
Me tienen las pelotas por el piso con las etiquetas. En cada puto rincón, en cada charla, te exigen que te pongas una camiseta. Te tiran un formulario imaginario y tenés que marcar la casilla: ¿izquierda o derecha? ¿democracia o mano dura? ¿Estado o mercado? Y si dudás, sos un tibio, un traidor o un boludo que no entiende nada. Y en el medio, siempre la misma pregunta pelotuda: ¿el arte, el rock, tiene que ser de izquierda?
Vamos a dejar una cosa clara de una puta vez. El rock no tiene carnet de partido. El día que el rock se afilie a algo, se muere. Se convierte en un jingle publicitario, en música funcional para un acto político. El rock de verdad, el que te patea el cráneo, es anárquico por naturaleza. Nació para morder la mano que le da de comer, CUALQUIER mano. Los Pistols le escupieron a la Reina, y si hubieran nacido en Moscú en los ’50, le hubieran escupido a Stalin. El rock es el virus en el sistema, no el software de un gobierno. Así que no me vengan con que para ser rockero hay que leer a Marx. Para ser rockero hay que tener los huevos para decirle «NO» al que manda. Sea quien sea.
¿Democracia o no? ¡Qué pregunta de mierda! Como si la «democracia» fuera una estampita sagrada. La democracia no es votar cada cuatro años para que nos gobiernen los mismos garcas con distinta corbata. La democracia, si va a significar algo, es el derecho a mandar todo a la mierda. Es el derecho al disenso, a ser la minoría ruidosa, a que no te callen la boca. El rock no defiende la «democracia» de los políticos, defiende la libertad cruda, la de poder subir a un escenario y gritar lo que se te cante el orto sin terminar en un calabozo. Si a eso le llaman democracia, bien. Pero si la democracia es un consenso tibio donde nadie puede ofender a nadie, entonces que se la metan en el culo.
¿Estado con subsidios o libre mercado? Otra falsa pelea de bandas. ¿Qué carajo es eso? Por un lado, tenés al Estado paternalista, ese productor de mierda que te dice qué tenés que tocar, te da los equipos, pero a cambio te tenés que aprender la canción del partido y sonreír como un pelotudo. Te hace dependiente, te quita el hambre, te mata la rabia. Por el otro lado, tenés a la discográfica multinacional del «libre mercado», que te deja tocar lo que quieras… siempre y cuando vendas millones y no jodas a los sponsors. Te convierte en un producto, una puta mercancía.
¿Saben qué es el rock? El rock es el Do It Yourself. Es el pibe que arma su propio fanzine, por ejemplo: GAS de Michelin. Que graba su demo en un garaje, Ejemplo: Lo que pasábamos en Taquicardia.
El rock desconfía del subsidio que te compra y del mercado que te vende. No quiere ni la limosna del Estado ni el contrato de esclavitud de la Corporación. Quiere autogestión y punto.
Y esto me lleva a lo último: ¿Educación o planes? No jodamos. Esta es la más fácil de todas. Un plan social te da el pescado para que comas hoy. La educación te enseña a pescar y, más importante, te enseña a darte cuenta de quién carajo se robó todos los peces. El rock es educación. Es curiosidad. Es la letra de una canción que te hace buscar un libro. Es un riff que te obliga a aprender a tocar un instrumento. Es la herramienta para que pienses por vos mismo. Un plan te mantiene callado y agradecido. La educación te da un micrófono y te enseña a usarlo.
Así que dejen de romper las pelotas con las divisiones. El rock no es de izquierda ni de derecha. No es pro-mercado ni pro-estado. El rock está del lado del individuo contra cualquier sistema que intente aplastarlo.
Nuestra única ideología es la libertad. Nuestro único plan es subir el volumen. Y nuestra única patria es una sala de ensayo. Todo lo demás es ruido. Y no del bueno.
Marcelo Sena


todos tenemos etiquetas hasta el pelotilla que dice no tenerlas que generalmente es un facho.
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