Conversando Con Guillermo Baltar Prendez (1° Parte)

Charlas que surgen en el desarrollo del evento Vinilo Fest que lleva a cabo Flaco Records, el cual se realiza en El Mesón Español.

Ingrig: Guillermo, contame en qué está tu actividad en la actualidad, porque de lo anterior no es necesario una presentación.

Guillermo: No sé, mucha gente me conoce por el nombre, pero ignora lo que he hecho, un poco por desinformación. En parte es culpa mía porque no me ha interesado, de pronto, rescatar ciertos logros hechos desde que volví al país en forma definitiva, que ya hace unos cuantos años, en 2006. En Madrid terminé mi licenciatura, me fui a cursar y culminar mis estudios en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, y a la par comencé a incursionar y luego trabajar en el entorno de una banda muy conocida y mítica allá, Los Toreros Muertos. Ellos tenían una sala, de las pioneras de los conciertos underground e indies y las performances: la sala Ya’stá en la calle Valverde. Hoy la sala existe, se ha convertido más que nada en una sala de música tecno, además emparentada con el movimiento LGTB, lo cual de una forma u otra sigue manteniendo ese rasgo de transgresión. Durante muchos años fui uno de los gestores de arte y publicidad de la sala. Llegué a ella gracias a Many Moure, bajista de los Toreros y uno de los propietarios del local, y de José Luis Prieto, fotógrafo y artistas vigués, quien fuera el creador conceptual del arte visual del Y’asta, luego llamada Y’asta La Trup, a partir de un grupo de artistas de diferentes disciplinas, convocados por Moure. Aprendí mucho de ellos, y cuando José en los años de la Expo de Sevilla marchó a trabajar en ella, quedé prácticamente al frente de la publicidad y del concepto visual de la sala. Si mal no recuerdo, en el ’98 o ’99, en una de mis tantas idas y venidas, realicé mi primera exposición de obras digitales a partir de la fotografía, aquí en la Universidad ORT en la Escuela de Diseño, luego la historia ya es más reciente.

Ingrig: Me contabas sobre el evento Cabaret Voltaire.

Guillermo: Te cuento: en 2002 hice una especie de intento de resurrección del Cabaret Voltaire con Los Gallos Humanos durante tres viernes en el entonces Puerto Luna, material que tengo filmado. Con los Gallos habíamos hecho un nuevo demo, que de hecho ese mismo año (ya no estaba en el país), ganó un premio al mejor del año con el tema “No te lastimes”, quizás la composición más conocida del demo. Hicimos tres viernes. Además, incluimos, siguiendo el espíritu de Cabaret Voltaire, performances poéticas donde estuvo Luis Bravo, Lalo Barrubia y un grupo que había ganado en ese entonces un premio de la Intendencia, un grupo performativo que se llamaba Presos del Insomne Ser. Desde que volví, en realidad me he dedicado a realizar mis propias incursiones. Lo más destacado ha sido que durante diez años, del 2008 a 2018, organicé y curé una muestra de fotografías y arte visual llamada “De Cajón – Fotografías Encontradas”. Otra cosa que mayormente no se conoce es que durante este tiempo he sido docente de artes visuales en primaria y escribí en la revista Dossier durante diez años. Fui uno de los integrantes de la redacción que fundaron la revista, y creador de la parte de crítica fotográfica. Los últimos años estuve colaborando en una exquisita revista, que como todo lo bueno y exquisito, dura lo que tiene que durar, que es la revista de fotografía del Foto Club Uruguayo “Materia Sensible”, donde realicé siete u ocho  entrevistas.

Ingrig: Nos comentaste que se está armando un archivo…

Guillermo: Sí, se está armando una colección con todas mis notas y archivos personales. No solamente mis notas y entrevistas en el semanario El Día, de Jaque, Posdata, sino también en publicaciones extranjeras y todas las filmaciones que tengo hechas de artistas en Europa, Argentina, todos los casetes y las cintas con las entrevistas que he realizado en diferentes períodos de tiempo. Hay entrevistas inéditas que nunca edité, además de mis trabajos literarios y material de diversa índole vinculadas a las artes escenográficas. Y muchísimo material de prensa que recibía constantemente. Fotografías inéditas, discos autografiados, infinidad de cosas. Cartas de Eduardo Darnauchans, con quién a pesar de vernos todos los días, manteníamos una relación epistolar. Ellas vienen a ser una de las joyas de la corona, la correspondencia que mantenía con Eduardo muestra no solamente su valor humano y creativo, sino también el genio de su escritura, donde desnuda ciertas pautas y destellos de lo que fue su vida y los acontecimientos que lo marcaron. Por ejemplo, al citar un verano de los ’60, cuando en su cumpleaños un 15 de noviembre, le llego de regalo el disco “Revolver” de los Beatles. Como eso le cambió la visión de la música y de la vida en sí, como a tantos de nosotros…o su impotencia al verse una y otra vez censurado y prohibido de realizar conciertos.

Ingrig Luna