen Gusto

Luego de los adelantos que se pudieron escuchar, se viene lo inevitable, el álbum entero que ya está disponible en todas las plataformas. Este nuevo trabajo es una montaña rusa en todos los sentidos, estilos musicales, literarios, conceptos hilvanados con el hilo del absurdo que acostumbra a usar Tavella para darle coherencia a lo que el sentido común nos dice que viene de tantos universos paralelos como canciones.

El nombre surge de que Tarzán aparece nombrado en dos canciones y que Tavella cumplió 64 años y parece que aún hay quienes siguen necesitándolo (“Would you still need me… when I´m sixty four”, dijera Paul McCartney en Sgt. Pepper’s…). Un aspecto fundamental que puede apreciarse es el nivel interpretativo y de producción, siempre prendido fuego en los distintos lenguajes musicales que se abordan. Esta producción estuvo a cargo de Diego Azar, con quien Tavella viene conspirando hace unos años, y las grabaciones que se hicieron en El Cuarto Tavella tienen, como aspecto inusual para estos días, un fuego fresco, producto de grabar todos juntos, sin metrónomo, en verdadera comunión musical. Claro, con el equipo con que contó para esto era algo realizable. Miguel Romano en la batería, Federico “Oso” Ucha en bajo, Santiago “Santo” Lorenzo en teclas y Álvaro Salas Gularte en congas y tambor piano en la mayoría de las canciones.

Junto a la guitarra de Azar, con la acústica exquisita del estudio que permite tener un sonido de ambiente vivo y palpitante, salieron unas bases que fueron un terreno firme donde Tavella cante con la soltura, sutileza y desparpajo que lo caracterizan desde hace más de 40 años. También se sumó el saxo de Eddy Porchile en dos de las canciones que aún no han salido, y Paula Evans en coros en “No te invité a mi cumpleaños”, donde también actúa en el videoclip. El tono general del disco está en las antípodas de cualquier discurso pretencioso, solemne, ideológico, tanto en lo musical como en lo letrístico, que se aúnan inseparablemente como un todo en cada canción.

Todo el proceso de mezcla fue realizado por Azar, con mucha ida y vuelta con el equipo, como debe ser, logrando potenciar el groove que inundaba las interpretaciones. Este combo es algo que Tavella siempre estuvo buscando y que en este trabajo es donde se puede apreciar mejor y más profundamente. El vehículo perfecto para sus melodías y armonías tan naturales como reñidas con la “teoría” que es dejada de lado a favor de la intuición compositiva e interpretativa de todo el equipo.  Como frutilla de la torta contamos con el asesoramiento del gran Luis Restuccia, artífice del sonido de grandes grabaciones de la música uruguaya, para el masterizado final, llegando a un resultado exquisitamente bailable y pleno de swing.

Por lo que se vio en los adelantos hay mucho absurdo, juegos de palabras, reversiones arriesgadas de clásicos, y se vienen también, además de las disparatadas letras de Tavella, citas literarias que van desde hallazgos que Borges confió a Bioy Casares en algún momento, cruzando la barrera de lo obsceno con el pasaporte de estos dos grandes de la literatura rioplatense, y dos musicalizaciones de clásicos del modernismo literario latinoamericano como el nicaragüense Rubén Darío y el uruguayo Julio Herrera y Reissig. Por lo que con todo esto sólo nos queda esperar escuchar este trabajo para ver cómo se combinan todos estos elementos tan disímiles como habituales en el universo tavéllico.